Exodo  9 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 35 versitos |
1

Quinta plaga: peste

El Señor dijo a Moisés:
– Preséntate al faraón y háblale: Así dice el señor, Dios de los hebreos: deja salir a mi pueblo para que me rinda culto.
2 Si te niegas a dejarlos salir y sigues reteniéndolos a la fuerza,
3 la mano del Señor se hará sentir en el ganado del campo, caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas con una peste maligna.
4 Pero el Señor hará distinción entre el ganado de Israel y el egipcio, de modo que no muera ni uno solo de los animales de los israelitas.
5 El Señor ha establecido un plazo: mañana cumplirá el Señor su palabra contra el país.
6 El Señor cumplió su palabra al día siguiente: murió todo el ganado de los egipcios, y del ganado de los israelitas no murió ni uno solo.
7 El faraón mandó averiguar, y del ganado de los israelitas no había muerto ni una res. Pero el faraón se puso terco y no dejó salir al pueblo.
8

Sexta plaga: úlceras
Ap 16,2.11

El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
– Recojan un puñado de hollín del horno y que Moisés lo arroje hacia el cielo a la vista del faraón;
9 se convertirá por todo el territorio egipcio en polvo que caerá sobre hombres y animales produciendo úlceras y llagas en todo el territorio egipcio.
10 Tomaron hollín del horno, y a la vista del faraón, Moisés lo arrojó hacia el cielo, y hombres y animales se cubrieron de úlceras y llagas.
11 Los magos no pudieron resistir delante de Moisés, a causa de las úlceras, que les habían salido como a todos los demás egipcios.
12 Pero el Señor hizo que el faraón se empeñase en no hacerles caso, como lo había anunciado el Señor.
13

Séptima plaga: tormenta y granizo
Ap 11,19; 16,17s; Sal 18; Sab 16,22

El Señor dijo a Moisés:
– Mañana de madrugada, preséntate al faraón y dile: Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: deja salir a mi pueblo para que me rinda culto.
14 Porque esta vez voy a soltar todas mis plagas contra ti mismo, tu corte y tu pueblo, para que sepas que no hay nadie como yo en toda la tierra.
15 Podía haber soltado ya mi mano para herirlos hasta que desaparecieran.
16 Pero con este fin te he mantenido en tu puesto, para mostrarte mi fuerza y para que se difunda mi fama en toda la tierra.
17 Todavía alzas tu barrera frente a mi pueblo para no dejarlo marchar.
18 Pero mira, mañana a estas horas haré caer una terrible granizada como no ha caído otra igual en toda la historia de Egipto.
19 Así que, manda poner en lugar seguro tu ganado y lo que tienes en el campo. A los hombres y a los animales que se encuentren en el campo y no se refugien en los establos, les caerá encima un granizo que los matará.
20 Los ministros del faraón que respetaron la Palabra del Señor hicieron refugiarse a sus esclavos y metieron corriendo el ganado en los establos;
21 los que no atendieron a la Palabra del Señor, dejaron a sus esclavos y ganado en el campo.
22 El Señor dijo a Moisés:
– Extiende tu mano hacia el cielo y caerá granizo en todo el territorio egipcio: sobre hombres y animales y sobre la hierba del campo.
23 Moisés extendió su bastón hacia el cielo, y el Señor lanzó truenos, granizo y rayos zigzagueando hacia la tierra; el Señor hizo granizar en el territorio egipcio.
24 Vino el granizo, con rayos que se formaban entre el granizo, un pedrisco grueso como no se había visto en Egipto desde que comenzó a ser nación.
25 El granizo hizo destrozos en todo el territorio egipcio: hirió a todo lo que se encontraba en el campo, hombres y animales, destrozó la hierba del campo y tronchó los árboles silvestres.
26 Pero en territorio de Gosén, donde vivían los israelitas, no cayó granizo.
27 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo:
– Esta vez he obrado mal. El Señor tiene razón, y yo y mi pueblo somos culpables.
28 Recen al Señor, que ya basta de truenos y granizo, y los dejaré marchar sin retenerlos más.
29 Moisés le contestó:
– Cuando salga de la ciudad extenderé las manos hacia el Señor, y cesarán completamente truenos y granizo, para que sepas que toda la tierra es del Señor.
30 Aunque sé que tú y tu corte todavía no respetan al Señor Dios.
31 – El lino y la cebada se perdieron, porque la cebada estaba en espiga y el lino estaba floreciendo,
32 el trigo y el mijo no se perdieron, porque son tardíos– .
33 Moisés salió del palacio y de la ciudad, y extendió las manos al Señor: cesaron truenos y granizo y la lluvia no azotó la tierra.
34 Viendo el faraón que habían cesado la lluvia, el granizo y los truenos, volvió a pecar y se puso terco, él con su corte,
35 y se empeñó en no dejar salir a los israelitas, como lo había anunciado el Señor por medio de Moisés.

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Introducción a Exodo 

ÉXODO

El Éxodo, segundo libro del Pen tateuco, es el libro de la li beración y de la Alianza, de los primeros pa sos por el desierto y de la fabricación del instrumental cúltico. Libro heterogéneo por tema y origen. La división te máti ca se da por bloques bastante diferenciados, la división por origen impone mu chas veces destrenzar lo trenzado por el autor del libro ac tual.

Salida de Egipto. Éste es el gran libro épico de la liberación. El Señor irrumpe en la historia poniéndose al lado de un pueblo de esclavos, oprimido por Egipto, una de las potencias de aquel entonces. El faraón resiste al actuar divino por ra zón de Estado: razón política, por que la minoría extranjera se está haciendo mayoría; razón militar, porque podrían convertirse en peli groso apoyo del enemigo; ra zón económica, porque suministran mano de obra gratis.
Es inevitable el choque de fuerzas. En diez encuentros el Señor descarga sus golpes. Los dos primeros encuentros quedan indecisos; al tercero, el Señor se impone; al séptimo, el faraón reconoce su culpa; al décimo, los israelitas son empujados a salir del país de la opresión. El autor último, utilizando textos diversos, compone un cuadro estilizado y grandioso.
El Señor actúa, en parte, por medio de Moisés, el gran liberador humano, que repite por adelantado la experiencia del pueblo, se so lidariza con él, lo moviliza. Se en frenta tenazmente con el faraón y va creciendo en estatura hasta hacerse figura legendaria.
El último acto se desenvuelve en un escenario cósmico: un de sierto hostil que se dilata a la espalda, un agua amenazadora que cierra el paso al frente, un viento aliado que cumple las órdenes de Dios. En la batalla cósmica se consuma la derrota de un ejército prepotente y la salvación de un pueblo desarmado.
Estos capítulos se clavan en la memoria del pueblo, convirtiéndose en modelo o patrón de sucesivas liberaciones; con la misma función penetran en el Nuevo Testamento y extienden su influjo e inspiración incluso a gente que no cree en ese Dios liberador. El Señor será para siempre en Israel «el que nos sacó de Egipto, de la esclavitud».

Historicidad. ¿Quiso el autor escribir historia, o sea, relatar hechos sucedidos? En caso afirmativo, ¿qué criterios y técnicas narrativas empleó? Partiendo del texto, ¿podemos reconstruir un proceso histórico? Y si esto es posible, ¿podemos rastrear sus huellas?
El libro no nos ayuda mucho a responder a estas preguntas, pues es muy vago en detalles significativos, y contiene grandes silencios y lagunas al respecto, p. ej. ¿Cómo se llama el faraón? -En otros libros se suministran nombres: Necó, Nabucodonosor, Ciro, etc.-. No se aducen fechas. Casi todo es anónimo e indiferenciado.
Fuera del libro no encontramos en la literatura circundante referencias precisas a los hechos narrados. La arqueología de Palestina ofrece un testimonio ambiguo. Evidencia movimientos de población y cambios culturales hacia el 1200 a.C. al pasar de la edad de bronce a la del hierro; pero en muchos detalles no concuerda con el relato bíblico.
No cabe duda, sin embargo, que el autor está narrando hechos que sucedieron y que marcaron para siempre la identidad del pueblo de Israel. Y es este sentido de su propia trayectoria histórica lo que quiere dejar constancia escrita.
A favor de la historicidad básica del libro del Éxodo, se aduce la exactitud del color egipcio y muchos detalles: nombres, prácticas, fenómenos. Y sobre todo, un argumento de coherencia: sin una experiencia egipcia y una salida con un guía, es muy difícil explicar la historia sucesiva y los textos bíblicos.
Se señala como fecha más probable para los acontecimientos el reinado en Egipto de Ramsés II, nieto de Ramsés I, fundador de la dinastía XVIII, e hijo de Seti I, quien restableció el dominio egipcio sobre Palestina y Fenicia. Firmado el tratado de paz con el monarca hitita Hatusilis III, el faraón sucumbió a una fiebre constructora; ciudades, monumentos, estatuas.

Mensaje religioso. Pero por encima de todo, el Éxodo es el testimonio de la revelación de Dios como liberador, sensible al dolor y al clamor de un pueblo que sufre la opresión y que, por tanto, decide inclinar su fuerza en favor del débil.
Esta auto-revelación de un Dios que no tolera la opresión ni la injusticia, es la clave para entender la forma cómo la fe israelita describe las acciones que dieron como resultado su liberación del poderío egipcio. Pero también sigue siendo la clave permanente para que todo pueblo oprimido, de hoy y de mañana, se sacuda de la opresión de toda esclavitud, contando siempre no sólo con la aprobación de Dios, sino lo que es más importante, con el poder y el aliento de su presencia liberadora.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Exodo  9,1-7Quinta plaga: peste. Como en la plaga anterior, el azote no toca para nada a los israelitas. La peste afecta sólo al ganado de los egipcios. El faraón, pese a que ha comprobado una vez más de parte de quién está el Señor, no accede tampoco a dejar salir a los hebreos.


Exodo  9,8-12Sexta plaga: úlceras. Una vez más están presentes los magos. Quizás estaban prestos a replicar el mismo prodigio, pero la infección también cae sobre ellos y no pueden repelerla (11). Nótese cómo entre plaga y plaga hay incoherencias e inconsistencias: se supone que a estas alturas no hay seres humanos ni animales sobre quienes puedan caer más desgracias, ¡y aún faltan más! No se trata, por lo tanto, de eventos estrictamente históricos, ni se pueden tomar en sentido literal afirmaciones como que a causa de una determinada plaga «murieron todos los hombres y todos los animales». Por encima de todo, la intención es ir ilustrando con imágenes cómo el sistema opresor de Egipto se va oponiendo al proyecto de la vida y de la libertad. Leamos nuestras experiencias, nuestras tentativas y búsquedas de liberación y las subsiguientes reacciones del sistema en esta clave.
Exodo  9,13-35Séptima plaga: tormenta y granizo. Por tercera vez, el faraón tiene que recurrir a Moisés para que ore en su favor y lo libere de este nuevo azote; al que se le pide liberación implora ser liberado. Aparte de esta actitud hay otra novedad en el relato: el reconocimiento del pecado o la culpa del gobernante egipcio y su corte (27); de otro lado está la declaración de Moisés de que el Señor es el dueño del mundo, algo que debió doler al faraón. Sin embargo, ni así cambia de actitud: de nuevo hace sentir su poder y no permite la salida de los israelitas (34).