Proverbios 18 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 24 versitos |
1 El hombre egoísta sigue sus caprichos
y se irrita contra todo sano consejo.
2 Al necio no le gusta la discreción,
sino publicar lo que piensa.
3 Con la maldad entra el desprecio
y con el orgullo, la deshonra.
4 Las palabras de un hombre son agua profunda,
arroyo que fluye, manantial de sensatez.
5 No es justo favorecer al culpable
negando su derecho al inocente.
6 Los labios del necio se meten en peleas
y su boca llama a los golpes.
7 La boca del necio es su ruina,
en sus labios se enreda él mismo.
8 Las palabras del que murmura son golosinas
que bajan hasta lo hondo del vientre.
9 El hombre irresponsable en sus asuntos
es hermano del que destruye.
10 El Nombre del Señor es una torre fortificada:
a ella acude el honrado, y es inaccesible.
11 La fortuna del rico es su fortaleza,
se la imagina como alta muralla.
12 Antes de la ruina el corazón fue soberbio,
antes de la gloria fue humilde.
13 El que contesta antes de escuchar
sufrirá la vergüenza de su necedad.
14 Buen ánimo sostiene en la enfermedad;
ánimo abatido, ¿quién lo levantará?
15 Mente inteligente adquiere saber,
oído sensato busca conocer.
16 Los regalos abren paso al hombre
y lo presentan ante los grandes.
17 El primero que se defiende parece tener razón,
hasta que llega el otro y lo interroga.
18 La suerte pone fin a las disputas
y decide entre los poderosos.
19 El hermano ofendido es peor que ciudad amurallada,
las peleas son cerrojo de castillo.
20 De los frutos del hablar se sacia el vientre,
uno se sacia de la cosecha de los labios.
21 Muerte y vida están en poder de la lengua:
lo que elija eso comerá.
22 Quien encuentra mujer encuentra un bien,
alcanza favor del Señor.
23 El pobre habla suplicando,
el rico responde con altanería.
24 Hay compañeros que se maltratan
y amigos más unidos que un hermano.

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Introducción a Proverbios

Sapienciales

Los libros sapienciales forman uno de los grupos de libros bíblicos con perfil propio, netamente distinto de la literatura profética, de los cuerpos legales y de las obras narrativas. Cinco libros forman esta pentápolis de claras fronteras, esta especie de «pentateuco» sapiencial: Proverbios, Job, Eclesiastés (Qohelet), Eclesiástico (Ben Sirá) y Sabiduría. Como el Pentateuco invoca como autor o patrono a Moisés, así tres de estos libros invocan a Salomón como autor.
Un cierto parentesco liga a Job con el Eclesiastés como testigos y actores de una patética controversia sobre el sentido de la vida; por otro lado caminan Proverbios y Eclesiástico, mientras que Sabiduría es un enclave tardío en territorio griego.
El cuerpo sapiencial tiene indudable afinidad con nuestros refranes populares, aforismos cultos y textos didácticos. El propósito de la tarea sapiencial no es la enseñanza intelectual, ni el proponer una especie de catecismo ético, ni indagar el puesto de la vida humana en el orden cósmico. Más bien sería como una «oferta de sensatez», que no una imposición, como guía para todo ser humano.




Proverbios

Forma del libro. Es la obra más típica del cuerpo sapiencial. Bajo el nombre genérico de «meshalim» -proverbios- acoge un conjunto de colecciones de enigmas, sentencias, aforismos, refranes, adagios e instrucciones de carácter ético y moralizante a través de los cuales se transmite una sabiduría popular acumulada durante siglos. Su presentación estimula el esfuerzo de comprensión del oyente o del lector: brevedad, carácter incisivo o enigmático y forma rítmica, al mismo tiempo que facilidad de retención en la memoria.
Las doctrinas o enseñanzas de esta antología tienen dos ejes principales, cada uno con dos polos opuestos: «sensato-necio» y «honrado-malvado». Los términos no son precisos: en el primero pueden entrar dotes naturales de inteligencia y perspicacia, conocimientos adquiridos o destreza en el obrar. Lo mismo podemos decir del segundo eje, que puede referirse a la integridad, la justicia o la inocencia. Estos dos ejes se cruzan, porque la sensatez tiene algo de ético, mientras que la maldad se considera insensata.

Época de composición y autoría del libro. Por su carácter anónimo y el tamaño minúsculo de sus unidades es imposible datar los proverbios. Su composición puede abarcar varios siglos. El prólogo y el epílogo serían obra del recopilador final y, por tanto, posteriores a las otras colecciones. Que Salomón diera impulso a esta corriente de proverbios puede ser realidad o pura leyenda. En realidad, el libro salta las fronteras y las épocas.

Mensaje de los Proverbios. La sensatez es una actividad artesana, atribuida al Dios creador y ofrecida al ser humano para que sea el artífice de su existencia, para que aprenda el sentido de la vida y dé sentido a su propia vida. Para ello, el joven inexperto necesita el apoyo de la experiencia ajena, plural y compartida, que cuaja en refranes, máximas y aforismos; algunos son propios de escuelas de maestros, otros, entregados a la libre circulación ciudadana. Dios está presente en este mundo sapiencial y ético de los Proverbios: posee la sabiduría y concede la sensatez al ser humano; con su aprobación y reprobación consolida el mundo ético.
De una «sabiduría a ras de tierra», el libro va ganando en altura hasta colocar en 8,22-31 a la Sabiduría personificada en la esfera celeste de sus orígenes. Aunque no es Dios ni una divinidad, procede de Dios y precede al mundo; posterior a Dios y anterior al universo, inferior a Dios y superior al mundo. El poeta la presenta como personaje que nace, aprende, actúa.
No se sigue que el poeta se refiera a un ser personal existente fuera del poema, pero con el correr del tiempo esa «sabiduría» tendrá un nombre, Jesucristo, «Sabiduría de Dios», como lo llama San Pablo ( 1Co_1:24 ).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Proverbios 18,1-4Uno de los atributos importantes de la sabiduría es la prudencia, contraria a la actitud de andar publicándolo todo. Sólo el prudente sabe hablar y callar lo que debe, inundando con sus palabras del «manantial de sensatez» a los demás (4).


Proverbios 18,5-10Un nuevo proverbio que tiene que ver directamente con la justicia (5) se combina con las actitudes negativas de sembrar discordias y poner en pleitos a los demás. Lo mejor es siempre acogerse al Señor porque Él es «torre fortificada... inaccesible» (10).
Proverbios 18,11-12Hay quienes fundamentan su vida en la riqueza, en el tener, y por ello se creen omnipotentes, sin tener en cuenta que a menudo las riquezas se esfuman y sólo queda el gran vacío de haber confiado en lo vano.
Proverbios 18,13-15Apresurarse nunca es ventajoso; el maestro de sabiduría sugiere siempre la mesura, la calma, y sobre todo una actitud que tanta falta nos hace a veces: saber escuchar. Quien sabe escuchar tiene mayor posibilidad de discernir; quien sabe discernir, es capaz de transmitir vida en sus palabras.
Proverbios 18,16-20Un buen secreto para ganarse la confianza de los grandes pueden ser los regalos y las dádivas. Esta figura evoca la antigua costumbre de presentarse ante alguien de mayor rango social con algún don, con el objetivo de ganarse su favor y expresar en cierto modo sumisión -ése podía ser el sentido de uno de los últimos ejemplos bíblicos, ya del Nuevo Testamento: los reyes magos que se presentan ante el Niño Dios con costosos presentes-. Esta costumbre es todavía muy común, tanto entre los grandes y poderosos como entre los humildes y sencillos. Podemos impregnarla de Evangelio haciendo de ella un verdadero gesto de compartir y de solidaridad con las personas que amamos.
Proverbios 18,21-24La buena o mala vida depende de la lengua. Nosotros mismos construimos nuestro destino, no sólo con nuestras obras, sino también con las palabras. Una palabra de paz, de amor o de reconciliación sólo puede atraer el bien, la bendición y la paz. En cambio, la palabra utilizada para generar conflicto y violencia sólo puede traer muerte y destrucción.