Proverbios 19 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 29 versitos |
1 Más vale pobre y honrado
que necio y mentiroso.
2 No vale voluntad sin reflexión:
quien apura el paso, tropieza.
3 La necedad del hombre le hace perder su camino,
su corazón se irrita y echa la culpa al Señor.
4 La riqueza procura muchos amigos,
al pobre hasta sus amigos lo abandonan.
5 Testigo falso no quedará sin castigo,
el testigo mentiroso no escapará.
6 Muchos halagan al hombre generoso
y todos son amigos del que hace regalos.
7 Si al pobre hasta sus hermanos lo desprecian,
cuánto más se distanciarán de él los amigos.
8 Quien adquiere buen juicio se ama a sí mismo,
a quien conserva la prudencia le irá bien.
9 Testigo falso no quedará sin castigo,
el que dice mentiras perecerá.
10 No le va al necio vivir con lujo,
cuánto menos al servidor mandar a los príncipes.
11 El hombre sensato frena la ira,
su honor consiste en pasar por alto una ofensa.
12 Rugido de león es la cólera del rey,
rocío sobre hierba su favor.
13 Hijo necio es desgracia del padre,
mujer que pelea es gotera continua.
14 Casa y fortuna son herencia de los padres,
mujer habilidosa es don del Señor.
15 La pereza hace dormir profundamente,
el perezoso pasará hambre.
16 Quien guarda el precepto guarda su vida,
quien descuida su conducta morirá.
17 Quien se apiada del pobre presta al Señor,
y él le dará su recompensa.
18 Corrige a tu hijo mientras hay esperanza,
pero no te enfurezcas hasta matarlo.
19 El que se enoja pagará una multa,
librarlo del castigo empeora las cosas.
20 Escucha el consejo, acepta la corrección
y llegarás a ser sensato.
21 El hombre medita muchos planes,
pero se cumple el designio del Señor.
22 Lo que se espera del hombre es su lealtad:
más vale pobre que traidor.
23 Respetar al Señor es vida:
uno duerme satisfecho y sin pesadillas.
24 El perezoso mete la mano en el plato
pero no es capaz de llevarla a la boca.
25 Castiga al insolente y el inexperto se hará cauteloso;
reprende al prudente y aumentará su saber.
26 Quien maltrata al padre y expulsa a la madre
es hijo indigno e infame.
27 Hijo mío, deja de aceptar la corrección
y te perderás por falta de principios.
28 El testigo falso se burla del derecho,
la boca del perverso se traga el crimen.
29 Para los insolentes hay látigos preparados
y azotes para la espalda de los necios.

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Introducción a Proverbios

Sapienciales

Los libros sapienciales forman uno de los grupos de libros bíblicos con perfil propio, netamente distinto de la literatura profética, de los cuerpos legales y de las obras narrativas. Cinco libros forman esta pentápolis de claras fronteras, esta especie de «pentateuco» sapiencial: Proverbios, Job, Eclesiastés (Qohelet), Eclesiástico (Ben Sirá) y Sabiduría. Como el Pentateuco invoca como autor o patrono a Moisés, así tres de estos libros invocan a Salomón como autor.
Un cierto parentesco liga a Job con el Eclesiastés como testigos y actores de una patética controversia sobre el sentido de la vida; por otro lado caminan Proverbios y Eclesiástico, mientras que Sabiduría es un enclave tardío en territorio griego.
El cuerpo sapiencial tiene indudable afinidad con nuestros refranes populares, aforismos cultos y textos didácticos. El propósito de la tarea sapiencial no es la enseñanza intelectual, ni el proponer una especie de catecismo ético, ni indagar el puesto de la vida humana en el orden cósmico. Más bien sería como una «oferta de sensatez», que no una imposición, como guía para todo ser humano.




Proverbios

Forma del libro. Es la obra más típica del cuerpo sapiencial. Bajo el nombre genérico de «meshalim» -proverbios- acoge un conjunto de colecciones de enigmas, sentencias, aforismos, refranes, adagios e instrucciones de carácter ético y moralizante a través de los cuales se transmite una sabiduría popular acumulada durante siglos. Su presentación estimula el esfuerzo de comprensión del oyente o del lector: brevedad, carácter incisivo o enigmático y forma rítmica, al mismo tiempo que facilidad de retención en la memoria.
Las doctrinas o enseñanzas de esta antología tienen dos ejes principales, cada uno con dos polos opuestos: «sensato-necio» y «honrado-malvado». Los términos no son precisos: en el primero pueden entrar dotes naturales de inteligencia y perspicacia, conocimientos adquiridos o destreza en el obrar. Lo mismo podemos decir del segundo eje, que puede referirse a la integridad, la justicia o la inocencia. Estos dos ejes se cruzan, porque la sensatez tiene algo de ético, mientras que la maldad se considera insensata.

Época de composición y autoría del libro. Por su carácter anónimo y el tamaño minúsculo de sus unidades es imposible datar los proverbios. Su composición puede abarcar varios siglos. El prólogo y el epílogo serían obra del recopilador final y, por tanto, posteriores a las otras colecciones. Que Salomón diera impulso a esta corriente de proverbios puede ser realidad o pura leyenda. En realidad, el libro salta las fronteras y las épocas.

Mensaje de los Proverbios. La sensatez es una actividad artesana, atribuida al Dios creador y ofrecida al ser humano para que sea el artífice de su existencia, para que aprenda el sentido de la vida y dé sentido a su propia vida. Para ello, el joven inexperto necesita el apoyo de la experiencia ajena, plural y compartida, que cuaja en refranes, máximas y aforismos; algunos son propios de escuelas de maestros, otros, entregados a la libre circulación ciudadana. Dios está presente en este mundo sapiencial y ético de los Proverbios: posee la sabiduría y concede la sensatez al ser humano; con su aprobación y reprobación consolida el mundo ético.
De una «sabiduría a ras de tierra», el libro va ganando en altura hasta colocar en 8,22-31 a la Sabiduría personificada en la esfera celeste de sus orígenes. Aunque no es Dios ni una divinidad, procede de Dios y precede al mundo; posterior a Dios y anterior al universo, inferior a Dios y superior al mundo. El poeta la presenta como personaje que nace, aprende, actúa.
No se sigue que el poeta se refiera a un ser personal existente fuera del poema, pero con el correr del tiempo esa «sabiduría» tendrá un nombre, Jesucristo, «Sabiduría de Dios», como lo llama San Pablo ( 1Co_1:24 ).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Proverbios 19,1-12El tema predominante de este segmento es el binomio rico-pobre, en relación con la conducta personal. La conducta recta no la proporciona ni la riqueza ni la posición social; aquélla es obra del interés personal y del discernimiento continuo que siempre tiene presente el respeto al Señor y a sus preceptos. El segmento termina con una alusión al rey, que en nombre de Dios debe ser el primero en dar ejemplo de adhesión y respeto a Dios.


Proverbios 19,13-16El hijo necio, la mujer que riñe y el perezoso son figuras que simbolizan el mal funcionamiento del hogar, de la familia, y por ende podrían reflejar el mal estado de una sociedad. Ya desde antiguo se ve que la familia era el lugar donde se podía reflejar la situación social. Hoy se hace cada vez más urgente y necesario el cultivo de los valores humanos, cívicos, sociales y religiosos en el seno de la familia para poder soñar con una sociedad distinta.
Proverbios 19,17-25Nuestras actitudes respecto al pobre están en relación directa con el Señor, lo cual nos confirma que la opción fundamental de Dios es el pobre, el débil, el excluido. Ya lo confirmó también Jesús: «lo que hayan hecho a uno solo de éstos, mis hermanos menores, me lo hicieron a mí» (Mat_25:40). En este mismo sentido podemos hacer derivar los demás proverbios de este segmento: la corrección (18), la escucha del buen consejo (20); la verificación del cumplimiento de los designios del Señor (21), el respeto del Señor que nos permite un sueño tranquilo (23) y, en fin, la diligencia en la cotidianidad de la vida (24).
Proverbios 19,26-29En línea con el pensamiento deuteronomista sobre el respeto y la caridad con los padres (Deu_5:16), el maestro de sabiduría denomina «indigno e infame» (26) al hijo que es capaz de maltratarlos (cfr. Éxo_21:15. 17) y llama a los hijos para a que acepten gustosos la corrección, ya provenga de los mismos padres -primeros maestros y educadores- o de los sabios de la comunidad.