Proverbios 20 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 30 versitos |
1 El vino hace insolente, el licor alborota;
bajo sus efectos nadie actúa con sabiduría.
2 Como rugido de león el terror del rey:
quien lo irrita se juega la vida.
3 Es un honor vivir sin peleas,
pero el necio se enreda en discusiones.
4 En otoño no ara el perezoso,
en la cosecha pide y no hay.
5 Agua profunda son las intenciones secretas:
el hombre inteligente sabe descubrirlas.
6 Muchos tienen fama de bondadosos,
pero un hombre de confianza, ¿quién lo hallará?
7 Honrado es quien procede con rectitud:
dichosos los hijos que le sucedan.
8 Un rey sentado en el tribunal
con su mirada barre toda maldad.
9 ¿Quién podrá decir:
tengo la conciencia pura, me he limpiado de pecados?
10 Pesas desiguales, medidas desiguales:
las dos cosas las aborrece el Señor.
11 Ya con sus acciones deja ver el muchacho
si su conducta será pura y recta.
12 Oído que escucha, ojo que mira:
ambas cosas las hizo el Señor.
13 No tomes gusto al sueño, que te empobrecerás;
despega los ojos y te saciarás de pan.
14 Malo, malo, dice el comprador;
después se aleja felicitándose por su compra.
15 Existe el oro y las finas perlas,
pero la joya valiosa son unos labios prudentes.
16 Quítale la ropa, sácale prendas,
pues salió fiador de un extraño desconocido.
17 Es sabroso el pan robado,
después se llena la boca de piedras.
18 Prepara tus planes aconsejándote,
y haz la guerra con táctica.
19 El que anda con cuentos revela secretos,
no te juntes con el de labios fáciles.
20 Al que maldice a su padre y a su madre
se le apagará la lámpara en plena oscuridad.
21 Fortuna adquirida rápidamente
al final no prosperará.
22 No digas: Me las pagará;
espera en el Señor, que él te defenderá.
23 El Señor aborrece pesas desiguales,
no es justa la balanza con trampa.
24 El Señor dirige los pasos del hombre;
nadie conoce su propio destino.
25 Es una trampa prometer algo a la ligera
y después de prometido pensarlo.
26 Rey prudente aleja a los malvados
y hace rodar la rueda sobre ellos.
27 El espíritu humano es lámpara del Señor
que penetra hasta lo íntimo de las entrañas.
28 Misericordia y lealtad guardan al rey,
la misericordia asegura su trono.
29 Orgullo del joven es su fuerza,
honra del anciano son sus canas.
30 Heridas y llagas purifican del mal;
los golpes sanan la conciencia.

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Introducción a Proverbios

Sapienciales

Los libros sapienciales forman uno de los grupos de libros bíblicos con perfil propio, netamente distinto de la literatura profética, de los cuerpos legales y de las obras narrativas. Cinco libros forman esta pentápolis de claras fronteras, esta especie de «pentateuco» sapiencial: Proverbios, Job, Eclesiastés (Qohelet), Eclesiástico (Ben Sirá) y Sabiduría. Como el Pentateuco invoca como autor o patrono a Moisés, así tres de estos libros invocan a Salomón como autor.
Un cierto parentesco liga a Job con el Eclesiastés como testigos y actores de una patética controversia sobre el sentido de la vida; por otro lado caminan Proverbios y Eclesiástico, mientras que Sabiduría es un enclave tardío en territorio griego.
El cuerpo sapiencial tiene indudable afinidad con nuestros refranes populares, aforismos cultos y textos didácticos. El propósito de la tarea sapiencial no es la enseñanza intelectual, ni el proponer una especie de catecismo ético, ni indagar el puesto de la vida humana en el orden cósmico. Más bien sería como una «oferta de sensatez», que no una imposición, como guía para todo ser humano.




Proverbios

Forma del libro. Es la obra más típica del cuerpo sapiencial. Bajo el nombre genérico de «meshalim» -proverbios- acoge un conjunto de colecciones de enigmas, sentencias, aforismos, refranes, adagios e instrucciones de carácter ético y moralizante a través de los cuales se transmite una sabiduría popular acumulada durante siglos. Su presentación estimula el esfuerzo de comprensión del oyente o del lector: brevedad, carácter incisivo o enigmático y forma rítmica, al mismo tiempo que facilidad de retención en la memoria.
Las doctrinas o enseñanzas de esta antología tienen dos ejes principales, cada uno con dos polos opuestos: «sensato-necio» y «honrado-malvado». Los términos no son precisos: en el primero pueden entrar dotes naturales de inteligencia y perspicacia, conocimientos adquiridos o destreza en el obrar. Lo mismo podemos decir del segundo eje, que puede referirse a la integridad, la justicia o la inocencia. Estos dos ejes se cruzan, porque la sensatez tiene algo de ético, mientras que la maldad se considera insensata.

Época de composición y autoría del libro. Por su carácter anónimo y el tamaño minúsculo de sus unidades es imposible datar los proverbios. Su composición puede abarcar varios siglos. El prólogo y el epílogo serían obra del recopilador final y, por tanto, posteriores a las otras colecciones. Que Salomón diera impulso a esta corriente de proverbios puede ser realidad o pura leyenda. En realidad, el libro salta las fronteras y las épocas.

Mensaje de los Proverbios. La sensatez es una actividad artesana, atribuida al Dios creador y ofrecida al ser humano para que sea el artífice de su existencia, para que aprenda el sentido de la vida y dé sentido a su propia vida. Para ello, el joven inexperto necesita el apoyo de la experiencia ajena, plural y compartida, que cuaja en refranes, máximas y aforismos; algunos son propios de escuelas de maestros, otros, entregados a la libre circulación ciudadana. Dios está presente en este mundo sapiencial y ético de los Proverbios: posee la sabiduría y concede la sensatez al ser humano; con su aprobación y reprobación consolida el mundo ético.
De una «sabiduría a ras de tierra», el libro va ganando en altura hasta colocar en 8,22-31 a la Sabiduría personificada en la esfera celeste de sus orígenes. Aunque no es Dios ni una divinidad, procede de Dios y precede al mundo; posterior a Dios y anterior al universo, inferior a Dios y superior al mundo. El poeta la presenta como personaje que nace, aprende, actúa.
No se sigue que el poeta se refiera a un ser personal existente fuera del poema, pero con el correr del tiempo esa «sabiduría» tendrá un nombre, Jesucristo, «Sabiduría de Dios», como lo llama San Pablo ( 1Co_1:24 ).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Proverbios 20,1-8Las dos alusiones al rey en los versículos 2 y 8 encierran las dos tendencias sobre las que gira el discurso de la sabiduría: la tendencia del insensato, cuyas acciones son negativas, y la tendencia o inclinación del sabio, ejemplificada en la actitud del rey que en el tribunal se inclina siempre -o se debería inclinar- a favor del justo.


Proverbios 20,9-19Nadie puede sentirse absolutamente limpio de faltas, siempre tendremos por algún lado algo que rectificar; ya sea en la vida personal, privada, o en las relaciones con los demás, siempre estamos a un paso de equivocarnos. Lo importante es tener conciencia de que en todo momento podemos fallar, y eso nos ayuda a mantenernos en guardia para no juzgar a los otros.
Proverbios 20,20-30Una vez más se pone como elemento de sabiduría el respeto debido a los padres (20); ya la legislación mosaica llamaba también a las sanas relaciones con los progenitores (cfr. Éxo_21:15.17; Lev_19:3; Lev_20:9). De esta sana relación con quienes nos han dado la vida se desprende también el recto comportamiento con los demás: no tomarse la justicia con la propia mano (22), el uso correcto de los pesos y medidas en el comercio (23); el discernimiento en las opciones de vida (25). Quien actúa de forma correcta es comparado con un rey bueno y misericordioso, cuyo trono está asegurado por su opción por la justicia (28).