Proverbios 26 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 28 versitos |
1 No le va bien la nieve al verano,
ni la lluvia al momento de la cosecha,
ni el honor al necio.
2 Como gorrión que aletea, como golondrina sin nido,
la maldición injusta no va a ninguna parte.
3 Para el caballo el látigo, para el burro el freno,
para la espalda del necio un garrote.
4 No respondas al necio según su locura,
no te vayas a igualar a él;
5 responde al necio haciéndole ver su locura,
para que no se crea que es inteligente.
6 Se corta las piernas y bebe vinagre
quien envía mensajes por medio de un necio.
7 Como son inseguras las piernas del inválido,
así un proverbio en la boca del necio.
8 Quiere sujetar una piedra en la honda
quien concede honores a un necio.
9 Rama de espino en manos de un borracho
es un proverbio en boca de un necio.
10 Arquero que hiere a cualquiera que pasa
el que contrata a un necio o a un borracho.
11 Perro que vuelve a su vómito
es el necio que insiste en sus estupideces.
12 ¿Has visto a uno que se tiene por sabio?
De un necio se puede esperar más.
13 Dice el perezoso: Hay un león en el camino,
hay una fiera en la calle.
14 La puerta gira en sus bisagras,
el perezoso en la cama.
15 El flojo mete la mano en el plato
y lo cansa llevársela a la boca.
16 El perezoso se cree más sabio
que siete personas que saben responder.
17 Agarra un perro por las orejas
quien se mete en una discusión ajena.
18 Como un loco que tira
flechas y lanzas mortales,
19 así es el que engaña a su amigo
y luego le dice: Era en broma.
20 Si se acaba la leña, se apaga el fuego;
si no está el chismoso, se acaba la discusión.
21 Para hacer brasas, carbón, y para hacer fuego, leña;
para entablar una pelea, el pendenciero.
22 Las palabras del chismoso son como golosinas
que bajan hasta lo profundo de las entrañas.
23 Barniz que recubre la vasija de barro
son las palabras melosas de un corazón perverso.
24 Disimula con los labios el que odia,
mientras que por dentro medita engaños;
25 aunque te hable con ternura, no le creas,
lleva dentro siete maldades;
26 aunque encubra el odio con disimulo,
su maldad se descubrirá en la asamblea.
27 El que cava una fosa caerá en ella,
al que hace rodar una piedra le caerá encima.
28 Lengua mentirosa duplica los daños,
boca que adula empuja a la ruina.

Patrocinio

 
 

Introducción a Proverbios

Sapienciales

Los libros sapienciales forman uno de los grupos de libros bíblicos con perfil propio, netamente distinto de la literatura profética, de los cuerpos legales y de las obras narrativas. Cinco libros forman esta pentápolis de claras fronteras, esta especie de «pentateuco» sapiencial: Proverbios, Job, Eclesiastés (Qohelet), Eclesiástico (Ben Sirá) y Sabiduría. Como el Pentateuco invoca como autor o patrono a Moisés, así tres de estos libros invocan a Salomón como autor.
Un cierto parentesco liga a Job con el Eclesiastés como testigos y actores de una patética controversia sobre el sentido de la vida; por otro lado caminan Proverbios y Eclesiástico, mientras que Sabiduría es un enclave tardío en territorio griego.
El cuerpo sapiencial tiene indudable afinidad con nuestros refranes populares, aforismos cultos y textos didácticos. El propósito de la tarea sapiencial no es la enseñanza intelectual, ni el proponer una especie de catecismo ético, ni indagar el puesto de la vida humana en el orden cósmico. Más bien sería como una «oferta de sensatez», que no una imposición, como guía para todo ser humano.




Proverbios

Forma del libro. Es la obra más típica del cuerpo sapiencial. Bajo el nombre genérico de «meshalim» -proverbios- acoge un conjunto de colecciones de enigmas, sentencias, aforismos, refranes, adagios e instrucciones de carácter ético y moralizante a través de los cuales se transmite una sabiduría popular acumulada durante siglos. Su presentación estimula el esfuerzo de comprensión del oyente o del lector: brevedad, carácter incisivo o enigmático y forma rítmica, al mismo tiempo que facilidad de retención en la memoria.
Las doctrinas o enseñanzas de esta antología tienen dos ejes principales, cada uno con dos polos opuestos: «sensato-necio» y «honrado-malvado». Los términos no son precisos: en el primero pueden entrar dotes naturales de inteligencia y perspicacia, conocimientos adquiridos o destreza en el obrar. Lo mismo podemos decir del segundo eje, que puede referirse a la integridad, la justicia o la inocencia. Estos dos ejes se cruzan, porque la sensatez tiene algo de ético, mientras que la maldad se considera insensata.

Época de composición y autoría del libro. Por su carácter anónimo y el tamaño minúsculo de sus unidades es imposible datar los proverbios. Su composición puede abarcar varios siglos. El prólogo y el epílogo serían obra del recopilador final y, por tanto, posteriores a las otras colecciones. Que Salomón diera impulso a esta corriente de proverbios puede ser realidad o pura leyenda. En realidad, el libro salta las fronteras y las épocas.

Mensaje de los Proverbios. La sensatez es una actividad artesana, atribuida al Dios creador y ofrecida al ser humano para que sea el artífice de su existencia, para que aprenda el sentido de la vida y dé sentido a su propia vida. Para ello, el joven inexperto necesita el apoyo de la experiencia ajena, plural y compartida, que cuaja en refranes, máximas y aforismos; algunos son propios de escuelas de maestros, otros, entregados a la libre circulación ciudadana. Dios está presente en este mundo sapiencial y ético de los Proverbios: posee la sabiduría y concede la sensatez al ser humano; con su aprobación y reprobación consolida el mundo ético.
De una «sabiduría a ras de tierra», el libro va ganando en altura hasta colocar en 8,22-31 a la Sabiduría personificada en la esfera celeste de sus orígenes. Aunque no es Dios ni una divinidad, procede de Dios y precede al mundo; posterior a Dios y anterior al universo, inferior a Dios y superior al mundo. El poeta la presenta como personaje que nace, aprende, actúa.
No se sigue que el poeta se refiera a un ser personal existente fuera del poema, pero con el correr del tiempo esa «sabiduría» tendrá un nombre, Jesucristo, «Sabiduría de Dios», como lo llama San Pablo ( 1Co_1:24 ).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas

Proverbios 26,1-28Este capítulo está dedicado a tres tipos de persona que son la antítesis del verdadero sabio: 1. El necio (1-12), un personaje absolutamente negativo. En una sociedad que tiene como valor fundamental el honor, el escritor considera que tan perjudicial y vana es el agua de la lluvia en el momento de la cosecha como el honor al necio: sería como echarle perlas a los cerdos. 2. El perezoso (13-16). Es visto como un perjuicio para la sociedad, un estorbo que hay que evitar y nunca imitar. 3. Finalmente, el malicioso o pendenciero (17-28). Este tipo de persona tiene una consideración todavía peor que los dos anteriores, porque sus palabras y sus actitudes inciden de manera más directa en las sanas relaciones que deben presidir toda comunidad. La palabra es un atributo típicamente humano que debemos vigilar y cultivar con sumo cuidado; muchas veces, una palabra puede destruir todo un proceso, engendrar violencia entre los miembros de la familia y de grupos enteros.