Proverbios 28 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 28 versitos |
1 El malvado huye sin que lo persigan,
el honrado va seguro como un león.
2 Por los crímenes de un país se multiplican sus jefes;
con un hombre prudente y experto se mantiene el orden.
3 Pobre que explota a los pobres
es lluvia torrencial que no da pan.
4 Los que abandonan la ley alaban al malvado,
los que cumplen la ley rompen con ellos.
5 Los malvados no entienden la justicia,
el que consulta al Señor lo entiende todo.
6 Más vale pobre y honrado
que rico malintencionado.
7 El que cumple la ley es prudente,
el que se junta con depravados avergüenza a su padre.
8 El que aumenta sus riquezas prestando a usura
acumula para el que se compadece de los pobres.
9 Si uno aparta sus oídos de la ley,
también su oración será aborrecida.
10 El que extravía a los rectos por el mal camino
caerá en su propia trampa.
11 El rico se cree sabio,
pero el pobre con inteligencia lo conoce a fondo.
12 Cuando triunfan los honrados hay fiesta;
cuando se imponen los malvados, se esconde la gente.
13 El que oculta sus crímenes no prosperará,
el que los confiesa y se arrepiente será perdonado.
14 Dichoso el hombre que teme siempre al Señor,
pero el terco caerá en la desgracia.
15 León rugiente y oso hambriento
es el gobernante malvado para los pobres.
16 Un príncipe imprudente oprime a muchos;
el que odia el lucro prolongará sus años.
17 El hombre culpable de homicidio
corre a la tumba: ¡nadie lo detenga!
18 El de conducta recta se salva,
el que camina por atajos caerá en la trampa.
19 El que cultiva su campo se saciará de pan,
el que sigue ilusiones se hartará de miseria.
20 Hombre sincero, rico en bendiciones;
el que tiene apuro por enriquecerse no quedará sin castigo.
21 No es justo discriminar a la gente:
por un pedazo de pan el hombre comete un crimen.
22 El avaro se apura por enriquecerse
y no sabe que le llegará la miseria.
23 El que reprende a otro será más estimado
que el de lengua aduladora.
24 El que roba a sus padres y dice: No he pecado,
hace compañía al criminal.
25 El que ambiciona mucho provoca peleas,
el que confía en el Señor prosperará.
26 El que se fía de sí mismo es un necio,
el que procede con sabiduría está a salvo.
27 El que da al pobre no pasará necesidad,
el que se desentiende se llenará de maldiciones.
28 Cuando se imponen los malvados, uno se esconde;
cuando desaparecen, prosperan los honrados.

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Introducción a Proverbios

Sapienciales

Los libros sapienciales forman uno de los grupos de libros bíblicos con perfil propio, netamente distinto de la literatura profética, de los cuerpos legales y de las obras narrativas. Cinco libros forman esta pentápolis de claras fronteras, esta especie de «pentateuco» sapiencial: Proverbios, Job, Eclesiastés (Qohelet), Eclesiástico (Ben Sirá) y Sabiduría. Como el Pentateuco invoca como autor o patrono a Moisés, así tres de estos libros invocan a Salomón como autor.
Un cierto parentesco liga a Job con el Eclesiastés como testigos y actores de una patética controversia sobre el sentido de la vida; por otro lado caminan Proverbios y Eclesiástico, mientras que Sabiduría es un enclave tardío en territorio griego.
El cuerpo sapiencial tiene indudable afinidad con nuestros refranes populares, aforismos cultos y textos didácticos. El propósito de la tarea sapiencial no es la enseñanza intelectual, ni el proponer una especie de catecismo ético, ni indagar el puesto de la vida humana en el orden cósmico. Más bien sería como una «oferta de sensatez», que no una imposición, como guía para todo ser humano.




Proverbios

Forma del libro. Es la obra más típica del cuerpo sapiencial. Bajo el nombre genérico de «meshalim» -proverbios- acoge un conjunto de colecciones de enigmas, sentencias, aforismos, refranes, adagios e instrucciones de carácter ético y moralizante a través de los cuales se transmite una sabiduría popular acumulada durante siglos. Su presentación estimula el esfuerzo de comprensión del oyente o del lector: brevedad, carácter incisivo o enigmático y forma rítmica, al mismo tiempo que facilidad de retención en la memoria.
Las doctrinas o enseñanzas de esta antología tienen dos ejes principales, cada uno con dos polos opuestos: «sensato-necio» y «honrado-malvado». Los términos no son precisos: en el primero pueden entrar dotes naturales de inteligencia y perspicacia, conocimientos adquiridos o destreza en el obrar. Lo mismo podemos decir del segundo eje, que puede referirse a la integridad, la justicia o la inocencia. Estos dos ejes se cruzan, porque la sensatez tiene algo de ético, mientras que la maldad se considera insensata.

Época de composición y autoría del libro. Por su carácter anónimo y el tamaño minúsculo de sus unidades es imposible datar los proverbios. Su composición puede abarcar varios siglos. El prólogo y el epílogo serían obra del recopilador final y, por tanto, posteriores a las otras colecciones. Que Salomón diera impulso a esta corriente de proverbios puede ser realidad o pura leyenda. En realidad, el libro salta las fronteras y las épocas.

Mensaje de los Proverbios. La sensatez es una actividad artesana, atribuida al Dios creador y ofrecida al ser humano para que sea el artífice de su existencia, para que aprenda el sentido de la vida y dé sentido a su propia vida. Para ello, el joven inexperto necesita el apoyo de la experiencia ajena, plural y compartida, que cuaja en refranes, máximas y aforismos; algunos son propios de escuelas de maestros, otros, entregados a la libre circulación ciudadana. Dios está presente en este mundo sapiencial y ético de los Proverbios: posee la sabiduría y concede la sensatez al ser humano; con su aprobación y reprobación consolida el mundo ético.
De una «sabiduría a ras de tierra», el libro va ganando en altura hasta colocar en 8,22-31 a la Sabiduría personificada en la esfera celeste de sus orígenes. Aunque no es Dios ni una divinidad, procede de Dios y precede al mundo; posterior a Dios y anterior al universo, inferior a Dios y superior al mundo. El poeta la presenta como personaje que nace, aprende, actúa.
No se sigue que el poeta se refiera a un ser personal existente fuera del poema, pero con el correr del tiempo esa «sabiduría» tendrá un nombre, Jesucristo, «Sabiduría de Dios», como lo llama San Pablo ( 1Co_1:24 ).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Proverbios 28,1-10Estos refranes giran en torno a la Ley, cuyo cumplimiento se subraya como la mejor alternativa para el ciudadano del postexilio. El final del dominio babilónico y el inicio de la dominación persa bajo el mando del rey Ciro son decisivos en la historia del pueblo judío. Esta época marca el inicio del judaísmo en sentido propio, es decir, cuando a la base de la conciencia judía se sitúa el cumplimiento estricto de la Ley contenida en los cinco primeros libros de la Biblia -la Torá-.


Proverbios 28,11-18Hay quienes encuentran en estos versículos una especie de resistencia religiosa popular contra un reinado tirano e injusto, como lo fue el de Manasés (687-642 a.C.). El mal se identifica y personaliza en quienes hacen del poder y la riqueza su punto de apoyo para explotar y oprimir; si el pobre es perspicaz, puede penetrar y desenmascarar las intenciones del malvado -aquí el rico y opresor-. El pobre confía en que su única fuente de vida está en su Dios; respetarlo y seguir sus mandatos es sinónimo de bendición para sí, para los suyos y para quienes comparten su misma suerte.
Proverbios 28,19-28Se continúa percibiendo en el trasfondo de estos versículos situaciones de extrema miseria, de hambre y de desórdenes sociales de todo tipo. Encontramos términos contrapuestos: rico-pobre; avaro-generoso; insensato-prudente; sinceridad-adulación; malvados-justos; son términos antagónicos ante los cuales la persona tiene que elegir por dónde orienta su vida. El versículo 28 nos da la clave para entender que se está hablando del temible rey Manasés y su corte, que trajeron grandes males a la nación israelita. Aunque está redactado como un refrán, el sentido del proverbio es que este rey y sus secuaces deben desaparecer para que prosperen los justos.