Proverbios 29 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 27 versitos |
1 El hombre que se enoja cuando lo corrigen
fracasará de improviso y sin remedio.
2 Cuando gobiernan los honrados se alegra el pueblo,
cuando mandan los malvados se queja el pueblo.
3 El que ama la sabiduría alegra a su padre,
el que se junta con rameras malgasta su fortuna.
4 Un rey justo hace estable el país,
el que lo carga de impuestos lo arruina.
5 El hombre que adula a su compañero
tiende una trampa a sus pasos.
6 El crimen del malvado es su propia trampa;
pero el honrado vive alegre.
7 El justo atiende a la causa de los pobres,
el malvado no comprende nada.
8 Los provocadores agitan la ciudad,
los sabios calman los ánimos.
9 Cuando el sabio pleitea con el necio,
aunque se enoje o se ría, no consigue nada.
10 Los sanguinarios odian al hombre de bien,
los honrados cuidan de su vida.
11 El necio da rienda suelta a toda su pasión,
y el sabio acaba por refrenarla.
12 El gobernante que hace caso de calumnias
tendrá a criminales por ministros.
13 El pobre y el usurero tienen algo en común:
el Señor da luz a los ojos de ambos.
14 Cuando un rey juzga lealmente a los necesitados,
su trono está firme por siempre.
15 Palos y correcciones procuran sabiduría,
muchacho consentido avergüenza a su madre.
16 Cuando mandan los malvados aumentan los crímenes,
pero los honrados los verán caer.
17 Corrige a tu hijo y te dará descanso
y satisfacciones.
18 Donde no hay profeta, el pueblo queda sin freno;
pero dichoso el que guarda la ley.
19 A un esclavo no se lo corrige con palabras,
aunque entienda no hará caso.
20 ¿Has visto a un hombre que habla sin parar?
Más se puede esperar de un necio.
21 El que consiente al esclavo cuando muchacho,
al final lo lamentará.
22 Hombre impulsivo aviva las peleas,
el violento muchedumbre de crímenes.
23 La soberbia de un hombre lo humillará,
el humilde conservará su honor.
24 El que va a medias con el ladrón se odia a sí mismo:
aunque oye maldiciones no lo denuncia.
25 El que teme a los hombres caerá en la trampa,
el que confía en el Señor vivirá seguro.
26 Muchos buscan el favor del que manda,
pero la sentencia viene de Dios.
27 El criminal es aborrecido por los honrados,
el hombre recto es aborrecido por el malvado.

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Introducción a Proverbios

Sapienciales

Los libros sapienciales forman uno de los grupos de libros bíblicos con perfil propio, netamente distinto de la literatura profética, de los cuerpos legales y de las obras narrativas. Cinco libros forman esta pentápolis de claras fronteras, esta especie de «pentateuco» sapiencial: Proverbios, Job, Eclesiastés (Qohelet), Eclesiástico (Ben Sirá) y Sabiduría. Como el Pentateuco invoca como autor o patrono a Moisés, así tres de estos libros invocan a Salomón como autor.
Un cierto parentesco liga a Job con el Eclesiastés como testigos y actores de una patética controversia sobre el sentido de la vida; por otro lado caminan Proverbios y Eclesiástico, mientras que Sabiduría es un enclave tardío en territorio griego.
El cuerpo sapiencial tiene indudable afinidad con nuestros refranes populares, aforismos cultos y textos didácticos. El propósito de la tarea sapiencial no es la enseñanza intelectual, ni el proponer una especie de catecismo ético, ni indagar el puesto de la vida humana en el orden cósmico. Más bien sería como una «oferta de sensatez», que no una imposición, como guía para todo ser humano.




Proverbios

Forma del libro. Es la obra más típica del cuerpo sapiencial. Bajo el nombre genérico de «meshalim» -proverbios- acoge un conjunto de colecciones de enigmas, sentencias, aforismos, refranes, adagios e instrucciones de carácter ético y moralizante a través de los cuales se transmite una sabiduría popular acumulada durante siglos. Su presentación estimula el esfuerzo de comprensión del oyente o del lector: brevedad, carácter incisivo o enigmático y forma rítmica, al mismo tiempo que facilidad de retención en la memoria.
Las doctrinas o enseñanzas de esta antología tienen dos ejes principales, cada uno con dos polos opuestos: «sensato-necio» y «honrado-malvado». Los términos no son precisos: en el primero pueden entrar dotes naturales de inteligencia y perspicacia, conocimientos adquiridos o destreza en el obrar. Lo mismo podemos decir del segundo eje, que puede referirse a la integridad, la justicia o la inocencia. Estos dos ejes se cruzan, porque la sensatez tiene algo de ético, mientras que la maldad se considera insensata.

Época de composición y autoría del libro. Por su carácter anónimo y el tamaño minúsculo de sus unidades es imposible datar los proverbios. Su composición puede abarcar varios siglos. El prólogo y el epílogo serían obra del recopilador final y, por tanto, posteriores a las otras colecciones. Que Salomón diera impulso a esta corriente de proverbios puede ser realidad o pura leyenda. En realidad, el libro salta las fronteras y las épocas.

Mensaje de los Proverbios. La sensatez es una actividad artesana, atribuida al Dios creador y ofrecida al ser humano para que sea el artífice de su existencia, para que aprenda el sentido de la vida y dé sentido a su propia vida. Para ello, el joven inexperto necesita el apoyo de la experiencia ajena, plural y compartida, que cuaja en refranes, máximas y aforismos; algunos son propios de escuelas de maestros, otros, entregados a la libre circulación ciudadana. Dios está presente en este mundo sapiencial y ético de los Proverbios: posee la sabiduría y concede la sensatez al ser humano; con su aprobación y reprobación consolida el mundo ético.
De una «sabiduría a ras de tierra», el libro va ganando en altura hasta colocar en 8,22-31 a la Sabiduría personificada en la esfera celeste de sus orígenes. Aunque no es Dios ni una divinidad, procede de Dios y precede al mundo; posterior a Dios y anterior al universo, inferior a Dios y superior al mundo. El poeta la presenta como personaje que nace, aprende, actúa.
No se sigue que el poeta se refiera a un ser personal existente fuera del poema, pero con el correr del tiempo esa «sabiduría» tendrá un nombre, Jesucristo, «Sabiduría de Dios», como lo llama San Pablo ( 1Co_1:24 ).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Proverbios 29,1-16Alternando con dichos diversos, el autor va insertando hábilmente la descripción de una época que trajo mucho dolor y ruina para el pueblo. Se alude al rey, a su corte, a los ministros, todos ellos comprometidos con la injusticia y una pésima dirección del pueblo. Pero en medio de todo hay una luz de esperanza por la cual hay que luchar y esperar contra todo pronóstico. «Cuando un rey juzga lealmente a los necesitados, su trono está firme por siempre» (14), alusión a la esperanza en un rey justo a la medida del rey David, la cual desembocará en las esperanzas mesiánicas: sólo un enviado de Dios, su ungido/mesías, podrá juzgar lealmente. Otra señal más de esperanza en medio de tanta opresión es que «Cuando mandan los malvados aumentan los crímenes, pero los honrados los verán caer» (16); dichos como éstos mantenían encendida la pequeña llama de la fe y de la esperanza en tiempos particularmente difíciles para la gente.


Proverbios 29,17-27Una vez más, la sabiduría llama al discernimiento y a la vida organizada e íntegra. No importa que no haya profetas ni quién instruya: ahí está la Ley del Señor y el sentimiento natural de respeto por sí mismos y por los demás. En época de crisis, la recta conciencia nos ayuda a mantenernos firmes.