Proverbios 6 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 35 versitos |
1

Fianza

Hijo mío, si has salido fiador de tu vecino
dando la mano a un extranjero,
2 si te has enredado con tus palabras
o has quedado atrapado por la boca,
3 haz lo siguiente, hijo mío, para librarte,
pues saliste responsable por tu vecino,
caíste en poder de tu vecino:
ve, insiste, acosa a tu vecino,
4 no concedas sueño a tus ojos
ni reposo a tus pupilas;
5 líbrate como gacela del cazador
o como pájaro de la trampa.
6

Pereza

Mira a la hormiga, perezoso,
observa sus costumbres y aprende;
7 aunque no tiene jefe,
ni capataz, ni gobernante,
8 acumula grano en verano
y reúne provisiones durante la cosecha.
9 ¿Hasta cuándo dormirás, perezoso?,
¿cuándo sacudirás el sueño?
10 Un rato duermes, un rato das cabezadas,
un rato cruzas los brazos y descansas
11 y te llega la pobreza del vagabundo
y la miseria del mendigo.
12

El perverso

Un hombre malvado, un individuo perverso,
camina contando mentiras,
13 guiñando un ojo, sacudiendo los pies,
señalando con el dedo;
14 en su corazón depravado planea maldades
siempre sembrando discordias,
15 por eso de repente le llegará la perdición,
se quebrará de improviso y sin remedio.
16

Siete cosas

Seis cosas detesta el Señor
y la séptima la aborrece de corazón:
17 ojos soberbios, lengua mentirosa,
manos que derraman sangre inocente,
18 corazón que maquina planes malvados,
pies que corren para la maldad,
19 testigo falso y mentiroso
y el que provoca peleas entre hermanos.
20 Guarda, hijo mío, los consejos de tu padre
y no rechaces la enseñanza de tu madre,
21 llévalos siempre atados al corazón
y cuélgatelos al cuello:
22 cuando camines, te guiarán;
cuando descanses, te guardarán;
cuando despiertes, hablarán contigo.
23 Porque el consejo es lámpara y la enseñanza es luz
y es camino de vida la instrucción que corrige.
24 Te guardarán de la mala mujer,
de la lengua seductora de la ramera.
25 Que tu corazón no codicie su belleza
ni te dejes prender por sus miradas.
26 Si la ramera busca un pedazo de pan,
la casada anda a la pesca de una vida lujosa.
27 ¿Podrá uno llevar fuego en el pecho
sin que se le queme la ropa?
28 ¿Podrá uno caminar sobre brasas
sin quemarse los pies?
29 Pues lo mismo el que se junta con la mujer del prójimo,
no quedará sin castigo el que la toque.
30 ¿No se desprecia al ladrón que roba
para calmar su hambre?
31 Si lo sorprenden, pagará siete veces más,
y aún tendrá que dar toda su fortuna.
32 Pues el adúltero es hombre sin juicio,
obrando así se arruina a sí mismo:
33 recibirá golpes e insultos
y su deshonra no se borrará.
34 Porque los celos enfurecen al marido
y no perdonará el día de la venganza,
35 no aceptará ninguna compensación
ni la querrá aunque aumentes la oferta.

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Introducción a Proverbios

Sapienciales

Los libros sapienciales forman uno de los grupos de libros bíblicos con perfil propio, netamente distinto de la literatura profética, de los cuerpos legales y de las obras narrativas. Cinco libros forman esta pentápolis de claras fronteras, esta especie de «pentateuco» sapiencial: Proverbios, Job, Eclesiastés (Qohelet), Eclesiástico (Ben Sirá) y Sabiduría. Como el Pentateuco invoca como autor o patrono a Moisés, así tres de estos libros invocan a Salomón como autor.
Un cierto parentesco liga a Job con el Eclesiastés como testigos y actores de una patética controversia sobre el sentido de la vida; por otro lado caminan Proverbios y Eclesiástico, mientras que Sabiduría es un enclave tardío en territorio griego.
El cuerpo sapiencial tiene indudable afinidad con nuestros refranes populares, aforismos cultos y textos didácticos. El propósito de la tarea sapiencial no es la enseñanza intelectual, ni el proponer una especie de catecismo ético, ni indagar el puesto de la vida humana en el orden cósmico. Más bien sería como una «oferta de sensatez», que no una imposición, como guía para todo ser humano.




Proverbios

Forma del libro. Es la obra más típica del cuerpo sapiencial. Bajo el nombre genérico de «meshalim» -proverbios- acoge un conjunto de colecciones de enigmas, sentencias, aforismos, refranes, adagios e instrucciones de carácter ético y moralizante a través de los cuales se transmite una sabiduría popular acumulada durante siglos. Su presentación estimula el esfuerzo de comprensión del oyente o del lector: brevedad, carácter incisivo o enigmático y forma rítmica, al mismo tiempo que facilidad de retención en la memoria.
Las doctrinas o enseñanzas de esta antología tienen dos ejes principales, cada uno con dos polos opuestos: «sensato-necio» y «honrado-malvado». Los términos no son precisos: en el primero pueden entrar dotes naturales de inteligencia y perspicacia, conocimientos adquiridos o destreza en el obrar. Lo mismo podemos decir del segundo eje, que puede referirse a la integridad, la justicia o la inocencia. Estos dos ejes se cruzan, porque la sensatez tiene algo de ético, mientras que la maldad se considera insensata.

Época de composición y autoría del libro. Por su carácter anónimo y el tamaño minúsculo de sus unidades es imposible datar los proverbios. Su composición puede abarcar varios siglos. El prólogo y el epílogo serían obra del recopilador final y, por tanto, posteriores a las otras colecciones. Que Salomón diera impulso a esta corriente de proverbios puede ser realidad o pura leyenda. En realidad, el libro salta las fronteras y las épocas.

Mensaje de los Proverbios. La sensatez es una actividad artesana, atribuida al Dios creador y ofrecida al ser humano para que sea el artífice de su existencia, para que aprenda el sentido de la vida y dé sentido a su propia vida. Para ello, el joven inexperto necesita el apoyo de la experiencia ajena, plural y compartida, que cuaja en refranes, máximas y aforismos; algunos son propios de escuelas de maestros, otros, entregados a la libre circulación ciudadana. Dios está presente en este mundo sapiencial y ético de los Proverbios: posee la sabiduría y concede la sensatez al ser humano; con su aprobación y reprobación consolida el mundo ético.
De una «sabiduría a ras de tierra», el libro va ganando en altura hasta colocar en 8,22-31 a la Sabiduría personificada en la esfera celeste de sus orígenes. Aunque no es Dios ni una divinidad, procede de Dios y precede al mundo; posterior a Dios y anterior al universo, inferior a Dios y superior al mundo. El poeta la presenta como personaje que nace, aprende, actúa.
No se sigue que el poeta se refiera a un ser personal existente fuera del poema, pero con el correr del tiempo esa «sabiduría» tendrá un nombre, Jesucristo, «Sabiduría de Dios», como lo llama San Pablo ( 1Co_1:24 ).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Proverbios 6,1-5Fianza. El israelita teme caer en manos de un extranjero; este dicho refleja el recelo que se empieza a sentir en las relaciones con personas no judías. Al parecer, resultaba arriesgado celebrar contratos o servir de fiador a un extranjero, así que se aconseja no hacerlo, y en caso de haberse comprometido con un extranjero, librarse cuanto antes.


Proverbios 6,6-11Pereza. A veces, la pobreza extrema o la carencia de bienes y medios de subsistencia no se deben necesariamente a unas relaciones económico-sociales injustas; aquí se advierte contra la persona que no sea diligente ni emprendedora. Con la imagen de la hormiga, el autor invita al perezoso a trabajar para ganarse la vida dignamente. En este dicho, pereza, pobreza e indigencia se relacionan mutuamente. Conviene analizar hasta qué punto nuestra pobreza es fruto de la injusticia y hasta dónde es falta de diligencia y empeño personal.
Proverbios 6,12-15El perverso. La anormalidad en las relaciones ético-sociales se puede visualizar hasta en la apariencia física del individuo. El ser humano malvado refleja exteriormente sus actitudes interiores.
Proverbios 6,16-35Siete cosas. La primera parte de este dicho (16-19) es un ejemplo de lo que se conoce como «proverbio numérico»; su finalidad es mostrar de forma panorámica una serie de cosas afines entre sí y que causan impacto en el oyente. En este caso, seis comportamientos irregulares se presentan como abominación al Señor. El resto del dicho invita a no abandonar los consejos de la madre, al tiempo que invita a meditar sobre las ventajas que tiene caminar según la instrucción del padre y de la madre. Los versículos 24-35 previenen contra las relaciones sexuales ilícitas y sus peligros, en concreto, contra las relaciones con una ramera y con la mujer del prójimo.