Proverbios 7 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 27 versitos |
1

La seducción

Hijo mío, conserva mis palabras
y guárdate mis mandatos,
2 conserva mis mandatos y vivirás,
que mi enseñanza sea como la niña de los ojos;
3 átalos a los dedos,
escríbelos en la tablilla del corazón.
4 Di a la Sabiduría: Eres mi hermana,
y llama amiga a la prudencia,
5 para que te cuide de la ramera,
de la prostituta de palabra seductora:
6 Estaba yo a la ventana de mi casa,
asomado a la reja,
7 mirando a unos jóvenes sin experiencia
cuando distinguí entre ellos a uno sin juicio,
8 pasaba por la calle, junto a la esquina
y se dirigía a la casa de ella;
9 era la hora del crepúsculo,
era plena noche y oscura.
10 Una mujer le sale al encuentro,
vestida como ramera, astuta, envuelta en un velo,
11 atrevida y seductora,
sus pies no saben estarse en casa:
12 ahora en la calle, luego en la plaza,
acechando en todas las esquinas.
13 Lo agarra y lo besa
y con todo descaro le dice:
14 He preparado un banquete
porque hoy he cumplido mi promesa;
15 por eso he salido a tu encuentro
ansiosa de verte, y te he encontrado.
16 He cubierto la cama con colchas,
he extendido sábanas de Egipto,
17 he perfumado la alcoba
con mirra, áloe y canela.
18 Ven, vamos a embriagarnos de caricias,
a saciarnos de amores;
19 porque mi marido no está en casa,
ha emprendido un largo viaje,
20 tomó la bolsa del dinero
y hasta la luna llena no vuelve.
21 Con tantos discursos lo seduce,
lo atrae con sus dulces labios,
22 y el infeliz se va detrás de ella
como buey llevado al matadero,
como ciervo que se enreda en el lazo,
23 hasta que una flecha le desgarra el corazón,
como pájaro que vuela a la trampa
sin saber que le costará la vida.
24 Y ahora, hijos míos, escúchenme,
pongan atención a mis consejos,
25 no se extravíe tras ella tu corazón,
no te pierdas por sus sendas,
26 porque ella ha asesinado a muchos,
sus víctimas son innumerables,
27 su casa es un camino hacia el Abismo,
una bajada a la morada de la muerte.

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Introducción a Proverbios

Sapienciales

Los libros sapienciales forman uno de los grupos de libros bíblicos con perfil propio, netamente distinto de la literatura profética, de los cuerpos legales y de las obras narrativas. Cinco libros forman esta pentápolis de claras fronteras, esta especie de «pentateuco» sapiencial: Proverbios, Job, Eclesiastés (Qohelet), Eclesiástico (Ben Sirá) y Sabiduría. Como el Pentateuco invoca como autor o patrono a Moisés, así tres de estos libros invocan a Salomón como autor.
Un cierto parentesco liga a Job con el Eclesiastés como testigos y actores de una patética controversia sobre el sentido de la vida; por otro lado caminan Proverbios y Eclesiástico, mientras que Sabiduría es un enclave tardío en territorio griego.
El cuerpo sapiencial tiene indudable afinidad con nuestros refranes populares, aforismos cultos y textos didácticos. El propósito de la tarea sapiencial no es la enseñanza intelectual, ni el proponer una especie de catecismo ético, ni indagar el puesto de la vida humana en el orden cósmico. Más bien sería como una «oferta de sensatez», que no una imposición, como guía para todo ser humano.




Proverbios

Forma del libro. Es la obra más típica del cuerpo sapiencial. Bajo el nombre genérico de «meshalim» -proverbios- acoge un conjunto de colecciones de enigmas, sentencias, aforismos, refranes, adagios e instrucciones de carácter ético y moralizante a través de los cuales se transmite una sabiduría popular acumulada durante siglos. Su presentación estimula el esfuerzo de comprensión del oyente o del lector: brevedad, carácter incisivo o enigmático y forma rítmica, al mismo tiempo que facilidad de retención en la memoria.
Las doctrinas o enseñanzas de esta antología tienen dos ejes principales, cada uno con dos polos opuestos: «sensato-necio» y «honrado-malvado». Los términos no son precisos: en el primero pueden entrar dotes naturales de inteligencia y perspicacia, conocimientos adquiridos o destreza en el obrar. Lo mismo podemos decir del segundo eje, que puede referirse a la integridad, la justicia o la inocencia. Estos dos ejes se cruzan, porque la sensatez tiene algo de ético, mientras que la maldad se considera insensata.

Época de composición y autoría del libro. Por su carácter anónimo y el tamaño minúsculo de sus unidades es imposible datar los proverbios. Su composición puede abarcar varios siglos. El prólogo y el epílogo serían obra del recopilador final y, por tanto, posteriores a las otras colecciones. Que Salomón diera impulso a esta corriente de proverbios puede ser realidad o pura leyenda. En realidad, el libro salta las fronteras y las épocas.

Mensaje de los Proverbios. La sensatez es una actividad artesana, atribuida al Dios creador y ofrecida al ser humano para que sea el artífice de su existencia, para que aprenda el sentido de la vida y dé sentido a su propia vida. Para ello, el joven inexperto necesita el apoyo de la experiencia ajena, plural y compartida, que cuaja en refranes, máximas y aforismos; algunos son propios de escuelas de maestros, otros, entregados a la libre circulación ciudadana. Dios está presente en este mundo sapiencial y ético de los Proverbios: posee la sabiduría y concede la sensatez al ser humano; con su aprobación y reprobación consolida el mundo ético.
De una «sabiduría a ras de tierra», el libro va ganando en altura hasta colocar en 8,22-31 a la Sabiduría personificada en la esfera celeste de sus orígenes. Aunque no es Dios ni una divinidad, procede de Dios y precede al mundo; posterior a Dios y anterior al universo, inferior a Dios y superior al mundo. El poeta la presenta como personaje que nace, aprende, actúa.
No se sigue que el poeta se refiera a un ser personal existente fuera del poema, pero con el correr del tiempo esa «sabiduría» tendrá un nombre, Jesucristo, «Sabiduría de Dios», como lo llama San Pablo ( 1Co_1:24 ).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Proverbios 7,1-27La seducción. Continúa la prevención contra el sexo ilícito. Quien sigue las lisonjas de la ramera es calificado como inexperto, porque no conoce el fin trágico que ocasionan estas relaciones. Este pasaje podría estar tratando una vez más del desacuerdo con los matrimonios realizados con mujeres extranjeras. Pero también sería una forma metafórica de prevenir contra los discursos y planteamientos que el pensamiento griego va diseminando por todo el antiguo Cercano Oriente. Muy probablemente, estos primeros nueve capítulos que forman el marco de la obra pertenecen a una época en la que ya comienza a sentirse el influjo del pensamiento y la cultura griegos entre los mismos israelitas.