Jeremías  49 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 39 versitos |
1

Contra Amón
Ez 25,1-7; Am 1,13-15

A los amonitas así dice el Señor:
¿Acaso Israel no tiene hijos,
no tiene heredero?
¿Por qué Malcom ha heredado a Gad
y su pueblo vive en sus poblados?
2 Pero llegará un tiempo
– oráculo del Señor–
en que haré resonar en Rabat Amón
el alarido de guerra:
se convertirá
en un montón de escombros
y sus ciudades serán incendiadas;
entonces Israel heredará al heredero
– lo dice el Señor– .
3 Gime, Jesbón,
porque está arrasada Ay;
griten, ciudades de Rabat,
vístanse de luto, hagan duelo,
corran de un lado a otro
entre las cercas,
porque Malcom marcha al destierro
con sus sacerdotes y dignatarios.
4 ¿Por qué te glorías de tus valles,
valles fértiles, ciudad perversa,
confiada en tus tesoros;
decías: ¿Quién me invadirá?
5 Yo haré que te invada el terror
por todas partes
– oráculo del Señor Todopoderoso– :
cada uno huirá en una dirección
y nadie reunirá a los dispersos.
6 Después cambiaré la suerte de Amón
– oráculo del Señor– .
7

Contra Edom
Is 34; Ez 25,12-14; Am 1,11s; Abd

A Edom
así dice el Señor Todopoderoso:
¿Ya no queda sabiduría en Temán?,
¿ya no dan consejos sus maestros?,
¿ya se ha puesto rancia su sabiduría?
8 Huyan, vuelvan la espalda,
caven refugios, habitantes de Dedán,
porque le envío a Esaú
su desastre, la hora de las cuentas.
9 Si te invadieran vendimiadores,
¿no dejarían racimos?
Si vinieran ladrones nocturnos,
¿no te saquearían con medida?
10 Pero soy yo quien desnudo a Esaú,
descubro sus escondrijos,
y no podrá ocultarse.
Está destruido su linaje,
su familia, no quedan vecinos;
11 abandonas a tus huérfanos,
¿y voy a mantenerlos yo?,
¿van a depender de mí tus viudas?
12 Así dice el Señor:
Los que no acostumbran
beber la copa
la han tenido que beber,
¿y tú vas a quedar sin castigo?
¡De ningún modo! La beberás.
13 Lo juro por mí mismo
– oráculo del Señor– :
Bosra se convertirá en espanto,
oprobio, ruina, maldición;
todos sus pueblos
serán ruinas perpetuas.
14 He oído un mensaje del Señor
enviado a las naciones:
Reúnanse, marchen contra ella,
preséntenle batalla.
15 Te convierto
en la nación más pequeña,
despreciada de los hombres.
16 Te sedujo el terror que sembrabas
y la arrogancia de tu corazón:
habitas en las rocas escarpadas,
agarrada a las cumbres;
pues aunque pongas el nido
tan alto como un águila,
de allí te derrumbaré
– oráculo del Señor– .
17 Y Edom será un espanto:
los que pasen junto a ella
silbarán espantados al ver sus heridas.
18 Será como la catástrofe
de Sodoma y Gomorra y sus vecinos,
donde no habita nadie
ni mora hombre alguno
– dice el Señor– .
19 Como un león que sube
de la espesura del Jordán
a las praderas siempre verdes,
así los espantaré de repente
y me adueñaré de los escogidos.
Porque, ¿quién hay como yo?,
¿quién me desafía?,
¿quién es el pastor
que puede resistirme?
20 Ahora escuchen el designio
del Señor contra Edom
y sus planes
contra los habitantes de Temán:
Juro que
aun las ovejas más pequeñas
serán arrebatadas,
juro que se espantará
de ellas su pradera.
21 Al estruendo de su caída
retiembla la tierra,
el clamor y los gritos
se oyen hasta el Mar Rojo.
22 Como un águila,
se eleva y se lanza
abriendo las alas contra Bosra;
aquel día los soldados de Edom
se sentirán como una mujer en parto.
23

Contra Damasco
Is 17,1-6; Am 1,3-5

Están confusas Jamat y Arpad,
porque han oído una noticia terrible:
ansiosas, se agitan como el mar,
no logran calmarse.
24 Damasco desfallece
y emprende la huida,
le asalta un temblor,
le agarran dolores
y espasmos como de parturienta.
25 ¡Ay, abandonada la ciudad famosa,
la villa gozosa!
26 Sus jóvenes
caen en las calles aquel día,
y sus guerreros enmudecen
– oráculo del Señor Todopoderoso– .
27 Prenderé un fuego
a las murallas de Damasco
que devorará
los palacios de Ben-Adad.
28

Contra Cadar y Jazor
Is 21,16s

Contra Cadar y los reinos de Jazor – a los que derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia– .
Así dice el Señor:
De pie, combatan contra Cadar,
destruyan a las tribus de Oriente.
29 Que recojan sus tiendas y sus ovejas,
sus lonas, todo su equipaje,
que se lleven sus camellos,
que se alce un grito:
Cercados de terror.
30 Huyan desbandados, caven refugios,
habitantes de Jazor
– oráculo del Señor– ,
porque Nabucodonosor,
rey de Babilonia,
tiene planes y designios
contra ustedes.
31 De pie, avancen
contra un pueblo confiado
que habita tranquilo
– oráculo del Señor– ,
no usa puertas ni cerrojos
y vive apartado:
32 sus camellos serán botín;
sus inmensos rebaños, la presa;
dispersaré a todos los vientos
a los de sienes rapadas,
de todas partes atraeré su ruina
– oráculo del Señor– .
33 Jazor será guarida de chacales,
un desierto perpetuo;
nadie habitará allí
ni morará hombre alguno.
34

Contra Elam

Palabra del Señor al profeta Jeremías contra Elam – al principio del reinado de Sedecías en Judá– .
35 Así dice el Señor Todopoderoso:
Yo quebraré el arco de Elam
y lo mejor de sus soldados:
36 conduciré contra Elam
los cuatro vientos
desde los cuatro puntos cardinales;
los dispersaré a todos los vientos,
y no habrá nación
adonde no lleguen
prófugos de Elam.
37 Haré que Elam se aterrorice
ante sus enemigos
que intentan darle muerte;
les enviaré una desgracia,
el incendio de mi ira
– oráculo del Señor– ;
despacharé tras ellos
la espada hasta consumirlos.
38 Colocaré mi trono en Elam
y destruiré al rey y a los nobles
– oráculo del Señor– .
39 Al cabo de los años
cambiaré la suerte de Elam
– oráculo del Señor– .

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Introducción a Jeremías 

JEREMÍAS

La época. Sobre la época del ministerio de Jeremías estamos bastante bien informados gracias a los libros de Reyes y Crónicas, algunos documentos extrabíblicos y el mismo libro de Jeremías. Es una época de cambios importantes en la esfera internacional, dramática y trágica para los judíos. Durante la segunda mitad del siglo VII a.C. Asiria declina rápidamente, se desmorona y cede ante el ataque combinado de medos y persas. Josías, rey de Judá (640-609 a.C.), aprovecha la coyuntura para afianzar su reforma, extender sus dominios hacia el norte y atraer a miembros del destrozado reino del norte.
También se aprovecha Egipto para extender sus dominios sobre Siria y contrarrestar el poder creciente de Babilonia. Los dos imperios se enfrentan; el faraón es derrotado y cede la hegemonía a Babilonia. Josías, mezclado en rivalidad, muere en 609 a.C. En Judá comienza el juego de sumisión y rebelión que acabará trágicamente. La rebelión de uno de los reyes, Joaquín (609-598 a.C.) contra el pago del tributo, provoca la primera deportación de gente notable a Babilonia y el nombramiento de un rey sumiso, Sedecías. La rebelión de éste, provoca el asedio, la matanza y la gran deportación (586 a.C.). Judá deja de existir como nación soberana.

El profeta Jeremías. Pocas personalidades del Antiguo Testamento nos resultan tan conocidas y próximas como el profeta Jeremías, nacido en Anatot, pueblo de la tribu de Benjamín, a mediados del siglo VII a.C. A Jeremías lo conocemos a través de los relatos, de las confesiones en las que se desahoga con Dios, por sus irrupciones líricas en la retórica de la predicación. Comparado con el «clásico» Isaías, lo llamaríamos «romántico». Como sus escritos (36,23s), Jeremías es el «profeta quemado».
Su itinerario profético, que comienza con su vocación en 627 a.C., es trágico y conmovedor. Tras una etapa de ilusión y gozo en su ministerio, sucede la resistencia pasiva del pueblo, y activa y creciente de sus rivales, entre los que se encuentran autoridades, profetas y familiares. Su predicación es antipática y sus consignas impopulares. En su actuación, va de fracaso en fracaso; su vocación llega a hacerse intolerable, necesitando la consolación de Dios.
Se siente desgarrado entre la nostalgia de los oráculos de promesa y la presencia de los oráculos de amenaza que Dios le impone; entre la solidaridad a su pueblo, que le empuja a la intercesión, y la Palabra del Señor que le ordena apartarse y no interceder; entre la obediencia a la misión divina y la empatía con su pueblo. Con ojos lúcidos de profeta, contempla el fracaso sistemático de toda su vida y actividad, hasta hacerle exclamar en un arrebato de desesperación: «¡Maldito el día en que nací!... ¿Por qué salí del vientre para pasar trabajos y penas y acabar mis días derrotado?» (20,14-18).
Nuestro profeta es como un anti-Moisés. Se le prohíbe interceder. Tiene que abandonar la tierra y marchar forzado a Egipto, donde seis años después muere asesinado a manos de sus propios compatriotas. De su muerte trágica se salva un libro, y en ese libro pervive la personalidad de Jeremías con un vigor excepcional. Su vida y pasión parece en muchos aspectos una anticipación de la de Cristo.

El libro de Jeremías. Jeremías es un poeta que desarrolla con gran originalidad la tradición de sus predecesores; sobresale su capacidad de crear imágenes y de trascender visiones simples y caseras. El estilo de la poesía se distingue por la riqueza imaginativa y la intensidad emotiva. La prosa narrativa, siguiendo la gran tradición israelita de brevedad, inmediatez e intensidad, es de lo mejor que leemos en el Antiguo Testamento, haciendo de la obra una de las más asequibles para al lector de hoy.
Se suelen repartir los materiales del libro en tres grandes grupos: 1. Oráculos en verso, subdivididos en: oráculos para el pueblo y el rey, confesiones del profeta (10,18-12,6; 15,10-21; 17,14-18; 18, 18-23; 20,7-18), oráculos contra naciones paganas (25 y 46-51). 2. Textos narrativos con palabras del profeta incorporadas. 3. Discursos en prosa elaborados en estilo deuteronomista (7,1-8,3; 11,1-14; 16,1-13; 17,19-27; 18,1-12; 21,1-10; 22,1-5; 25,1-14; 34,8-22; 35,1-19).

Mensaje religioso de Jeremías. Jeremías es un profeta que vive en su propia carne el drama de una fidelidad absoluta a Dios y una absoluta solidaridad con el pueblo rebelde y desertor a quien, fiel a su vocación profética, tiene que anunciar la catástrofe a la que le llevan sus pecados.
Su fidelidad y continuo contacto con Dios, sellados por el sufrimiento, llevará a la conciencia del pueblo la necesidad de un nuevo tipo de relación con el Señor, más íntima y personal, más enraizada en el corazón de las personas que en una alianza jurídica y externa. Esta relación de obediencia es el culto que Dios desea y que deberá manifestarse en juzgar según derecho y en la defensa de la causa del huérfano y del pobre.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Jeremías  49,1-6Contra Amón. Los amonitas habitaban al norte de Moab, en la Trasjordania, bordeando el desierto de Siria; su capital era Rabá, hoy Ammán. Este territorio fue adjudicado a la tribu de Gad en la época de la conquista (cfr. Nm 32; Jos_13:24-28). Los amonitas, junto con su Dios Malcón, reconquistaron su territorio en el año 734 a.C., dado que los descendientes de Gad fueron expulsados por Tiglat-Piliser III de Asiria. Ahora, el profeta reclama el derecho de los descendientes de Gad a habitar de nuevo su territorio.


Jeremías  49,7-22Contra Edom. Al parecer, los edomitas tenían fama de ser muy sabios. Edom, también vecino de Israel, ocupaba la parte sur del Mar Muerto. De Jer_27:1-8 se puede concluir que los edomitas se habían aliado con Judá para oponer resistencia a Babilonia en la época de Joaquín; pero en la época de Sedecías, las cosas cambiaron: el rey se rebeló contra Babilonia, vinieron las retaliaciones del imperio, Judá quedó en desventaja, coyuntura que fue aprovechada por Edom para azotar duramente el territorio de Judá. A partir de entonces, Israel siempre vio a Edom como un enemigo traicionero y mortal. Otros oráculos contra Edom se encuentran en Isa_34:5-17; Isa_63:1-6; Eze_25:12-14; 35; Amó_1:11s; Abd_1:1-18 Mal_1:2-5.
Jeremías  49,23-27Contra Damasco. Este oráculo va dirigido contra tres capitales de los tres pequeños reinos arameos ubicados en territorio asirio. A partir del s. VIII a.C. estos reinos perdieron su independencia al ser absorbidos por el imperio asirio (cfr. 2Re_18:34; 2Re_19:13).
Jeremías  49,28-33Contra Cadar y Jazor. Los nombres mencionados aquí corresponden a tribus que habitan en el desierto. Si para anunciar la destrucción de una ciudad se mencionan murallas, puertas y cerrojos, aquí se habla de tiendas, camellos y ganados, lo cual da a entender que se trata de grupos nómadas. A pesar de que estas tribus fueron perseguidas por Nabucodonosor, se sabe que más tarde repoblaron poco a poco los territorios de Moab y Amón, hasta hacerles desaparecer completamente como pueblos.
Jeremías  49,34-39Contra Elam. Elam es un territorio ubicado en Mesopotamia, al norte del Golfo Pérsico. Al parecer, pasó por períodos verdaderamente gloriosos hasta que fue conquistado por Ciro, rey persa, e incorporado a su imperio. El «arco de Elam» alude a la fama que tenían los arqueros elamitas (cfr. Isa_22:6).