Ezequiel  38 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 23 versitos |
1

ORÁCULOS CONTRA GOG
Contra Gog: escatología
Is 24– 27; 34; Jl 3s; Ap 20,8s

Me dirigió la palabra el Señor:
2 – Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Gog, jefe y caudillo de Mesec y Tubal, y profetiza así contra él:
3 Esto dice el Señor: Aquí estoy contra ti, Gog, jefe y caudillo de Mesec y Tubal;
4 te haré volver y te pondré argollas en la mandíbula; los sacaré a la lucha a ti y a todo tu ejército: caballos y jinetes, todos bien equipados; una milicia inmensa, con escudos y bien equipados, todos empuñando la espada.
5 Parás, Nubia y Put van con ellos, todos con escudos y cascos.
6 Gómer y todas sus tropas; Bet-Togarma, el norte remoto, con todas sus tropas; pueblos innumerables te siguen.
7 ¡En pie de guerra, prepárate tú, con toda la milicia que tienes reclutada, mantenlos alerta!
8 Después de mucho tiempo te pasarán revista; al terminar los años invadirás una nación rescatada de la espada, reunida de muchos países en los montes de Israel, que fueron desierto durante mucho tiempo. Fueron sacados de entre los pueblos y habitan todos confiados.
9 Pero tú te levantarás como una tempestad, avanzarás como un nubarrón hasta cubrir el país. Tú, con todos tus escuadrones y tropas aliadas incontables.
10 Esto dice el Señor: Aquel día te vendrán pensamientos y planearás planes malvados:
11 Invadiré un país abierto y atacaré a gente pacífica que habita confiada en ciudades sin murallas, sin cerrojos y sin puertas;
12 para entrar a saquear y alzarme con el botín, para alargar la mano a las ruinas repobladas. Atacaré a un pueblo recogido de entre las naciones, que se ha hecho con ganado y hacienda y habita en el ombligo del mundo.
13 Sabá y Dedán, los mercaderes de Tarsis y todos sus traficantes te dirán: ¿Conque vienes a saquear? ¿Has reclutado tu milicia para alzarte con el botín; para robar plata y oro, para arrebatar ganado y hacienda, para alzarte con un rico botín?
14 Pues bien, Hijo de hombre, profetiza contra Gog:
Esto dice el Señor: Aquel día, cuando mi pueblo, Israel, habite confiado, te despertarás
15 y vendrás desde tu territorio, desde el norte remoto, con tropas aliadas incontables, todos montados a caballo, una gran milicia, un ejército inmenso,
16 y atacarás a mi pueblo, Israel, lo mismo que un nubarrón, hasta cubrir el país. Al cabo de los años te traeré contra mi país, para que, al ver mi santidad actuando sobre ti, Gog, me reconozcan las naciones.
17 Esto dice el Señor: Tú eres aquel de quien hablé antiguamente por medio de mis siervos los profetas de Israel; ya entonces profetizaron durante años que yo te traería contra ellos.
18 Aquel día, cuando Gog invada la tierra de Israel – oráculo del Señor– , brotará mi cólera y mi indignación.
19 En el fuego de mi furia y en mi pasión lo juro: aquel día habrá un gran terremoto en la tierra de Israel,
20 temblarán ante mí los peces del mar y las aves del cielo, los animales salvajes y los reptiles del suelo y todos los hombres de la superficie de la tierra. Se derrumbarán las montañas, los riscos se despeñarán y las murallas se desplomarán.
21 Daré cita contra él a la espada – oráculo del Señor– , y la espada de cada uno se volverá contra su hermano.
22 Lo castigaré con peste y con sangre; haré caer una lluvia torrencial y granizo, fuego y azufre caerán sobre él y sus escuadrones y sus tropas aliadas incontables.
23 Mostraré mi grandeza y mi santidad y me daré a conocer a muchas naciones, y sabrán que yo soy el Señor.

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Introducción a Ezequiel 

EZEQUIEL

Su vida. No sabemos cuándo nació. Probablemente en su infancia y juventud conoció algo de la reforma de Josías, de su muerte trágica, de la caída de Nínive y del ascenso del nuevo imperio babilónico. Siendo de familia sacerdotal, recibiría su formación en el templo, donde debió oficiar hasta el momento del destierro. Es en el destierro donde recibe la vocación profética.
Su actividad se divide en dos etapas con un corte violento. La primera dura unos siete años, hasta la caída de Jerusalén; su tarea en ella es destruir sistemáticamente toda esperanza falsa; denunciando y anunciando hace comprender que es vano confiar en Egipto y en Sedecías, que la primera deportación es sólo el primer acto, preparatorio de la catástrofe definitiva. La caída de Jerusalén sella la validez de su profecía.
Viene un entreacto de silencio forzado, casi más trágico que la palabra precedente. Unos siete meses de intermedio fúnebre sin ritos ni palabras, sin consuelo ni compasión.
El profeta comienza la segunda etapa pronunciando sus oráculos contra las naciones: a la vez que socava toda esperanza humana en otros poderes, afirma el juicio de Dios en la historia. Después comienza a rehacer una nueva esperanza, fundada solamente en la gracia y la fidelidad de Dios. Sus oráculos precedentes reciben una nueva luz, los completa, les añade nuevos finales y otros oráculos de pura esperanza.

Autor del libro.
Lo que hoy conocemos como libro de Ezequiel no es enteramente obra del profeta, sino también, de su escuela. Por una parte, se le incorporan bastantes adiciones: especulaciones teológicas, fragmentos legislativos al final, aclaraciones exigidas por acontecimientos posteriores; por otra, con todo ese material se realiza una tarea de composición unitaria de un libro.
Su estructura es clara en las grandes líneas y responde a las etapas de su actividad: hasta la caída de Jerusalén (1-24); oráculos contra las naciones (25-32); después de la caída de Jerusalén (33-48). Esta construcción ofrece el esquema ideal de amenaza-promesa, tragedia-restauración. Sucede que este esquema se aplica también a capítulos individuales, por medio de adiciones o trasponiendo material de la segunda etapa a los primeros capítulos; también se traspone material posterior a los capítulos iniciales para presentar desde el principio una imagen sintética de la actividad del profeta.
El libro se puede leer como una unidad amplia, dentro de la cual se cobijan piezas no bien armonizadas: algo así como una catedral de tres naves góticas en la que se han abierto capillas barrocas con monumentos funerarios y estatuas de devociones limitadas.

Mensaje religioso. La lectura del libro nos hace descubrir el dinamismo admirable de una palabra que interpreta la historia para re-crearla, el dinamismo de una acción divina que, a través de la cruz merecida de su pueblo, va a sacar un puro don de resurrección. Este mensaje es el que hace a Ezequiel el profeta de la ruina y de la reconstrucción cuya absoluta novedad él solo acierta a barruntar en el llamado «Apocalipsis de Ezequiel» (38s), donde contempla el nuevo reino del Señor y al pueblo renovado reconociendo con gozo al Señor en Jerusalén, la ciudad del templo.
El punto central de la predicación de Ezequiel es la responsabilidad personal (18) que llevará a cada uno a responder de sus propias acciones ante Dios. Y estas obras que salvarán o condenarán a la persona están basadas en la justicia hacia el pobre y el oprimido. En una sociedad donde la explotación del débil era rampante, Ezequiel se alza como el defensor del hambriento y del desnudo, del oprimido por la injusticia y por los intereses de los usureros. Truena contra los atropellos y los maltratos y llama constantemente a la conversión. Sin derecho y sin justicia no puede haber conversión.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Ezequiel  38,1-23Contra Gog: escatología. Ezequiel no se contenta con anunciar promesas futuras para un Israel renovado y de nuevo asentado en su tierra. Parece que el Nombre y el poder del Señor no quedan suficientemente «vengados» del ultraje del que ha sido víctima ante los demás pueblos y naciones. Estos capítulos esbozan en términos apocalípticos lo que será la venganza del Señor. Desde el extremo norte (39,1), el sitio de donde habían venido las antiguas invasiones, el Señor hace que se desborden como una tremenda avalancha los ejércitos de Gog, rey de Magog, que representa a todos los pueblos que quieren asaltar al pueblo de Israel. Ese Israel renovado que vive seguro en ciudades sin murallas, sin puertas ni cerrojos, será el lugar de encuentro de Dios con todos los enemigos de su pueblo para tomar venganza definitiva aniquilándolos a todos. Ese «día del Señor» será el día de su triunfo final y de una paz definitiva para Israel. Explotará así finalmente a los ojos de las naciones la gloria de su Nombre, y semejante estallido manifestará que el fracaso y la humillación soportados por Israel se debían a su pecado, no a la impotencia de su Dios.