Ezequiel  39 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 29 versitos |
1 Y tú, Hijo de hombre, profetiza así contra Gog:
Esto dice el Señor: Aquí estoy contra ti, Gog, jefe y caudillo de Mesec y Tubal,
2 te haré volver y te conduciré, te levantaré en el norte remoto y te llevaré a los montes de Israel.
3 De un golpe te tiraré el arco de la mano izquierda y las flechas se te caerán de la mano derecha.
4 En los montes de Israel caerás tú con todos tus escuadrones y las tropas que vienen contigo. Te daré como pasto a todas las aves de rapiña y a las fieras salvajes.
5 Caerás en campo abierto, porque yo lo he dicho – oráculo del Señor– .
6 Enviaré fuego contra Magog y los que habitan confiados en las islas, para que sepan que yo soy el Señor.
7 Daré a conocer mi Nombre santo en medio de mi pueblo, Israel; ya no profanaré mi Nombre santo, y sabrán las naciones que yo soy el Señor, el Santo de Israel.
8 Mira que llega, que sucede – oráculo del Señor– : es el día que predije.
9 Saldrán los vecinos de los poblados y prenderán y quemarán las armas: arco y flechas, coraza y escudo, venablo y jabalina; harán fuego con ellas durante siete años.
10 No tendrán que acarrear leña del monte ni tendrán que cortarla en los bosques, pues harán fuego con las armas. Saquearán a sus saqueadores y despojarán a sus despojadores – oráculo del Señor– .
11 Aquel día le daré a Gog un mausoleo, un sepulcro en Israel: el valle de Abarim, al este del Mar Muerto, obstruirá el paso a los caminantes. Allí enterrarán a Gog con toda su horda, y le pondrán de nombre Gue Hamon de Gog.
12 La casa de Israel los enterrará para limpiar el país, y tardarán siete meses.
13 Entre todos los del país los enterrarán, y el día en que me cubra yo de gloria será memorable para ellos – oráculo del Señor– .
14 Destacarán patrullas que se dediquen a rastrear el país y a enterrar a los que aún queden a flor de tierra, para limpiar el país. Pasados siete meses harán la inspección.
15 El rastreador que recorriendo el país vea un hueso humano, plantará junto a él una señal, hasta que lo entierren los enterradores en Gue Hamon de Gog,
16 y dejen limpio el país.
17 Y tú, Hijo de hombre, esto dice el Señor:
Di a las aves de toda pluma y a las fieras salvajes: Reúnanse y congréguense de todas partes al banquete que les he preparado, un banquete colosal en los montes de Israel. Comerán carne y beberán sangre:
18 comerán carne de héroes y beberán sangre de príncipes de la tierra; ellos serán los carneros, corderos y chivos, los novillos y los toros, todos engordados en Basán.
19 Comerán grasa hasta que se harten y beberán sangre hasta embriagarse: es el banquete que les he preparado.
20 Se hartarán en mi mesa de caballos y jinetes, de héroes y guerreros – oráculo del Señor– .
21 Mostraré mi gloria a las naciones: todas las naciones verán el juicio que hago en ellos y la mano que lo ejecuta.
22 A partir de aquel día sabrá la casa de Israel que yo soy el Señor, su Dios.
23 Y las naciones sabrán que la casa de Israel fue deportada por su culpa, por haberse rebelado contra mí; por eso les oculté mi rostro, los puse en manos de su adversarios y cayeron todos a espada.
24 Los traté según merecían su inmundicia y sus delitos, ocultándoles mi rostro.
25 Por tanto, así dice el Señor: Ahora cambio la suerte de Jacob, me apiado de la casa de Israel y soy celoso de mi santo Nombre.
26 Cargarán con su deshonra y su deslealtad contra mí cuando habiten en su tierra seguros, sin sobresaltos;
27 cuando los haga regresar de las naciones y los recoja de los países hostiles y muestre en ellos mi santidad a la vista de muchos pueblos.
28 Sabrán que yo soy el Señor, que si los deporté entre los paganos, ahora los reúno en su tierra sin dejarme ninguno.
29 No volveré a ocultarles mi rostro, yo que he infundido mi espíritu en la casa de Israel – oráculo del Señor– .

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Introducción a Ezequiel 

EZEQUIEL

Su vida. No sabemos cuándo nació. Probablemente en su infancia y juventud conoció algo de la reforma de Josías, de su muerte trágica, de la caída de Nínive y del ascenso del nuevo imperio babilónico. Siendo de familia sacerdotal, recibiría su formación en el templo, donde debió oficiar hasta el momento del destierro. Es en el destierro donde recibe la vocación profética.
Su actividad se divide en dos etapas con un corte violento. La primera dura unos siete años, hasta la caída de Jerusalén; su tarea en ella es destruir sistemáticamente toda esperanza falsa; denunciando y anunciando hace comprender que es vano confiar en Egipto y en Sedecías, que la primera deportación es sólo el primer acto, preparatorio de la catástrofe definitiva. La caída de Jerusalén sella la validez de su profecía.
Viene un entreacto de silencio forzado, casi más trágico que la palabra precedente. Unos siete meses de intermedio fúnebre sin ritos ni palabras, sin consuelo ni compasión.
El profeta comienza la segunda etapa pronunciando sus oráculos contra las naciones: a la vez que socava toda esperanza humana en otros poderes, afirma el juicio de Dios en la historia. Después comienza a rehacer una nueva esperanza, fundada solamente en la gracia y la fidelidad de Dios. Sus oráculos precedentes reciben una nueva luz, los completa, les añade nuevos finales y otros oráculos de pura esperanza.

Autor del libro.
Lo que hoy conocemos como libro de Ezequiel no es enteramente obra del profeta, sino también, de su escuela. Por una parte, se le incorporan bastantes adiciones: especulaciones teológicas, fragmentos legislativos al final, aclaraciones exigidas por acontecimientos posteriores; por otra, con todo ese material se realiza una tarea de composición unitaria de un libro.
Su estructura es clara en las grandes líneas y responde a las etapas de su actividad: hasta la caída de Jerusalén (1-24); oráculos contra las naciones (25-32); después de la caída de Jerusalén (33-48). Esta construcción ofrece el esquema ideal de amenaza-promesa, tragedia-restauración. Sucede que este esquema se aplica también a capítulos individuales, por medio de adiciones o trasponiendo material de la segunda etapa a los primeros capítulos; también se traspone material posterior a los capítulos iniciales para presentar desde el principio una imagen sintética de la actividad del profeta.
El libro se puede leer como una unidad amplia, dentro de la cual se cobijan piezas no bien armonizadas: algo así como una catedral de tres naves góticas en la que se han abierto capillas barrocas con monumentos funerarios y estatuas de devociones limitadas.

Mensaje religioso. La lectura del libro nos hace descubrir el dinamismo admirable de una palabra que interpreta la historia para re-crearla, el dinamismo de una acción divina que, a través de la cruz merecida de su pueblo, va a sacar un puro don de resurrección. Este mensaje es el que hace a Ezequiel el profeta de la ruina y de la reconstrucción cuya absoluta novedad él solo acierta a barruntar en el llamado «Apocalipsis de Ezequiel» (38s), donde contempla el nuevo reino del Señor y al pueblo renovado reconociendo con gozo al Señor en Jerusalén, la ciudad del templo.
El punto central de la predicación de Ezequiel es la responsabilidad personal (18) que llevará a cada uno a responder de sus propias acciones ante Dios. Y estas obras que salvarán o condenarán a la persona están basadas en la justicia hacia el pobre y el oprimido. En una sociedad donde la explotación del débil era rampante, Ezequiel se alza como el defensor del hambriento y del desnudo, del oprimido por la injusticia y por los intereses de los usureros. Truena contra los atropellos y los maltratos y llama constantemente a la conversión. Sin derecho y sin justicia no puede haber conversión.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Ezequiel  39,1-29Contra Gog: escatología. Ezequiel no se contenta con anunciar promesas futuras para un Israel renovado y de nuevo asentado en su tierra. Parece que el Nombre y el poder del Señor no quedan suficientemente «vengados» del ultraje del que ha sido víctima ante los demás pueblos y naciones. Estos capítulos esbozan en términos apocalípticos lo que será la venganza del Señor. Desde el extremo norte (39,1), el sitio de donde habían venido las antiguas invasiones, el Señor hace que se desborden como una tremenda avalancha los ejércitos de Gog, rey de Magog, que representa a todos los pueblos que quieren asaltar al pueblo de Israel. Ese Israel renovado que vive seguro en ciudades sin murallas, sin puertas ni cerrojos, será el lugar de encuentro de Dios con todos los enemigos de su pueblo para tomar venganza definitiva aniquilándolos a todos. Ese «día del Señor» será el día de su triunfo final y de una paz definitiva para Israel. Explotará así finalmente a los ojos de las naciones la gloria de su Nombre, y semejante estallido manifestará que el fracaso y la humillación soportados por Israel se debían a su pecado, no a la impotencia de su Dios.