Daniel  1 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 21 versitos |
1

Historia de Daniel
1– 6
Daniel en la corte de Babilonia

El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, Nabucodonosor, rey de Babilonia llegó a Jerusalén, y la sitió.
2 El Señor entregó en su poder a Joaquín de Judá y todos los objetos que quedaban en el templo. Nabucodonosor se los llevó a Senaar, y los objetos del templo los metió en el tesoro del templo de su dios.
3 El rey ordenó a Aspenaz, jefe de eunucos, seleccionar algunos israelitas de sangre real y de la nobleza,
4 jóvenes, perfectamente sanos, de buen tipo, bien formados en la sabiduría, cultos e inteligentes y aptos para servir en palacio, y ordenó que les enseñasen la lengua y literatura caldeas.
5 Cada día el rey les pasaría una ración de comida y de vino de la mesa real. Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales pasarían a servir al rey.
6 Entre ellos había unos judíos: Daniel, Ananías, Misael y Azarías.
7 El jefe de eunucos les cambió los nombres, llamando a Daniel, Belsazar; a Ananías, Sidrac; a Misael, Misac, y a Azarías, Abed-Nego.
8 Daniel hizo propósito de no contaminarse con los manjares y el vino de la mesa real, y pidió al jefe de eunucos que le dispensase de esa contaminación.
9 El jefe de eunucos, movido por Dios, se compadeció de Daniel y le dijo:
10 – Tengo miedo al rey, mi señor, que les ha asignado la ración de comida y bebida; si los encuentra más flacos que sus compañeros, pongo en peligro mi cabeza.
11 Daniel dijo al guardia a quién el jefe de eunucos había designado para cuidarlo a él, a Ananías, a Misael y a Azarías:
12 – Haz una prueba con nosotros durante diez días: que nos den verduras para comer y agua para beber.
13 Compara después nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa real y trátanos luego según el resultado.
14 Aceptó la propuesta e hizo la prueba durante diez días.
15 Al acabar tenían mejor aspecto y estaban más gordos que los jóvenes que comían de la mesa real.
16 Así que les retiró la ración de comida y de vino y les dio verduras.
17 Dios les concedió a los cuatro un conocimiento profundo de todos los libros del saber. Daniel sabía además interpretar visiones y sueños.
18 Al cumplirse el plazo señalado por el rey, el jefe de eunucos se los presentó a Nabucodonosor.
19 Después de conversar con ellos, el rey no encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y los tomó a su servicio.
20 Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, lo hacían diez veces mejor que todos los magos y adivinos de todo el reino.
21 Daniel estuvo en palacio hasta el año primero del reinado de Ciro.

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Introducción a Daniel 

DANIEL

La obra. Lo que hoy leemos como libro de Daniel es una obra compleja y aparte en el Antiguo Testamento. Empezando por la lengua, encontramos una serie de capítulos escritos en hebreo que imita el clásico, otros están escritos en arameo, otros en griego. Una obra trilingüe.
Es muy fácil separar los fragmentos griegos como adiciones posteriores, escritas en esa lengua o traducidas de un original semítico. No es fácil dar razón definitiva de la mezcla de hebreo con arameo; es más razonable pensar que los textos se escribieron primero en hebreo y que parte se tradujo al arameo, lengua corriente de la época.
La distribución de formas y temas no coincide con el reparto de lenguas. Encontramos tres tipos fundamentales: una serie de episodios narrativos, que tienen por protagonistas a Daniel y sus compañeros; una serie de visiones de Daniel explicadas por un ángel; dos plegarias amplias y otras breves. Los relatos están en hebreo (1), arameo (2-6) y griego (13-14); las visiones en arameo (7) y hebreo (8-12); las amplias plegarias en griego (3,24-90) y las demás en la lengua del contexto.

Autor. El personaje Daniel -«Dios es mi juez», en hebreo- es introducido unas veces en tercera persona (1-6); otras, en primera (8-12), como si fuera el autor. En el capítulo 7 pasa de la tercera a la primera. En los relatos aparece como adivino y jefe de magos (4,5; 5,10-12), y como político y administrador real (2,48; 6,3s; 8,27).
Parece ser que en la antigüedad hubo un personaje famoso por su bondad y sabiduría, llamado Daniel ( Eze_14:14 .20; Eze_28:3 ). Fuera de la Biblia aparece como «Dnil» en el poema ugarítico de Aqhat. ¿Existió un personaje semejante, del mismo nombre, en tiempo del destierro? No lo sabemos. El caso es que Daniel se hizo legendario y popular; por eso lo seleccionaron como protagonista para esta obra. La pseudonimia es normal en el género apocalíptico: hay Apocalipsis de Henoc, de Moisés, de Isaías, de Baruc, etc.

Época. El libro está compuesto durante la persecución de Antíoco IV (175-163 a.C.), después del 167 a.C. y algo antes de su muerte. Por la persecución religiosa y las rivalidades internas, los judíos atraviesan una grave crisis. El autor quiere infundirles ánimo y esperanza: lo hace con un personaje ficticio y aureolado, en un género literario nuevo, el apocalíptico.
Algunos piensan que los capítulos 1-6 fueron escritos al final del período persa o al comienzo del helenista, o sea en la segunda mitad del s. IV a.C. Las adiciones griegas, por su carácter ficticio o fantástico, no permiten una datación probable.

Género apocalíptico. Con el libro de Daniel entra en el Antiguo Testamento un género literario nuevo, el género apocalíptico. El libro fue admitido en el canon judío de las Escrituras, no como libro profético, pues la serie estaba clausurada, sino entre los «Escritos», concepto vago y acogedor. En realidad, Daniel es el único escrito apocalíptico, entre muchos, considerado como inspirado por Dios. En las versiones griega y latina y en la tradición cristiana, Daniel figura como uno de los cuatro «profetas mayores».
La apocalíptica es heredera de la profecía; surge cuando la profecía se ha extinguido («ya no vemos nuestros estandartes, ni tenemos un profeta, ninguno de nosotros sabe hasta cuándo» Sal_74:9 ) y pretende llevar adelante su misión.
En momentos de crisis, la apocalíptica trae un mensaje de esperanza: la tribulación es pasajera, el Señor actuará, pronto y de modo definitivo. En varias ocasiones la apocalíptica se presenta como la visión actualizada de una profecía.

Tema. El tema del libro es el drama de la historia. Luchan y caen y se suceden imperios y reinos. Los soberanos y emperadores actúan como protagonistas, pero la historia está gobernada por Dios y es conducida a un desenlace que llega de modo repentino, aunque previsto por el vidente y explicado por el intérprete. El paso dramático de un imperio a otro anticipa y prefigura el cambio final: la restauración del reino definitivo y universal del Señor de la historia en la que los sujetos pasivos y sufrientes de la misma, los «elegidos y consagrados», pasarán a primer plano con un nuevo poder concedido por Dios. Lo que sucede después, se anuncia, no se describe.
Los recursos principales del género y del libro son la ficción narrativa y la alegoría. El autor despliega a grandes trazos el pasado, lo estiliza y lo cuenta como profecía. Para ello inventa un personaje pretérito, a quien da un nombre ilustre y pone en su boca la historia pasada como profecía de futuro. La alegoría sirve también para comunicar en clave enseñanzas políticamente peligrosas.
En el uso de la alegoría el autor de 2-7 ha sido genial. Con función alegórica ha sabido crear unas cuantas imágenes poderosas que han fecundado el arte y el pensamiento occidental: la estatua de diversos materiales, el emperador convertido en fiera, el festín de Baltasar, los jóvenes en el horno, Daniel en el foso de los leones, las cuatro fieras con el anciano y la figura humana. ¿Cuántos escritores podrán exhibir semejante repertorio? Gracias a su vigor imaginativo, esos símbolos han sobrevivido al fracaso de la expectación del autor, se han desprendido de sus ataduras alegóricas y han comenzado una nueva vida como instrumentos para interpretar la historia.

Daniel y el Nuevo Testamento. Tres doctrinas principales han influido de algún modo en el Nuevo Testamento. La angelología, incluso con los nombres concretos de Miguel y de Gabriel (Lucas, Judas y Apocalipsis). La doctrina de la resurrección y retribución en la otra vida. La «figura humana» del capítulo 7, que por una falsa traducción se convirtió en «el Hijo del Hombre» trascendente, el de la parusía anunciada.
Además de éstos, Mar_13:14 y Mat_24:15 mencionan al «ídolo abominable» de Dan_9:27 y 12,11; Mar_13:19 y Mat_24:21 citan literalmente a Dan_12:1 . Finalmente 1Co_6:2 parece basado en Dan_7:22 . De los relatos griegos, el de Susana ha tenido gran aceptación en la teología y en el arte cristiano.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Daniel  1,1-21Daniel en la corte de Babilonia. Este primer capítulo al mismo tiempo que nos sitúa en la corte de Babilonia bajo el reinado de Nabucodonosor, es también la presentación de todo el libro. Después de describir brevemente el ambiente histórico (1s), el autor nos presenta a los personajes (3-7), entre los que sobresale el joven Daniel; la problemática religiosa más sobresaliente de la época: el tema de los alimentos prohibidos (8-16), y el motivo dominante del libro: la interpretación de los sueños y visiones o la capacidad que Dios ha infundido en Daniel para conocer e interpretar los sueños y visiones, como forma de poner en primer plano la absoluta soberanía de Dios incluso sobre reyes y reinos extranjeros (17-21).
Los biblistas están de acuerdo que el marco histórico que nos presentan los dos primeros capítulos es ficticio; es decir, no se trata en realidad del período de dominación babilónica, sino más bien de la época de dominación griega, s. III y II a.C. Los generales que heredan el imperio de Alejandro Magno han logrado expandir la cultura y el pensamiento griegos por todo el Oriente. La fe y la cultura israelitas se han visto confrontadas y hasta perseguidas por los dominadores extranjeros. Muchos judíos han aceptado sin problemas la nueva cultura, pero otros se resisten y hasta llegan a aceptar gustosos la muerte antes que infringir la ley de Moisés (8-16; cfr. 2 Mac).
Los griegos introducen rápidamente las novedades de la sabiduría helenista, que amplía mucho más los horizontes de la sabiduría y de la ciencia babilónicas, pero que desde el punto de vista del pensamiento judío, no está por encima de la sabiduría y conocimiento semitas. Esto explica por qué el libro subraya tanto la superioridad en sabiduría y conocimiento de Daniel y sus compañeros. La sabiduría de éstos está basada en el conocimiento y en la fe en el Dios de los antepasados de Israel. Con base en estos conceptos, el libro va a demostrar que a pesar de su poderío, su fuerza y su potencia, los reinos extranjeros serán siempre aniquilados por la fuerza y la potencia de uno solo: el Dios único y vivo de Israel. Y ello es motivo de consuelo en la angustia, luz en la incertidumbre, esperanza en la persecución y fortaleza para perseverar en la fe en una época en la que el creyente judío duda de la validez de sus dogmas y principios religiosos.
El lenguaje de Daniel es ante todo apocalíptico, dado el uso de tiempos y lugares ficticios, pero sobre todo por la utilización de imágenes y personajes rodeados de valor simbólico que sólo pueden captar quienes están en sintonía con la problemática e inquietudes de este autor creyente, enemigo a ultranza del pensamiento y la cultura griegos.