Daniel  12 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 13 versitos |
1

Resurrección y salvación
Is 24– 27; Ez 38s; Jl 3s

Entonces se levantará Miguel,
el arcángel
que se ocupa de tu pueblo:
serán tiempos difíciles,
como no los hubo
desde que existen las naciones
hasta ahora.
Entonces se salvará tu pueblo:
todos los inscritos en el libro.
2 Muchos de los que duermen
en el polvo despertarán:
unos para vida eterna,
otros para ignominia perpetua.
3 Los maestros brillarán
como brilla el firmamento,
y los que convierten a los demás,
resplandecerán como estrellas,
perpetuamente.
4 Tú, Daniel, guarda estas palabras y sella el libro hasta el momento final. Muchos lo repasarán y aumentarán su saber.
5 Yo, Daniel, vi a otros hombres de pie a ambos lados del río.
6 Y pregunté al hombre vestido de lino, que estaba sobre el agua del río:
–¿Cuándo acabarán estos prodigios?
7 El hombre vestido de lino, que estaba sobre el agua del río, alzó ambas manos al cielo y le oí jurar por el que vive eternamente:
– Un año y dos años y medio. Cuando acabe la persecución del pueblo santo, se cumplirá todo esto.
8 Yo oí sin entender y pregunté:
– Señor, ¿cuál será el desenlace?
9 Me respondió:
– Sigue adelante, Daniel. Las palabras están guardadas y selladas hasta el momento final.
10 Muchos se purificarán, blanquearán y perfeccionarán; los malvados seguirán en su maldad, sin entender; los maestros comprenderán.
11 Desde que supriman el sacrificio cotidiano y coloquen el ídolo abominable pasarán mil doscientos noventa días.
12 Dichoso el que aguarde hasta que pasen mil trescientos treinta y cinco días.
13 Tú vete y descansa. Te levantarás a recibir tu destino al final de los días.

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Introducción a Daniel 

DANIEL

La obra. Lo que hoy leemos como libro de Daniel es una obra compleja y aparte en el Antiguo Testamento. Empezando por la lengua, encontramos una serie de capítulos escritos en hebreo que imita el clásico, otros están escritos en arameo, otros en griego. Una obra trilingüe.
Es muy fácil separar los fragmentos griegos como adiciones posteriores, escritas en esa lengua o traducidas de un original semítico. No es fácil dar razón definitiva de la mezcla de hebreo con arameo; es más razonable pensar que los textos se escribieron primero en hebreo y que parte se tradujo al arameo, lengua corriente de la época.
La distribución de formas y temas no coincide con el reparto de lenguas. Encontramos tres tipos fundamentales: una serie de episodios narrativos, que tienen por protagonistas a Daniel y sus compañeros; una serie de visiones de Daniel explicadas por un ángel; dos plegarias amplias y otras breves. Los relatos están en hebreo (1), arameo (2-6) y griego (13-14); las visiones en arameo (7) y hebreo (8-12); las amplias plegarias en griego (3,24-90) y las demás en la lengua del contexto.

Autor. El personaje Daniel -«Dios es mi juez», en hebreo- es introducido unas veces en tercera persona (1-6); otras, en primera (8-12), como si fuera el autor. En el capítulo 7 pasa de la tercera a la primera. En los relatos aparece como adivino y jefe de magos (4,5; 5,10-12), y como político y administrador real (2,48; 6,3s; 8,27).
Parece ser que en la antigüedad hubo un personaje famoso por su bondad y sabiduría, llamado Daniel ( Eze_14:14 .20; Eze_28:3 ). Fuera de la Biblia aparece como «Dnil» en el poema ugarítico de Aqhat. ¿Existió un personaje semejante, del mismo nombre, en tiempo del destierro? No lo sabemos. El caso es que Daniel se hizo legendario y popular; por eso lo seleccionaron como protagonista para esta obra. La pseudonimia es normal en el género apocalíptico: hay Apocalipsis de Henoc, de Moisés, de Isaías, de Baruc, etc.

Época. El libro está compuesto durante la persecución de Antíoco IV (175-163 a.C.), después del 167 a.C. y algo antes de su muerte. Por la persecución religiosa y las rivalidades internas, los judíos atraviesan una grave crisis. El autor quiere infundirles ánimo y esperanza: lo hace con un personaje ficticio y aureolado, en un género literario nuevo, el apocalíptico.
Algunos piensan que los capítulos 1-6 fueron escritos al final del período persa o al comienzo del helenista, o sea en la segunda mitad del s. IV a.C. Las adiciones griegas, por su carácter ficticio o fantástico, no permiten una datación probable.

Género apocalíptico. Con el libro de Daniel entra en el Antiguo Testamento un género literario nuevo, el género apocalíptico. El libro fue admitido en el canon judío de las Escrituras, no como libro profético, pues la serie estaba clausurada, sino entre los «Escritos», concepto vago y acogedor. En realidad, Daniel es el único escrito apocalíptico, entre muchos, considerado como inspirado por Dios. En las versiones griega y latina y en la tradición cristiana, Daniel figura como uno de los cuatro «profetas mayores».
La apocalíptica es heredera de la profecía; surge cuando la profecía se ha extinguido («ya no vemos nuestros estandartes, ni tenemos un profeta, ninguno de nosotros sabe hasta cuándo» Sal_74:9 ) y pretende llevar adelante su misión.
En momentos de crisis, la apocalíptica trae un mensaje de esperanza: la tribulación es pasajera, el Señor actuará, pronto y de modo definitivo. En varias ocasiones la apocalíptica se presenta como la visión actualizada de una profecía.

Tema. El tema del libro es el drama de la historia. Luchan y caen y se suceden imperios y reinos. Los soberanos y emperadores actúan como protagonistas, pero la historia está gobernada por Dios y es conducida a un desenlace que llega de modo repentino, aunque previsto por el vidente y explicado por el intérprete. El paso dramático de un imperio a otro anticipa y prefigura el cambio final: la restauración del reino definitivo y universal del Señor de la historia en la que los sujetos pasivos y sufrientes de la misma, los «elegidos y consagrados», pasarán a primer plano con un nuevo poder concedido por Dios. Lo que sucede después, se anuncia, no se describe.
Los recursos principales del género y del libro son la ficción narrativa y la alegoría. El autor despliega a grandes trazos el pasado, lo estiliza y lo cuenta como profecía. Para ello inventa un personaje pretérito, a quien da un nombre ilustre y pone en su boca la historia pasada como profecía de futuro. La alegoría sirve también para comunicar en clave enseñanzas políticamente peligrosas.
En el uso de la alegoría el autor de 2-7 ha sido genial. Con función alegórica ha sabido crear unas cuantas imágenes poderosas que han fecundado el arte y el pensamiento occidental: la estatua de diversos materiales, el emperador convertido en fiera, el festín de Baltasar, los jóvenes en el horno, Daniel en el foso de los leones, las cuatro fieras con el anciano y la figura humana. ¿Cuántos escritores podrán exhibir semejante repertorio? Gracias a su vigor imaginativo, esos símbolos han sobrevivido al fracaso de la expectación del autor, se han desprendido de sus ataduras alegóricas y han comenzado una nueva vida como instrumentos para interpretar la historia.

Daniel y el Nuevo Testamento. Tres doctrinas principales han influido de algún modo en el Nuevo Testamento. La angelología, incluso con los nombres concretos de Miguel y de Gabriel (Lucas, Judas y Apocalipsis). La doctrina de la resurrección y retribución en la otra vida. La «figura humana» del capítulo 7, que por una falsa traducción se convirtió en «el Hijo del Hombre» trascendente, el de la parusía anunciada.
Además de éstos, Mar_13:14 y Mat_24:15 mencionan al «ídolo abominable» de Dan_9:27 y 12,11; Mar_13:19 y Mat_24:21 citan literalmente a Dan_12:1 . Finalmente 1Co_6:2 parece basado en Dan_7:22 . De los relatos griegos, el de Susana ha tenido gran aceptación en la teología y en el arte cristiano.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Daniel  12,1-13Resurrección y salvación: Los versículos 1-4 son de obligatoria referencia cuando se quiere buscar el fundamento bíblico de la resurrección de los muertos. Para muchos comentaristas este pasaje constituye el punto culminante de la revelación contenida en el libro de Daniel. Dios concede la victoria final a su pueblo, haciendo que, tanto vivos como muertos, participen de ella. Quienes se mantuvieron fieles al Señor, aun en los peores momentos de la historia, serán premiados por Dios con la vida eterna.
Pero hay otra intuición: el castigo eterno que sobrevendrá a los impíos. A su manera, el libro de Daniel resuelve el interrogante sobre la suerte del justo que sufre y el malvado que prospera (cfr. Sal 37).
¿Cuándo se cumplirán estas cosas maravillosas? (5.8) La respuesta sigue siendo misteriosa y vedada, pero para los lectores contemporáneos de Daniel está claro que el fin de la crisis es inminente. Recordemos que la literatura apocalíptica utiliza imágenes y símbolos a veces tomados del pasado pero que aluden a un presente crítico con el fin de animar, consolar y sobre todo confortar e invitar a no desfallecer ante los embates del mal.

13s Relatos griegos. El texto hebreo de Daniel termina en el capítulo 12. Sin embargo, cuando se tradujeron los textos del Antiguo Testamento a la lengua griega (LXX) fueron añadidos estos relatos, de origen hebreo, pero compuestos en griego, donde se resalta la personalidad de Daniel. Se trata de relatos populares que tienen un carácter ejemplar. La enseñanza que quieren transmitir es sumamente simple y sencilla, para que cualquier lector u oyente de la época pudiera captarla sin dificultad.

13:1-64 Susana y Daniel. Con el relato de Susana se quiere alabar la sabiduría limpia y justa de Daniel; pero más que eso, se trata de inculcar en el creyente la convicción de que Dios no abandona ni deja en manos de malhechores a quien confía en Él y que, por su parte, los inicuos serán irremediablemente castigados.

14:1-42 Bel o el fraude descubierto. Otras dos historias ejemplares buscan ilustrar la vanidad de los ídolos. Son prácticamente dos sátiras: una contra quienes confían en divinidades de hechura humana (1-22), y la otra es contra la divinidad misma (23-27). Daniel queda en peligro por desenmascarar la falsedad idolátrica, pero el Dios vivo en quien él confía no lo abandona (28-40), al punto que los mismos idólatras tienen que reconocer al Único y verdadero Dios (41s).