Joel  2 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 32 versitos |
1

La invasión de la langosta

Toquen la trompeta en Sión,
resuene el grito
en mi monte santo;
tiemblen los campesinos,
porque llega,
ya está cerca el día del Señor;
2 día de oscuridad y tinieblas,
día de nubes y nubarrones;
como crepúsculo
que se extiende sobre los montes
es el ejército denso y numeroso;
no hubo semejante
ni se volverá a repetir
por muchas generaciones.
3 Delante de él, el fuego devora,
detrás de él, las llamas consumen;
delante la tierra es un jardín,
detrás es un desierto desolado;
nada se salva.
4 Su aspecto es de caballos,
de jinetes que galopan;
5 su estruendo, de carros
rebotando por las montañas;
como crepitar de llama
que consume la paja,
como ejército numeroso
formado para la batalla;
6 ante el cual tiemblan los pueblos,
con los rostros enrojecidos.
7 Corren como soldados,
escalan aguerridos la muralla,
cada cual avanza en su línea
sin desordenar las filas;
8 ninguno estorba al camarada,
avanza cada cual por su camino,
aunque caigan al lado flechas,
no se desbandan.
9 Asaltan la ciudad, escalan las murallas,
suben a las casas, penetran
como ladrones por las ventanas.
10 Ante ellos tiembla la tierra
y se conmueve el cielo,
sol y luna se oscurecen,
los astros retiran su resplandor.
11 El Señor alza la voz
delante de su ejército:
son innumerables sus campamentos,
son fuertes
los que cumplen sus órdenes.
Grande y terrible es el día del Señor:
¿quién lo resistirá?
12

Penitencia y súplica

Pero ahora – oráculo del Señor– ,
conviértanse a mí de todo corazón,
con ayuno, con llanto, con luto.
13 Rasguen los corazones
y no los vestidos;
conviértanse al Señor su Dios;
que es compasivo y clemente,
paciente y misericordioso,
y se arrepiente de las amenazas.
14 Quizá se arrepienta y vuelva,
dejando a su paso
bendición, ofrenda y libación
para el Señor, su Dios.
15 Toquen la trompeta en Sión,
proclamen un ayuno,
16 convoquen la reunión,
congreguen al pueblo,
purifiquen a la asamblea,
reúnan alos ancianos,
congreguen a muchachos
y niños de pecho;
salga el esposo de la habitación,
la esposa de su lecho nupcial;
17 entre el atrio y el altar
lloren los sacerdotes,
digan los ministros del Señor:
Perdona, Señor, a tu pueblo,
no entregues tu nación al desprecio,
no la sometan los gentiles,
no se diga entre los pueblos:
¿dónde está su Dios?
18 El Señor tenga celos de su tierra
y perdone a su pueblo.
19

Oráculo de salvación
Dt 28,11s

Entonces el Señor
respondió a su pueblo:
Yo les enviaré el trigo, el vino,
el aceite en abundancia,
ya no haré de ustedes
el desprecio de los paganos;
20 alejaré de ustedes
al pueblo del norte,
lo dispersaré por tierra
árida y desolada:
la vanguardia
hacia el mar de oriente,
la retaguardia
hacia el mar de occidente;
se esparcirá su mal olor,
se extenderá su pestilencia,
porque intentó hacer proezas.
21 No temas, suelo; alégrate, haz fiesta,
porque el Señor ha hecho proezas;
22 no teman, fieras salvajes,
que los prados de la llanura
reverdecerán,
los árboles darán sus frutos,
la vid y la higuera darán su riqueza.
23 Hijos de Sión, alégrense
y festejen al Señor, su Dios,
que les da la lluvia temprana
en su justa medida,
la lluvia tardía como antiguamente
y derrama para ustedes el aguacero.
24 Los campos se llenarán de grano,
rebosarán las bodegas
de vino y aceite;
25 les compensaré los años
en que devoraban la langosta,
el saltamontes,
la oruga y el gusano,
mi gran ejército
que envié contra ustedes.
26 Comerán hasta saciarse
y alabarán al Señor, su Dios,
que hizo prodigios por ustedes;
27 sabrán que yo estoy
en medio de Israel
y mi pueblo no quedará defraudado.
Yo soy el Señor, su Dios,
y no hay otro,
y mi pueblo no quedará defraudado.
28

Escatología: día del Señor
Is 24– 27; 34s; Ez 38s; Zac 14; Hch 2

Después derramaré
mi espíritu sobre todos:
sus hijos e hijas profetizarán,
sus ancianos tendrán sueños,
sus jóvenes verán visiones.
29 También sobre criados y criadas
derramaré mi espíritu aquel día.
30 Haré prodigios en cielo y tierra:
sangre, fuego, humareda;
31 el sol aparecerá oscuro,
la luna ensangrentada,
antes de llegar el día del Señor,
grande y terrible.
32 Todos los que invoquen
el Nombre del Señor se librarán:
en el monte Sión quedará un resto
– lo dice el Señor– ,
en Jerusalén los supervivientes
que él convoque.

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Introducción a Joel 

JOEL

Autor y fecha de composición. Nada nos dice el texto bíblico sobre Joel, hijo de Fatuel, cuyo nombre significa «el Señor es Dios». Tampoco sobre la época en la que actuó: el «enemigo del Norte» (2,20) puede ser Asiria, que destruyó a Israel; o Babilonia, que destruyó a Judá, o puede ser el enemigo por antonomasia para autores tardíos. La dispersión entre las naciones (4,2) es el destierro, y está vista como un acontecimiento ya pasado. La mención de los griegos (4,6) -si no es adición- nos lleva también a una época tardía, así como su concepción escatológica. La principal razón para colocar al profeta en el período preexílico es que se encuentra entre Oseas y Amós, ambos profetas del s. VIII a.C.

Tema. Esta obra es una poderosa creación literaria y significativa del modo de profetizar. El profeta toma como punto de partida una catástrofe ciudadana: una terrible plaga de langosta, fatal para una cultura agrícola. También él ha tomado parte en la situación: conoce las diversas variedades del insecto desolador, ha observado cómo se suceden las olas o nubes invasoras; ha contemplado con detalle los efectos destructores en las plantas. En su imaginación poética la plaga de langosta se convierte en un ejército aguerrido y ordenado que asalta y conquista una ciudad. Éste es un primer paso de elevación poética.
La catástrofe nacional pide una acción religiosa de expiación: una jornada de ayuno y penitencia para suplicar la compasión divina. Y aquí se nos presenta un aspecto de la religiosidad israelita, sus actos de culto, la proclamación del profeta, la participación de sacerdotes y pueblo en sus puestos respectivos.
Estos elementos litúrgicos están en el libro en su estado natural, sin transformación poética. Todo culmina en el oráculo con que Dios responde al pueblo, anunciando la liberación de la plaga y las bendiciones tradicionales que retornan sobre la tierra.
En este ambiente litúrgico, y con la iluminación poética, Joel levanta todo el suceso -la plaga de langosta- a la categoría religiosa de «día del Señor»: momento de la historia en que Dios interviene soberanamente, usando como instrumento los fenómenos atmosféricos o los ejércitos humanos. En «esos días» el Señor hace juicio público, castigando y salvando. Éste, que es un «día del Señor», puede convertirse fácilmente en el definitivo y futuro «día del Señor», en cuanto lo anuncia y prefigura.

Mensaje religioso. Es la visión escatológica del «día del Señor» lo más destacado del mensaje de este profeta, fiel al culto litúrgico de Dios. Un «día» cuya principal característica será la restauración definitiva por la efusión del Espíritu del Señor sobre todos y todas, sin discriminación: «sus hijos e hijas profetizarán, sus ancianos tendrán sueños, sus jóvenes verán visiones» (3,1s). Cualquier discriminación queda anulada: edad, sexo, condición social. La expresión literal que usa, «toda carne», abre sin límites su profecía, que será recogida por Lucas en los Hechos de los Apóstoles (2).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Joel  2,1-11La invasión de la langosta. La imagen de las legiones de devastadoras langostas que oscurecen el cielo como nubes (2), capaces de convertir en desierto lo que era un paraíso (3), es transformada por el profeta en símbolo de una invasión militar que todo lo arrasa a su paso. Sólo que aquí los numerosos ejércitos son dirigidos por el mismo Señor (11).
La idea de fondo es que un día se presentará el Señor ceñido de poder para aplicar el castigo a las naciones (cfr. Sal_149:7-9). Diríamos que es la manera como concibe el profeta «el día del Señor», que ha pasado a nuestro lenguaje común como «el fin del mundo» o «juicio final». Los versículos 10s poseen un tinte netamente apocalíptico.


Joel  2,12-18Penitencia y súplica. La imagen anterior es como una motivación para invitar a todos sin excepción a la penitencia (16s). Dios puede arrepentirse del castigo y cambiarlo por bendición si hay un arrepentimiento sincero y puro nacido del corazón. No basta con rasgarse las vestiduras externas, es necesario rasgarse el corazón (13), mostrar actitudes de amor y misericordia, pues bueno y misericordioso es Dios (13s).
Joel  2,19-27Oráculo de salvación. En el esquema de las liturgias penitenciales, la última parte es la respuesta del Señor ante quien el pueblo se ha humillado, lamentándose y haciendo penitencia. En coherencia con la convicción de que el Señor está siempre dispuesto a perdonar (2,13b), su respuesta aquí es positiva. Él ha visto y escuchado el clamor de su pueblo (cfr. Éxo_3:7), y por tanto se conmueve desde sus entrañas (cfr. Ose_11:8s). El pueblo puede contar con que todo lo que había sido destruido, será restaurado; lo que había muerto a causa de la sequía, será revivido. Esto se convierte en símbolo de la esperanza en la nueva creación, donde no habrá más muerte ni humillación (27).