Amos  2 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 16 versitos |
1 Así dice el Señor:
A Moab, por tres delitos
y por el cuarto, no la perdonaré:
porque quemó y calcinó con cal
los huesos del rey de Edom,
2 enviaré fuego a Moab,
que devorará los palacios de Queriot;
Moab morirá en el tumulto bélico,
entre gritos de guerra
y toques de trompeta;
3 extirparé de ella al gobernante
y junto con él, mataré a los príncipes
– lo ha dicho el Señor– .
4 Así dice el Señor:
A Judá, por tres delitos
y por el cuarto, no lo perdonaré:
porque rechazaron la ley del Señor
y no observaron sus mandamientos;
sus mentiras los extraviaron,
las mismas que veneraban sus padres;
5 enviaré fuego a Judá,
que devorará
los palacios de Jerusalén.
6 Así dice el Señor:
A Israel, por tres delitos
y por el cuarto, no lo perdonaré:
porque venden al inocente por dinero
y al pobre por un par de sandalias;
7 revuelcan en el polvo al débil
y no hacen justicia al indefenso.
Padre e hijo van juntos a una mujer
profanando mi santo Nombre;
8 se acuestan sobre ropas
tomadas en prenda,
junto a cualquier altar,
beben en el templo de su Dios
el vino confiscado injustamente.
9 Yo destruí a los amorreos
al llegar ellos: eran altos como cedros,
fuertes como encinas;
destruí arriba el fruto, abajo la raíz.
10 Yo los saqué a ustedes de Egipto,
los conduje por el desierto
cuarenta años,
para que conquistaran
el país amorreo.
11 Nombré profetas a sus hijos,
nazireos a sus jóvenes:
¿no es cierto, israelitas?
– oráculo del Señor– .
12 Pero ustedes
emborrachaban a los nazireos,
y a los profetas
les prohibían profetizar.
13 Por eso miren,
yo los aplastaré en el suelo,
como un carro cargado de gavillas:
14 el más veloz no logrará huir,
el más fuerte no sacará fuerzas,
el soldado no salvará la vida;
15 el arquero no resistirá,
el más ágil no se salvará,
el jinete no salvará la vida;
16 el más valiente entre los soldados
huirá desnudo aquel día
– oráculo del Señor– .

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Introducción a Amos 

AMOS

El profeta y su época. El profeta Amós nació en Tecua, a veinte kilómetros al sur de Jerusalén, en el reino de Judá; pero su actividad profética se desarrolló en el norte: en el reino de Israel. Gracias a su oficio de ganadero o granjero, gozó de una situación económica desahogada, que le permitió adquirir una buena formación intelectual y aprender el arte literario. Pero de aquella situación tranquila lo arrancó la llamada de Dios (7,10-14), para convertirlo en profeta de Israel. Amós predicó bajo el reinado de Jeroboán II (782-753 a.C.), en una época de paz y prosperidad material. Pero, si hemos de tomar como descripción general los datos de Oseas y de Amós, aquella sociedad estaba enferma de injusticia social, de sincretismo religioso e idolatría, y de una exagerada confianza en los recursos humanos.
Además de denunciar vigorosamente las injusticias sociales, el lujo, la satisfacción humana, Amós predice la catástrofe inminente. Extraña predicción en un momento en que el enemigo próximo, Damasco, está sin fuerzas para rehacerse, y el enemigo remoto y terrible, Asiria, no puede pensar en campañas occidentales. Pero Amós sabe que Israel está «madura» para la catástrofe, y, de hecho, el año 746 a.C. muere Jeroboán II, al año siguiente sube al trono de Asiria Tiglat Piléser III, que será el comienzo del fin para Israel. Con todo, Amós cierra su profecía con un oráculo de esperanza.

Mensaje religioso. El mensaje del profeta es de indignación y denuncia ante la explotación del pueblo humilde a manos de una minoría coaligada de políticos y aristócratas. Amós hace eco de la indignación de Dios, a quien presenta como un león, que ruge antes de hacer presa; el profeta es la voz de su rugido (3,4.8), que denuncia e invita a la conversión; si ésta no llega, el león hará presa (3,12; 5,19). El juicio de Dios comenzará por los pueblos circundantes (1,3-2,3), pasará a Judá (2,4s) y culminará en Israel (2,6-16). Israel es culpable de múltiples injusticias, de lujo inmoderado, de vanas complacencias, de cultos idolátricos; la injusticia vicia el culto legítimo (5,21-25), la idolatría lo corrompe.
La clase alta y el pueblo engañado piensan que pueden continuar con sus injusticias evitando las consecuencias: sea con el culto (5,21-23), sea con la riqueza y las fortificaciones (6,1), sea sobre todo con un supuesto «día del Señor» en que Dios será propicio a su pueblo. Ese día vendrá, pero será funesto (5,17s); el Señor pasará, pero castigando (5,16s); la elección será redoblada responsabilidad (3,2), y el encuentro con Dios será terrible (4,12).
Amós ataca el lujo de los ricos por lo que tiene de inconsciencia y falta de solidaridad (6,4-6); además, porque muchas riquezas han sido adquiridas explotando a los pobres (4,1; 5,11). Ataca las devotas y frecuentes peregrinaciones que no inciden en la vida. Denuncia la ilusión del pueblo porque se siente elegido y sacado de Egipto.
Como el pueblo no ha escarmentado en una serie de castigos (4,6-11), llegará a un juicio definitivo, de hambre y sed, luto y duelo (8,9-14); pero después de castigar a los pecadores (9,8.10) vendrá la restauración (9,11-15). Así termina en tonalidad de esperanza un libro de vibrantes denuncias que han hecho de Amós el «profeta de la justicia social».

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Amos  2,1-16Delito y castigo de ocho naciones. El mensaje de Amós comienza con una serie de ocho oráculos o mensajes de condena, dirigidos los siete primeros a los reinos vecinos, incluido Judá, y el último, más largo y por ello más completo, a Israel. La tradición oracular habría que ponerla propiamente en Amós, reconocido por todos como el primer profeta «escritor».
Es bueno tener en cuenta algunos aspectos literarios de los oráculos de Amós para una mejor comprensión. Cada oráculo va introducido por la expresión «así dice el Señor», para notar que no se trata de una simple palabra caprichosa del profeta, sino de un genuino mensaje divino. En segundo lugar, todos los oráculos de Amós contienen la siguiente frase: «por tres delitos... y por el cuarto», con la descripción de un solo delito. Amós es el único que utiliza este recurso típico de la tradición sapiencial en la tradición profética. ¿Qué sentido tiene? Son tantos los delitos de... que éste -el nombrado en el oráculo- desborda definitivamente la paciencia de Dios, por lo cual el trasgresor es condenado.
Conviene destacar la calidad del pecado de los otros pueblos en comparación con el de Israel (2,6-16). Los demás pueblos son juzgados por puros asuntos políticos, mientras que el pecado de Israel es de naturaleza netamente social; la tremenda brecha entre pobres y ricos, oprimidos y opresores está demostrando su falta de justicia, pues ha olvidado su atención al débil y la protección al inocente (6s). Viven en medio del derroche a costa del empobrecimiento del pueblo (8), perdiendo de vista que el Señor se fijó en Israel porque era un «no-pueblo» pobre y olvidado en Egipto con la intención de que ellos mantuvieran esa misma actitud respecto a los más débiles. Sin embargo, han eliminado sistemáticamente a quienes les han recordado ese compromiso (12). No queda otro camino que el castigo, del cual nadie escapará (14-16).