Zacarías 11 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 17 versitos |
1 Abre tus puertas, Líbano,
que el fuego se alimente
con tus cedros.
2 Gime, ciprés, que ha caído el cedro,
han talado los árboles poderosos;
giman, encinas de Basán,
que ha caído la selva impenetrable.
3 Escuchen: gimen los pastores,
porque han arrasado sus pastos;
escuchen: rugen los leones,
porque han arrasado
la arboleda del Jordán.
4

Ovejas y pastores
Ez 34

Así dice el Señor, mi Dios: Engorda las ovejas para la matanza:
5 los compradores las matan sin sentirse culpables; los vendedores dicen: ¡Bendito sea Dios!, me hago rico; los pastores no se compadecen de ellas.
6 No volveré a perdonar
a los habitantes del país
– oráculo del Señor– ;
entregaré a cada uno en manos
de su pastor y de su rey;
cuando destruyan el país,
no los libraré de sus manos.
7 Entonces yo engordé las ovejas para la matanza, por cuenta de los comerciantes. Tomé dos bastones: a uno lo llamé Belleza, al otro Unión, y seguí engordando las ovejas.
8 En un mes eliminé a los tres pastores: ya no los aguantaba, ni ellos a mí.
9 Les dije: – No quiero seguir pastoreando con ustedes. Si una se muere, que se muera; si una perece, que perezca; las que queden se comerán unas a otras.
10 Tomé el bastón Belleza y lo rompí, en señal de que anulaba mi alianza con todas las naciones.
11 Aquel día se anuló, y los comerciantes que me vigilaban comprendieron que se trataba de una Palabra del Señor.
12 Entonces les dije:
– Si les parece bien, páguenme el salario; si no, déjenlo.
Ellos pesaron mi salario: treinta monedas de plata.
13 Y el Señor me dijo: –Échalo en el tesoro del templo.
Yo tomé aquella valiosa suma en que me habían valorado y la eché en el tesoro del templo del Señor.
14 Después rompí el segundo bastón, Unión, en señal de que anulaba la hermandad de Judá e Israel.
15 El Señor me ordenó:
Vístete con la ropa
de un pastor irresponsable.
16 Porque yo pondré en el país
un pastor que descuide
a las ovejas extraviadas
y no busque a las perdidas,
que no sane a las heridas
ni alimente a las sanas,
que se coma las gordas
y les arranque las pezuñas.
17 ¡Ay del mal pastor
que abandona el rebaño!
¡Que un puñal hiera su brazo,
y su ojo derecho!
¡Que se le paralice el brazo,
que se le ciegue el ojo derecho!

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Introducción a Zacarías

ZACARÍAS

Uno o dos Zacarías. La mayoría de los comentaristas modernos distinguen dos partes en el libro (1-8 y 9-14), diversas por el contenido, estilo e intención. La primera se ocupa del templo, la segunda prescinde de él; la primera da mucha importancia a la actividad humana, la segunda sólo se fija en la acción de Dios; la primera estima mucho la profecía, la segunda asiste a su desaparición; la primera es libro de visiones, la segunda de oráculos; en la primera abundan los datos biográficos, en la segunda son escasos; en la primera abundan las fórmulas proféticas, en la segunda las apocalípticas. La primera parte recogería la predicación de Zacarías, contemporáneo de Ageo; la segunda sería obra de otro autor de época posterior.

Zacarías y su época.
Aparece citado, junto con Ageo, en Esd_5:1 y 6,14, como inspirador de la reconstrucción del templo. Probablemente perteneció a una familia sacerdotal y, como tal, fue llamado desde muy joven al servicio del templo. Su actividad se extiende hasta diciembre del 518 a.C. Coincidió por poco tiempo con Ageo, con quien compartió los dos grandes temas de predicación, reconstrucción del templo y la restauración escatológica.
Sobre la época véase la introducción a Ageo. En cuanto al contexto histórico de la segunda parte del libro: Zacarías II (9-14), es muy difícil de precisar. Los nombres mencionados, tales como Asiria, Egipto, etc., más que referirse a una situación presente, evocan el pasado para resaltar que lo que Dios hizo con esos pueblos lo sigue y seguirá haciendo, como Señor de la historia, con otros pueblos.

Mensaje religioso. Zacarías se inserta conscientemente en la línea de los antiguos profetas (1,4), predica la conversión, inculca exigencias éticas, critica el culto sin justicia. Depende de Isaías II (2,10-17) y más de Ezequiel en procedimientos literarios.
Como para Ageo, también para Zacarías la reconstrucción del templo es garantía de la restauración de la era mesiánica. Este futuro mesiánico es descrito en la segunda parte del libro en un estilo visionario que está anticipando ya la literatura apocalíptica. Aunque difícil de entender para nosotros, este Zacarías II es el más citado en el Nuevo Testamento, cuyos autores vieron realizados en la pasión de Jesucristo el simbólico mensaje del profeta.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Zacarías 11,4-17Ovejas y pastores. Con la imagen del rebaño y del pastor como telón de fondo, se desarrolla esta sección en la que se utiliza, además, una acción simbólica realizada por el profeta a instancias de su Dios. No hay claridad sobre algunos aspectos de esta sección: tres pastores que son eliminados en un solo mes, ¿a qué puede referirse? Dos cayados denominados «Belleza» y «Concordia» que son quebrados, ¿se estará refiriendo a la división del reino y su posterior hundimiento en 721 y 587 a.C.? O, ¿más bien podría tratarse de los dos ungidos propuestos por Zacarías I?
El pastor al que se le paga su salario -30 siclos de plata- que finalmente son depositados en la alcancía del templo, queda también en incógnita. Mateo se lo aplicará a Judas el que vendió a Jesús (Mat_26:14s)2Cr_13:7-9 aparece desplazado a este lugar por considerarse que es continuación de esta sección. Concluye la idea que se viene desarrollando en torno al rebaño dividido. Con el tercio que escapa de la matanza, el Señor hará cosas increíbles. Ellos reconocerán al Señor y Él los llamará «mi pueblo», es decir, con ellos restaurará la Alianza.