Zacarías 2 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 13 versitos |
1

Tercera:
El cordel de medir
Is 54,2-3; Jr 31,38-40

Levanté la vista y vi a un hombre con un cordel de medir.
2 Pregunté: –¿Adónde va ése?
Me contestó: – A medir Jerusalén, para comprobar su anchura y longitud.
3 Entonces se adelantó el ángel que hablaba conmigo y otro ángel le salió al encuentro, diciéndole:
4 – Corre a decirle a aquel muchacho:
Por la multitud de hombres
y ganados que habrá,
Jerusalén será ciudad abierta;
5 yo la rodearé
como muralla de fuego
y mi gloria estará en medio de ella
– oráculo del Señor– .
6 ¡Ánimo, vamos!,
escapen del país del norte
– oráculo del Señor– ,
que yo los dispersé
a los cuatro vientos
– oráculo del Señor– .
7 ¡Ánimo, hijos de Sión,
que habitan en Babilonia, escapen!
8 Porque así dice
el Señor Todopoderoso
a las naciones que los deportaron:
El que los toca a ustedes,
toca a la niña de mis ojos.
9 Yo levantaré mi mano contra ellos,
y serán saqueados
por sus propios esclavos,
y sabrán que el Señor Todopoderoso
me ha enviado.
10 Festeja y aclama, joven Sión,
que yo vengo a habitar en ti
– oráculo del Señor– .
11 Aquel día se incorporarán al Señor
muchos pueblos
y serán pueblo mío;
habitaré en medio de ti,
y sabrás que el Señor Todopoderoso
me ha enviado a ti.
12 El Señor tomará a Judá
como herencia suya
en la tierra santa
y volverá a elegir a Jerusalén.
13 ¡Silencio todos ante el Señor,
que se levanta en su santa morada!

Patrocinio

 
 

Introducción a Zacarías

ZACARÍAS

Uno o dos Zacarías. La mayoría de los comentaristas modernos distinguen dos partes en el libro (1-8 y 9-14), diversas por el contenido, estilo e intención. La primera se ocupa del templo, la segunda prescinde de él; la primera da mucha importancia a la actividad humana, la segunda sólo se fija en la acción de Dios; la primera estima mucho la profecía, la segunda asiste a su desaparición; la primera es libro de visiones, la segunda de oráculos; en la primera abundan los datos biográficos, en la segunda son escasos; en la primera abundan las fórmulas proféticas, en la segunda las apocalípticas. La primera parte recogería la predicación de Zacarías, contemporáneo de Ageo; la segunda sería obra de otro autor de época posterior.

Zacarías y su época.
Aparece citado, junto con Ageo, en Esd_5:1 y 6,14, como inspirador de la reconstrucción del templo. Probablemente perteneció a una familia sacerdotal y, como tal, fue llamado desde muy joven al servicio del templo. Su actividad se extiende hasta diciembre del 518 a.C. Coincidió por poco tiempo con Ageo, con quien compartió los dos grandes temas de predicación, reconstrucción del templo y la restauración escatológica.
Sobre la época véase la introducción a Ageo. En cuanto al contexto histórico de la segunda parte del libro: Zacarías II (9-14), es muy difícil de precisar. Los nombres mencionados, tales como Asiria, Egipto, etc., más que referirse a una situación presente, evocan el pasado para resaltar que lo que Dios hizo con esos pueblos lo sigue y seguirá haciendo, como Señor de la historia, con otros pueblos.

Mensaje religioso. Zacarías se inserta conscientemente en la línea de los antiguos profetas (1,4), predica la conversión, inculca exigencias éticas, critica el culto sin justicia. Depende de Isaías II (2,10-17) y más de Ezequiel en procedimientos literarios.
Como para Ageo, también para Zacarías la reconstrucción del templo es garantía de la restauración de la era mesiánica. Este futuro mesiánico es descrito en la segunda parte del libro en un estilo visionario que está anticipando ya la literatura apocalíptica. Aunque difícil de entender para nosotros, este Zacarías II es el más citado en el Nuevo Testamento, cuyos autores vieron realizados en la pasión de Jesucristo el simbólico mensaje del profeta.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas

Zacarías 2,1-4Segunda: Los cuernos y los herreros. Esta segunda visión se compone de dos imágenes: la primera corresponde a los cuatro cuernos que embisten a toda la tierra. El cuerno aquí es símbolo de fuerza y de poder; el número cuatro podría referirse a los imperios poderosos que han azotado a los pequeños pueblos del Cercano Oriente, pero también podrían simbolizar la «universalidad» del mal que se propaga por los cuatro puntos cardinales de la tierra. Esta última posibilidad encuadra mejor con la segunda imagen: los cuatro herreros que espantan a los cuernos. Es como una decisión de Dios de poner fin al mal que cunde sobre toda la tierra (3).


Zacarías 2,5-17Tercera: El cordel de medir. El ambiente postexílico no deja de ser preocupante para el pueblo y para el profeta. Jerusalén continúa en ruinas, las promesas no se cumplen y el desánimo -quizá también la desidia- es el denominador común. En su afán de animar al pueblo, el profeta se figura una ciudad reconstruida; sus trazos, sus murallas... Sin embargo, no es necesario trazar ni encerrar con muros unas cuantas casas. Jerusalén será una ciudad abierta para que pueda contener la afluencia no sólo de los judíos que aún permanecen dispersos, los cuales son invitados a regresar (10s), sino también para muchos otros pueblos que vendrán hasta Jerusalén, para formar entre todos un solo pueblo, con un solo Señor (15), que reinará sobre todos desde su ciudad (17).