Numeros  18 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 32 versitos |
1

Funciones y derechos de aaronitas y levitas
Aaronitas y levitas
Ez 44

El Señor dijo a Aarón:
– Tú serás responsable de los objetos sagrados, con tus hijos y familia; tú, con tus hijos, serán responsables de los sacerdotes.
2 A tus hermanos de la tribu de Leví, la tribu de tu padre, los traerás contigo y se unirán a ti para ayudarte cuando tú y tus hijos estén en la tienda de la alianza.
3 Custodiarán tu zona y toda la tienda, pero sin meterse hasta el altar y el ajuar sagrado, porque morirían ellos y también ustedes.
4 Se unirán a ti para custodiar la tienda del encuentro, para las tareas de la tienda, y ningún extraño se meterá entre ustedes.
5 Custodiarás el santuario y el altar y los objetos sagrados, y no volverá a estallar la cólera contra los israelitas.
6 Yo mismo he escogido a los levitas, tus hermanos, entre los israelitas, para dárselos a ustedes, entregados al Señor para el servicio de la tienda del encuentro.
7 Tú con tus hijos ejercerán el sacerdocio: todo lo relacionado con el altar o que se realiza tras la cortina; ustedes desempeñarán esas tareas, porque a ustedes les he dado el sacerdocio, y al extraño que intente meterse, se le matará.
8

Tributos para los sacerdotes
Lv 7,28-36

El Señor dijo a Aarón:
– Yo te doy lo que se guarda de mis tributos. Lo que los israelitas consagran te lo doy a ti y a tus hijos, como privilegio de la unción. Es derecho perpetuo.
9 De lo sagrado y de las oblaciones que no se queman te corresponde lo siguiente: todas las ofrendas, las oblaciones, los sacrificios expiatorios y los sacrificios penitenciales que me ofrezcan. Son cosa sagrada, que te corresponde a ti y a tus hijos.
10 Comerán lo sagrado: todo varón lo podrá comer. Pero deberá tratarlo como algo santo.
11 Además, te corresponde lo siguiente: la parte reservada de los dones que los israelitas presentan para la agitación ritual. Yo te la doy a ti, a tus hijos e hijas como derecho perpetuo. Los de tu casa que estén puros la podrán comer.
12 Lo mejor del aceite, del vino y del trigo, las primicias que se ofrecen al Señor, a ti te las doy.
13 Las primicias de sus tierras que ellos presentan al Señor, a ti te corresponden. Los de tu casa que estén puros las podrán comer.
14 Lo que Israel dedica a Dios, a ti te corresponde.
15 Todo primogénito, de animal o de hombre, que ellos ofrecen al Señor, a ti te corresponde. Pero deja que rescaten los primogénitos del hombre y también los de animales impuros.
16 Los rescatarán cuando tengan un mes, tasándolos en cincuenta gramos – pesos del templo– , dos óbolos por gramo.
17 Los primeros partos de vaca, oveja y cabra no se rescatarán: son cosa santa. Derramarás su sangre en torno al altar, quemarás su grasa en oblación de aroma que aplaca al Señor:
18 su carne te corresponde a ti, lo mismo que el pecho agitado ritualmente y la pierna derecha.
19 Todos los tributos sagrados de los israelitas te los doy a ti, a tus hijos e hijas, como derecho perpetuo: es una alianza perpetua, sellada con sal delante del Señor, para ti y tus descendientes.
20

Diezmos para los levitas
Lv 27,30-33

El Señor dijo a Aarón:
– Tú no recibirás herencia en el territorio de los israelitas ni tendrás una parte en medio de ellos. Yo soy tu parte y tu herencia en medio de ellos.
21 Yo doy como herencia a los levitas todos los diezmos en pago de los servicios que me prestan en el servicio de la tienda del encuentro.
22 Los israelitas no volverán a incurrir en pecado y a morir por meterse en la tienda del encuentro.
23 Los levitas desempeñarán las tareas de la tienda del encuentro y ellos serán los responsables por los israelitas. Ésta es una ley perpetua para sus descendientes, que no recibirán herencia en medio de los israelitas.
24 Porque yo les doy a los levitas como herencia los diezmos que los israelitas reservan para el Señor. Por eso les he dicho que no recibirán herencia en medio de los israelitas.
25 El Señor habló a Moisés:
26 – Di a los levitas: Cuando reciban de los israelitas los diezmos que yo les doy como herencia, ofrecerán en tributo al Señor la décima parte de los diezmos.
27 Esto les será tenido en cuenta como contribución, como hacen los israelitas cuando dan una parte de su trigo y de su vino.
28 De ese modo también ustedes pagarán tributo al Señor por todos los diezmos que reciben de los israelitas. Y esa parte que reservan para el Señor se la darán a Aarón, el sacerdote.
29 De todos los dones que reciban, reservarán un tributo para el Señor. La mejor parte será la consagrada.
30 También les dirás: Después de haber apartado la grasa, los diezmos serán para los levitas, como si fueran su trigo y su vino.
31 Ustedes pueden comerlos en cualquier lugar con sus familias, porque es su salario por el servicio que prestan en la tienda del encuentro.
32 Si reservan la mejor parte, no cargarán con pecado, no profanarán lo consagrado por los israelitas, y no morirán.

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Introducción a Numeros 

NUMEROS

A este libro que nosotros llamamos «Números», por la referencia a los dos censos que contiene y por la minuciosidad aritmética que ofrece en cuestiones relacionadas con el culto, la tradición judía, según su costumbre, lo llaman «En el desierto», pues es una de las primeras palabras con las que comienza el relato. El desierto es el marco geográfico y también teológico, en el que se llevan a cabo todas las acciones.

Contexto del libro. El pueblo sigue en el desierto: sale del Sinaí (1-10) y se acerca a la tierra prometida después de un largo rodeo (21,10-33,49). A lo largo del peregrinaje va enriqueciendo su caudal de leyes o disposiciones.
El autor sacerdotal (P) ha convertido las andanzas de grupos seminómadas durante varios años en la marcha procesional de todo Israel, perfectamente dividido por tribus y clanes, perfectamente organizado y dispuesto como para un desfile militar o una procesión sacra. Las tribus son «los escuadrones» del Señor, cada una con su banderín o estandarte, que avanzan en rigurosa formación: en el centro, el Arca y la tienda; alrededor, los aaronitas y levitas y las doce tribus, tres por lado.
El viaje se realiza en cuarenta etapas (33), a toque de trompeta (10). El término del viaje es tierra sagrada y también es sagrada la organización; los israelitas son peregrinos hacia la tierra de Dios.
En contraste con este movimiento regular, se lee una serie poco trabada de episodios; entre ellos sobresalen el de los exploradores (13s) y el de Balaán (22-24). El primero narra la resistencia del pueblo, que provoca una dilación y un largo rodeo. El segundo muestra el poder del Señor sobre los poderes ocultos de la magia y la adivinación: el adivino extranjero se ve transformado en profeta de la gloria de Israel. Vemos a Moisés en su tarea de jefe y legislador, en sus debilidades y desánimos, en su gran intercesión a favor del pueblo.

Mensaje religioso. Sobre el sobrecogedor escenario del «desierto», imagen de nuestro peregrinar por la tierra, se va desarrollando la relación continua entre Dios y su pueblo Israel (símbolo de todos los pueblos). Dios es el guía de la peregrinación hacia la tierra prometida; a veces, lo hace con intervenciones de una presencia fulgurante; otras, silenciosamente, a través de la mediación de los profetas y hombres sabios que Él se ha escogido de entre el mismo pueblo.
El pueblo no es siempre dócil y fiel. Desobedece, se revela, pierde la meta de su peregrinación, añora otros caminos más fáciles y placenteros. Dios se irrita, reprende, castiga, pero siempre es el Dios que salva.
El libro de los Números nos ha dejado el ideal del «desierto», de las tentaciones y de la lucha, como el lugar privilegiado del encuentro del ser humano con su Dios. Tan gravado quedó en la conciencia colectiva de Israel, que toda reforma posterior será una llamada profética al ideal «desierto».
Es también el «desierto» a donde Jesús se retira antes de iniciar su vida pública para profundizar en su identidad de Hijo de Dios y vencer las tentaciones del maligno. Y serán también los Padres y las Madres del desierto, en la primera gran reforma del cristianismo, los que dejarán ya para toda la historia de la Iglesia la impronta indeleble del «desierto» como camino de conversión y reencuentro con Dios.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Numeros  18,1-32Funciones y derechos de aaronitas y levitas. De nuevo se insiste en la primacía del sacerdocio aaronita sobre los levitas (1-7) y una vez más se recuerda la parte de las ofrendas que se presentaban al Señor, a la cual tenían derecho exclusivo los sacerdotes (8-19). Los levitas sólo recibían una parte de los diezmos que los fieles presentaban al Templo (20-32). Como se ve, el sacerdocio de Jerusalén tiene en sus manos todas las cartas para presentarse como el único dispuesto por el Señor para el servicio cultual o para percibir lo mejor de las ofrendas.