Numeros  21 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 35 versitos |
1

Exterminio

Cuando el rey cananeo de Arad, en el Negueb, se enteró de que los israelitas se acercaban por el camino de Atarín, los atacó y capturó algunos prisioneros.
2 Entonces Israel hizo voto al Señor:
– Si entregas a este pueblo en mi poder, consagraré al exterminio sus ciudades.
3 El Señor escuchó a Israel, entregó a los cananeos en su poder, y ellos consagraron al exterminio sus ciudades. Y el lugar se llamó Jormá.
4

Serpientes
Sab 16,5-14; 2 Re 18,4

Desde Monte Hor se encaminaron hacia el Mar Rojo, rodeando el territorio de Edom. El pueblo estaba extenuado del camino,
5 y habló contra Dios y contra Moisés:
–¿Por qué nos has sacado de Egipto, para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan insípido.
6 El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas.
7 Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:
– Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.
Moisés rezó al Señor por el pueblo,
8 y el Señor le respondió:
– Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.
9 Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.
10

Diveresas etapas y victorias
Itinerario de Israel

Los israelitas siguieron y acamparon en Obot.
11 De allí siguieron y acamparon en Ruinas de Abarín, en el desierto, que se extiende al este de Moab.
12 Desde allí siguieron y acamparon en el torrente Zared.
13 Desde allí siguieron y acamparon al otro lado del Arnón, en el desierto, que sale del territorio de los amorreos porque el Arnón es frontera entre Moab y los amorreos.
14 Así se dice en el libro de las batallas de Señor: Waheb en Sufá y los afluentes del Arnón,
15 la ladera de los torrentes que se extienden hacia el territorio de Ar y se apoyan en territorios de Moab.
16 Desde allí se trasladaron a Beer, El Pozo. Éste es el pozo donde el Señor dijo a Moisés: Reúne al pueblo y les daré agua.
17 Los israelitas cantaban esta canción:
¡Brota, agua del pozo!
Cántenle al pozo.
18 Pozo que cavaron príncipes,
que abrieron jefes del pueblo,
con sus cetros, con sus bastones.
19 Desde allí se trasladaron a Mattaná; de allí a Najaliel; de allí a Bamot.
20 De allí, por el valle del campo de Moab, hacia la cumbre del Fasga, que mira hacia el desierto.
21

Victoria sobre Sijón
Dt 2,24-37; Sal 136,19

Los israelitas despacharon mensajeros que dijeran a Sijón, rey de los amorreos:
22 – Déjanos atravesar por tu tierra. No nos desviaremos ni por campo, ni por huerto, ni beberemos agua de pozo. Iremos por el camino real hasta atravesar tu territorio.
23 Pero Sijón no permitió a Israel atravesar su territorio, sino que reunió toda su tropa, salió contra ellos al desierto, y llegado a Yahaz, atacó a Israel.
24 Israel lo derrotó a filo de espada y se apoderó de su territorio, desde el Arnón al Yaboc y hasta el país de los amonitas porque Yazer es la frontera con los amonitas.
25 Israel conquistó todas sus ciudades y se estableció en todas las ciudades amorreas, Jesbón y los pueblos de la comarca.
26 Jesbón era la capital de Sijón, rey de los amorreos. Él había luchado contra el anterior rey de Moab y le había arrebatado su tierra desde el Yaboc al Arnón.
27 Por eso canta el romance:
Entren en Jesbón. Que se edifique
y se restaure la capital de Sijón.
28 Fuego ha salido de Jesbón,
llamas de la Villa de Sijón:
ha devorado a Ciudad Moab,
se ha tragado los cerros del Arnón.
29 ¡Ay de ti, Moab!
Estás perdido, pueblo de Camós.
Tus hijos que sobreviven y tus hijas
son cautivos del rey amorreo Sijón.
30 Se quedan sin descendencia
desde Jesbón a Dibón.
31

Victoria sobre Og
Dt 3,1-8; Sal 136,20

Israel se estableció así en tierra amorrea.
32 Moisés despachó unos espías contra Yazer, que se apoderaron de los pueblos de la comarca, expulsando a sus habitantes amorreos.
33 Después cambiaron de dirección y subieron por el camino de Basán. Og, rey de Basán, les salió al paso con toda su tropa, y los atacó en Edrey.
34 El Señor dijo a Moisés:
– No le tengas miedo, yo lo entre-go en tu poder con toda su tropa y su tierra. Trátalo como a Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jesbón.
35 Los israelitas lo derrotaron a él y a toda su tropa, sin dejar uno con vida, y se apoderaron de su territorio.

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Introducción a Numeros 

NUMEROS

A este libro que nosotros llamamos «Números», por la referencia a los dos censos que contiene y por la minuciosidad aritmética que ofrece en cuestiones relacionadas con el culto, la tradición judía, según su costumbre, lo llaman «En el desierto», pues es una de las primeras palabras con las que comienza el relato. El desierto es el marco geográfico y también teológico, en el que se llevan a cabo todas las acciones.

Contexto del libro. El pueblo sigue en el desierto: sale del Sinaí (1-10) y se acerca a la tierra prometida después de un largo rodeo (21,10-33,49). A lo largo del peregrinaje va enriqueciendo su caudal de leyes o disposiciones.
El autor sacerdotal (P) ha convertido las andanzas de grupos seminómadas durante varios años en la marcha procesional de todo Israel, perfectamente dividido por tribus y clanes, perfectamente organizado y dispuesto como para un desfile militar o una procesión sacra. Las tribus son «los escuadrones» del Señor, cada una con su banderín o estandarte, que avanzan en rigurosa formación: en el centro, el Arca y la tienda; alrededor, los aaronitas y levitas y las doce tribus, tres por lado.
El viaje se realiza en cuarenta etapas (33), a toque de trompeta (10). El término del viaje es tierra sagrada y también es sagrada la organización; los israelitas son peregrinos hacia la tierra de Dios.
En contraste con este movimiento regular, se lee una serie poco trabada de episodios; entre ellos sobresalen el de los exploradores (13s) y el de Balaán (22-24). El primero narra la resistencia del pueblo, que provoca una dilación y un largo rodeo. El segundo muestra el poder del Señor sobre los poderes ocultos de la magia y la adivinación: el adivino extranjero se ve transformado en profeta de la gloria de Israel. Vemos a Moisés en su tarea de jefe y legislador, en sus debilidades y desánimos, en su gran intercesión a favor del pueblo.

Mensaje religioso. Sobre el sobrecogedor escenario del «desierto», imagen de nuestro peregrinar por la tierra, se va desarrollando la relación continua entre Dios y su pueblo Israel (símbolo de todos los pueblos). Dios es el guía de la peregrinación hacia la tierra prometida; a veces, lo hace con intervenciones de una presencia fulgurante; otras, silenciosamente, a través de la mediación de los profetas y hombres sabios que Él se ha escogido de entre el mismo pueblo.
El pueblo no es siempre dócil y fiel. Desobedece, se revela, pierde la meta de su peregrinación, añora otros caminos más fáciles y placenteros. Dios se irrita, reprende, castiga, pero siempre es el Dios que salva.
El libro de los Números nos ha dejado el ideal del «desierto», de las tentaciones y de la lucha, como el lugar privilegiado del encuentro del ser humano con su Dios. Tan gravado quedó en la conciencia colectiva de Israel, que toda reforma posterior será una llamada profética al ideal «desierto».
Es también el «desierto» a donde Jesús se retira antes de iniciar su vida pública para profundizar en su identidad de Hijo de Dios y vencer las tentaciones del maligno. Y serán también los Padres y las Madres del desierto, en la primera gran reforma del cristianismo, los que dejarán ya para toda la historia de la Iglesia la impronta indeleble del «desierto» como camino de conversión y reencuentro con Dios.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Numeros  21,1-3Exterminio. Una victoria de Israel en medio de tantas penurias indica que su marcha sigue acompañada de cerca por la fuerza y el poder del Señor, su Dios.


Numeros  21,4-9Serpientes. Pese a la alegría que debió suscitar en el pueblo la victoria sobre un pueblo cananeo (1-3), este relato presenta un nuevo desánimo y nuevas murmuraciones de los israelitas. La respuesta divina es un castigo que amenaza con acabar con todo el pueblo. Moisés tiene que ejercer su ministerio de mediador, y una vez más la vida del pueblo es salvada y perdonada. Es probable que este relato obedezca a viejas leyendas de religiosidad popular atribuidas a sus antepasados en el desierto.
La serpiente elevada en el madero que sana a los mordidos por las serpientes venenosas con sólo mirarla es para el evangelista Juan la prefiguración de Cristo elevado en la cruz que salva a la humanidad (cfr. Jua_3:14; Jua_8:28; Jua_12:32).
Numeros  21,10-35Diversas etapas y victorias. Ya a las puertas de la tierra prometida, Israel ha aprendido que si quiere mantener su unidad y su identidad como pueblo no puede menospreciar al Señor. Sólo con su ayuda puede avanzar por el desierto y sólo con su asistencia puede derrotar a los enemigos que obstaculizan su marcha. Quedan consignadas las victorias de Israel sobre pueblos hostiles, como los amorreos y los habitantes de Basán, hasta convertirse en motivo de recuerdo perpetuo.
El Sal 136 menciona particularmente estos triunfos de Israel, pero siempre como acciones asistidas por el mismo Dios.