Numeros  8 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 26 versitos |
1

El candelabro
Éx 25,31-40

El Señor habló a Moisés:
2 – Di a Aarón: Cuando enciendas las siete lámparas, hazlo de modo que iluminen la parte delantera del candelabro.
3 Aarón lo hizo así. Las lámparas iluminaban la parte delantera del candelabro, como el Señor se lo había mandado a Moisés.
4 El candelabro era de oro forjado desde la base hasta las flores. Moisés lo hizo según el modelo que el Señor le había mostrado.
5

Consagración de los levitas

El Señor dijo a Moisés:
6 – Escoge entre los israelitas a los levitas y purifícalos con el siguiente rito:
7 Los rociarás con agua expiatoria. Luego se pasarán la navaja por todo el cuerpo, se lavarán los vestidos y se purificarán.
8 Después tomarán un novillo con la ofrenda correspondiente de harina de la mejor calidad amasada con aceite. Y tú tomarás otro novillo para el sacrificio expiatorio.
9 Harás que se acerquen los levitas a la tienda del encuentro y convocarás toda la asamblea de Israel.
10 Puestos los levitas en presencia del Señor, los demás israelitas les impondrán las manos.
11 Aarón, en nombre de los israelitas, se los presentará al Señor con el rito de la agitación, para que se ocupen del culto del Señor.
12 Los levitas pondrán las manos sobre la cabeza de los novillos, uno será ofrecido al Señor como sacrificio expiatorio, el otro en holocausto a fin de practicar el rito de expiación a favor de los levitas.
13 Colocarás a los levitas ante Aarón y sus hijos para presentárselos al Señor con el rito de la agitación.
14 Así separarás a los levitas de los demás israelitas, y serán míos.
15 Acabadas las ceremonias, purificados y ofrecidos con el rito de la agitación, los levitas entrarán a servir en la tienda del encuentro.
16 Son donados míos, que me han dado los israelitas a cambio de sus primogénitos, y yo me los reservo.
17 Todos los primogénitos israelitas de hombres y animales me pertenecen: me los consagré cuando di muerte a los primogénitos egipcios.
18 Por eso me reservo los levitas a cambio de los primogénitos israelitas,
19 y se los cedo a Aarón y a sus hijos, como donados de parte de los israelitas. Ellos prestarán sus servicios en lugar de los israelitas en la tienda del encuentro; además realizarán el rito de expiación por los israelitas, para que si éstos se meten en la zona sagrada, no sufran una desgracia.
20 Así lo hicieron Moisés, Aarón y toda la comunidad israelita; todo lo que el Señor había mandado a Moisés acerca de los levitas lo cumplieron.
21 Los levitas se purificaron de sus pecados, lavaron sus vestidos. Aarón se los ofreció al Señor con el rito de la agitación y realizó el rito de expiación por ellos para purificarlos.
22 Acabadas las ceremonias, entraron a servir en la tienda del encuentro, en presencia de Aarón y sus hijos. Así se cumplió todo lo que el Señor había mandado a Moisés acerca de los levitas.
23 El Señor dijo a Moisés:
24 – Los levitas harán los trabajos de la tienda del encuentro, de veinticinco años para arriba.
25 A los cincuenta años serán dados de baja y no servirán más.
26 Ayudarán a sus hermanos haciendo guardia en la tienda del encuentro, pero no trabajarán. Así asignarás el servicio de guardia a los levitas.

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Introducción a Numeros 

NUMEROS

A este libro que nosotros llamamos «Números», por la referencia a los dos censos que contiene y por la minuciosidad aritmética que ofrece en cuestiones relacionadas con el culto, la tradición judía, según su costumbre, lo llaman «En el desierto», pues es una de las primeras palabras con las que comienza el relato. El desierto es el marco geográfico y también teológico, en el que se llevan a cabo todas las acciones.

Contexto del libro. El pueblo sigue en el desierto: sale del Sinaí (1-10) y se acerca a la tierra prometida después de un largo rodeo (21,10-33,49). A lo largo del peregrinaje va enriqueciendo su caudal de leyes o disposiciones.
El autor sacerdotal (P) ha convertido las andanzas de grupos seminómadas durante varios años en la marcha procesional de todo Israel, perfectamente dividido por tribus y clanes, perfectamente organizado y dispuesto como para un desfile militar o una procesión sacra. Las tribus son «los escuadrones» del Señor, cada una con su banderín o estandarte, que avanzan en rigurosa formación: en el centro, el Arca y la tienda; alrededor, los aaronitas y levitas y las doce tribus, tres por lado.
El viaje se realiza en cuarenta etapas (33), a toque de trompeta (10). El término del viaje es tierra sagrada y también es sagrada la organización; los israelitas son peregrinos hacia la tierra de Dios.
En contraste con este movimiento regular, se lee una serie poco trabada de episodios; entre ellos sobresalen el de los exploradores (13s) y el de Balaán (22-24). El primero narra la resistencia del pueblo, que provoca una dilación y un largo rodeo. El segundo muestra el poder del Señor sobre los poderes ocultos de la magia y la adivinación: el adivino extranjero se ve transformado en profeta de la gloria de Israel. Vemos a Moisés en su tarea de jefe y legislador, en sus debilidades y desánimos, en su gran intercesión a favor del pueblo.

Mensaje religioso. Sobre el sobrecogedor escenario del «desierto», imagen de nuestro peregrinar por la tierra, se va desarrollando la relación continua entre Dios y su pueblo Israel (símbolo de todos los pueblos). Dios es el guía de la peregrinación hacia la tierra prometida; a veces, lo hace con intervenciones de una presencia fulgurante; otras, silenciosamente, a través de la mediación de los profetas y hombres sabios que Él se ha escogido de entre el mismo pueblo.
El pueblo no es siempre dócil y fiel. Desobedece, se revela, pierde la meta de su peregrinación, añora otros caminos más fáciles y placenteros. Dios se irrita, reprende, castiga, pero siempre es el Dios que salva.
El libro de los Números nos ha dejado el ideal del «desierto», de las tentaciones y de la lucha, como el lugar privilegiado del encuentro del ser humano con su Dios. Tan gravado quedó en la conciencia colectiva de Israel, que toda reforma posterior será una llamada profética al ideal «desierto».
Es también el «desierto» a donde Jesús se retira antes de iniciar su vida pública para profundizar en su identidad de Hijo de Dios y vencer las tentaciones del maligno. Y serán también los Padres y las Madres del desierto, en la primera gran reforma del cristianismo, los que dejarán ya para toda la historia de la Iglesia la impronta indeleble del «desierto» como camino de conversión y reencuentro con Dios.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Numeros  8,1-26El candelabro - Consagración de los levitas. Después de una breve instrucción sobre la forma de encender el candelabro y la descripción del mismo, viene el rito de consagración de los levitas precedido de la presentación de las ofrendas al Señor. La idea es que también al Señor se le presentan ofrendas humanas, pero como éstas no pueden ni deben ser sacrificadas, Él las toma para su servicio porque toda vida le pertenece (16-18).
Una vez más queda ratificada la primacía de los sacerdotes aaronitas por encima de los levitas, quienes simplemente serán subordinados de Aarón y sus hijos, como voluntad expresa de Dios (19s). Pero también queda establecida la separación de los levitas y su primacía respecto al resto del pueblo. Ellos sustituyen de algún modo el servicio que todo israelita debía cumplir delante del Señor, y ese servicio los hace exclusivos, los separa del resto de la comunidad.