Marcos 13 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 37 versitos |
1 Jesús le contestó:
–¿Ven esos grandes edificios? Pues se derrumbarán sin que quede piedra sobre piedra.
2 Estaba sentado en el monte de los Olivos, enfrente del templo. Pedro y Santiago, Juan y Andrés le preguntaron aparte:
3 –¿Cuándo sucederá todo eso? ¿Cuál es la señal de que todo está para acabarse?
4 Jesús empezó a decirles:
–¡Cuidado, que nadie los engañe!
5 Se presentarán muchos en mi nombre diciendo: Soy yo, y engañarán a muchos.
6 Cuando oigan ruido de guerras y noticias de guerras, no se alarmen. Todo eso ha de suceder, pero todavía no es el final.
7 Porque se alzará pueblo contra pueblo, reino contra reino. Habrá terremotos en diversos lugares, habrá carestías. Es el comienzo de los dolores de parto.
8 Ocúpense de ustedes mismos. Los entregarán a los tribunales, los apalearán en las sinagogas, y por mi causa comparecerán ante magistrados y reyes para dar testimonio ante ellos.
9 Pero antes se ha de anunciar en todas las naciones la Buena Noticia.
10 Cuando los conduzcan para entregarlos, no se preocupen por lo que tendrán que decir; lo que Dios les inspire en aquel momento es lo que dirán. Porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo.
11 Un hermano entregará a su hermano a la muerte, un padre a su hijo; se levantarán hijos contra padres y les darán muerte.
12 Serán odiados por todos a causa de mi nombre. Pero el que aguante hasta el final se salvará.
13

La gran tribulación
Mt 24,15-28; Lc 21,20-24

Cuando vean el ídolo abominable instalado donde no debe – el lector que lo entienda– , entonces los que viven en Judea que escapen a los montes.
14 El que esté en la azotea no baje ni entre en casa a recoger algo;
15 el que se encuentre en el campo no vuelva a buscar el manto.
16 ¡Ay de las embarazadas y de las que tengan niños de pecho en aquellos días!
17 Recen para que no suceda en invierno.
18 Aquellos días habrá una tribulación tan grande como no la hubo desde que Dios creó el mundo hasta ahora, ni la habrá en el futuro.
19 Y si el Señor no abreviara aquella etapa, no se salvaría ni uno. Pero, acortará esos días a causa de los que quiere salvar.
20 Entonces, si alguien les dice que el Mesías está aquí o allí, no le crean.
21 Porque surgirán falsos mesías y falsos profetas, que harán milagros y prodigios, hasta el punto de engañar, si fuera posible, a los elegidos.
22 Ustedes estén atentos, que yo los he prevenido de todo.
23

La parusía
Mt 24,29-31; Lc 21,25-28

En aquellos días, después de esa tribulación el sol se oscurecerá, la luna no irradiará su resplandor,
24 las estrellas caerán del cielo y los ejércitos celestes temblarán.
25 Entonces verán llegar al Hijo del Hombre entre nubes, con gran poder y gloria.
26 En aquel momento enviará a los ángeles y reunirá a los elegidos desde los cuatros vientos, de un extremo de la tierra a un extremo del cielo.
27

El día y la hora
Mt 24,32-36; Lc 21,29-33

Aprendan el ejemplo de la higuera: cuando las ramas se ablandan y brotan las hojas, saben que está cerca la primavera.
28 Lo mismo ustedes, cuando vean suceder aquello, sepan que el fin está cerca, a las puertas.
29 Les aseguro que no pasará esta generación antes de que suceda todo eso.
30 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
31 En cuanto al día y la hora, no los conoce nadie, ni los ángeles en el cielo, ni el hijo; sólo los conoce el Padre.
32

Parábola de los servidores fieles
cfr. Mt 24,45-51; Lc 12,42-48

¡Estén atentos y despiertos, porque no conocen el día ni la hora!
33 Será como un hombre que se va de su casa y se la encarga a sus sirvientes, distribuye las tareas, y al portero le encarga que vigile.
34 Así pues, del mismo modo ustedes, estén prevenidos porque no saben cuándo va a llegar el dueño de casa, si al anochecer o a media noche o al canto del gallo o de mañana;
35 que, al llegar de repente, no los sorprenda dormidos.
36 Lo que les digo a ustedes se lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!
37

Complot para matar a Jesús
Mt 26,1-5; Lc 22,1s; cfr. Jn 11,47-57

Faltaban dos días para la Pascua. Los sumos sacerdotes y los letrados buscaban apoderarse de él mediante un engaño para darle muerte.

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Introducción a Marcos

Marcos

Contexto histórico. La obra de Marcos nos sitúa en la segunda generación cristiana. El Evangelio ya ha traspasado las fronteras religiosas del mundo judío y se ha abierto también a los paganos, llegando hasta el mismo centro geográfico, económico y político del poder imperial romano: la ciudad de Roma. Allí el cristianismo muy pronto es catalogado como movimiento sospechoso y es duramente perseguido y castigado. En este contexto, probablemente, Marcos escribe su evangelio: «la Buena Noticia de Jesús, Mesías. Hijo de Dios» (1,1).

Destinatarios. Una tradición muy antigua los identifica con la comunidad perseguida de Roma en tiempos de Nerón (año 64). Se trataría de una comunidad mayoritariamente de origen pagano, pobre y en crisis, que estaría llamada a dar razón de su fe e identidad tal como la dio su Maestro y Señor en la cruz.

Autor, fecha y lugar de composición. Desde siempre se le ha llamado «según san Marcos», atribuyendo la autoría a un discípulo de Pedro: el mismo Juan Marcos que se nombra en el libro de los Hechos ( Hch_12:12 .25; Hch_13:13 ; Hch_15:37 .39) y que envía saludos en Col_4:10 ; Flm_1:24 y 1Pe_5:13 . Aunque tal atribución no es absolutamente cierta, no hay razones suficientes ni convincentes para negarla. En cuanto a la fecha de su composición, según la tradición, Marcos escribió su evangelio después de la muerte de Pedro (año 64); y según las pistas que nos ofrece su evangelio, antes de la destrucción de Jerusalén en la guerra judío-romana (año 70); por eso, muchos biblistas sugieren como fecha probable los años entre el 65 y 70. En cuanto al lugar de composición, Roma es la hipótesis más aceptada, no sólo porque así lo avala la tradición, sino también por ciertas referencias del mismo evangelio, como la explicación de palabras arameas, las alusiones al sufrimiento y a la persecución, y la relativa frecuencia de palabras y locuciones latinizadas.

Un evangelio por mucho tiempo desconocido... y hoy de sorprendente actualidad. Hasta finales del s. XIX apenas se prestó atención al evangelio de Marcos. La tradición de la Iglesia lo había relegado a un segundo plano en comparación con los demás sinópticos, ya sea por su estilo parco: pobre de vocabulario, monótono y repetitivo; o porque apenas ofrecía nada nuevo que no se encontrase mejor elaborado en Mateo o Lucas. O quizás, porque la misma Iglesia aún no estaba preparada para captar en toda su grandeza descarnada su mensaje inconformista.
Todo comenzó a cambiar cuando a finales del s. XIX, y sobre todo durante el s. XX, la crítica histórica lo descubrió como el primer y más genuino testimonio escrito sobre el Jesús histórico, en el que se inspiraron tanto Mateo como Lucas. El interés ha ido en aumento hasta nuestros días, al irse desvelando poco a poco la finalidad que perseguía: confrontar a sus lectores con el sorprendente misterio de la identidad de Jesús de Nazaret, un misterio que sigue fascinando al hombre y a la mujer de hoy, tanto como hace 2.000 años.

¿Quién es Jesús de Nazaret para Marcos? El tema de su evangelio es la persona de Jesús y la reacción de la gente a su paso. Marcos escribe su evangelio a la luz de la resurrección, pero no abusa de ella; al contrario, pone énfasis en presentar a Jesús crucificado más que resucitado, y a la gente cegada y deslumbrada más que iluminada.
Ya al principio de su obra declara que Jesús es ante todo «Hijo de Dios» y que el relato de su vida es una «Buena Noticia» ( 1Pe_1:1 ). Complementa esto con una declaración solemne del Padre ( 1Pe_1:11 ), un impulso del Espíritu ( 1Pe_1:12 ), una victoria fulgurante sobre Satanás y una pacificación cósmica -con las fieras- ( 1Pe_1:13 ). Es entonces cuando presenta a Jesús anunciando la inminente llegada del reino de Dios, pero su anuncio provoca una confrontación dramática. A Jesús no lo comprende su familia ( 1Pe_3:21 ) ni sus paisanos ( 1Pe_6:1-6 ), tampoco sus discípulos ( 1Pe_4:41 ; 1Pe_6:51 s). Los fariseos -poder religioso- y los herodianos -poder político- deciden eliminarlo ( 1Pe_3:6 ). Con todo, algunos paganos reconocen su poder ( 1Pe_5:18-20 ; 1Pe_7:24-30 ). Los discípulos están ciegos, no comprenden el anuncio de su pasión; pero Jesús, que puede sanar a los ciegos ( 1Pe_8:22-26 ), también puede sanar a sus discípulos. No sería una aberración decir que en este evangelio Jesús no facilita la comprensión de su persona. Manifiesta su poder milagroso, pero a la vez impone silencio; se aleja de los suyos, pero siempre está pendiente de ellos; revela su gloria en la transfiguración, pero impone reserva hasta su resurrección. Marcos evoca una figura desconcertante ante un auditorio desconcertado.

¿Quién es el seguidor de Jesús para Marcos? Paralelamente al desconcertante misterio de la identidad de Jesús, Marcos desarrolla en su evangelio la no menos desconcertante condición del discípulo; parece como si el primer plano de su narración lo ocupara dicha relación, que se desarrolla como una catequesis progresiva. Siempre están juntos, pues para eso los eligió: «para que convivieran con él» ( 1Pe_3:14 ). Todo lo hace en presencia de ellos. Estos discípulos, en la intención de Marcos, simbolizan a los destinatarios, de aquel entonces y de ahora, a quienes dirige su evangelio. Es esta relación la que estructura el plan de su obra. En la primera parte ( 1Pe_1:1-8 , 30), Jesús va implacablemente desmantelando todas las ideas preconcebidas que tenían de Dios y del Mesías prometido. El trabajo es arduo. No entienden sus parábolas ( 1Pe_4:13 ); tienen miedo ante su poder ( 1Pe_4:41 ); tampoco entienden sus milagros ( 1Pe_6:52 ; 1Pe_7:37 ). Parece como si todas sus instrucciones cayeran en saco roto ( 1Pe_8:17-21 ). La sanación del ciego de Betsaida ( 1Pe_8:22-26 ) introduce el comienzo de la sanación de la ceguera de los discípulos, dramatizada en la confesión de Pedro ( 1Pe_8:27-30 ). Ambas escenas ocupan el quicio del evangelio. A partir de entonces, la catequesis de Jesús se centra en la condición sufriente del Mesías, una cruz que debe cargar el discípulo que quiera seguirle ( 1Pe_8:34 ). Les anuncia tres veces su próxima pasión, muerte y resurrección. Ellos siguen sin comprender, pero el camino está ya despejado para que sea su misma muerte silenciosa en la cruz la que desvele definitivamente el misterio de su identidad. Así llega Marcos al punto culminante de su relato, afirmando por boca del centurión: «realmente este hombre era hijo de Dios» ( 1Pe_15:39 ). Su confesión es como la respuesta a la voz del Padre con la que comenzó su evangelio: «Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto» ( 1Pe_1:11 ). El centurión representa a Roma, el poder pagano de aquel entonces, que por la cruz alcanza su fe. Pero también representa a todos los hombres y mujeres de todos los tiempos a quienes Jesús sale a su encuentro, y son invitados a descubrirlo y conocerlo como Hijo de Dios y Salvador del mundo en situaciones de cruz, de muerte y de desesperanza. Para ellos y ellas escribió Marcos su evangelio.

Sinopsis. Inicia el evangelio con una pequeña introducción que prepara a Jesús para su ministerio ( 1Pe_1:1-13 ). Sigue a esta introducción la actividad que realiza en Galilea (,23). Tras un intermedio en Fenicia y Cesarea (,26), sucede el cambio decisivo, con la confesión de Pedro, la transfiguración, el anuncio de la pasión, y el camino hacia Jerusalén (,52). En Jerusalén, Jesús es presentado como profeta y Mesías (11-13), cuyos contenidos y características se desarrollan en el relato de la pasión y resurrección ( 1Pe_14:1-16 , 8). Hasta aquí la obra de Marcos. Posteriormente, alguien le añadió un apéndice ( 1Pe_16:9-20 ) para paliar un poco el final desconcertante del autor.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Marcos 13,1-13Discurso escatológico: destrucción del Templo. El capítulo 13 de Marcos es conocido como el «discurso escatológico». Con un lenguaje profético-apocalíptico y con la mirada puesta en el presente de la misión y en el final de la historia, busca alentar la fidelidad de las comunidades cristianas en un Jesús que está a punto de ser crucificado. Este discurso hay que leerlo e interpretarlo, no con los ojos del miedo ante lo que se va a destruir, sino con optimismo y esperanza por lo que se está construyendo.
Mientras los dirigentes buscan la destrucción de la persona de Jesús, Él predice la destrucción de las instituciones, simbolizadas en la majestuosidad del Templo. La destrucción del Templo está en estrecha relación con la propuesta de construcción del reino de Dios. Las preguntas sobre el cuándo y sobre las señales indicadoras de la destrucción le permiten a Jesús comenzar el discurso escatológico. En los versículos 5-13, Jesús describe, con estilo profético, una realidad dominada por falsos mesías, por la violencia política (fraticida), económica (carestía) y ecológica, y por la persecución y la tortura de los buenos. La presencia de Dios en esta difícil realidad busca generar en la conciencia cristiana, esperanza, confianza y fidelidad en el proyecto de Jesús.


Marcos 13,14-23La gran tribulación. El ídolo abominable, en clara referencia a Antíoco IV Epífanes (Dan_9:27), se sigue manifestando en las autoridades políticas romanas e israelitas que amparadas en falsos mesías y profetas (Dan_13:2-4), legitiman la persecución y opresión de los pobladores urbanos y rurales, y el exterminio de las nuevas generaciones al mejor estilo del faraón en Egipto (Éxo_1:16). Las comunidades cristianas deben saber que, viviendo la experiencia del reino de Dios, podrán identificar los falsos mesías y los falsos profetas, y se cambiarán los días de tribulación por sueños de salvación (Dan_12:1).
Marcos 13,24-27La parusía. El relato de la venida del Hijo del Hombre, ubicado en el centro del discurso escatológico, le imprime un fuerte sentido cristológico. La conmoción cósmica es típica de la profecía y la apocalíptica para introducir las grandes intervenciones de Dios y darle un viraje a la historia (Isa_13:10; Isa_34:4; Dan_7:13s). La parusía se presenta como el día de la gran reunión de todo el pueblo de Dios; por esto, no puede ser un día de miedo sino de alegría.
Marcos 13,28-32El día y la hora. Respondiendo a la pregunta sobre el cuándo, Jesús afirma que lo importante no es alimentar la pasividad y el miedo esperando la destrucción del mundo o el juicio final, sino aprender a discernir los signos de los tiempos, a leer la voluntad de Dios en todos los momentos de nuestra vida, y a estar vigilantes para asumir responsable y creativamente la construcción del reino de Dios. Hay que vivir en plenitud el tiempo presente y esperar la Parusía de Jesús con gozo. No preocuparnos por «cuándo» vendrá Jesús, sino por encontrarlo ahora que está viniendo sin cesar. Jesús resucitó y vive en medio de nosotros. No estamos esperando que «vuelva», porque en realidad nunca se ha ido. Lo que esperamos es la manifestación gloriosa de este Jesús que siempre ha estado con nosotros.
Marcos 13,33-37Parábola de los servidores fieles. Es comprensible, no obstante, que la comunidad esperara una parusía próxima: actitud propia de la primera generación cristiana (documentada por ejemplo en 2 Tes). De ahí que esta breve parábola pretenda en la intención de Marcos evitar interpretaciones precisas y confiadas. La conclusión de todo es una invitación a velar como actitud básica del cristiano. La parábola procura subrayarlo con los detalles gráficos del portero soñoliento (cfr. Isa_56:10).