Lucas 18 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 43 versitos |
1

El juez y la viuda

Para inculcarles que hace falta orar siempre sin cansarse, les contó una parábola:
2 – Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres.
3 Había en la misma ciudad una viuda que acudía a él para decirle: Hazme justicia contra mi rival.
4 Por un tiempo se negó, pero más tarde se dijo: Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres,
5 como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, así no seguirá molestándome.
6 El Señor añadió:
– Fíjense en lo que dice el juez injusto;
7 y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche? ¿Los hará esperar?
8 Les digo que inmediatemante les hará justicia.
Sólo que, cuando llegue el Hijo del Hombre, ¿encontrará esa fe en la tierra?
9

El fariseo y el recaudador de impuestos

Por algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, les contó esta parábola:
10 – Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, el otro recaudador de impuestos.
11 El fariseo, de pie, oraba así en voz baja:
– Oh Dios, te doy gracias porque no soy como el resto de los hombres, ladrones, injustos, adúlteros, o como ese recaudador de impuestos.
12 Ayuno dos veces por semana y doy la décima parte de cuanto poseo.
13 El recaudador de impuestos, de pie y a distancia, ni siquiera alzaba los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:
– Oh Dios, ten piedad de este pecador.
14 Les digo que éste volvió a casa absuelto y el otro no. Porque quien se alaba será humillado y quien se humilla será alabado.
15

Bendice a unos niños
Mt 19,13-15; Mc 10,13-16

Le acercaron también unos niños para que los bendijera. Los discípulos al verlo les reprendían.
16 Pero Jesús los llamó diciendo:
– Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
17 Les aseguro que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
18

El joven rico
Mt 19,16-30; Mc 10,17-31

Uno de los jefes le preguntó:
– Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
19 Jesús le contestó:
–¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno fuera de Dios.
20 Conoces los mandamientos:
no cometerás adulterio, no matarás,
no robarás, no darás falso testimonio,
honra a tu padre y a tu madre.
21 Le contestó:
– Todo esto lo he cumplido desde la adolescencia.
22 Al oírlo, Jesús le dijo:
– Una cosa te falta, vende cuanto tienes, repártelo a los pobres y tendrás un tesoro en [el] cielo; después sígueme.
23 Al oírlo, se puso muy triste, porque era muy rico.
24 Al verlo [ponerse muy triste,] Jesús dijo:
– Difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas.
25 Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios.
26 Los que lo oían dijeron:
– Entonces, ¿quién podrá salvarse?
27 Él contestó:
– Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.
28 Entonces Pedro dijo:
– Mira, nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido.
29 Les contestó:
– Les aseguro que nadie que haya dejado casa o mujer o hermanos o parientes o hijos por el reino de Dios
30 dejará de recibir mucho más en esta vida y en la edad futura recibirá la vida eterna.
31

Tercer anuncio
de la pasión y resurrección
Mt 20,17-19; Mc 10,32-34

Llevándose aparte a los Doce, les dijo:
– Miren, estamos subiendo a Jerusalén y se cumplirá en el Hijo del Hombre todo lo que escribieron los profetas:
32 será entregado a los paganos: se burlarán de él, lo insultarán, lo escupirán,
33 lo azotarán y lo matarán; y al tercer día resucitará.
34 Ellos no entendieron nada, el asunto les resultaba oscuro y no comprendían lo que decía.
35

Sana a un ciego
Mt 20,29-34; Mc 10,46-52

Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino pidiendo limosna.
36 Al oír que pasaba la gente, preguntó qué sucedía.
37 Le dijeron que pasaba Jesús de Nazaret.
38 Él gritó:
–¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!
39 Los que iban delante lo reprendían para que callase. Pero él gritaba más fuerte:
– Hijo de David, ten piedad de mí.
40 Jesús se detuvo y mandó que se lo acercasen. Cuando lo tuvo cerca, le preguntó:
41 –¿Qué quieres que te haga?
Contestó:
– Señor, que recobre la vista.
42 Jesús le dijo:
– Recobra la vista, tu fe te ha salvado.
43 Al instante recobró la vista y le seguía glorificando a Dios; y el pueblo, al verlo, alababa a Dios.

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Introducción a Lucas

Lucas

Contexto histórico. La obra de Lucas nos sitúa en la segunda generación cristiana. Los cristianos se van asentando y expandiendo cada vez más dentro del mundo romano, aunque son vistos frecuentemente con recelo y sospecha. Urge, pues, presentar el ideal cristiano como un ideal apto e inofensivo para la sociedad romana, como una práctica religiosa que puede subvertir el mundo no con la violencia de las armas ni de las guerras, sino con la fuerza del Espíritu que ya está actuando y que va convirtiendo muchos corazones al Señor Jesús. Por otro lado, en la medida que se radicaliza la ruptura entre la Iglesia cristiana y la Sinagoga judía, va surgiendo en las comunidades cristianas cierto rechazo a la historia de salvación precedente, y es necesario resaltar que une el cristianismo con el judaísmo. Este es, quizás, el contexto en que Lucas escribe su evangelio.

Destinatarios.
Por los datos que nos brinda el evangelio, se trataría de una comunidad de cristianos mayoritariamente de origen pagano y geográficamente distante de Palestina. Ella estaría llamada a ser testigo del plan liberador de Dios en el mundo, plan liberador que difiere en todo al plan del imperio, pues no se basa en las armas, sino en el poder de Dios que actúa en la Iglesia. Plan que ya estaba presente en la historia a través de los profetas del Antiguo Testamento y que ahora por medio del Espíritu de Jesús se va realizando en la Iglesia, nuevo pueblo de Dios.

Autor, fecha y lugar de composición.
La tradición lo ha titulado «según san Lucas», dando así su autoría al «médico querido» de Pablo ( Col_4:14 ), que también aparece en Flm_1:24 . En cuanto a la fecha de su composición, el autor tiene noticia de la destrucción de Jerusalén (año 70), pero no de la persecución de Domiciano (año 90-95), y también parece vivir el rechazo oficial de la sinagoga a los cristianos (entre el año 85 y 90); por eso muchos biblistas sugieren como fecha probable la década de los 80. En cuanto al lugar de su composición hay mucha conjetura. La tradición habla tanto de Cesarea, Alejandría como del sur de Grecia, entre otros lugares.

Un evangelio que forma parte de una gran obra singular.
A pesar de su fuerte dependencia de Marcos y del hipotético documento Q, Lucas presenta un evangelio muy peculiar que le distingue notablemente de los demás.
Parte de un plan más amplio
. . Constituye la primera parte de una obra mayor que continúa con los Hechos de los Apóstoles, y ocupa una posición intermedia en el gran arco de la historia de la salvación, que comprende: el tiempo de las promesas del Antiguo Testamento; el tiempo de Jesús, realización de las promesas del Antiguo Testamento; y el tiempo de la Iglesia, el tiempo de la acción del Espíritu Santo. La conexión entre estos «tres tiempos» de la historia de la salvación es esencial para conocer la misión de Jesús tal como nos la presenta Lucas en su evangelio. Los personajes de la infancia, especialmente Simeón, encarnan esa tensión entre el pasado y el momento culminante que ha llegado. No menos importante es la continuación de la obra de Jesús: la expansión de la Iglesia. Como el Antiguo Testamento profetiza y prefigura a Jesús, así Jesús profetiza y prefigura la misión de los apóstoles. Los forma a su lado, los instruye, los previene, les da su Espíritu. Después, al contar sus «Hechos», Lucas se complace en establecer paralelos, en ver en esos pioneros de la primera evangelización el modelo de Jesús que sigue presente y actuando en su Iglesia y en el mundo.
Visión histórica.
Lucas se presenta como un historiador al mejor estilo griego: cuidadoso en consultar sus fuentes y exponer los hechos. Sabe recoger y ordenar los datos de los acontecimientos que le interesa narrar. Sin dejar de proclamar la fe, intenta hacer una obra de historiador. Entrelaza su relato con fechas de la historiografía secular, colocando así la misión de Jesús en el amplio marco de los acontecimientos del imperio. En su evangelio una comunidad de creyentes, autónoma y consolidada vuelve la mirada hacia sus orígenes, hacia la vida de Jesús, desde sus inicios hasta su ascensión al cielo. Y a la vez, una comunidad, sanada ya de aguardar una parusía inminente, toma conciencia de su ser y de su vocación histórica en el seno de la ordenación política y cultural de su tiempo.

Jerusalén
. Es el centro geográfico y teológico de su obra. Allí comienza y concluye el itinerario de Jesús. De allí arranca la evangelización, en alas del Espíritu, hasta el confín del mundo.

Jesús, movido por el Espíritu, anuncia la liberación. Los «tres tiempos» de la historia de la salvación se mueven en Lucas a impulso del Espíritu Santo. Es Él el que inspira y guía a los profetas y las profetisas del Antiguo Testamento hasta sus dos últimos representantes, Simeón y Ana ( Col_2:25-38 ). Es Él el que desciende plena y definitivamente sobre Jesús de Nazaret ( Col_3:21 s). Y es Él el que, siendo ya el Espíritu del resucitado, inaugura el tiempo de la Iglesia en Pentecostés, llevando la palabra de vida y liberación del Evangelio hasta los confines del mundo y hasta el final de los tiempos. El tema dominante de su evangelio arranca de la escena programática en la que Jesús, movido por el Espíritu, da inicio a su ministerio: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres... la libertad a los cautivos... a los oprimidos... para proclamar el año de gracia del Señor» ( Col_4:18 s). Después vendrá el viaje ascencional hacia Jerusalén ( Col_9:51 ), que llevará a Jesús junto a sus discípulos hacia la cruz, hacia el cielo.
Por el camino va derramando la misericordia y el perdón, acogiendo a los pecadores, buscando a los extraviados y ayudando a los pobres y necesitados. Su predicación se abre a los paganos -incluso procura dejar bien parados a varios personajes romanos-, a la vez que registra una creciente oposición de las autoridades judías. Las mujeres, minusvaloradas y despreciadas en su cultura, desempeñan un papel sobresaliente en su ministerio. Como fruto de la liberación, va dejando tras de sí una estela de gozo y de alegría. El Espíritu comienza a actuar, preparando su acción dominante en los Hechos.
Con otra escena programática cierra Lucas su evangelio: Jesús resucitado, en viaje hacia Emaús, propone la clave pascual del cumplimiento de la profecía y la sella con una eucaristía ( Col_24:13-35 ).

Sinopsis. Empieza con una doble introducción, notable por su construcción en bloques paralelos: infancia de Juan y de Jesús (1s). Continúa con el bautismo y las tentaciones ( Col_3:1-4 , 13). El ministerio en Galilea se abre con la fuerza del Espíritu ( Col_4:14 ) y se cierra con el poder del nombre de Jesús actuando más allá del círculo de sus discípulos ( Col_9:49 s). Sigue el gran viaje a Jerusalén como cuadro narrativo (,28) y concluye toda la obra en esta ciudad: confrontación, pasión, muerte, resurrección y ascensión (,53).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Lucas 18,1-8El juez y la viuda. La viuda es el símbolo de las masas de empobrecidos que con el correr del tiempo y golpeados por una sociedad injusta se han llegado a convencer de que su causa no será atendida porque nadie se fija en ellos más que para aprovecharlos como fuerza productiva y desecharlos cuando ya no representan ninguna utilidad para la sociedad. La propuesta de Jesús es que el empobrecido, como en el caso de la viuda, se convenza de lo contrario; es decir, que llegue a sentir y a asumir que el primer interesado en su causa es Dios mismo y que con el respaldo de ese Dios que se rebela contra la injusticia y la opresión (cfr. Éxo_3:7-9), la masa de empobrecidos tiene que comenzar y perseverar en la lucha por la justicia, incluso teniendo en cuenta que hay jueces y sistemas inicuos que con toda seguridad, no sólo no defenderán su causa, sino que la tildarán de subversión, rebelión, terrorismo y peligro para la nación y para la estabilidad social.


Lucas 18,9-14El fariseo y el recaudador de impuestos. Esta nueva parábola de Jesús va dirigida a «algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás» (9). Quienes se creían buenos y justos lo hacían a partir de una serie de normas y preceptos que cumplían a cabalidad, y desde aquí se sentían con todo el derecho de presentar en su oración una especie de «cuenta de cobro» a Dios por las cosas buenas que hacían. Jesús desenmascara esta actitud y abiertamente declara justificado al hombre que delante de Dios se siente absolutamente indigente, necesitado del amor y de la compasión divinos. El otro no logra esa justificación, no porque Dios se la niegue, sino porque cree que no la necesita y por tanto, no la pide.
Lucas 18,15-17Bendice a unos niños. La ternura, la simplicidad y la ausencia de prejuicios y de presunciones que caracterizan al niño inspiran a Jesús para el modelo o perfil de todo el que quiere pertenecer al reino. La nueva realidad inaugurada por el reino no excluye a nadie, antes bien, la prioridad son los excluidos y marginados de este mundo.
Lucas 18,18-30El joven rico. Las nuevas relaciones que se establecen a partir de la instauración del reino o reinado de Dios exigen una posición clara y definida respecto a lo que cada uno considera como sus seguridades personales. Al hombre que interroga a Jesús, aunque sabe cuál es el medio para ser un hombre bueno, le falta lo más importante, poner en el primer plano de sus preocupaciones o de su proyecto personal la justicia querida por Dios. Esta justicia que Dios quiere comienza por el desprendimiento de la riqueza, así podrá ser sensible a las carencias de los demás.
Lucas 18,31-34Tercer anuncio de la pasión y resurrección. Conforme más se acerca Jesús a Jerusalén, más se ha ido acentuando el antagonismo con los representantes del poder religioso y más aumentan las probabilidades de un final violento a manos de sus adversarios en la Ciudad Santa. Los Doce no entienden nada; habrá que esperar hasta que Él mismo, ya resucitado, vuelva y les explique todo.
Lucas 18,35-43Sana a un ciego. Es sintomático y tal vez intencional de Lucas dejar constatado que los Doce no entendieron (no veían) nada de lo que Jesús les había revelado acerca de su final. Aquí registra el caso de un ciego que, a pesar del obstáculo personal (la ceguera) y de los obstáculos externos (los que impiden acercarse a Jesús) es capaz de captar inmediatamente qué clase de persona es Jesús. El relato es utilizado por Lucas para enseñar que no siempre, aunque se tengan intactos los cinco sentidos, se está en grado de conocer a Jesús y de optar por Él.