Lucas 20 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 47 versitos |
1

La autoridad de Jesús
Mt 21,23-27; Mc 11,27-33

Un día que estaba enseñando en el templo y anunciando la Buena Noticia al pueblo, se presentaron los sumos sacerdotes y los letrados con los ancianos
2 y le dijeron:
–¿Con qué autoridad haces eso? ¿Quién te ha dado esa autoridad?
3 Jesús les respondió:
– Yo a mi vez les haré una pregunta para que me respondan.
4 El bautismo de Juan, ¿procedía del cielo o de los hombres?
5 Ellos discutían entre sí: Si decimos que del cielo, nos dirá que por qué no le creímos;
6 si decimos que de los hombres, el pueblo entero nos apedreará, porque están convencidos de que Juan era profeta.
7 Por eso le contestaron que no sabían de dónde procedía.
8 Y Jesús les replicó:
– Yo tampoco les digo con qué autoridad lo hago.
9

Los viñadores malvados
Mt 21,33-46; Mc 12,1-12

Al pueblo le contó la siguiente parábola:
– Un hombre plantó una viña, se la arrendó a unos viñadores y se ausentó por bastante tiempo.
10 A su debido tiempo envió un sirviente a los viñadores para que le entregasen la parte de la cosecha que le correspondía. Pero los viñadores lo apalearon y lo despidieron con las manos vacías.
11 Envió otro sirviente. Pero ellos lo apalearon, lo insultaron y lo despidieron con las manos vacías.
12 Envió un tercero, y ellos lo dejaron malherido.
13 Entonces dijo el dueño de la viña: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo querido; quizás a él lo respeten.
14 Pero los viñadores, al verlo, deliberaban entre ellos: Es el heredero; vamos a matarlo para quedarnos con la finca.
15 Lo echaron fuera de la viña y lo mataron.
Ahora bien, ¿qué hará con ellos el dueño de la viña?
16 Irá, acabará con aquellos viñadores y entregará la viña a otros.
Al oírlo, dijeron:
–¡Dios nos libre!
17 Él, mirándolos fijamente, les dijo:
– Entonces, qué significa eso que está escrito:
La piedra
que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
18 Quien tropiece con esa piedra se estrellará, a quien le caiga encima lo aplastará.
19 Los letrados y sumos sacerdotes intentaron detenerlo en aquel momento, porque habían comprendido que la parábola iba dirigida a ellos; pero temieron al pueblo.
20

El tributo al césar
Mt 22,15-22; Mc 12,13-17

Así que ellos comenzaron a acecharlo y le enviaron unos espías, que fingían ser gente de bien, para atraparlo en sus palabras y poderlo entregar a la autoridad y jurisdicción del gobernador.
21 Le preguntaron:
– Maestro, nos consta que hablas y enseñas rectamente, que no eres parcial, sino que enseñas sinceramente el camino de Dios.
22 ¿Tenemos que pagar impuestos al césar o no?
23 Adivinando su mala intención, les dijo:
24 – Muéstrenme una moneda. ¿De quién lleva la imagen y la inscripción?
Le contestaron:
– Del césar.
25 Y él les dijo:
– Entonces den al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.
26 Y no lograron atraparlo en sus palabras delante del pueblo; al contrario, admirados de la respuesta, se callaron.
27

Sobre la resurrección
Mt 22,23-33; Mc 12,18-27

Se acercaron entonces unos saduceos, los que niegan la resurrección, y le preguntaron:
28 – Maestro, Moisés nos ordenó que si un hombre casado muere sin hijos, su hermano se case con la viuda, para dar descendencia al hermano difunto.
29 Ahora bien, eran siete hermanos. El primero se casó y murió sin dejar hijos.
30 Lo mismo el segundo
31 y el tercero se casaron con ella; igual los siete, que murieron sin dejar hijos.
32 Después murió la mujer.
33 Cuando resuciten, ¿de quién será esposa la mujer? Porque los siete fueron maridos suyos.
34 Jesús les respondió:
– Los que viven en este mundo toman marido o mujer.
35 Pero los que sean dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no tomarán marido ni mujer;
36 porque ya no pueden morir y son como ángeles; y, habiendo resucitado, son hijos de Dios.
37 Y que los muertos resucitan lo indica también Moisés, en lo de la zarza, cuando llama al Señor Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob.
38 No es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.
39 Intervinieron algunos letrados y le dijeron:
– Maestro, qué bien has hablado.
40 Y no se atrevieron a hacerle más preguntas.
41

Sobre el Mesías y David
Mt 22,41-46; Mc 12,35-37

Entonces él les dijo:
–¿Cómo dicen que el Mesías es Hijo de David?
42 Porque el mismo David dice en el libro de los Salmos:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
43 hasta que ponga a tus enemigos
debajo de tus pies.
44 Si David lo llama Señor, ¿cómo puede ser su hijo?
45

Invectiva contra los letrados
Mc 12,38-40

En presencia de todo el pueblo dijo a [sus] discípulos:
46 – Cuídense de los letrados, que gustan de pasear con largas vestiduras, aman los saludos por la calle y los primeros puestos en sinagogas y banquetes;
47 que devoran las fortunas de las viudas con pretexto de largas oraciones. Ellos serán juzgados con mayor severidad.

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Introducción a Lucas

Lucas

Contexto histórico. La obra de Lucas nos sitúa en la segunda generación cristiana. Los cristianos se van asentando y expandiendo cada vez más dentro del mundo romano, aunque son vistos frecuentemente con recelo y sospecha. Urge, pues, presentar el ideal cristiano como un ideal apto e inofensivo para la sociedad romana, como una práctica religiosa que puede subvertir el mundo no con la violencia de las armas ni de las guerras, sino con la fuerza del Espíritu que ya está actuando y que va convirtiendo muchos corazones al Señor Jesús. Por otro lado, en la medida que se radicaliza la ruptura entre la Iglesia cristiana y la Sinagoga judía, va surgiendo en las comunidades cristianas cierto rechazo a la historia de salvación precedente, y es necesario resaltar que une el cristianismo con el judaísmo. Este es, quizás, el contexto en que Lucas escribe su evangelio.

Destinatarios.
Por los datos que nos brinda el evangelio, se trataría de una comunidad de cristianos mayoritariamente de origen pagano y geográficamente distante de Palestina. Ella estaría llamada a ser testigo del plan liberador de Dios en el mundo, plan liberador que difiere en todo al plan del imperio, pues no se basa en las armas, sino en el poder de Dios que actúa en la Iglesia. Plan que ya estaba presente en la historia a través de los profetas del Antiguo Testamento y que ahora por medio del Espíritu de Jesús se va realizando en la Iglesia, nuevo pueblo de Dios.

Autor, fecha y lugar de composición.
La tradición lo ha titulado «según san Lucas», dando así su autoría al «médico querido» de Pablo ( Col_4:14 ), que también aparece en Flm_1:24 . En cuanto a la fecha de su composición, el autor tiene noticia de la destrucción de Jerusalén (año 70), pero no de la persecución de Domiciano (año 90-95), y también parece vivir el rechazo oficial de la sinagoga a los cristianos (entre el año 85 y 90); por eso muchos biblistas sugieren como fecha probable la década de los 80. En cuanto al lugar de su composición hay mucha conjetura. La tradición habla tanto de Cesarea, Alejandría como del sur de Grecia, entre otros lugares.

Un evangelio que forma parte de una gran obra singular.
A pesar de su fuerte dependencia de Marcos y del hipotético documento Q, Lucas presenta un evangelio muy peculiar que le distingue notablemente de los demás.
Parte de un plan más amplio
. . Constituye la primera parte de una obra mayor que continúa con los Hechos de los Apóstoles, y ocupa una posición intermedia en el gran arco de la historia de la salvación, que comprende: el tiempo de las promesas del Antiguo Testamento; el tiempo de Jesús, realización de las promesas del Antiguo Testamento; y el tiempo de la Iglesia, el tiempo de la acción del Espíritu Santo. La conexión entre estos «tres tiempos» de la historia de la salvación es esencial para conocer la misión de Jesús tal como nos la presenta Lucas en su evangelio. Los personajes de la infancia, especialmente Simeón, encarnan esa tensión entre el pasado y el momento culminante que ha llegado. No menos importante es la continuación de la obra de Jesús: la expansión de la Iglesia. Como el Antiguo Testamento profetiza y prefigura a Jesús, así Jesús profetiza y prefigura la misión de los apóstoles. Los forma a su lado, los instruye, los previene, les da su Espíritu. Después, al contar sus «Hechos», Lucas se complace en establecer paralelos, en ver en esos pioneros de la primera evangelización el modelo de Jesús que sigue presente y actuando en su Iglesia y en el mundo.
Visión histórica.
Lucas se presenta como un historiador al mejor estilo griego: cuidadoso en consultar sus fuentes y exponer los hechos. Sabe recoger y ordenar los datos de los acontecimientos que le interesa narrar. Sin dejar de proclamar la fe, intenta hacer una obra de historiador. Entrelaza su relato con fechas de la historiografía secular, colocando así la misión de Jesús en el amplio marco de los acontecimientos del imperio. En su evangelio una comunidad de creyentes, autónoma y consolidada vuelve la mirada hacia sus orígenes, hacia la vida de Jesús, desde sus inicios hasta su ascensión al cielo. Y a la vez, una comunidad, sanada ya de aguardar una parusía inminente, toma conciencia de su ser y de su vocación histórica en el seno de la ordenación política y cultural de su tiempo.

Jerusalén
. Es el centro geográfico y teológico de su obra. Allí comienza y concluye el itinerario de Jesús. De allí arranca la evangelización, en alas del Espíritu, hasta el confín del mundo.

Jesús, movido por el Espíritu, anuncia la liberación. Los «tres tiempos» de la historia de la salvación se mueven en Lucas a impulso del Espíritu Santo. Es Él el que inspira y guía a los profetas y las profetisas del Antiguo Testamento hasta sus dos últimos representantes, Simeón y Ana ( Col_2:25-38 ). Es Él el que desciende plena y definitivamente sobre Jesús de Nazaret ( Col_3:21 s). Y es Él el que, siendo ya el Espíritu del resucitado, inaugura el tiempo de la Iglesia en Pentecostés, llevando la palabra de vida y liberación del Evangelio hasta los confines del mundo y hasta el final de los tiempos. El tema dominante de su evangelio arranca de la escena programática en la que Jesús, movido por el Espíritu, da inicio a su ministerio: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres... la libertad a los cautivos... a los oprimidos... para proclamar el año de gracia del Señor» ( Col_4:18 s). Después vendrá el viaje ascencional hacia Jerusalén ( Col_9:51 ), que llevará a Jesús junto a sus discípulos hacia la cruz, hacia el cielo.
Por el camino va derramando la misericordia y el perdón, acogiendo a los pecadores, buscando a los extraviados y ayudando a los pobres y necesitados. Su predicación se abre a los paganos -incluso procura dejar bien parados a varios personajes romanos-, a la vez que registra una creciente oposición de las autoridades judías. Las mujeres, minusvaloradas y despreciadas en su cultura, desempeñan un papel sobresaliente en su ministerio. Como fruto de la liberación, va dejando tras de sí una estela de gozo y de alegría. El Espíritu comienza a actuar, preparando su acción dominante en los Hechos.
Con otra escena programática cierra Lucas su evangelio: Jesús resucitado, en viaje hacia Emaús, propone la clave pascual del cumplimiento de la profecía y la sella con una eucaristía ( Col_24:13-35 ).

Sinopsis. Empieza con una doble introducción, notable por su construcción en bloques paralelos: infancia de Juan y de Jesús (1s). Continúa con el bautismo y las tentaciones ( Col_3:1-4 , 13). El ministerio en Galilea se abre con la fuerza del Espíritu ( Col_4:14 ) y se cierra con el poder del nombre de Jesús actuando más allá del círculo de sus discípulos ( Col_9:49 s). Sigue el gran viaje a Jerusalén como cuadro narrativo (,28) y concluye toda la obra en esta ciudad: confrontación, pasión, muerte, resurrección y ascensión (,53).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Lucas 20,1-8La autoridad de Jesús. Durante el ejercicio de su ministerio, lejos de Jerusalén, los adversarios de Jesús siempre fueron los fariseos y los escribas o juristas. Éstos intervienen por última vez en el momento de la aclamación de Jesús como rey, muy cerca de Jerusalén, al pie del monte de los Olivos. Para Lucas está claro que el tipo de conflicto entre fariseos y Jesús tenía como base prácticamente todo lo relacionado con aspectos doctrinales, de ortodoxia, la interpretación y el cumplimiento de la Ley. Ahora los adversarios de Jesús adquieren otro rostro y otro motivo de fondo; se trata de los más altos dirigentes: sumos sacerdotes, letrados y ancianos. Ellos no tienen interés en discutir sobre aspectos doctrinales, sino sobre la autoridad y poder de Jesús. En el diálogo con Jesús, ellos salen mal librados porque Él los atrapa en sus propias redes. Sabemos que este motivo (autoridad y poder) seguirá creciendo dramáticamente y que Jesús no estará dispuesto a ceder ni autoridad ni poder, porque en su propuesta, estas dos realidades son servicio, amor y entrega; ceder en esto es «bendecir» el status quo.


Lucas 20,9-19Los viñadores malvados. Aunque Jesús deja aparentemente sin respuesta la pregunta sobre su autoridad que le han formulado los dirigentes de Israel, es obvio que esta parábola es la respuesta a la autoridad con que él enseña, denuncia, anuncia y realiza gestos y acciones. En pocas palabras, Jesús resume la historia de las relaciones de Dios con su pueblo, marcadas por la desobediencia, la rebeldía y el rechazo a los profetas. En cada envío, el Dueño de la viña buscaba que sus arrendatarios rectificaran su modo de proceder, pero éstos siempre hicieron lo mismo. Por último, el Amo envía a su hijo amado, pues guardaba la esperanza de que a él sí lo respetarían y que ahora sí, el proyecto original se encarrilaría de nuevo (13). Con las palabras del versículo 13, Jesús reivindica para sí su ser y su misión de Hijo de Dios y de enviado, y de una vez queda claro que la intención del Padre no es que su hijo muera, sino que los arrendatarios recapaciten, asuman que se trata de una última oportunidad para ponerse al servicio del plan de la justicia y de la vida; mas ellos se empecinan en seguir matando.
Lucas 20,20-26El tributo al césar. Arrestar a Jesús se ha convertido en una necesidad para los dirigentes político-religiosos, pero no podían por temor al pueblo. Lo más práctico era, entonces, tenderle una trampa y buscarle la caída por el lado político civil para que el representante del poder romano se encargara de Él. Y así quedar ellos como inocentes ante el pueblo al que tanto temían. La intención es hacer que Jesús tome partido respecto a un espinoso tema que tenía dividido al judaísmo desde que Roma se había erigido como dueño y amo absoluto también del Cercano Oriente: el impuesto al emperador, causa por la cual ya se habían dado refriegas y revueltas. La respuesta de Jesús es hábil e inteligente y no da lugar para acusarle ni de colaboracionista ni de rebelde; antes bien, deja en sus interlocutores un dilema aún mayor, pero con un gran sentido: ellos mismos tienen que establecer según el criterio de la justicia qué es lo que corresponde a Dios y qué es lo que corresponde al césar.
Lucas 20,27-40Sobre la resurrección. Los saduceos, que no creían en la resurrección, intentan enredar a Jesús con una pregunta de tipo casuístico basados en la ley del levirato (Deu_25:5s). La respuesta de Jesús hace ver, primero que todo, que el matrimonio es una realidad temporal, natural y necesaria para la prolongación de la especie. En segundo lugar, en la resurrección ya no habrá necesidad de una serie de cosas que eran necesarias al ser humano, ya que la resurrección no es la simple prolongación de esta vida con sus necesidades y deficiencias, sino un estado de vida absolutamente pleno donde ya no habrá necesidades que satisfacer. En tercer lugar, Jesús prueba con la Escritura que Dios es un Dios de vivos y que por lo tanto la vocación de todo hombre y mujer es llegar a compartir esa vida plena con Dios.
Lucas 20,41-44Sobre el Mesías y David. Jesús parece hacer notar una contradicción: si el Mesías debía ser hijo de David, ¿cómo es que David lo llama «mi Señor»? El Mesías no es inferior a David porque sea «consanguíneo» suyo, es cierto que «desciende» de él por genealogía, pero antes que nada, es el Hijo de Dios, su enviado; así lo ha manifestado el mismo Dios en las escenas del bautismo y de la transfiguración de Jesús; también en la parábola de los viñadores homicidas queda establecido que Jesús es el hijo amado, el predilecto (20,23).
Lucas 20,45-47Invectiva contra los letrados. Jesús cierra estas controversias con una advertencia a sus discípulos, en presencia de todo el pueblo, donde quedan al descubierto las actitudes interiores de los letrados y en general de los dirigentes religiosos; la advertencia o sano consejo es no dejarse llevar por las apariencias de estas personas, porque en realidad son unos codiciosos llenos de envidia y de egoísmo que aparentan agradar a Dios, pero al mismo tiempo no tienen el menor escrúpulo para practicar las peores injusticias.