Lucas 4 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 44 versitos |
1

Jesús puesto a prueba
Mt 4,1-11; Mc 1,12s

Jesús, lleno de Espíritu Santo, se alejó del Jordán y se dejó llevar por el Espíritu al desierto,
2 donde permaneció cuarenta días, siendo tentado por el Diablo. En ese tiempo no comió nada, y al final sintió hambre.
3 El Diablo le dijo:
– Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.
4 Le respondió Jesús:
– Está escrito:
No sólo de pan vive el hombre.
5 Después lo llevó a un lugar muy alto y le mostró en un instante todos los reinos del mundo.
6 El Diablo le dijo:
– Te daré todo ese poder y su gloria, porque a mí me lo han dado y lo doy a quien quiero.
7 Por tanto, si te postras ante mí, todo será tuyo.
8 Le replicó Jesús:
– Está escrito:
Al Señor tu Dios adorarás,
a él solo darás culto.
9 Entonces lo condujo a Jerusalén, lo colocó en la parte más alta del templo y le dijo:
– Si eres Hijo de Dios, tírate abajo desde aquí,
10 porque está escrito:
Ha dado órdenes
a sus ángeles para que te cuiden
11 y te llevarán en sus manos,
para que tu pie
no tropiece en la piedra.
12 Le respondió Jesús:
– Está dicho:
No pondrás a prueba
al Señor, tu Dios.
13 Concluida la tentación, el Diablo se alejó de él hasta otra ocasión.
14

En Galilea
Mt 4,12.17; Mc 1,14s

Impulsado por el Espíritu, Jesús volvió a Galilea, y su fama se extendió por toda la región.
15 Enseñaba en sus sinagogas, y era respetado por todos.
16 ue a Nazaret, donde se habEn la sinagoga de Nazaret
Mt 13,53-58; Mc 6,1-6
Fue a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre entró un sábado en la sinagoga y se puso en pie para hacer la lectura.
17 Le entregaron el libro del profeta Isaías. Lo abrió y encontró el texto que dice:
18 El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido
para que dé
la Buena Noticia a los pobres;
me ha enviado a anunciar
la libertad a los cautivos
y la vista a los ciegos,
para poner en libertad a los oprimidos,
19 para proclamar
el año de gracia del Señor.
20 Lo cerró, se lo entregó al ayudante y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él.
21 Él empezó diciéndoles:
– Hoy, en presencia de ustedes, se ha cumplido este pasaje de la Escritura.
22 Todos lo aprobaban, y estaban admirados por aquellas palabras de gracia que salían de su boca. Y decían:
– Pero, ¿no es éste el hijo de José?
23 Él les contestó:
– Seguro que me dirán aquel refrán: médico, sánate a ti mismo. Lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún, hazlo aquí, en tu ciudad.
24 Y añadió:
– Les aseguro que ningún profeta es aceptado en su patria.
25 Ciertamente, les digo que había muchas viudas en Israel en tiempo de Elías, cuando el cielo estuvo cerrado tres años y medio y hubo una gran carestía en todo el país.
26 A ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta en Sidonia.
27 Muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno fue sanado, sino Naamán el sirio.
28 Al oírlo, todos en la sinagoga se indignaron.
29 Levantándose, lo sacaron fuera de la ciudad y lo llevaron a un barranco del monte sobre el que estaba edificada la ciudad, con intención de despeñarlo.
30 Pero él, abriéndose paso entre ellos, se alejó.
31

El endemoniado de Cafarnaún
Mc 1,21-28

Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente.
32 Estaban asombrados de su enseñanza porque hablaba con autoridad.
33 Había en la sinagoga un hombre poseído por el espíritu de un demonio inmundo, que se puso a gritar:
34 –¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: ¡el Consagrado de Dios!
35 Jesús le increpó diciendo:
–¡Calla y sal de él!
El demonio lo arrojó al medio y salió de él sin hacerle daño.
36 Se quedaron todos desconcertados y comentaban entre sí:
–¿Qué significa esto? Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.
37 Su fama se difundió por toda la región.
38

Sanaciones
Mt 8,14-16; Mc 1,29-34

Salió de la sinagoga y entró en casa de Simón. La suegra de Pedro estaba con fiebre muy alta y le suplicaban que hiciera algo por ella.
39 Él se inclinó sobre ella, increpó a la fiebre y se le pasó. Inmediatamente se levantó y se puso a servirles.
40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban. Él ponía las manos sobre cada uno y los sanaba.
41 De muchos salían demonios gritando: ¡Tú eres el Hijo de Dios! Él los increpaba y no los dejaba hablar, pues sabían que era el Mesías.
42 ue a Nazaret, donde se habLa predicación de Jesús
Mc 1,35-39
Por la mañana salió y se dirigió a un lugar despoblado. La multitud lo anduvo buscando, y cuando lo alcanzaron, lo retenían para que no se fuese.
43 Pero él les dijo:
– También a las demás ciudades tengo que llevarles la Buena Noticia del reino de Dios, porque para eso he sido enviado.
44 Y predicaba en las sinagogas de Judea.

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Introducción a Lucas

Lucas

Contexto histórico. La obra de Lucas nos sitúa en la segunda generación cristiana. Los cristianos se van asentando y expandiendo cada vez más dentro del mundo romano, aunque son vistos frecuentemente con recelo y sospecha. Urge, pues, presentar el ideal cristiano como un ideal apto e inofensivo para la sociedad romana, como una práctica religiosa que puede subvertir el mundo no con la violencia de las armas ni de las guerras, sino con la fuerza del Espíritu que ya está actuando y que va convirtiendo muchos corazones al Señor Jesús. Por otro lado, en la medida que se radicaliza la ruptura entre la Iglesia cristiana y la Sinagoga judía, va surgiendo en las comunidades cristianas cierto rechazo a la historia de salvación precedente, y es necesario resaltar que une el cristianismo con el judaísmo. Este es, quizás, el contexto en que Lucas escribe su evangelio.

Destinatarios.
Por los datos que nos brinda el evangelio, se trataría de una comunidad de cristianos mayoritariamente de origen pagano y geográficamente distante de Palestina. Ella estaría llamada a ser testigo del plan liberador de Dios en el mundo, plan liberador que difiere en todo al plan del imperio, pues no se basa en las armas, sino en el poder de Dios que actúa en la Iglesia. Plan que ya estaba presente en la historia a través de los profetas del Antiguo Testamento y que ahora por medio del Espíritu de Jesús se va realizando en la Iglesia, nuevo pueblo de Dios.

Autor, fecha y lugar de composición.
La tradición lo ha titulado «según san Lucas», dando así su autoría al «médico querido» de Pablo ( Col_4:14 ), que también aparece en Flm_1:24 . En cuanto a la fecha de su composición, el autor tiene noticia de la destrucción de Jerusalén (año 70), pero no de la persecución de Domiciano (año 90-95), y también parece vivir el rechazo oficial de la sinagoga a los cristianos (entre el año 85 y 90); por eso muchos biblistas sugieren como fecha probable la década de los 80. En cuanto al lugar de su composición hay mucha conjetura. La tradición habla tanto de Cesarea, Alejandría como del sur de Grecia, entre otros lugares.

Un evangelio que forma parte de una gran obra singular.
A pesar de su fuerte dependencia de Marcos y del hipotético documento Q, Lucas presenta un evangelio muy peculiar que le distingue notablemente de los demás.
Parte de un plan más amplio
. . Constituye la primera parte de una obra mayor que continúa con los Hechos de los Apóstoles, y ocupa una posición intermedia en el gran arco de la historia de la salvación, que comprende: el tiempo de las promesas del Antiguo Testamento; el tiempo de Jesús, realización de las promesas del Antiguo Testamento; y el tiempo de la Iglesia, el tiempo de la acción del Espíritu Santo. La conexión entre estos «tres tiempos» de la historia de la salvación es esencial para conocer la misión de Jesús tal como nos la presenta Lucas en su evangelio. Los personajes de la infancia, especialmente Simeón, encarnan esa tensión entre el pasado y el momento culminante que ha llegado. No menos importante es la continuación de la obra de Jesús: la expansión de la Iglesia. Como el Antiguo Testamento profetiza y prefigura a Jesús, así Jesús profetiza y prefigura la misión de los apóstoles. Los forma a su lado, los instruye, los previene, les da su Espíritu. Después, al contar sus «Hechos», Lucas se complace en establecer paralelos, en ver en esos pioneros de la primera evangelización el modelo de Jesús que sigue presente y actuando en su Iglesia y en el mundo.
Visión histórica.
Lucas se presenta como un historiador al mejor estilo griego: cuidadoso en consultar sus fuentes y exponer los hechos. Sabe recoger y ordenar los datos de los acontecimientos que le interesa narrar. Sin dejar de proclamar la fe, intenta hacer una obra de historiador. Entrelaza su relato con fechas de la historiografía secular, colocando así la misión de Jesús en el amplio marco de los acontecimientos del imperio. En su evangelio una comunidad de creyentes, autónoma y consolidada vuelve la mirada hacia sus orígenes, hacia la vida de Jesús, desde sus inicios hasta su ascensión al cielo. Y a la vez, una comunidad, sanada ya de aguardar una parusía inminente, toma conciencia de su ser y de su vocación histórica en el seno de la ordenación política y cultural de su tiempo.

Jerusalén
. Es el centro geográfico y teológico de su obra. Allí comienza y concluye el itinerario de Jesús. De allí arranca la evangelización, en alas del Espíritu, hasta el confín del mundo.

Jesús, movido por el Espíritu, anuncia la liberación. Los «tres tiempos» de la historia de la salvación se mueven en Lucas a impulso del Espíritu Santo. Es Él el que inspira y guía a los profetas y las profetisas del Antiguo Testamento hasta sus dos últimos representantes, Simeón y Ana ( Col_2:25-38 ). Es Él el que desciende plena y definitivamente sobre Jesús de Nazaret ( Col_3:21 s). Y es Él el que, siendo ya el Espíritu del resucitado, inaugura el tiempo de la Iglesia en Pentecostés, llevando la palabra de vida y liberación del Evangelio hasta los confines del mundo y hasta el final de los tiempos. El tema dominante de su evangelio arranca de la escena programática en la que Jesús, movido por el Espíritu, da inicio a su ministerio: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres... la libertad a los cautivos... a los oprimidos... para proclamar el año de gracia del Señor» ( Col_4:18 s). Después vendrá el viaje ascencional hacia Jerusalén ( Col_9:51 ), que llevará a Jesús junto a sus discípulos hacia la cruz, hacia el cielo.
Por el camino va derramando la misericordia y el perdón, acogiendo a los pecadores, buscando a los extraviados y ayudando a los pobres y necesitados. Su predicación se abre a los paganos -incluso procura dejar bien parados a varios personajes romanos-, a la vez que registra una creciente oposición de las autoridades judías. Las mujeres, minusvaloradas y despreciadas en su cultura, desempeñan un papel sobresaliente en su ministerio. Como fruto de la liberación, va dejando tras de sí una estela de gozo y de alegría. El Espíritu comienza a actuar, preparando su acción dominante en los Hechos.
Con otra escena programática cierra Lucas su evangelio: Jesús resucitado, en viaje hacia Emaús, propone la clave pascual del cumplimiento de la profecía y la sella con una eucaristía ( Col_24:13-35 ).

Sinopsis. Empieza con una doble introducción, notable por su construcción en bloques paralelos: infancia de Juan y de Jesús (1s). Continúa con el bautismo y las tentaciones ( Col_3:1-4 , 13). El ministerio en Galilea se abre con la fuerza del Espíritu ( Col_4:14 ) y se cierra con el poder del nombre de Jesús actuando más allá del círculo de sus discípulos ( Col_9:49 s). Sigue el gran viaje a Jerusalén como cuadro narrativo (,28) y concluye toda la obra en esta ciudad: confrontación, pasión, muerte, resurrección y ascensión (,53).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Lucas 4,1-15Jesús puesto a prueba - En Galilea. Las tentaciones, tal como las presenta Lucas, están en relación directa con la vocación mesiánica de Jesús, vocación que no se puede desligar del ambiente histórico, socio-político, religioso y económico de la época de Jesús ni de las expectativas, los sueños y las esperanzas mesiánicas que venían madurando de tiempo atrás en Israel. En ese ambiente Jesús debe madurar su vocación, su opción de vida, ¿cómo llevar adelante la tarea mesiánica de la liberación del pueblo?, ¿cómo revelar a la gente la verdadera imagen de un Dios que ama a todos pero que por encima de todo ama más a los desposeídos, los humildes, los sencillos y cómo hacerles ver que el orden de cosas del momento no es el que Dios quiere para sus hijos e hijas? Las tentaciones de Jesús no sólo no pudieron ser tres, que se definieron, además, de una forma muy fácil y rápida, sino que fueron muchas las dudas, las alternativas facilistas que se le habría ocurrido para llevar adelante su misión. Él decidió, en medio de muchas de esas alternativas facilistas, que su misión la llevaría a cabo por el camino más difícil, pero más seguro. La instauración del reino será para Jesús el eje fundamental de su mesianidad, y eso no es compatible con ningún mesianismo barato; el Mesías tiene que llevar a cabo su misión por la vía del sufrimiento, de la incomprensión, del dolor, de la entrega de cada día, del servicio constante.
Ello para que queden descalificadas de una vez para siempre todas esas manifestaciones mesianistas que a pesar de todo siguieron surgiendo ya desde los primeros tiempos del cristianismo y a lo largo de toda la historia hasta hoy. Nada más contrario a la opción mesiánica de Jesús que esas exaltaciones, brincos, gritos y palmas con que se pretende hacer creer que así se atraerá su poder. Si aún sentimos que nuestro compromiso cristiano nos impulsa a una actualización de la mesianidad de Jesús, es necesario volver a este relato de las tentaciones y hacer la experiencia de oración y desierto al estilo de Jesús para definir el camino por el cual nosotros llevaremos a cabo la misión que como cristianos tenemos: hacer vida el Evangelio.


Lucas 4,16-30En la sinagoga de Nazaret. Es importante tener en cuenta que aquí, el Espíritu Santo y la Palabra son la chispa que enciende el fuego de la misión de Jesús, según el relato lucano. Pero Lucas no se queda sólo en la importancia de la Palabra que adquiere en Jesús esas características de concreción y cumplimiento; hay otros aspectos que siempre estarán presentes en la vida de Jesús y que Lucas pone en esta primera escena del ministerio público: el rechazo a Jesús y a su palabra. Rechazo que comenzó siendo simpatía y admiración (22) pero que se torna luego en hostilidad suscitada por la duda, «¿no es este el hijo de José?», con intentos de eliminarlo (28s), lo cual da pie a Jesús para dejar claro que si ellos rechazan su propuesta y su misión, de todos modos otros, que no son israelitas, estarán dispuestos a aceptarlo; para ello se vale de la evocación de Elías y de Eliseo que realizaron signos divinos entre paganos y lograron mejores frutos (24-27).
Lucas 4,31-37El endemoniado de Cafarnaún. Hay un enfrentamiento verbal entre Jesús y el endemoniado, propiciado por el mismo espíritu inmundo, y hay que asumir que la hostilidad del espíritu inmundo se debe a las enseñanzas de Jesús y que dichas enseñanzas no son otras que las que ya había anunciado en la sinagoga de Nazaret: «la Buena Noticia a los pobres, la libertad a los cautivos, la vista a los ciegos, la liberación de los oprimidos y el año de gracia del Señor» (4,18s). Jesús se enfrenta con una entidad que sabe para donde va su enseñanza y, más aún, le reconoce la autoridad con que habla y su consagración por parte de Dios: «Sé quién eres: ¡el Consagrado de Dios!» (34); el demonio, que puede ser encarnado por cualquier creyente, también es capaz de declarar su fe, el demonio también conoce a Jesús y es capaz de definirlo como «enviado», «ungido», «Mesías» de Dios (34.41); pero, ¿será eso suficiente?, ¿no tiene que haber un cambio radical de vida desde el momento en que se conoce a Jesús y se escucha su palabra?
Lucas 4,38-44Sanaciones - La predicación de Jesús. Para Jesús, la persona: hombre y mujer, en toda su integridad, son el lugar único y definitivo donde debe comenzar a tomar forma la realidad del reino. Los pobladores de Cafarnaún quiere retener a Jesús para que no se marche de allí; sin embargo, Jesús tiene que llegar hasta otros lugares porque para eso ha salido, para hacer llegar a todos los pobres la Buena Noticia del reino. Jesús no es «propiedad» de nadie ni es exclusivo de un grupo o lugar -ésta es otra tentación-, y esa misma actitud la debe tener el discípulo, nunca puede reducir el anuncio del Evangelio a unos cuantos sólo porque ahí «le va bien».