Efesios  3 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 21 versitos |
1

Misión de Pablo

Por esta razón yo, Pablo, estoy preso por Cristo [Jesús], a causa de ustedes, los paganos.
2 Supongo que están informados de la gracia de Dios que me ha sido dispensada para provecho de ustedes.
3 Fue por medio de una revelación como se me dio a conocer el misterio, tal como acabo de explicárselo brevemente.
4 Lean mi carta y comprenderán cómo entiendo el misterio de Cristo:
5 este misterio no se dio a conocer a los hombres en las generaciones pasadas; sin embargo ahora se ha revelado a sus santos apóstoles y profetas inspirados.
6 Y consiste en esto: que por medio de la Buena Noticia los paganos comparten la herencia y las promesas de Cristo Jesús, y son miembros del mismo cuerpo.
7 De esta Buena Noticia yo soy ministro por don de la gracia de Dios, otorgada según la eficacia de su poder.
8 A mí, el último de los consagrados, me han concedido esta gracia: anunciar a los paganos la Buena Noticia, la riqueza inimaginable de Cristo
9 y hacer luz sobre el secreto que Dios, creador del universo, se guardaba desde antiguo,
10 para que las fuerzas y los poderes celestiales conocieran por medio de la Iglesia la sabiduría de Dios en todas sus formas.
11 Éste es el designio que Dios concibió desde toda la eternidad en Cristo Jesús, Señor nuestro.
12 Por él y con la confianza que da la fe en él, tenemos libre acceso a Dios.
13 Por lo tanto les pido que no se desanimen a causa de los sufrimientos que padezco por ustedes, más bien han de sentirse orgullosos de ellos.
14

El amor de Cristo

Por eso doblo las rodillas ante el Padre,
15 de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra.
16 Que él se digne según la riqueza de su gloria fortalecerlos internamente con el Espíritu,
17 que Cristo habite en sus corazones por la fe, que estén arraigados y cimentados en el amor,
18 de modo que logren comprender, junto con todos los consagrados, la anchura y la longitud, la altura y la profundidad,
19 en una palabra, que conozcan el amor de Cristo, que supera todo conocimiento. Así serán colmados de la plenitud de Dios.
20 Aquel que, actuando eficazmente en nosotros, puede realizar muchísimo más de lo que pedimos o pensamos
21 reciba de la Iglesia y de Cristo Jesús la gloria en todas las generaciones por los siglos de los siglos. Amén.

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Introducción a Efesios 

EFESIOS

Éfeso y Pablo. Desde tiempos antiguos, Éfeso fue una ciudad importante por su situación geográfica. En tiempos de Pablo era la capital de la provincia romana de Asia. Entre sus muchos edificios suntuosos descollaba el templo de Artemisa, diosa asiática de la fecundidad (cfr. Hch 19). Como ciudad romana del Mediterráneo oriental, formaba terna con Antioquía y Alejandría.
Cuando Pablo visitó Éfeso ( Hch_19:1 ) encontró allí algunos cristianos no muy bien formados. Les instruyó y constituyó con ellos una floreciente comunidad de paganos convertidos, base de operaciones para la expansión misionera. El Apóstol residió allí tres años entre éxitos y dificultades.

¿Carta de Pablo a los efesios? Los «tres» datos son discutidos por una crítica competente. En primer lugar, se duda de que se trate efectivamente de una carta. Suena más bien a tratado o a exposición homilética vertida en el molde epistolar como recurso literario. Habría que catalogarla en el género de celebración o panegírico. Faltan en el texto, por ejemplo, el tono personal y las referencias a una situación concreta propias de una carta.
En segundo lugar, se duda de que la carta haya salido de la pluma de Pablo. El autor parece no conocer personalmente a los destinatarios ( Hch_1:15 ; Hch_3:2 ), situación extraña si se tiene en cuenta que el Apóstol vivió tres años en dicha comunidad. El estilo, por otra parte, es notablemente inferior al de las cartas auténticamente paulinas. También es diversa o más evolucionada su doctrina; por ejemplo, a muchas Iglesias locales sucede una Iglesia única y universal, tras la superación de la controversia entre judíos y paganos.
Finalmente, está también en discusión que los destinatarios sean los efesios. El nombre de la ciudad falta en algunos códices importantes. ¿Fue borrada del texto original para dejar un espacio en blanco disponible para otras localidades? Dado el carácter del escrito y teniendo en cuenta la noticia de Col_4:16 , algunos biblistas piensan que la carta estaba dirigida en un principio a Laodicea. Otros, por el contrario, que era un texto circular dirigido a una amplia audiencia de Iglesias de Asia.

Autor, destinatarios y fecha de composición de la carta. Todo lo dicho anteriormente hace pensar que el autor es un discípulo de Pablo que escribe después de la muerte del Apóstol a paganos convertidos de la segunda generación, entre los años 70-90. Si atribuye su escrito a Pablo es para dar autoridad a sus reflexiones y, apoyado en las enseñanzas de su maestro que va desarrollando, iluminar la vida de las Iglesias en las nuevas circunstancias por las que atravesaban, veinte o treinta años después de que fueran fundadas por el Apóstol.

Contenido de la carta. El contexto en que viven las comunidades de esta segunda generación ha cambiado notablemente. Después de la destrucción de Jerusalén (año 70), las tensiones entre los cristianos procedentes del judaísmo y los convertidos del paganismo han ido paulatinamente desapareciendo. Ahora, los judeo-cristianos son una pequeña minoría dentro de una comunidad de creyentes que se ha desplazado y esparcido definitivamente más allá de las fronteras de Palestina. Esta situación hacía urgente una reflexión sobre el misterio de una Iglesia que, consciente ya de su universalidad, necesitaba ahondar en el vínculo de comunión que la mantenía unida y plural al mismo tiempo. Pero, sobre todo, profundizar en el alcance de su misión universal.
La Carta a los Efesios comienza donde termina la Carta a los Colosenses. Ambas se complementan. Si aquella habla de Cristo, ésta habla de la Iglesia. Dios tenía un plan escondido por siglos, revelado y ejecutado en y por Jesucristo. Ahora, este plan se despliega en y por la Iglesia. Si Colosenses resalta la dimensión cósmica de la mediación salvadora de Cristo, Efesios coloca la misión de la Iglesia en el centro mismo del universo, como sacramento de salvación de ese cosmos que Cristo llena con su poder vivificador.
Es así como el autor nos presenta a la Iglesia: universal; pueblo de Dios y esposa del Mesías; nueva creación de una humanidad unificada; edificio compacto y cuerpo en crecimiento que se llena de la plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas ( Col_1:22 s), Cristo, su cabeza. Más que por la suma de Iglesias locales, o por la coexistencia de judíos penitentes y paganos convertidos, la unidad se realiza derribando muros, aboliendo divisiones, infundiendo un Espíritu único. No en vano la Carta a los Efesios ha sido llamada la «carta magna de la unidad».

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Efesios  3,1-13Misión de Pablo. A todo lo anterior se refiere Pablo cuando, al declararse apóstol de los paganos, no piensa en un reparto territorial, sino que implica un descubrimiento: que el Mesías esperado por los judíos vino también para los paganos. Éste es un gran secreto que Dios tuvo guardado durante muchos siglos, dice el Apóstol refiriéndose a la historia de Israel. En efecto, si algunos textos del Antiguo Testamento se abrían a los paganos, siempre había cláusulas y límites que hacían de los no judíos ciudadanos de segunda categoría. Los paganos, en suma, no iban a repartirse la herencia con Israel (cfr. Gén_21:10), ni a formar un solo cuerpo con él.
Pues bien, la riqueza de Cristo se desborda ahora y se reparte a todos. Ésta es la gran revelación de la que Pablo está orgulloso y que lo espolea en su ministerio. No reivindica para sí solo la revelación del misterio, sino que se considera parte de la tradición apostólica (cfr. Hch_13:1; 1Co_12:28) formada por «apóstoles y profetas inspirados» (5). Es más, dice con humildad que se siente como el «último de los consagrados» (8). ¿Por haber sido perseguidor? ¿Por haber llegado más tarde (cfr. 1Co_15:9s)? Precisamente esta supuesta indignidad de Pablo resalta más la condición de absoluta gratuidad que tiene el don de la revelación del misterio, que no depende de ningún mérito ni preparación humana y que ha hecho de él apóstol de los paganos.
La continua insistencia de Pablo en su misión no solamente refleja su vocación particular, sino una de las preocupaciones misioneras más importantes de la Iglesia primitiva de la que él se hace el portavoz: la ruptura de las barreras que existían entre judíos y paganos y el destino de ambos pueblos a formar un solo cuerpo en Cristo. Al cabo de veintiún siglos, esta vocación misionera de la Iglesia sigue siendo tan urgente y necesaria como entonces. El horizonte misionero, sin embargo, se ha alargado para abarcar el diálogo y la armonía con las grandes religiones y culturas del mundo con todas las consecuencias sociales, económicas y políticas, que seguramente el Apóstol no podía imaginar: la promoción de la igualdad y de la justicia entre los pueblos, la lucha por la concordia y la solidaridad, denunciando todo lo que divide, fragmenta y oprime a la familia humana.


Efesios  3,14-21El amor de Cristo. Pablo escribe esta súplica de rodillas, en actitud de profunda adoración. Su plegaria es rica y densa de significado y, quizás por eso, difícil de traducir. Pablo pide por los efesios, pero parece como si tuviera delante a toda la familia humana, en su múltiple pluralidad de comunidades, de religiones, de culturas, de naciones; es decir, todas las colectividades que cohesionan, expresan y dan sentido de pertenencia a hombres y mujeres. Con un sugerente juego de palabras, el Apóstol dice que la identidad de Dios como Padre -«pater» en griego-, es la raíz última que fundamenta y sostiene y «de quien procede toda paternidad» -«patriá» en griego-, «en el cielo y en la tierra» (15).
Pablo invoca en su plegaría a las tres personas divinas. Al Padre, que ha convocado a los efesios a formar una «patria» cristiana o Iglesia doméstica. Al Espíritu, que la robustece y fortalece internamente (16), en referencia a esa dimensión interior de nosotros mismos que se va renovando día a día (cfr. 2Co_4:16) y logra que por la fe y el amor que Cristo «habite en sus corazones» (17; cfr. Jua_14:23). Esta colaboración entre las tres personas divinas y la respuesta de la fe y el amor vivida en comunión cristiana nos llevarán a «comprender, junto con todos los consagrados» (18) aquello que el Apóstol expresa con una fórmula tan evocativa como enigmática para los lectores de hoy, pero quizás familiar y conocida para los efesios: anchura y longitud, altura y profundidad (18). ¿Es el plan universal de salvación de Dios? ¿Es la cruz de Cristo, vértice del universo simbolizado en sus cuatro dimensiones?
Sólo la experiencia del amor que Cristo nos tiene puede llenar al hombre, porque su amor revela el amor de Dios (cfr. 1Jn_4:10). Gran paradoja: llenarse del que llena, abarca y desborda todo. Esta primera parte de la carta concluye con una expresión de alabanza a Dios, tributada por la Iglesia y encabezada por Cristo.