Filipenses 4 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 23 versitos |
1 Por eso, hermanos queridos y añorados, ustedes, amados míos que son mi alegría y mi premio, sigan así fieles al Señor.
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Recomendaciones

Ruego a Evodia, y también a Síntique, que se pongan de acuerdo en el Señor.
3 A ti, mi fiel compañero, te pido que las ayudes, no olvides que ellas lucharon conmigo al servicio de la Buena Noticia, con Clemente y mis demás colaboradores; sus nombres están escritos en el libro de la vida.
4 Tengan siempre la alegría del Señor; lo repito, estén alegres.
5 Que la bondad de ustedes sea reconocida por todos. El Señor está cerca.
6 No se aflijan por nada, más bien preséntenselo todo a Dios en oración, pídanle y también denle gracias.
7 Y la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.
8 Por último, hermanos, ocúpense de cuanto es verdadero y noble, justo y puro, amable y loable, de toda virtud y todo valor.
9 Lo que aprendieron y recibieron, escucharon y vieron en mí pónganlo en práctica. Y el Dios de la paz estará con ustedes.
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Agradecimientos y saludos finales

El Señor me llenó de alegría porque otra vez floreció su preocupación por mí; siempre la tenían, pero les faltaba ocasión de demostrarla.
11 No lo digo por estar necesitado, porque he aprendido a bastarme con lo que tengo.
12 Sé lo que es vivir en la pobreza y también en la abundancia. Estoy plenamente acostumbrado a todo, a la saciedad y el ayuno, a la abundancia y la escasez.
13 Todo lo puedo en aquel que me da fuerzas.
14 Con todo, hicieron bien en mostrarse solidarios de mis sufrimientos.
15 Ustedes, filipenses, saben bien que, al principio de mi predicación, cuando salí de Macedonia, ninguna Iglesia, fuera de ustedes, se asoció a mis cuentas de gastos y entradas.
16 Estando yo en Tesalónica, varias veces me enviaron medios para ayudarme en mis necesidades.
17 No es que busque recibir; busco más bien los intereses que aumentan su cuenta delante de Dios.
18 Por el momento tengo todo lo que necesito, y más aún, tengo de sobra con lo que Epafrodito me entregó de parte de ustedes: fue como una ofrenda de grato aroma, un sacrificio aceptable y agradable a Dios.
19 Mi Dios, colmará todas sus necesidades según su riqueza y generosidad por medio de Cristo Jesús.
20 Al Dios y Padre nuestro sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
21 Saluden en nombre de Cristo Jesús a todos los consagrados. Los saludan los hermanos que están conmigo.
22 Los saludan todos los consagrados, en especial los servidores del emperador.
23 La gracia del Señor Jesucristo esté con ustedes.

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Introducción a Filipenses

FILIPENSES

Filipos. La ciudad que lleva el nombre de Filipos, en honor al padre de Alejandro Magno, era desde el año 31 a.C. colonia de Roma con derecho a ciudadanía. Por ella pasaba la vía Ignacia, que unía Italia con Asia. La población era en parte romana como indican las monedas con inscripciones latinas.
Según Hch 16, Filipos fue la primera ciudad «europea» visitada y evangelizada por Pablo y Silas, hacia el año 49. Una mujer de buena posición fue la primera convertida «europea» al Evangelio por la palabra del Apóstol. Allí se formó una comunidad cordial y generosa, a la que Pablo se sintió estrechamente vinculado ( Hch_1:8 ; Hch_4:1 ). Sólo de ellos aceptó ayuda económica ( Hch_4:14 s).

Lugar y fecha de composición de la carta. Pablo escribió la carta desde la cárcel ( Hch_1:7 .13.17). ¿Dónde? Algunos biblistas piensan, siguiendo la tradición, que se encontraba ya en Roma (después del año 60); citan en su apoyo las expresiones «todos en el pretorio» ( Hch_1:13 ) y «los servidores del emperador» ( Hch_4:22 ); asimismo su perplejidad ante una muerte próxima. Pero estas expresiones se pueden aplicar también a Éfeso, y Pablo sabía mucho de cárceles y de peligros de muerte. Por eso, la mayoría de biblistas se inclina por una prisión en Éfeso, no mencionada por Lucas en los Hechos. Esta hipótesis explica mejor el viaje de Epafrodito, el intercambio de noticias, su intención de hacerles una visita pronto ( Hch_2:24 ). Sobre el peligro de muerte tenemos la referencia en 2Co_1:8 s. En este supuesto, la carta habría sido escrita hacia el año 54.

Ocasión y contenido de la carta. Sobre la ocasión nos informa la misma carta. Un asunto al parecer trivial, el viaje y la enfermedad de Epafrodito; un motivo simple y grave, la necesidad de desahogar su agradecimiento sin renunciar a su oficio de exhortar y animar.
Se trata de una carta que discurre sin un plan determinado, con cambios de tema, de tono, de situación. Por eso algunos biblistas han pensado que se trata de dos o tres cartas, todas de Pablo, artificialmente reunidas bajo un epígrafe por un recopilador posterior. Sin embargo, en una típica carta personal, los saltos, cambios y prolongaciones no deben extrañar.
Lo que es indiscutible es el atractivo particular de esta carta como expresión de los sentimientos del Apóstol. Su joya teológica es el himno cristológico (2,6-11), síntesis audaz y madura, que algunos consideran un himno cristiano incorporado a ella. En términos de apostolado es importante el valor del «testimonio» (1,12-14) y la prioridad de que Cristo sea predicado, donde y como sea (1,15-18), así como la participación del Apóstol en la muerte y resurrección de Cristo (3,10s.20s). También afloran algunos asuntos particulares de la comunidad: el peligro de los judaizantes (3,1-7) y la necesidad de la concordia (3,2).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Filipenses 4,2-9Recomendaciones. Se reanuda la despedida iniciada en 3,1, después del paréntesis precedente tomado de la otra carta. Poco sabemos de las personas mencionadas aquí. Pablo siempre cuenta con un grupo de colaboradores, entre ellos las muchas mujeres que le han ayudado en la evangelización y en la catequesis (Rom 16 proporciona una amplia lista). Nada sabemos de las diferencias entre Evodia y Síntique, pero parece tratarse de algo serio, pues al tener un ministerio en la comunidad pueden crear divisiones. Pablo pide la ayuda de un colaborador que pueda mediar entre ellas. La tradición ha identificado a Clemente con el cuarto papa, autor de una famosísima carta a los Corintios. Pablo elogia a todo el equipo con la afirmación bíblica: «sus nombres están escritos en el libro de la vida» (3; cfr. Apo_3:5; Apo_20:15; Apo_21:27).
La mención de la alegría conecta con el inicio de despedida interrumpido en 3,1a y confirma el tono gozoso de toda la carta contenida en los dos primeros capítulos. Pablo quiere que sea una alegría no intimista, sino difusiva, haciendo felices a los demás con la propia bondad. Es con este gozo con el que también anuncia la venida del Señor (cfr. Luc_21:28).
El deseo de la «paz de Dios» es una característica del Apóstol que encontramos en todas sus cartas como saludo inicial y como despedida. Será esta paz profunda la que libre a los filipenses de toda ansiedad. Pablo quiere cristianos expectantes y tranquilos, pero no instalados (cfr. 1Ts_4:11s).


Filipenses 4,10-23Agradecimientos y saludos finales. Antes de terminar la carta, Pablo agradece a los filipenses el envío de ayuda material y la venida de un miembro de la comunidad para que le asista mientras está en prisión. La Iglesia de Filipos es la más vinculada a su Apóstol fundador y la más comprometida en su trabajo evangelizador desde el primer día (1,5).
Por el Apóstol mismo sabemos que no sólo le enviaron recursos económicos a Tesalónica (4,16), y ahora probablemente a Éfeso, sino también a Corinto (cfr. Hch_18:5; 2Co_11:9). Pablo agradece, pero al mismo tiempo aprovecha la ocasión para darles su testimonio de desprendimiento y libertad frente a los bienes materiales: «Estoy plenamente acostumbrado a todo, a la saciedad y el ayuno, a la abundancia y la escasez» (12), gracias a que «todo lo puedo en aquel que me da fuerzas» (13). De lo que se alegra en ese gesto de solidaridad de sus filipenses es de los intereses que ellos recibirán, pues todo compartir solidario es el culto que Dios quiere de nosotros, la verdadera ofrenda, «de grato aroma, un sacrificio aceptable y agradable a Dios» (18).
El saludo final (23) podría ser una expresión tomada de la liturgia de la comunidad; algo normal si se tiene en cuenta que las cartas del Apóstol estaban destinadas a leerse ante la comunidad reunida, quizás en la primera parte de la celebración eucarística (cfr. Flm_1:25; Gál_6:18).