Santiago 3 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 18 versitos |
1

La lengua

Hermanos míos, no quieran muchos ser maestros, ya saben que los que enseñamos seremos juzgados más severamente.
2 Todos fallamos muchas veces: el que no falla con la lengua es un hombre perfecto, capaz de dominar todo el cuerpo.
3 A los caballos les ponemos un freno en la boca para que nos obedezcan, y así guiamos todo su cuerpo.
4 Observen las naves: tan grandes y arrastradas por vientos impetuosos: con un timón minúsculo las guía el piloto a donde quiere.
5 Lo mismo la lengua: es un miembro pequeño y se cree capaz de grandes acciones. Miren cómo una chispa incendia todo un bosque.
6 Y la lengua es fuego. Como un mundo de maldad, la lengua, instalada entre nuestros miembros, contamina a toda la persona y hace arder todo el ciclo de la vida humana, alimentada por el fuego del infierno.
7 La raza humana es capaz de domar y domesticar toda clase de fieras: aves, reptiles y peces.
8 Pero nadie logra dominar la lengua: mal infatigable, lleno de veneno mortífero.
9 Con ella bendecimos al Señor y Padre, con ella maldecimos a los hombres creados a imagen de Dios.
10 De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, no debe ser así.
11 ¿Brota de una fuente, por el mismo caño, agua dulce y amarga?
12 ¿Puede, hermanos míos, dar aceitunas la higuera e higos la vid? ¿O una fuente salada dar agua dulce?
13

Sabiduría auténtica

¿Hay entre ustedes alguien sensato y prudente? Demuestre con su buena conducta que actúa guiado por la humildad propia de la sabiduría.
14 Pero si ustedes dejan que la envidia los amargue y hacen las cosas por rivalidad, no se engañen ni se burlen de la verdad.
15 Ésa no es sabiduría que baja del cielo, sino terrena, animal, demoníaca.
16 Donde hay envidia y rivalidad, allí hay desorden y toda clase de maldad.
17 La sabiduría que procede del cielo es ante todo pura; además es pacífica, comprensiva, dócil, llena de piedad y buenos resultados, sin discriminación ni fingimiento.
18 Los que trabajan por la paz, siembran la paz y cosechan la justicia.

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Introducción a Santiago

SANTIAGO

Autor, fecha de composición y destinatarios de la carta. El remitente de esta carta o escrito se identifica como Santiago. El nombre puede corresponder a tres personajes conocidos del Nuevo Testamento: los dos apóstoles, el mayor y el menor, y el «hermano del Señor». De los dos primeros, es del todo improbable que alguno sea el autor. Al último, se le podría atribuir muy bien la autoría de la carta; sin embargo, una serie de razones, como el lenguaje y el estilo marcadamente helenístico y el uso normal de la versión griega de la Biblia hebrea (los LXX) descartan la posibilidad de que lo sea. En la actualidad, muchos biblistas piensan que se trata de una obra pseudónima, escrita hacia finales del s. I.
En cuanto a los destinatarios, el título «las doce tribus dispersas» remite a primera vista a la diáspora judía del Antiguo Testamento; pero la referencia natural al Señor Jesucristo obliga a identificarlas con las Iglesias difundidas por Asia y Europa. El número «doce» indica totalidad; la palabra «tribus», la sucesión del nuevo Israel; y «dispersas», la expansión creciente del cristianismo. El título pasa, pues, a designar ahora a la comunidad cristiana plural y extendida por el mundo.

Género de la carta. Solemos llamarla carta, aunque de carta tiene muy poco, apenas un escueto saludo convencional. Tampoco es una homilía o un tratado. A lo que más se parece es a un escrito sapiencial del Antiguo Testamento, con mayor semejanza a las breves instrucciones temáticas del Eclesiástico que a la cadena de refranes y aforismos del libro de los Proverbios.

Contenido de la carta. Por su carácter sapiencial, su contenido es más una lista de temas o serie de instrucciones para la vida cristiana que el desarrollo minucioso de algún tema doctrinal.
Se ha objetado su talante cristiano, y hasta existe una hipótesis que la señala como una composición judía superficialmente adaptada. Sin embargo, a pesar que sólo se menciona a Jesucristo tres veces (1,1; 2,1 y 5,7), contiene asuntos específicamente cristianos, como la debatida cuestión de fe y obras (2,14-26; cfr. Gál 3 y Rom 4), la regeneración por la palabra/mensaje (1,18) y la ley de la libertad (1,25; 2,12). Además, su relación con la primera carta de Pedro es patente: la dispersión (1,1 y 1Pe_1:1 ); las pruebas de la fe ( 1Pe_1:2 s y 1Pe_1:6 ); la guerra de las pasiones ( 1Pe_4:1 y 1Pe_2:11 ); la invitación a resistir ( 1Pe_4:7 y 1Pe_5:9 ).
Es probable que el autor se inspirara ampliamente en el substrato tradicional de la ética judía, pero dándole contenido cristiano y aplicándolo a situaciones y necesidades concretas de las comunidades a las que se dirige. Una de estas necesidades, y por la que se ha hecho famosa como punto de referencia neo-testamentario, es el tema de la obras sin las cuales la fe carece de sentido, «está muerta del todo» ( 1Pe_2:17 ). El autor conoce probablemente la enseñanza de Pablo sobre la fe y las obras, y parece reaccionar contra las consecuencias abusivas de dicha doctrina. Santiago, por supuesto, piensa en las obras que debe realizar un cristiano que vive ya en el contexto de la fe que salva, recibida gratuitamente y no por mérito de las obras -de la Ley- como afirma Pablo.
De todas formas, si la carta aborda una variedad de temas, una sola es la intención del autor: exhortar a los cristianos a ser consecuentes con la fe que profesan y a testimoniarla con una vida ejemplar.

Carta católica.
El escrito de Santiago pertenece al grupo de las llamadas «cartas católicas». Las otras son las dos de Pedro, las tres de Juan y la de Judas. El significado de «católico» -universal- expresa la principal característica de estos escritos, es decir, que están dirigidos no a una Iglesia particular como las cartas de Pablo, sino a los cristianos en general. Con el correr del tiempo, y frente a corrientes protestantes que negaban el carácter canónico a estas cartas, el Concilio de Trento (s. XVI) definió su canonicidad, afirmando ser Palabra de Dios como los otros libros del Nuevo Testamento.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Santiago 3,1-12La lengua. Ser maestro se convirtió en una nueva tentación de prestigio y discriminación. Si para los magistrados era su riqueza (2,1-13) y para los exhibidores de la fe su falta de obras (2,14-26), para los maestros será su lengua. Son muchos los maestros que manipulan la Palabra de Dios al servicio de intereses mezquinos. Una lengua egoísta y codiciosa pone en crisis cualquier comunidad.
Santiago compara a la lengua con el freno que guía al caballo, con el pequeño timón que guía un barco y con la pequeña chispa que incendia un bosque (3-5). En estas comparaciones expone cinco características negativas de la lengua mal usada: contamina a toda la persona (6), se alimenta del infierno (6), es imposible de domesticarla (7s), es un mal infatigable y está llena de veneno mortífero (8). Santiago denuncia la incoherencia de los maestros de su comunidad, que con la misma lengua bendicen a Dios y maldicen al hermano (Sal_62:5). Con las tres preguntas retóricas finales (11s) la conclusión para el lector es evidente: con la lengua no se puede servir a dos señores (Mat_6:24). La lengua, usada para manipular la Palabra de Dios, hablar mal del hermano y buscar intereses egoístas se convierte en un arma mortal en el interior de las comunidades.


Santiago 3,13-18Sabiduría auténtica. Con una nueva pregunta retórica, el autor retoma el tema de la sabiduría ya planteado en 1,5. Quien ha seguido detenidamente el texto de Santiago sabrá que la respuesta debe ir ligada a la práctica de la vida. La fe, la religión y la sabiduría se reconocen en la vida cotidiana. La falsa sabiduría tiene tres características: es terrena, salvaje y demoníaca, mientras que las cualidades de la sabiduría que viene del cielo son numerosas: es pura, pacífica, dócil, comprensiva, piadosa, produce buenos resultados, no discrimina ni es mentirosa. El proverbio sapiencial del versículo 18 tiene una doble intención: cerrar la reflexión sobre la sabiduría indicando que el verdadero sabio es quien trabaja por la justicia y la paz, e introducir el tema de la sección siguiente.