Santiago 5 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 20 versitos |
1 Y ahora les toca a los ricos: lloren y griten por las desgracias que van a sufrir.
2 Su riqueza está podrida, sus ropas apolilladas,
3 su plata y su oro herrumbrado; y su herrumbre atestigua contra ustedes, y consumirá sus cuerpos como fuego. Ustedes han amontonado riquezas ahora que es el tiempo final.
4 El salario de los obreros, que no pagaron a los que trabajaron en sus campos, alza el grito; el clamor de los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor Todopoderoso.
5 Ustedes llevaron en la tierra una vida de lujo y placeres; han engordado y se acerca el día de la matanza.
6 Han condenado y matado al inocente sin que él les opusiera resistencia.
7

Paciencia y oración

Hermanos, tengan paciencia hasta que vuelva el Señor. Fíjense en el labrador: cómo aguarda con paciencia hasta recibir la lluvia temprana y tardía, con la esperanza del fruto valioso de la tierra.
8 Ustedes también, tengan paciencia y anímense, que la llegada del Señor está próxima.
9 Hermanos, no se quejen unos de otros, y no serán juzgados: miren que el Juez ya está a la puerta.
10 Tomen como ejemplo de sufrimiento y paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
11 Miren, declaramos dichosos a los que aguantaron. Ustedes han oído contar cómo aguantó Job sus sufrimientos y conocen lo que al final el Señor hizo por él; porque el Señor es compasivo y piadoso.
12 Ante todo, hermanos, no juren: ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que el sí sea un sí, y el no sea un no, y así no serán condenados.
13

El enfermo

Si alguno de ustedes sufre, que ore; si está contento que cante alabanzas.
14 Si uno de ustedes cae enfermo que llame a los ancianos de la comunidad para que recen por él y lo unjan con aceite invocando el nombre del Señor.
15 La oración hecha con fe sanará al enfermo y el Señor lo hará levantarse; y si ha cometido pecados, se le perdonarán.
16 Confiesen unos a otros sus pecados, recen unos por otros, y se sanarán. Mucho puede la oración fervorosa del justo.
17 Elías era hombre frágil como nosotros; pero rezó pidiendo que no lloviese, y no llovió en la tierra tres años y seis meses.
18 Rezó de nuevo, y el cielo soltó la lluvia y la tierra dio sus frutos.
19 Hermanos míos, si uno de ustedes se aparta de la verdad y otro lo endereza,
20 el que convierte al pecador del mal camino salvará su vida de la muerte y obtendrá el perdón de una multitud de pecados.

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Introducción a Santiago

SANTIAGO

Autor, fecha de composición y destinatarios de la carta. El remitente de esta carta o escrito se identifica como Santiago. El nombre puede corresponder a tres personajes conocidos del Nuevo Testamento: los dos apóstoles, el mayor y el menor, y el «hermano del Señor». De los dos primeros, es del todo improbable que alguno sea el autor. Al último, se le podría atribuir muy bien la autoría de la carta; sin embargo, una serie de razones, como el lenguaje y el estilo marcadamente helenístico y el uso normal de la versión griega de la Biblia hebrea (los LXX) descartan la posibilidad de que lo sea. En la actualidad, muchos biblistas piensan que se trata de una obra pseudónima, escrita hacia finales del s. I.
En cuanto a los destinatarios, el título «las doce tribus dispersas» remite a primera vista a la diáspora judía del Antiguo Testamento; pero la referencia natural al Señor Jesucristo obliga a identificarlas con las Iglesias difundidas por Asia y Europa. El número «doce» indica totalidad; la palabra «tribus», la sucesión del nuevo Israel; y «dispersas», la expansión creciente del cristianismo. El título pasa, pues, a designar ahora a la comunidad cristiana plural y extendida por el mundo.

Género de la carta. Solemos llamarla carta, aunque de carta tiene muy poco, apenas un escueto saludo convencional. Tampoco es una homilía o un tratado. A lo que más se parece es a un escrito sapiencial del Antiguo Testamento, con mayor semejanza a las breves instrucciones temáticas del Eclesiástico que a la cadena de refranes y aforismos del libro de los Proverbios.

Contenido de la carta. Por su carácter sapiencial, su contenido es más una lista de temas o serie de instrucciones para la vida cristiana que el desarrollo minucioso de algún tema doctrinal.
Se ha objetado su talante cristiano, y hasta existe una hipótesis que la señala como una composición judía superficialmente adaptada. Sin embargo, a pesar que sólo se menciona a Jesucristo tres veces (1,1; 2,1 y 5,7), contiene asuntos específicamente cristianos, como la debatida cuestión de fe y obras (2,14-26; cfr. Gál 3 y Rom 4), la regeneración por la palabra/mensaje (1,18) y la ley de la libertad (1,25; 2,12). Además, su relación con la primera carta de Pedro es patente: la dispersión (1,1 y 1Pe_1:1 ); las pruebas de la fe ( 1Pe_1:2 s y 1Pe_1:6 ); la guerra de las pasiones ( 1Pe_4:1 y 1Pe_2:11 ); la invitación a resistir ( 1Pe_4:7 y 1Pe_5:9 ).
Es probable que el autor se inspirara ampliamente en el substrato tradicional de la ética judía, pero dándole contenido cristiano y aplicándolo a situaciones y necesidades concretas de las comunidades a las que se dirige. Una de estas necesidades, y por la que se ha hecho famosa como punto de referencia neo-testamentario, es el tema de la obras sin las cuales la fe carece de sentido, «está muerta del todo» ( 1Pe_2:17 ). El autor conoce probablemente la enseñanza de Pablo sobre la fe y las obras, y parece reaccionar contra las consecuencias abusivas de dicha doctrina. Santiago, por supuesto, piensa en las obras que debe realizar un cristiano que vive ya en el contexto de la fe que salva, recibida gratuitamente y no por mérito de las obras -de la Ley- como afirma Pablo.
De todas formas, si la carta aborda una variedad de temas, una sola es la intención del autor: exhortar a los cristianos a ser consecuentes con la fe que profesan y a testimoniarla con una vida ejemplar.

Carta católica.
El escrito de Santiago pertenece al grupo de las llamadas «cartas católicas». Las otras son las dos de Pedro, las tres de Juan y la de Judas. El significado de «católico» -universal- expresa la principal característica de estos escritos, es decir, que están dirigidos no a una Iglesia particular como las cartas de Pablo, sino a los cristianos en general. Con el correr del tiempo, y frente a corrientes protestantes que negaban el carácter canónico a estas cartas, el Concilio de Trento (s. XVI) definió su canonicidad, afirmando ser Palabra de Dios como los otros libros del Nuevo Testamento.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Santiago 5,1-6Estamos ante un lamento profético (Isa_13:6; Isa_15:3) y apocalíptico (Apo_18:11-19) ante la perspectiva del juicio divino, un juicio contra los ricos que adquieren sus riquezas injustamente a través de la extorsión y explotación de los trabajadores (Deu_24:14s; Lev_19:13). Curiosamente, en el juicio serán las mismas riquezas las que actuarán como testigos e instrumento de castigo de sus dueños (2s). El versículo 4 recuerda el grito que elevan al cielo los esclavos hebreos en Egipto (Éxo_2:23-25) y de la sangre de Abel que clamó al cielo (Gén_4:10). El versículo 5 recuerda la parábola de Lázaro y el rico (Luc_16:19-31). Los ricos condenan y matan al inocente cuando lo privan de un salario digno para vivir, cuando le quitan sus posesiones manipulando los tribunales, cuando ejercen la violencia a través de mercenarios, etc.


Santiago 5,7-12Paciencia y oración. Este pasaje se relaciona con el inicio de la carta (1,2-4), en torno al tema de la paciencia o perseverancia en medio de la pruebas. El tiempo entre la lluvia temprana y la tardía corresponde al tiempo de la siembra y la cosecha (Deu_11:14; Ose_6:3). Ahora no es tiempo de cosecha, pero sí de espera paciente y vigilante para garantizar buenos y abundantes frutos de vida. Con este ejemplo campesino queda claro que la paciencia no es pasiva ni inactiva, al contrario: el cristiano debe mantenerse activo, haciendo lo suyo y dejando obrar también a Dios (7). En los versículos 10s se toma como ejemplo de lo anterior a los profetas y Job, y se termina con dos atributos litúrgicos de Dios tomados del Antiguo Testamento: compasivo y piadoso (Éxo_34:6; Sal_86:15; Joe_2:13).
En el versículo 12 se hace una reflexión sobre la ética de la palabra, muy presente en la tradición de nuestros antepasados (cfr. la expresión «ser hombre de palabra»). La ética de la palabra no jura (Mat_5:34-37), porque expone al mismo Dios al juicio humano, y dice sí o no (2Co_1:18) como signo de coherencia y transparencia.
Santiago 5,13-20El enfermo. El autor destaca la importancia de la oración tanto personal como comunitaria. La oración es fortaleza en el sufrimiento, es canto de alabanza en momentos de alegría, es capaz de sanar y levantar -resucitar- a los enfermos y tiene el poder de perdonar los pecados. La oración por la salud de los enfermos es un acto comunitario bajo la animación de los ancianos de la Iglesia, quienes oran por el enfermo, lo ungen con óleo (Mar_6:13) e invocan el nombre sanador de Jesús (Luc_10:17; Hch_3:6.16). La confesión de los pecados (16) es una tradición tomada del Antiguo Testamento (Sal_32:5; 2 Sm 12; Sal 51; Lv 16; Neh 9; Bar 1-3). Para Santiago la confesión está en un contexto de sanación, por tanto debe ser comunitaria. El autor acude al Antiguo Testamento para respaldar su enseñanza y presenta a Elías como modelo de oración (17s).
Los versículos 19s comienzan con la expresión «hermanos míos», que ha recorrido de principio a fin toda la carta, dándole un tinte de intimidad y fraternidad. Indica también que las duras críticas de Santiago son constructivas y están enmarcadas dentro de la corrección fraterna. La enseñanza final es eminentemente solidaria: hay que preocuparse de los hermanos que se desvían de la verdad para que retornen al proyecto de Dios. Quien lo haga obtendrá la vida y el perdón de sus pecados. El final, más que el de una carta al estilo paulino -falta el saludo y las bendiciones- parece el de un sermón.