Tobías 14 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 15 versitos |
1

Epílogo

Fin de la acción de gracias de Tobit.
Tobit descansó en paz a los ciento doce años, y recibió honrosa sepultura en Nínive.
2 A los sesenta y dos años quedó ciego, y después de recobrar la vista vivió prósperamente y haciendo limosnas, bendiciendo a Dios y proclamando su grandeza.
3 Próximo a la muerte, llamó a su hijo, Tobías, y le hizo estas recomendaciones:
– Hijo mío, llévate a tus hijos
4 y parte en seguida para Media. Porque yo me fío del oráculo divino que pronunció el profeta Nahún contra Nínive; todo eso se cumplirá y le sucederá a Asiria y Nínive. Se cumplirá todo lo que dijeron los profetas de Israel enviados por Dios, sin que falle una profecía; todo sucederá a su tiempo, y en Media se estará más seguro que en Asiria o en Babilonia. Lo sé y estoy convencido: todo lo que dijo Dios sucederá y se cumplirá sin que falle un oráculo. Y nuestros hermanos que viven en tierra de Israel serán dispersados y deportados de aquella tierra buena, y todo Israel quedará desierto; Samaría y Jerusalén quedarán desiertas, el templo será incendiado y quedará algún tiempo en estado lamentable.
5 Pero Dios se apiadará nuevamente de ellos, y los devolverá a la tierra de Israel. Reconstruirán el templo, no como la primera vez, hasta que llegue el tiempo prefijado. Después volverán del destierro, reconstruirán Jerusalén espléndidamente y reconstruirán el templo como lo anunciaron los profetas de Israel.
6 Y todas las naciones de la tierra se convertirán y temerán a Dios sinceramente; arrojarán los ídolos, que los han engañado con mentiras,
7 y bendecirán como es justo al Dios de los siglos.
Todos los israelitas que se salven aquellos días, acordándose sinceramente de Dios, se reunirán e irán a Jerusalén, recibirán la tierra de Abrahán y la habitarán para siempre con seguridad. Los que aman sinceramente al Señor se alegrarán, pero los pecadores e injustos serán borrados de la tierra.
8 Y ahora, hijos, les encargo que sirvan sinceramente al Señor y hagan lo que le agrada. Obliguen a sus hijos a practicar la limosna y las obras de caridad; que se acuerden del Señor y bendigan sinceramente su nombre en todo momento con todas sus fuerzas.
9 Tú, hijo, sal de Nínive, no te quedes aquí.
10 El día que entierres a tu madre conmigo, ese mismo día no duermas en este territorio. Porque veo en él mucha injusticia, mucho engaño, y que no se arrepienten. Ya ves, hijo, lo que Nadab le hizo a Ajicar, que lo había criado: ¡lo encerró vivo en un sepulcro! Pero Dios lo cubrió de desprecio ante su misma víctima, y Ajicar salió a la luz mientras que Nadab marchó a la eterna tiniebla por haber intentado matar a Ajicar. Por sus limosnas se libró Ajicar de la red mortal que le había tendido Nadab, y Nadab cayó en la red mortal y pereció.
11 Así que, hijos, vean cuáles son los frutos de la limosna y cuáles los de la injusticia, que mata. Pero ya me va faltando el aliento.
Lo tendieron en la cama y murió.
12 Cuando murió su madre, Tobías la enterró junto a su padre. Luego marchó a Media con su mujer, y se establecieron en Ecbatana, con su suegro, Ragüel.
13 Tobías atendió a sus suegros en su vejez, los sepultó en Ecbatana de Media, y así heredó los bienes de Ragüel y los de su padre, Tobit.
14 Murió, muy estimado, a la edad de ciento diecisiete años.
15 Antes de morir fue testigo de la caída de Nínive, y vio a sus habitantes desterrados en la deportación que hizo Ciaxares, rey de Media. Bendijo al Señor por el castigo de los ninivitas y asirios. Antes de morir pudo alegrarse por la desgracia de Nínive, y bendijo al Señor por los siglos de los siglos.

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Introducción a Tobías

TOBÍAS

El libro. El libro de Tobías ha sido alabado por muchos comentadores de otros tiempos como lectura devota de familias cristianas; hoy no nos atrevemos a compartir semejante juicio. De hecho le costó afirmarse como libro canónico y, después, fue negado como tal por los reformadores protestantes. El argumento pudo ser entretenido y sorprendente, pero el autor no ha sabido desarrollarlo.
Es acertado el montaje paralelo del capítulo 4 y la no revelación de la personalidad del ángel; pero el ángel abusa de su saber para adelantar lo que va a suceder, matando periódicamente el interés narrativo. Hay una escena divertida, de humor macabro (8); algunos detalles pintorescos animan periódicamente el relato. Nos molesta la falta de tensión dramática, el fácil recurso a lo maravilloso, los discursos y plegarias insistentes, el recurso a las lágrimas para expresar la emoción. Son convenciones de época que hoy no funcionan.
Tobit llega a interesarnos. Rafael es como una «domesticación» de lo angélico, quiero decir que su misión pasa de la gran historia a un asunto familiar. Tobías es casi un antipersonaje, puesto para hacer preguntas y recibir instrucciones del ángel; sin haber luchado ni vencido, llega al colmo de la felicidad cuando hereda a padres y suegros.

Época y autor.
El libro parece escrito durante la era helenística, quizá bien entrado el s. III a.C. El autor es desconocido. Tiene todas las trazas de ser traducción griega de un original semítico, probablemente hebreo. La dicción es poco feliz y da la impresión de que ese defecto no se debe exclusivamente al traductor.

Mensaje religioso.
La espiritualidad del libro se inscribe bajo el lema de la «observancia». Tobit realiza actos heroicos enterrando a sus compatriotas; pero da la impresión de que para el autor no era menos importante lavarse las manos antes de comer. La estima de la limosna es notable, pero no menos se aprecian las riquezas que acarrea. La preocupación por casarse dentro de la familia parece excesiva, la boda es ante todo una cuestión legal. Varias veces se cita un precepto o se alude a él para justificar alguna acción del libro, que de este modo se convierte en ilustración narrativa de la Ley.
Por otra parte, las oraciones expresan una piedad auténtica de agradecimiento y confianza en Dios. El hijo sana al padre devolviéndole la luz que es la vida. Como continuidad de la familia, encarna la comunidad de la tribu, de la nación. El ángel establece, en función del pueblo, la bendición genesíaca y patriarcal de la fecundidad. Sara es como una matriarca amenazada, la mujer predestinada que espera al varón.
El destierro y la diáspora nada podrán contra los vínculos de lealtad a Dios, a su ley, a los compatriotas. En el confín de la esperanza, emerge Jerusalén.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Tobías 14,1-15Epílogo. El capítulo final comienza con la muerte de Tobit y luego da marcha atrás. Alguien, el autor o un sucesor, no acertaba a desprenderse del personaje y le concedió otro capítulo, que algunos críticos consideran narrativamente inútil. Tobit toma la palabra para un segundo testamento de buenos consejos. Más importante, Tobit recibe el don de profecía antes de morir, como Moisés. El pasado del autor se presenta como futuro del personaje: la historia se transforma en profecía.