Tobías 4 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 21 versitos |
1

Consejo de Tobit a su hijo

Aquel día Tobit se acordó del dinero que había depositado en casa de Gabael, en Ragués de Media,
2 y pensó para sus adentros: He pedido la muerte. ¿Por qué no llamo a mi hijo Tobías y le informo sobre ese dinero antes de morir?
3 Entonces llamó a su hijo Tobías, y cuando se presentó, le dijo:
– Entiérrame. No descuides a tu madre. Respétala toda la vida, tenla contenta y no le des disgustos.
4 Acuérdate de los muchos peligros que pasó cuando te llevaba en el seno. Y cuando muera, entiérrala junto a mí en la misma sepultura.
5 Hijo, acuérdate del Señor toda la vida. No consientas en pecado ni quebrantes sus mandamientos. Realiza obras de caridad toda tu vida y no sigas el camino de la injusticia.
6 Si procedes rectamente, te irán bien tus negocios.
7 Da limosna de tus bienes a toda la gente honrada y no seas tacaño en tus limosnas. Si ves un pobre, no vuelvas el rostro, y Dios no te apartará su rostro.
8 Haz limosna en proporción a lo que tienes; si tienes poco, no temas dar de lo poco que tienes.
9 Así guardarás un buen tesoro para el tiempo de necesidad.
10 Porque la limosna libra de la muerte y no deja caer en las tinieblas.
11 Los que hacen limosna presentan al Altísimo una buena ofrenda.
12 Guárdate, hijo, de toda unión ilegítima.
Para casarte, busca primero una mujer de tu familia; no te cases con una que no sea de nuestra tribu, porque somos hijos de profetas. Recuerda, hijo, que ya antiguamente nuestros antepasados, Noé, Abrahán, Isaac y Jacob tomaron esposas de entre sus parientes, y recibieron la bendición de los hijos, y su descendencia heredará la tierra.
13 Bien, hijo, ama a tus parientes y no te creas más que los hijos e hijas de tu pueblo, rehusando tomar esposa de entre ellos; porque la soberbia trae perdición e intranquilidad.
La pereza lleva a la decadencia y a la miseria, porque la pereza es madre del hambre.
14 No retengas ni una noche el jornal de tu obrero. Dáselo en seguida, que si sirves a Dios, él te lo pagará.
Ten cuidado, hijo, en todo lo que haces y pórtate siempre con educación.
15 No hagas a otro lo que a ti no te agrada.
No bebas hasta embriagarte; que la embriaguez no te acompañe en el camino.
16 Da tu pan al hambriento y tu ropa al desnudo. Da de limosna cuanto te sobre y no seas tacaño en tus limosnas.
17 Ofrece tu pan sobre la tumba de los justos y no lo des a los pecadores.
18 Pide consejo al sensato y no desprecies un consejo útil.
19 Bendice a Dios en toda ocasión; pídele que dirija tus pasos y que todos tus caminos y todos tus proyectos lleguen a feliz término. Porque no todas las naciones aciertan en sus proyectos. Es el Señor quien da los bienes a quien quiere y humilla a quien quiere.
Bien, hijo, recuerda estas normas, que no se te borren de la memoria.
20 Y ahora te comunico que en casa de Gabael, hijo de Gabri, en Ragués de Media, dejé en depósito trescientos kilos de plata.
21 No te apures porque seamos pobres; si temes a Dios, huyes de todo pecado y haces lo que le agrada al Señor, tu Dios, tendrás muchas riquezas.

Patrocinio

 
 

Introducción a Tobías

TOBÍAS

El libro. El libro de Tobías ha sido alabado por muchos comentadores de otros tiempos como lectura devota de familias cristianas; hoy no nos atrevemos a compartir semejante juicio. De hecho le costó afirmarse como libro canónico y, después, fue negado como tal por los reformadores protestantes. El argumento pudo ser entretenido y sorprendente, pero el autor no ha sabido desarrollarlo.
Es acertado el montaje paralelo del capítulo 4 y la no revelación de la personalidad del ángel; pero el ángel abusa de su saber para adelantar lo que va a suceder, matando periódicamente el interés narrativo. Hay una escena divertida, de humor macabro (8); algunos detalles pintorescos animan periódicamente el relato. Nos molesta la falta de tensión dramática, el fácil recurso a lo maravilloso, los discursos y plegarias insistentes, el recurso a las lágrimas para expresar la emoción. Son convenciones de época que hoy no funcionan.
Tobit llega a interesarnos. Rafael es como una «domesticación» de lo angélico, quiero decir que su misión pasa de la gran historia a un asunto familiar. Tobías es casi un antipersonaje, puesto para hacer preguntas y recibir instrucciones del ángel; sin haber luchado ni vencido, llega al colmo de la felicidad cuando hereda a padres y suegros.

Época y autor.
El libro parece escrito durante la era helenística, quizá bien entrado el s. III a.C. El autor es desconocido. Tiene todas las trazas de ser traducción griega de un original semítico, probablemente hebreo. La dicción es poco feliz y da la impresión de que ese defecto no se debe exclusivamente al traductor.

Mensaje religioso.
La espiritualidad del libro se inscribe bajo el lema de la «observancia». Tobit realiza actos heroicos enterrando a sus compatriotas; pero da la impresión de que para el autor no era menos importante lavarse las manos antes de comer. La estima de la limosna es notable, pero no menos se aprecian las riquezas que acarrea. La preocupación por casarse dentro de la familia parece excesiva, la boda es ante todo una cuestión legal. Varias veces se cita un precepto o se alude a él para justificar alguna acción del libro, que de este modo se convierte en ilustración narrativa de la Ley.
Por otra parte, las oraciones expresan una piedad auténtica de agradecimiento y confianza en Dios. El hijo sana al padre devolviéndole la luz que es la vida. Como continuidad de la familia, encarna la comunidad de la tribu, de la nación. El ángel establece, en función del pueblo, la bendición genesíaca y patriarcal de la fecundidad. Sara es como una matriarca amenazada, la mujer predestinada que espera al varón.
El destierro y la diáspora nada podrán contra los vínculos de lealtad a Dios, a su ley, a los compatriotas. En el confín de la esperanza, emerge Jerusalén.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas

Tobías 4,1-21Consejos de Tobit a su hijo. Lo único que espera Tobit es la muerte, y esta perspectiva lo hace pensar en su hijo y en su futuro. Como buen padre, Tobit recomienda a su hijo una vida ejemplar. Podríamos decir que le transmite una especie de testamento espiritual que gira en torno a los deberes que un buen israelita debe realizar: deberes de buen hijo (3s); la práctica de la honradez (5-7a); la práctica de la limosna (7b-11); otras relaciones con el prójimo (1-17); lo referente al matrimonio (12s) y la búsqueda de la sabiduría (18s). El encuentro de padre e hijo concluye con la revelación de Tobit sobre el dinero que posee en otra ciudad distante, a la cual tendrá que viajar Tobías para traerlo a casa.