Sabiduría 16 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 24 versitos |
1

JUICIOS HISTÓRICOS
Codornices

Por eso recibieron el castigo merecido
torturados por una plaga de pequeños animales.
2 Frente a ese castigo, a tu pueblo lo favoreciste,
y, para satisfacer su apetito,
les proporcionaste codornices, manjar desusado;
3 así, mientras los otros, aunque hambrientos, perdían el apetito natural,
asqueados por los bichos que les habías enviado,
éstos, después de pasar un poco de necesidad,
se repartían un manjar desusado.
4 Porque era justo que a aquellos opresores les sobreviniera
una necesidad sin salida,
y a éstos se les mostrara sólo cómo eran torturados sus enemigos.
5

Juicio de las serpientes

Así cuando les sobrevino la terrible furia de las fieras
y morían mordidos por serpientes huidizas,
tu ira no duró hasta el final;
6 para que escarmentaran, se les asustó un poco,
pero tenían un emblema de salud
como recordatorio del mandato de tu ley;
7 en efecto, el que se volvía hacia él sanaba
no en virtud de lo que veía, sino gracias a ti, Salvador de todos.
8 Así convenciste a nuestros enemigos de que eres tú quien libra de todo mal;
9 a ellos los mataron a picaduras alacranes y moscas,
sin que hubiera remedio para sus vidas,
porque tenían merecido este castigo;
10 a tus hijos, en cambio, ni los colmillos de culebras venenosas los pudieron,
porque acudió a sanarlos tu misericordia.
11 Las mordeduras les recordaban tus palabras – y enseguida sanaban–
para que no cayeran en profundo olvido
y se quedaran sin experimentar tu acción benéfica.
12 Y no los sanó hierba ni ungüento alguno,
sino tu palabra, Señor, que lo sana todo.
13 Porque tú tienes poder sobre la vida y la muerte,
llevas a las puertas del infierno y haces regresar;
14 el hombre, en cambio, aunque con su maldad dé muerte,
no hace volver el espíritu una vez que se fue,
ni libera el alma ya recibida.
15

Juicio del fuego y el alimento

Imposible escapar de tu mano;
16 a los impíos que no querían conocerte los azotaste con tu brazo vigoroso:
los perseguían lluvias desconocidas y pedriscos
y tormentas implacables, y el fuego los devoró;
17 y lo más sorprendente: en el agua, que todo lo apaga, ardía más el fuego,
porque el universo combate a favor de los justos;
18 unas veces se amansaba la llama,
para no quemar a los animales enviados contra los impíos,
para que, viéndolos, comprendieran que el juicio de Dios los perseguía;
19 pero otras veces, aun en medio del agua,
la llama ardía con más fuerza que el fuego,
para destruir la cosecha de una tierra malvada.
20 A tu pueblo, por el contrario, lo alimentaste con manjar de ángeles,
proporcionándole gratuitamente, desde el cielo,
pan a punto, de mil sabores, a gusto de todos;
21 este sustento tuyo demostraba a tus hijos tu dulzura,
pues servía al deseo de quien lo tomaba
y se convertía en lo que uno quería.
22 Nieve y hielo aguantaban el fuego sin derretirse,
para que se supiera que el fuego – ardiendo en medio de la granizada
y centelleando bajo el aguacero– aniquilaba los frutos de los enemigos;
23 pero él mismo, en otra ocasión, se olvidó de su propio poder,
para que los justos se alimentaran.
24 Porque la creación, sirviéndote a ti, su Creador,
despliega su energía para castigar a los malvados
y se calma para beneficiar a los que confían en ti.

25 Por eso también entonces, tomando diversas formas,
estaba al servicio de tu generosidad, que da alimento a todos,
de acuerdo con el deseo de los que te suplicaban,

26 para que aprendieran tus hijos queridos, Señor,
que no alimenta al hombre la variedad de frutos,
sino que es tu palabra quien mantiene a los que creen en ti.

27 Porque lo que el fuego no devoró,
se derritió simplemente calentado por un fugaz rayo de sol,

28 para que se supiera que es preciso
madrugar más que el sol para darte gracias, y rezar al clarear el alba;

29 ya que la esperanza de los ingratos se derretirá como escarcha invernal
y se escurrirá como agua sin provecho.

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Introducción a Sabiduría

SABIDURÍA

El libro, el autor y fecha de composición.
El título tradicional del libro, Sabiduría de Salomón, es justificado y capcioso. Justificado porque el libro pertenece al grupo o corriente «sapiencial», que se ampara al patronato de Salomón. Entronca con los Proverbios, parece polemizar contra el Eclesiastés, tiene coincidencias notables con Eclesiástico (Ben Sirá) y algún contacto con Job.
La sabiduría ocupa en el libro una posición altísima -en continuación con Prov 6 y Eclo 24-. Alta, pero no exclusiva ni central. A partir del capítulo 11 la sabiduría desaparece, salvo un par de menciones. En cambio, la justicia atraviesa el libro de cabo a rabo: justicia, injusticia, justos e injustos, juicio. Un título temático del libro sería: «A los gobernantes: sobre la justicia».
En cuanto a Salomón, aparece como ficción retórica en los capítulos 7-9. No hay otra razón interna para poner su nombre en el título. El autor es anónimo. Es muy probable que haya vivido en Alejandría. La fecha de composición parece ser el tiempo de Jesús, o algún decenio antes. Es cronológicamente el último libro del Antiguo Testamento. Tiene bastantes coincidencias con el Nuevo Testamento, sobre todo con san Pablo y su escuela.

Contexto cultural. El autor realiza en su tratado una conjunción de culturas: la griega y la semita. Está embebido en los escritos del Antiguo Testamento que lee en la traducción griega de los «Setenta» (LXX); lo que tiene tan asimilado le sale de muchas formas, controladas o espontáneas. Conoce también la cultura filosófica griega, especialmente su corriente estoica, filosofía en estado de cultura poco profunda. El autor aparece como mediador sereno de ambas tradiciones culturales.
Lo que sucede con el pensamiento, sucede también con el estilo. Los recursos hebreos del paralelismo, del comentario midrásico son patentes. No menos lo son los recursos griegos: palabras compuestas, exquisitas, multiplicación de sinónimos, adjetivación refinada, alteraciones, rimas, juegos de palabras. La simbiosis de una tradición hebrea con una alejandrina engendra una obra original, a veces recargada y reiterativa, artificiosa, con alardes de artesanía estilística, rica en sorpresas y agudezas de ingenio.

Tema del libro. El libro de la Sabiduría es el más importante tratado de «teología política» del Antiguo Testamento. Si preferimos, es un tratado sobre la justicia en el gobierno, con argumentación teológica y orientación doctrinal. Ni manual práctico ni tratado profano.
El tema de la justicia en el gobierno es de buena ascendencia sapiencial: «El trono se afianza con la justicia» ( Pro_16:12 ). Dirigirse a los gobernantes, israelitas o extranjeros, que quieran leer no es una fantasía desatinada. Lo habían hecho otros antes: Ester y el tercer libro de los Macabeos en forma narrativa, Daniel en clave apocalíptica. Quizás nuestro autor lo hace con una conciencia más lúcida y también con mayor acierto. No es extraño que su obra tuviera más lectores judíos que paganos, más súbditos que gobernantes; los que gobiernan son siempre menos.
El discurso sobre la justicia, sobre todo si es crítico, es provocado muchas veces por la práctica de la injusticia, sobre todo de la «injusticia establecida», de «los que dictan sentencias en nombre de la Ley» ( Sal_94:20 ). Aparte las persecuciones bien conocidas, por ejemplo, la de Tolomeo II, es probable que los judíos de la diáspora alejandrina tuvieran que sufrir discriminaciones, opresión y vejaciones a manos de gobernantes griegos o romanos; también pudieron sumarse a esos opresores algunos judíos renegados e influyentes.
El libro no especifica la raza de los destinatarios, pues quiere atravesar fronteras ( Sal_6:1 ); el libro no disimula su actitud crítica, que estriba en la justicia de Dios, en un «pensar recto del Señor» ( Sal_1:1 ). La denuncia profética se hace aquí crítica sapiencial.
A diferencia de los otros libros sapienciales, el autor de la Sabiduría se mueve ya en otro horizonte, el del destino inmortal del ser humano: «Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser» ( Sal_2:23 ). Es la clara respuesta a la angustia del mal y del dolor de Job y del Eclesiastés.
Es desde este horizonte que el autor nos habla de Dios como ser trascendente, omnipotente, creador de todo, pero también misericordioso y providente, cuya bondad rebasa los límites de Israel, abarcando a toda la familia humana: «a todos perdonas porque son tuyos, Señor, amigo de la vida» (11,26). Y también nos habla del ser humano, como el que debe rendir culto a Dios haciendo su voluntad y caminando por sus caminos, gracias al don de la Sabiduría o Palabra o Espíritu de Dios. Estamos ya en los umbrales de la «Gracia» del Evangelio.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Sabiduría 16,1-416:1-19:22 Juicios históricos. Se continúa con la sección de los juicios históricos iniciada en el capítulo 11.

16:1-4 Codornices. En esta primera parte del capítulo 16 se establece una equiparación entre el alimento del que disfrutaron los israelitas en el desierto con las codornices (Éxo_16:9-13; Núm_11:10-32), y el hambre padecida por los egipcios con las plagas de los animales que les fueron enviadas. Los detalles de los relatos bíblicos a los que se alude, son interpretados libremente, como se ha podido ir comprobando en otros lugares de esta obra.
Al encontrar en la Biblia expresiones de venganza o alegría por el sufrimiento de los enemigos, es fácil que se resienta la sensibilidad del creyente actual. Para comprenderlas hay que situarse, por un lado, en su contexto histórico -estamos leyendo textos de hace más de dos mil años-, y por otro lado, tratar de percibir un mensaje teológico actual. ¿Por qué no concluir que igual que en el pasado percibían la presencia del poder de Dios en la defensa de su pueblo y en el castigo de sus enemigos, también es posible descubrir la presencia del amor de Dios en los creyentes, e incluso en sus enemigos?


Sabiduría 16,5-14Juicio de las serpientes. El libro de la Sabiduría se detiene aquí a explicar, en forma de midrash, el episodio de las serpientes que encontramos en Núm_21:4-6. Se emplea la misma lógica: lo que sirve de castigo a los enemigos, para Israel en este caso, es salvación y recordatorio del mandato de la Ley de Dios (6). Añade, además, que el prodigio de las sanaciones se debió al poder divino (cfr. Jua_3:14.17), que domina sobre la vida y la muerte (13; cfr. 1Re_17:17-23; Sal_9:14; Sal_107:17-19; Isa_38:10-17).
«Como Moisés elevó la serpiente en el desierto...», ha sido aplicado por la misma Biblia, a otros acontecimientos posteriores, como el ejemplo que encontramos aquí. El mensaje sigue siendo actual: «como Moisés elevó la serpiente en el desierto...», también el Señor se hace presente en la comunidad y en la vida personal a través de las cosas negativas que sin querer llegan. No se trata de, «¿qué he hecho yo, Señor, para merecer esto?», cuanto de, «¿qué es lo que a través de esto me quieres decir, Señor?».
Sabiduría 16,15-29Juicio del fuego y el alimento. Lluvia de maná en vez de la plaga de tormentas, es el mensaje de este nuevo apartado que el libro de la Sabiduría hace actual para sus contemporáneos, sirviéndose como otras veces, de la técnica del midrash. Se recuerda la séptima plaga de Egipto (Éxo_9:13-15), como si ocurriera al mismo tiempo que el episodio del maná (Éx 16; Nm 11), con el fin de ilustrar a los contemporáneos que el verdadero alimento es la Palabra del Señor (26), así como la necesidad de la oración (28; cfr. Éxo_16:21).
Este episodio ha sido muy recordado tanto en la tradición judía -por ejemplo, el hecho de que tuviera infinidad de sabores-, como cristiana, principalmente referido a la eucaristía (Sal_78:25; Sal_105:40; Jn 6).
La plaga del granizo y el acontecimiento del maná sirven al libro de la Sabiduría para hablar a sus contemporáneos de la importancia de la fidelidad a la Palabra del Señor y a la oración, dos puntos también centrales en la vida del creyente actual, sin pasar por alto su dimensión fraterna.