Sabiduría 19 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 40 versitos |
1

Juicio del Mar Rojo

Pero sobre los impíos descargó hasta el fin una ira despiadada,
porque Dios ya sabía lo que iban a hacer:
2 que los dejarían marchar y los apurarían para que se fueran,
pero luego, cambiando de parecer, los perseguirían.
3 En efecto, antes de terminar los funerales,
llorando junto a las tumbas de los muertos,
tramaron otro plan insensato,
y a los que habían expulsado con súplicas,
los perseguían como fugitivos.
4 Hasta este extremo los arrastró una merecida fatalidad
y los hizo olvidarse del pasado,
para que completaran con un nuevo castigo,
lo que a sus tormentos faltaba
5 y, mientras tu pueblo realizaba un viaje sorprendente,
toparan ellos con una muerte insólita.
6 Porque la creación entera, cumpliendo tus órdenes,
cambió radicalmente su naturaleza para guardar sin daño a tus hijos.
7 Se vio la nube dando sombra al campamento,
la tierra firme surgiendo donde antes había agua,
el Mar Rojo convertido en camino despejado
y el violento oleaje hecho una llanura verde;
8 por allí pasaron, en formación compacta,
los que iban protegidos por tu mano,
presenciando prodigios asombrosos.
9 Retozaban como potros y saltaban de alegría como corderos,
alabándote a ti, Señor, su libertador.
10 Aún tenían en la memoria todo lo del destierro:
cómo la tierra, y no los animales, produjo mosquitos;
cómo, en vez de especies acuáticas, el río vomitó cantidad de ranas.
11 Más tarde vieron también un nuevo modo de nacer los pájaros,
cuando, acuciados por el apetito, pidieron delicados manjares;
12 pues, para satisfacerlos, salieron codornices del mar.
13

Esclavizaron a unos emigrantes

Y a los pecadores les sobrevinieron los castigos
no sin el previo aviso de retumbantes truenos;
justamente sufrían por sus propios delitos,
por haber odiado cruelmente a los extranjeros.
14 Sí, hubo quien negó hospitalidad a unos visitantes desconocidos;
pero éstos esclavizaron a unos extranjeros que eran bienhechores.
15 Más aún: qué castigo no les tocará a aquellos
por haber recibido hostilmente a los extranjeros;
16 pero éstos, después de agasajarlos a su llegada,
cuando tenían ya los mismos derechos,
los maltrataron con trabajos inhumanos.
17 Y también los hirió la ceguera, como aquellos otros, a la puerta del justo,
cuando envueltos en una densa oscuridad,
buscaban a tientas la entrada de su casa.
18

Metamorfosis de la creación

Los elementos se armonizan entre sí,
como en el arpa los sonidos modifican la clase de ritmo,
conservando siempre el mismo tono.
Y esto es lo que puede deducirse de lo que pasó:
19 pues los seres terrestres se volvían acuáticos,
y los que nadan, se paseaban por la tierra;
20 el fuego acrecentaba su propia fuerza en el agua,
y el agua olvidaba su poder de apagar;
21 las llamas, por el contrario,
no quemaban las carnes de los débiles animales
que por allí merodeaban,
ni derretían aquella especie de manjar divino, cristalino y soluble.
22 Porque en todo, Señor, has engrandecido y glorificado a tu pueblo,
y nunca y en ningún lugar dejaste de asistirlo y socorrerlo.
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Introducción a Sabiduría

SABIDURÍA

El libro, el autor y fecha de composición.
El título tradicional del libro, Sabiduría de Salomón, es justificado y capcioso. Justificado porque el libro pertenece al grupo o corriente «sapiencial», que se ampara al patronato de Salomón. Entronca con los Proverbios, parece polemizar contra el Eclesiastés, tiene coincidencias notables con Eclesiástico (Ben Sirá) y algún contacto con Job.
La sabiduría ocupa en el libro una posición altísima -en continuación con Prov 6 y Eclo 24-. Alta, pero no exclusiva ni central. A partir del capítulo 11 la sabiduría desaparece, salvo un par de menciones. En cambio, la justicia atraviesa el libro de cabo a rabo: justicia, injusticia, justos e injustos, juicio. Un título temático del libro sería: «A los gobernantes: sobre la justicia».
En cuanto a Salomón, aparece como ficción retórica en los capítulos 7-9. No hay otra razón interna para poner su nombre en el título. El autor es anónimo. Es muy probable que haya vivido en Alejandría. La fecha de composición parece ser el tiempo de Jesús, o algún decenio antes. Es cronológicamente el último libro del Antiguo Testamento. Tiene bastantes coincidencias con el Nuevo Testamento, sobre todo con san Pablo y su escuela.

Contexto cultural. El autor realiza en su tratado una conjunción de culturas: la griega y la semita. Está embebido en los escritos del Antiguo Testamento que lee en la traducción griega de los «Setenta» (LXX); lo que tiene tan asimilado le sale de muchas formas, controladas o espontáneas. Conoce también la cultura filosófica griega, especialmente su corriente estoica, filosofía en estado de cultura poco profunda. El autor aparece como mediador sereno de ambas tradiciones culturales.
Lo que sucede con el pensamiento, sucede también con el estilo. Los recursos hebreos del paralelismo, del comentario midrásico son patentes. No menos lo son los recursos griegos: palabras compuestas, exquisitas, multiplicación de sinónimos, adjetivación refinada, alteraciones, rimas, juegos de palabras. La simbiosis de una tradición hebrea con una alejandrina engendra una obra original, a veces recargada y reiterativa, artificiosa, con alardes de artesanía estilística, rica en sorpresas y agudezas de ingenio.

Tema del libro. El libro de la Sabiduría es el más importante tratado de «teología política» del Antiguo Testamento. Si preferimos, es un tratado sobre la justicia en el gobierno, con argumentación teológica y orientación doctrinal. Ni manual práctico ni tratado profano.
El tema de la justicia en el gobierno es de buena ascendencia sapiencial: «El trono se afianza con la justicia» ( Pro_16:12 ). Dirigirse a los gobernantes, israelitas o extranjeros, que quieran leer no es una fantasía desatinada. Lo habían hecho otros antes: Ester y el tercer libro de los Macabeos en forma narrativa, Daniel en clave apocalíptica. Quizás nuestro autor lo hace con una conciencia más lúcida y también con mayor acierto. No es extraño que su obra tuviera más lectores judíos que paganos, más súbditos que gobernantes; los que gobiernan son siempre menos.
El discurso sobre la justicia, sobre todo si es crítico, es provocado muchas veces por la práctica de la injusticia, sobre todo de la «injusticia establecida», de «los que dictan sentencias en nombre de la Ley» ( Sal_94:20 ). Aparte las persecuciones bien conocidas, por ejemplo, la de Tolomeo II, es probable que los judíos de la diáspora alejandrina tuvieran que sufrir discriminaciones, opresión y vejaciones a manos de gobernantes griegos o romanos; también pudieron sumarse a esos opresores algunos judíos renegados e influyentes.
El libro no especifica la raza de los destinatarios, pues quiere atravesar fronteras ( Sal_6:1 ); el libro no disimula su actitud crítica, que estriba en la justicia de Dios, en un «pensar recto del Señor» ( Sal_1:1 ). La denuncia profética se hace aquí crítica sapiencial.
A diferencia de los otros libros sapienciales, el autor de la Sabiduría se mueve ya en otro horizonte, el del destino inmortal del ser humano: «Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser» ( Sal_2:23 ). Es la clara respuesta a la angustia del mal y del dolor de Job y del Eclesiastés.
Es desde este horizonte que el autor nos habla de Dios como ser trascendente, omnipotente, creador de todo, pero también misericordioso y providente, cuya bondad rebasa los límites de Israel, abarcando a toda la familia humana: «a todos perdonas porque son tuyos, Señor, amigo de la vida» (11,26). Y también nos habla del ser humano, como el que debe rendir culto a Dios haciendo su voluntad y caminando por sus caminos, gracias al don de la Sabiduría o Palabra o Espíritu de Dios. Estamos ya en los umbrales de la «Gracia» del Evangelio.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Sabiduría 19,1-12Juicio del Mar Rojo. El relato del paso del Mar Rojo (Éx 14), tantas veces recordado por la Biblia, es aquí presentado, con cierto aire apocalíptico (1), como el colmo del castigo que los egipcios sufrieron con la última plaga. Aquí se destaca cómo el paso del Mar Rojo provocó una nueva creación; así, por ejemplo, las funciones que al principio Dios asignó a la tierra o al agua (Gn 1), adquirieron nuevas formas, destacándose, de este modo, el poder del Creador favoreciendo siempre a su pueblo.
El sabio refrán popular de que cuando una puerta se cierra, Dios siempre abre otra, puede servir al creyente para hacer actual este texto. Una invitación a contemplar los milagros de Dios en las cosas cotidianas: la vida, el amor, la generosidad, etc., son también la nueva creación de Dios, capaz de renovar tantos desajustes y cosas negativas de nuestro mundo.


Sabiduría 19,13-17Esclavizaron a unos emigrantes. El tema desarrollado en este nuevo apartado es el de la hospitalidad -ley suprema en el Cercano Oriente-. Como base, el libro de la Sabiduría hace una comparación entre el Éxodo de los israelitas (Éx 14) y el relato de Sodoma (Gn 19). Si éstos, aun considerados los más pecadores, podrían ser exculpados por su desconocimiento de los forasteros (14a), el delito de los egipcios es mucho mayor, pues esclavizaron a Israel, que era un pueblo por ellos conocido, y mataron a sus primogénitos.
Posiblemente detrás del texto hay una alusión a la experiencia de los judíos fieles a la Ley que vivían en Alejandría en tiempos en que fue compuesto el libro.
«Dios es quien guía los destinos de la historia». Es el mensaje central que hace más de dos mil años transmitía a sus contemporáneos el libro de la Sabiduría. En aquel tiempo, se expresaba como un deseo de venganza contra los enemigos. Actualmente puede ser comprendido como un mensaje de esperanza donde el mal un día será transformado en bien, la insolidaridad en compromiso y el odio en amor.
Sabiduría 19,18-22Metamorfosis de la creación. El último apartado del libro de la Sabiduría resulta un tanto brusco al lector actual. Algunos investigadores opinan que este final obedece a esquemas numéricos muy típicos de este tipo de escritos. Como final, sin embargo, ilustra muy bien el itinerario seguido por el libro de la Sabiduría: actualización, con la ayuda de la tradición y del pensamiento filosófico contemporáneo, de los acontecimientos del pasado del pueblo de Israel -en este caso nos encontramos con el primer intento de explicar los milagros bíblicos a la luz de la idea griega de la armonía cósmica-, para dar respuesta a la nueva situación, expresada paradigmáticamente en el último versículo.
Las últimas palabras del libro de la Sabiduría: «Porque en todo, Señor, has engrandecido y glorificado a tu pueblo, y nunca y en ningún lugar dejaste de asistirlo y socorrerlo», ¿no es, acaso, el mensaje, o la experiencia a la que estamos llamados todos los creyentes? ¿No es también nuestro compromiso?