Sabiduría 3 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 60 versitos |
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Los justos están en paz

La vida de los justos está en manos de Dios y no los tocará el tormento.
2 La gente insensata pensaba que morían,
consideraba su muerte como una desgracia,
3 y su partida de entre nosotros, como destrucción,
pero ellos están en paz.
4 Pues aunque a los ojos de los hombres sean castigados,
ellos esperaban de lleno la inmortalidad;
5 sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores,
porque Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él;
6 los probó como oro en crisol,
los recibió como sacrificio de holocausto;
7 a la hora del juicio brillarán
como chispas que prenden por un cañaveral;
8 gobernarán naciones, someterán pueblos,
y el Señor reinará sobre ellos eternamente.
9 Los que confían en él comprenderán la verdad,
los fieles a su amor seguirán a su lado;
porque quiere a sus devotos, se apiada de ellos
y mira por sus elegidos.
10 Los impíos serán castigados por sus razonamientos:
menospreciaron al justo y se apartaron del Señor;
11 desdichado el que desprecia la sabiduría y la instrucción:
vana es su esperanza, vacíos sus afanes e inútiles sus obras;
12 necias son sus mujeres, depravados sus hijos y maldita su descendencia.
13

Dichosa la estéril irreprochable

Feliz la mujer estéril que no se ha manchado
que desconoce la unión pecaminosa:
alcanzará su fruto el día del juicio.
14 Feliz también el eunuco que no cometió delitos con sus manos
ni tuvo malos deseos contra el Señor,
por su fidelidad recibirá favores extraordinarios
y un lote codiciable en el templo del Señor.
15 Porque el que se preocupa por el bien obtiene frutos espléndidos;
la prudencia es tronco inconmovible.
16 Los hijos de los adúlteros no llegarán a la madurez
y la descendencia ilegítima desaparecerá.
17 Si llegan a viejos, nadie les hace caso,
al fin tendrán una vejez deshonrosa;
18 si fallecen antes, no tendrán esperanza
ni quien los consuele el día del juicio;
19 el final de la gente perversa es cruel.
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Introducción a Sabiduría

SABIDURÍA

El libro, el autor y fecha de composición.
El título tradicional del libro, Sabiduría de Salomón, es justificado y capcioso. Justificado porque el libro pertenece al grupo o corriente «sapiencial», que se ampara al patronato de Salomón. Entronca con los Proverbios, parece polemizar contra el Eclesiastés, tiene coincidencias notables con Eclesiástico (Ben Sirá) y algún contacto con Job.
La sabiduría ocupa en el libro una posición altísima -en continuación con Prov 6 y Eclo 24-. Alta, pero no exclusiva ni central. A partir del capítulo 11 la sabiduría desaparece, salvo un par de menciones. En cambio, la justicia atraviesa el libro de cabo a rabo: justicia, injusticia, justos e injustos, juicio. Un título temático del libro sería: «A los gobernantes: sobre la justicia».
En cuanto a Salomón, aparece como ficción retórica en los capítulos 7-9. No hay otra razón interna para poner su nombre en el título. El autor es anónimo. Es muy probable que haya vivido en Alejandría. La fecha de composición parece ser el tiempo de Jesús, o algún decenio antes. Es cronológicamente el último libro del Antiguo Testamento. Tiene bastantes coincidencias con el Nuevo Testamento, sobre todo con san Pablo y su escuela.

Contexto cultural. El autor realiza en su tratado una conjunción de culturas: la griega y la semita. Está embebido en los escritos del Antiguo Testamento que lee en la traducción griega de los «Setenta» (LXX); lo que tiene tan asimilado le sale de muchas formas, controladas o espontáneas. Conoce también la cultura filosófica griega, especialmente su corriente estoica, filosofía en estado de cultura poco profunda. El autor aparece como mediador sereno de ambas tradiciones culturales.
Lo que sucede con el pensamiento, sucede también con el estilo. Los recursos hebreos del paralelismo, del comentario midrásico son patentes. No menos lo son los recursos griegos: palabras compuestas, exquisitas, multiplicación de sinónimos, adjetivación refinada, alteraciones, rimas, juegos de palabras. La simbiosis de una tradición hebrea con una alejandrina engendra una obra original, a veces recargada y reiterativa, artificiosa, con alardes de artesanía estilística, rica en sorpresas y agudezas de ingenio.

Tema del libro. El libro de la Sabiduría es el más importante tratado de «teología política» del Antiguo Testamento. Si preferimos, es un tratado sobre la justicia en el gobierno, con argumentación teológica y orientación doctrinal. Ni manual práctico ni tratado profano.
El tema de la justicia en el gobierno es de buena ascendencia sapiencial: «El trono se afianza con la justicia» ( Pro_16:12 ). Dirigirse a los gobernantes, israelitas o extranjeros, que quieran leer no es una fantasía desatinada. Lo habían hecho otros antes: Ester y el tercer libro de los Macabeos en forma narrativa, Daniel en clave apocalíptica. Quizás nuestro autor lo hace con una conciencia más lúcida y también con mayor acierto. No es extraño que su obra tuviera más lectores judíos que paganos, más súbditos que gobernantes; los que gobiernan son siempre menos.
El discurso sobre la justicia, sobre todo si es crítico, es provocado muchas veces por la práctica de la injusticia, sobre todo de la «injusticia establecida», de «los que dictan sentencias en nombre de la Ley» ( Sal_94:20 ). Aparte las persecuciones bien conocidas, por ejemplo, la de Tolomeo II, es probable que los judíos de la diáspora alejandrina tuvieran que sufrir discriminaciones, opresión y vejaciones a manos de gobernantes griegos o romanos; también pudieron sumarse a esos opresores algunos judíos renegados e influyentes.
El libro no especifica la raza de los destinatarios, pues quiere atravesar fronteras ( Sal_6:1 ); el libro no disimula su actitud crítica, que estriba en la justicia de Dios, en un «pensar recto del Señor» ( Sal_1:1 ). La denuncia profética se hace aquí crítica sapiencial.
A diferencia de los otros libros sapienciales, el autor de la Sabiduría se mueve ya en otro horizonte, el del destino inmortal del ser humano: «Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser» ( Sal_2:23 ). Es la clara respuesta a la angustia del mal y del dolor de Job y del Eclesiastés.
Es desde este horizonte que el autor nos habla de Dios como ser trascendente, omnipotente, creador de todo, pero también misericordioso y providente, cuya bondad rebasa los límites de Israel, abarcando a toda la familia humana: «a todos perdonas porque son tuyos, Señor, amigo de la vida» (11,26). Y también nos habla del ser humano, como el que debe rendir culto a Dios haciendo su voluntad y caminando por sus caminos, gracias al don de la Sabiduría o Palabra o Espíritu de Dios. Estamos ya en los umbrales de la «Gracia» del Evangelio.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Sabiduría 3,1-12Los justos están en paz. ¿Cuál es el sentido del sufrimiento de los justos? ¿Qué premio reciben los fieles de Dios, cuando la realidad muestra que los malvados son los que triunfan? Ambas preguntas son conocidas entre los investigadores de la Biblia como el problema de la retribución. El libro de la Sabiduría ofrece esta solución:
El sufrimiento es una prueba para la purificación de la fe del creyente (Gén_22:1; Tob_12:13; Job_1:2; Sal_66:10; 1Pe_1:6s). Al final de los tiempos habrá un juicio en que Dios intervendrá a favor del justo (Dan_12:3; Mat_13:43) y en contra de los malvados (cfr. Isa_1:31; Isa_5:24; Nah_1:10; Abd_1:18; Zac_12:6; Mal_3:10).
Éste es el primer texto de la Biblia en el que se habla de la esperanza bienaventurada de los justos. Hace muchos años que se escribió esta obra. La solución al problema de la retribución ha de encarnarse hoy también entre los cristianos. El sufrimiento puede ser comprendido como la llamada de Dios a la solidaridad, y la esperanza, más que como una venganza, como posibilidad para descubrir los signos del reino ya en este mundo.


Sabiduría 3,13-19Dichosa la estéril irreprochable. La mentalidad tradicional de la Biblia veía en los hijos un signo de la bendición divina (Gén_17:19s; Job_1:1-5). La esterilidad, por el contrario, de maldición (1Sa_1:1-3). De esto es de lo que trata este nuevo apartado, aunque su conclusión es distinta. Se afirma, siguiendo el modelo del quiasmo -dos ideas que se van superponiendo-, que la falta de hijos por virtud no es maldición (13-15), mientras que el fruto de uniones ilegítimas queda en nada (1Sa_4:3-6), y por otro lado, se dice que la ancianidad del malvado es deshonrosa (16-19), pero por la virtud se obtiene la inmortalidad (1Sa_4:1s).
La virtud supera la idea tradicional de la bendición. En realidad, el texto está hablando de los judíos que se unían en matrimonio con no judíos (Deu_7:3; Esd_9:1s), de ahí que se les tache de infieles o adúlteros por quebrantar un precepto divino (Isa_57:3; Jer_9:1; Eze_23:37; Ose_3:1).
Cuando los valores personales o comunitarios son puestos a prueba por un ambiente contrario o indiferente, Dios puede manifestarse en forma de compromiso por la vida y por un mundo que no deja de lado a los más débiles. La fidelidad no ha de olvidar la misericordia.