Sabiduría 4 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 61 versitos |
1 Más vale ser virtuoso, aunque sin hijos;
la virtud se inmortaliza en el recuerdo:
la conocen Dios y los hombres.
2 Cuando está presente, la imitan; cuando está ausente, la añoran;
en la eternidad, ceñida la corona, desfila triunfadora,
victoriosa en la prueba de trofeos bien limpios.
3 La familia numerosa de los impíos no prosperará:
nacida de retoños ilegítimos, no arraigará profundamente
ni tendrá base firme;
4 aunque por algún tiempo reverdezcan sus ramas,
como está mal asentada, la zarandeará el viento
y será arrancada de raíz por los huracanes.
5 Se quebrarán sus brotes tiernos, su fruto no servirá:
está verde para comerlo, no se aprovecha para nada;
6 pues los hijos que nacen de sueños ilegítimos
son testigos de cargo contra sus padres
a la hora del interrogatorio.
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Maduró en pocos años

El justo, aunque muera antes de tiempo, tendrá descanso;
8 vejez venerable no son los muchos días,
ni se mide por el número de años;
9 canas del hombre son la prudencia,
y la edad avanzada, una vida sin mancha.
10 Agradó a Dios, y Dios lo amó;
vivía entre pecadores, y Dios se lo llevó;
11 lo arrebató para que la malicia no pervirtiera su conciencia,
para que la maldad no sedujera su alma;
12 porque la fascinación del vicio ensombrece la virtud,
el vértigo de la pasión pervierte una mente sin malicia.
13 Maduró en pocos años, cumplió mucho tiempo;
14 como su alma era agradable a Dios,
él se dio prisa para sacarlo de la maldad;
la gente lo ve y no lo comprende, no se da cuenta de esto:
15 que Dios quiere a sus elegidos,
se apiada de ellos y es refugio para sus consagrados.
16 El justo fallecido condena a los impíos que aún viven,
y una juventud arrebatada antes de tiempo,
a la prolongada vejez del malvado;
17 la gente verá el final del sabio
y no comprenderá lo que el Señor quería de él,
ni por qué lo puso a salvo.
18 Lo mirarán con desprecio, pero el Señor se reirá de ellos;
19 después de esto se convertirán en cadáver sin honra,
objeto de vergüenza entre los muertos para siempre;
pues los derribará cabeza abajo, sin dejarles hablar,
los zarandeará desde los cimientos, y los arrasará hasta lo último;
vivirán en dolor y su recuerdo perecerá.
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Juicio: confusión de los impíos

Se presentarán asustados por el recuento de sus pecados
y sus delitos los acusarán a la cara.
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Introducción a Sabiduría

SABIDURÍA

El libro, el autor y fecha de composición.
El título tradicional del libro, Sabiduría de Salomón, es justificado y capcioso. Justificado porque el libro pertenece al grupo o corriente «sapiencial», que se ampara al patronato de Salomón. Entronca con los Proverbios, parece polemizar contra el Eclesiastés, tiene coincidencias notables con Eclesiástico (Ben Sirá) y algún contacto con Job.
La sabiduría ocupa en el libro una posición altísima -en continuación con Prov 6 y Eclo 24-. Alta, pero no exclusiva ni central. A partir del capítulo 11 la sabiduría desaparece, salvo un par de menciones. En cambio, la justicia atraviesa el libro de cabo a rabo: justicia, injusticia, justos e injustos, juicio. Un título temático del libro sería: «A los gobernantes: sobre la justicia».
En cuanto a Salomón, aparece como ficción retórica en los capítulos 7-9. No hay otra razón interna para poner su nombre en el título. El autor es anónimo. Es muy probable que haya vivido en Alejandría. La fecha de composición parece ser el tiempo de Jesús, o algún decenio antes. Es cronológicamente el último libro del Antiguo Testamento. Tiene bastantes coincidencias con el Nuevo Testamento, sobre todo con san Pablo y su escuela.

Contexto cultural. El autor realiza en su tratado una conjunción de culturas: la griega y la semita. Está embebido en los escritos del Antiguo Testamento que lee en la traducción griega de los «Setenta» (LXX); lo que tiene tan asimilado le sale de muchas formas, controladas o espontáneas. Conoce también la cultura filosófica griega, especialmente su corriente estoica, filosofía en estado de cultura poco profunda. El autor aparece como mediador sereno de ambas tradiciones culturales.
Lo que sucede con el pensamiento, sucede también con el estilo. Los recursos hebreos del paralelismo, del comentario midrásico son patentes. No menos lo son los recursos griegos: palabras compuestas, exquisitas, multiplicación de sinónimos, adjetivación refinada, alteraciones, rimas, juegos de palabras. La simbiosis de una tradición hebrea con una alejandrina engendra una obra original, a veces recargada y reiterativa, artificiosa, con alardes de artesanía estilística, rica en sorpresas y agudezas de ingenio.

Tema del libro. El libro de la Sabiduría es el más importante tratado de «teología política» del Antiguo Testamento. Si preferimos, es un tratado sobre la justicia en el gobierno, con argumentación teológica y orientación doctrinal. Ni manual práctico ni tratado profano.
El tema de la justicia en el gobierno es de buena ascendencia sapiencial: «El trono se afianza con la justicia» ( Pro_16:12 ). Dirigirse a los gobernantes, israelitas o extranjeros, que quieran leer no es una fantasía desatinada. Lo habían hecho otros antes: Ester y el tercer libro de los Macabeos en forma narrativa, Daniel en clave apocalíptica. Quizás nuestro autor lo hace con una conciencia más lúcida y también con mayor acierto. No es extraño que su obra tuviera más lectores judíos que paganos, más súbditos que gobernantes; los que gobiernan son siempre menos.
El discurso sobre la justicia, sobre todo si es crítico, es provocado muchas veces por la práctica de la injusticia, sobre todo de la «injusticia establecida», de «los que dictan sentencias en nombre de la Ley» ( Sal_94:20 ). Aparte las persecuciones bien conocidas, por ejemplo, la de Tolomeo II, es probable que los judíos de la diáspora alejandrina tuvieran que sufrir discriminaciones, opresión y vejaciones a manos de gobernantes griegos o romanos; también pudieron sumarse a esos opresores algunos judíos renegados e influyentes.
El libro no especifica la raza de los destinatarios, pues quiere atravesar fronteras ( Sal_6:1 ); el libro no disimula su actitud crítica, que estriba en la justicia de Dios, en un «pensar recto del Señor» ( Sal_1:1 ). La denuncia profética se hace aquí crítica sapiencial.
A diferencia de los otros libros sapienciales, el autor de la Sabiduría se mueve ya en otro horizonte, el del destino inmortal del ser humano: «Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser» ( Sal_2:23 ). Es la clara respuesta a la angustia del mal y del dolor de Job y del Eclesiastés.
Es desde este horizonte que el autor nos habla de Dios como ser trascendente, omnipotente, creador de todo, pero también misericordioso y providente, cuya bondad rebasa los límites de Israel, abarcando a toda la familia humana: «a todos perdonas porque son tuyos, Señor, amigo de la vida» (11,26). Y también nos habla del ser humano, como el que debe rendir culto a Dios haciendo su voluntad y caminando por sus caminos, gracias al don de la Sabiduría o Palabra o Espíritu de Dios. Estamos ya en los umbrales de la «Gracia» del Evangelio.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Sabiduría 4,1-6Dichosa la estéril irreprochable. La mentalidad tradicional de la Biblia veía en los hijos un signo de la bendición divina (Gén_17:19s; Job_1:1-5). La esterilidad, por el contrario, de maldición (1Sa_1:1-3). De esto es de lo que trata este nuevo apartado, aunque su conclusión es distinta. Se afirma, siguiendo el modelo del quiasmo -dos ideas que se van superponiendo-, que la falta de hijos por virtud no es maldición (13-15), mientras que el fruto de uniones ilegítimas queda en nada (1Sa_4:3-6), y por otro lado, se dice que la ancianidad del malvado es deshonrosa (16-19), pero por la virtud se obtiene la inmortalidad (1Sa_4:1s).
La virtud supera la idea tradicional de la bendición. En realidad, el texto está hablando de los judíos que se unían en matrimonio con no judíos (Deu_7:3; Esd_9:1s), de ahí que se les tache de infieles o adúlteros por quebrantar un precepto divino (Isa_57:3; Jer_9:1; Eze_23:37; Ose_3:1).
Cuando los valores personales o comunitarios son puestos a prueba por un ambiente contrario o indiferente, Dios puede manifestarse en forma de compromiso por la vida y por un mundo que no deja de lado a los más débiles. La fidelidad no ha de olvidar la misericordia.


Sabiduría 4,7-19Maduró en pocos años. De nuevo hallamos aquí una manera distinta de comprender las creencias tradicionales. En este caso se trata del sentido de una muerte temprana. Se afirmaba que una larga vida debía ser la herencia del justo (Deu_4:40; Deu_5:16; Job_5:26; Sal_91:16; Pro_3:2.16; Pro_4:10; Sir_1:12.20), mientras que la del impío era una muerte súbita (Job_15:20-23; Job_18:5-20; Sir_1:12.20). Si bien es cierto que los hechos contradecían estas afirmaciones (2Re_23:29; Job_21:7; Ecl_8:12-14).
Para el libro de la Sabiduría la muerte prematura del justo responde a los planes de Dios que lo libra de los sufrimientos, de la corrupción de la maldad, y evidencia la vida y el final de los impíos (cfr. Isa_14:16-19; Isa_19:10; Isa_66:24).
La pregunta por quien muere prematuramente se resuelve aquí, por vez primera en toda la Biblia, de forma positiva, porque es respondida desde Dios.
Sabiduría 4,20Juicio: confusión de los impíos. A continuación se va a hablar del juicio final de los impíos (cfr. Isa_59:6-14). Este pequeño apartado es una introducción.
Los profetas hablaban de «aquel día...». No sólo se referían al futuro, era también una esperanza ya presente, y una convicción: las injusticias y el sufrimiento no tienen la última palabra en la historia, Dios camina con su pueblo.