Jueces 15 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 20 versitos |
1 Algún tiempo después, cuando se cosechaba el trigo, Sansón fue a visitar a su mujer, y le llevaba un cabrito. Pensó:
– Quiero estar a solas con mi mujer en la habitación.
Pero su suegro no lo dejó entrar,
2 diciendo:
– Yo estaba seguro de que la habías aborrecido, por eso se la di a uno de tus compañeros. Pero su hermana la pequeña es más guapa, acéptala en vez de la otra.
3 Sansón replicó:
– Esta vez soy inocente del daño que voy a hacer a los filisteos.
4 Fue y atrapó trescientas zorras; preparó antorchas, ató las zorras rabo con rabo, con una antorcha entre los dos rabos,
5 prendió fuego a las antorchas y soltó las zorras por los sembrados de los filisteos, incendiando los haces, el trigo aún sin recoger e incluso viñas y olivares.
6 Los filisteos preguntaron:
–¿Quién ha sido?
Les respondieron:
– Sansón, el yerno del timnita, porque le quitó su mujer y se la dio a un compañero.
Entonces subieron los filisteos y prendieron fuego a la mujer y a la casa de su padre.
7 Sansón les dijo:
– Por haber hecho eso, no pararé hasta haberme vengado de ustedes.
8 Y los atacó con tal furia que no les dejó hueso sano. Luego se fue a vivir en la cueva del Sela Etam.
9 Los filisteos fueron y acamparon contra Judá, haciendo incursiones por la zona de Lejí.
10 Judá protestó:
–¿Por qué han subido contra nosotros?
Los filisteos contestaron:
– Venimos a capturar a Sansón para devolverle lo que nos hizo.
11 Entonces bajaron tres mil judíos a la cueva de Sela Etam y dijeron a Sansón:
– Pero, ¿no sabes que estamos bajo el dominio filisteo? ¿Por qué nos has hecho esto?
Les respondió:
– Les he pagado con la misma moneda.
12 Insistieron:
– Hemos venido para apresarte y entregarte a los filisteos.
Sansón les dijo:
– Júrenme que no me matarán.
13 Le juraron:
– Sólo queremos apresarte y entregarte, no pretendemos matarte.
Entonces lo ataron con dos sogas nuevas y lo sacaron de su escondite.
14 Cuando llegó a Lejí, los filisteos salieron a recibirlo dando gritos de triunfo; entonces el Espíritu del Señor se apoderó de él, y las sogas de sus brazos fueron como mecha que se quema, y las ataduras de sus manos se deshicieron.
15 Allí mismo encontró una quijada de asno, todavía fresca, extendió su mano, la empuñó y con ella mató a mil hombres.
16 Después dijo:
Con la quijada de un burro,
hice dos pilas de cadáveres,
con la quijada de un burro
maté a mil hombres.
17 Al terminar, tiró la quijada y llamó a aquel sitio Ramat Lejí.
18 Pero sentía una sed enorme y gritó al Señor:
– Tú me has concedido esta gran victoria, ¡y ahora voy a morir de sed y a caer en manos de esos incircuncisos!
19 Entonces Dios abrió el pilón que hay en Lejí y brotó agua. Sansón bebió, recuperó las fuerzas y revivió. Por eso a la fuente de Lejí se la llama hasta hoy En Haqqoré.
20 Sansón gobernó a Israel durante la dominación filistea veinte años.

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Introducción a Jueces

JUECES

El título del libro es antiguo, aunque no original. Mientras el libro de Josué se centra en un único protagonista, que le da su nombre, este otro se reparte entre muchos protagonistas sucesivos, que quedan asumidos bajo un título común. «Juez» es un oficio bastante definido y homogéneo; en cambio, al leer el libro nos encontramos con jefes militares, una profetisa, un extraño soldado consagrado, un usurpador y varios jefes pacíficos mal definidos, entre otros. Para ganar en claridad podríamos reunir en un grupo a los personajes que intervienen militarmente contra la opresión o la agresión extranjera -los llamados jueces mayores-, y en otro, al resto, registrado en forma de lista en 10,1-5 y 12,8-15 -los jueces menores-. De estos últimos no se cuentan maravillosas hazañas, no han merecido cantos épicos; solamente se consigna que se sucedieron en el cargo de «jueces», lo ejercieron vitaliciamente durante veintitrés, veintidós, siete, diez, ocho años, murieron y fueron sepultados en su tierra. Estos personajes aparecen en una lista de fórmulas repetidas, con todas las apariencias de lista oficial, conservada quizás en los archivos de la administración judicial. En cambio, los «jueces mayores» no se suceden continuamente, sino que surgen cuando el Espíritu del Señor los arrebata; no dirimen litigios, sino vencen al enemigo en campaña abierta o con estratagemas; rehúsan un cargo vitalicio, como Gedeón (8,22s), o mueren relativamente jóvenes, como Sansón. El sociólogo Max Weber llamó a los mayores «jefes carismáticos», con una fórmula que ha hecho fortuna, porque contrapone la institución (jueces menores) al carisma (jueces mayores).

Composición y contexto histórico del libro. ¿Cómo se explica la unificación de este material heterogéneo? Podemos imaginarnos así el trabajo del autor que compuso el libro definitivo -sin bajar a muchos detalles-: Quiso llenar el espacio de vacío histórico que discurre en el suelo de Canaán antes de la monarquía, de manera que aparezca una continuidad. Para ello echa mano del material antiguo a su disposición: por una parte, «cantares de gesta» típicos de una edad heroica, transmitidos oralmente y recogidos en colecciones menores; por otra, una lista de funcionarios centrales, que representan una verdadera institución. Con estos materiales heterogéneos construye una historia seguida, una cronología sin huecos. Realiza un trabajo de unificación, superpuesto al material preexistente.
El libro logra presentar una continuidad de salvación. Esa continuidad se desenvuelve en una alternancia irregular de momentos espectaculares y tiempos cotidianos. Todo el material está proyectado sobre la totalidad de Israel, sean los jueces institucionales (hecho probablemente histórico), sean los liberadores locales o los de la confederación.
En una primera operación tenemos que dividir el libro en una sección inicial que se refiere todavía a la conquista (1,1-2,10), un cuerpo que comprende los jueces y salvadores (2,11-16,31), un par de episodios tribales «antes de la monarquía» (17-21). En el libro de los Jueces, como en pocos del Antiguo Testamento, se puede apreciar la existencia de materiales antiguos y la elaboración artificiosa en un conjunto unificado. El material antiguo se remonta por etapas orales hasta poco después de los hechos; la composición final parece caer en tiempo del destierro, como parte de la gran Historia Deuteronomística.
El balance final es que no podemos reconstruir una historia del período. Pero sí podemos saborear unos cuantos relatos magistrales.

Mensaje religioso. La idea teológica que recorre todo el Deuteronomio, la fragilidad humana y la inagotable paciencia y providencia de Dios aparece en el libro de los Jueces como un componente del esquema narrativo con que viene tratado cada episodio: pecado del pueblo, castigo a manos de los enemigos y la aparición de un salvador carismático que lleva de nuevo a la comunidad recalcitrante a los caminos de Dios. Un paso más en la afirmación de la fe de Israel en tiempos difíciles: Dios no abandonará a su pueblo.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas