Eclesiástico 1 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 50 versitos |
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PRÓLOGO

Muchas y grandes enseñanzas hemos recibido de la ley, los profetas y los demás escritores que los siguieron, por los cuales se debe elogiar a Israel a causa de su instrucción y sabiduría.

2 Y como no basta que sus lectores aprendan, sino que deben ser capaces de ayudar a los de fuera, de palabra y por escrito,

3 mi abuelo Jesús, después de dedicarse intensamente a leer la ley, los profetas y los restantes libros paternos, y de adquirir un buen dominio de ellos, se decidió a componer por su cuenta algo en la línea de la sabiduría e instrucción, para que los deseosos de aprender, familiarizándose también con ello, pudieran adelantar en una vida según la ley.

4 Te ruego, pues, que leas con atención y benevolencia y que seas indulgente si, a pesar de mi esfuerzo, no he acertado con la traducción de algunas frases. Porque lo que se expresó originalmente en hebreo no conserva el mismo sentido, traducido a otra lengua. Y no sólo este libro, sino también la ley y los profetas y los restantes libros son muy distintos en su lengua original.

5 El año treinta y ocho del reinado de Benefactor vine a Egipto, donde pasé una temporada. Y como tuve buena ocasión de aprender, me pareció necesario aportar también mi trabajo y esfuerzo a traducir este libro, y así dediqué por entonces muchas vigilias y todo mi saber a completar y publicar el libro, en beneficio de los emigrantes deseosos de aprender y predispuestos por sus costumbres a vivir según la ley.


PRIMERA PARTE
Sabiduría y temor de Dios
Prov 8,22-31; Sab 7

Toda sabiduría viene del Señor
y está con él eternamente.
2 La arena de las playas, las gotas de la lluvia,
los días de los siglos: ¿quién los contará?
3 La altura del cielo, la anchura de la tierra,
la profundidad del Abismo: ¿quién las medirá?
4 La sabiduría fue creada antes que todo lo demás,
la inteligencia y la prudencia antes de los siglos.
5 --
6 La raíz de la sabiduría, ¿a quién se reveló?;
los secretos de sus obras ¿quién los conoció?
7 --
8 Uno solo es sabio e impone respeto:
el Señor, que está sentado en su trono.
9 Él fue quién creó la sabiduría, la conoció, la midió,
y la derramó sobre todas sus obras;
10 la repartió entre los vivientes, según su generosidad;
se la regaló a los que lo aman.
11 Respetar al Señor es gloria y honor,
es gozo y corona de gozo;
12 respetar al Señor alegra el corazón,
trae gozo, alegría y vida larga.
13 Quien respeta al Señor acabará bien,
el día de su muerte lo bendecirán.
14 El principio de la sabiduría es respetar al Señor:
ella es creada junto con los fieles en el seno materno.
15 Puso entre los hombres su hogar
y se mantiene fielmente con su descendencia.
16 La plenitud de la sabiduría es respetar al Señor:
con sus frutos embriaga a sus fieles;
17 llena de tesoros toda su casa
y con sus productos los graneros.
18 La corona de la sabiduría es respetar al Señor:
sus brotes son la paz y la salud.
19 Dios hace llover la inteligencia y la prudencia,
y exalta la gloria de los que la poseen.
20 La raíz de la sabiduría es respetar al Señor,
y sus ramas son una vida larga.
21 El respeto del Señor rechaza los pecados
y aparta sin cesar la ira divina.
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Sabiduría y paciencia

El injusto apasionado no quedará sin castigo,
porque el ímpetu de la pasión lo hará caer.
23 El hombre paciente aguanta hasta el momento oportuno,
y al final su recompensa es la alegría;
24 hasta el momento oportuno oculta lo que piensa:
por eso la gente alabará su prudencia.
25 Tesoro de sabiduría son las sentencias proverbiales,
pero el pecador aborrece la religión.
26 Si deseas la sabiduría, guarda los mandamientos,
y el Señor te la concederá;
27 porque el respeto del Señor es sabiduría y educación,
y se complace en la fidelidad y la humildad.
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Sinceridad

Hijo mío, no seas falso en el respeto del Señor,
no te acerques a él con doblez de corazón;
29 no seas hipócrita en tu trato con los hombres,
vigila tus labios;
30 no te alabes a ti mismo, porque caerás
y traerás deshonra sobre tu persona;
el Señor descubrirá lo que ocultas
y te humillará en medio de la asamblea;
porque te acercaste sin respetar al Señor
mientras tu corazón estaba lleno de falsedad.
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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 1,1-21Sabiduría y temor de Dios. Comienza el libro estableciendo el origen de la sabiduría y definiendo quién es el único sabio y el grado de sabiduría que puede alcanzar un ser humano. Observando todo cuanto hay en derredor, arriba en el cielo y abajo en la tierra y el conjunto armonioso de todo cuanto existe, el autor concluye que sólo Dios es sabio (8); y bien, por encima de todo, como primera criatura que es derramada sobre todas las demás criaturas, está la sabiduría, creada antes de los siglos (4). Los comentaristas relacionan este primer poema con Jua_1:1-18, pero aclarando que en Juan, Jesús sobrepasa con mucho la dignidad de la sabiduría por cuanto el Verbo eterno que estaba con Dios, es el mismo Dios. Los versículos 11-21 desarrollan el tema del «camino» hacia la sabiduría: el respeto al Señor; o el temor de Dios, idea que se repite en forma de estribillo a lo largo del poema. Si la verdadera sabiduría es el temor del Señor, este temor o respeto no es otra cosa que el reconocimiento humilde y consciente de que somos criaturas y que el único sabio y omnipotente es Dios, y que, por tanto, el proyecto humano no debe pretender igualarse a Dios, «autodivinizarse», porque ello sería el camino a la deshumanización, del cual está lleno la historia de todos los tiempos hasta nuestros días. Se desprende, entonces, que el verdadero sabio o, mejor, el camino a la sabiduría, es todo lo que conduzca a la auténtica humanización del hombre y la mujer. Dios no necesita pequeños dioses en la tierra, necesita sí hombres y mujeres muy concientes y libres que sean capaces de instaurar el proyecto de Dios en el mundo, manteniendo el papel que a cada uno le corresponde; eso podemos decir que es respeto o temor del Señor.


Eclesiástico 1,22-27Sabiduría y paciencia. El temple de los impulsos es una de las preocupaciones de quien quiere ser sabio y prudente. Por la experiencia práctica de cada día, sabemos que las reacciones impulsivas no tienen buen fin. El autor, combina el llamamiento a la paciencia y a la intervención en el momento oportuno con el cumplimiento de los mandatos del Señor. Para Ben Sirá la verdadera sabiduría consiste precisamente en conocer la Ley del Señor y cumplirla.
Eclesiástico 1,28-30Sinceridad. En toda relación ya sea humana o religiosa, lo primero y más importante es la integridad. Una auténtica relación con el prójimo nos capacita para una verdadera relación con Dios. El autor está convencido de que Dios mismo avergonzará públicamente a quien se acerque a Él con dobles intenciones. Ahora, ¿cuál puede ser en la práctica la doblez del corazón de la que nos habla Ben Sirá? Acercarnos a Dios con un corazón lleno de odio, de resentimientos, de egoísmo y de falta de compromiso con nuestros semejantes.