Eclesiástico 15 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 19 versitos |
1 Quien respeta al Señor obrará así,
observando la ley alcanzará la sabiduría.
2 Ella le saldrá al encuentro como una madre
y lo recibirá como la esposa de la juventud;
3 lo alimentará con el pan de la inteligencia
y le dará a beber agua de sabiduría;
4 apoyado en ella no vacilará
y confiado en ella no fracasará;
5 lo elevará sobre sus compañeros
para que abra la boca en la asamblea;
6 alcanzará gozo y alegría,
y recibirá en herencia un nombre perdurable.
7 No la alcanzan los hombres falsos
ni la verán los arrogantes,
8 se queda lejos de los orgullosos
y los embusteros no se acuerdan de ella;
9 el malvado ni la alaba,
porque Dios no se la otorga;
10 la boca del sabio pronuncia su elogio
y el que la posee la enseña.
11

Origen del pecado

No digas: Mi pecado viene de Dios,
porque él no hace lo que odia;
12 no digas: Él me hizo extraviar,
porque no necesita de hombres pecadores;
13 el Señor aborrece la maldad y la blasfemia,
los que lo respetan no caen en ellas.
14 El Señor creó al hombre al principio
y lo entregó el poder de elegir;
15 si quieres, guardarás sus mandatos,
porque es prudencia cumplir su voluntad;
16 ante ti están puestos fuego y agua:
elige lo que quieras;
17 delante del hombre están muerte y vida:
le darán lo que él escoja.
18 Es inmensa la sabiduría del Señor,
su poder es grande y todo lo ve;
19 los ojos de Dios ven las acciones,
él conoce todas las obras del hombre;

20 a nadie mandó pecar
ni enseñó mentiras a los embusteros;
no deja sin castigo a los mentirosos
ni se apiada del que practica el fraude.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 15,11-20Origen del pecado. Se desarrolla aquí el tema de la libertad personal para elegir el bien o el mal, la vida o la muerte (cfr. Deu_30:15-20); el pecado, el mal y todos los demás antivalores existentes en el mundo, no son obra de Dios ni corresponden a su designio sobre el mundo. En una etapa histórica del pueblo judío, muy rica en producción teológica, ya se había abordado este tema de la supuesta responsabilidad de Dios respecto al mal y el dolor del pueblo; fue después del exilio cuando las duras circunstancias vividas por los israelitas llevaron a replantearse su fe, su identidad y sobre todo, profundizar cuál podría ser el verdadero propósito de Dios con el hombre y con el mundo. De allí surgieron, por ejemplo, los once primeros capítulos del Génesis que a través de diferentes imágenes, cargadas todas de un extraordinario simbolismo, dan cuenta de cómo Dios todo lo creó bueno, conforme a un plan armónico y justo, y cómo el hombre, el único entre todas las criaturas dotado de libertad, fue trastocando el plan original de Dios hasta convertirlo en todo lo contrario al querer divino. De manera que ya no hay ningún argumento para creer y menos aún para predicar, que de Dios pueda provenir también el mal y el pecado.