Eclesiástico 20 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 21 versitos |
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Colección de dichos

Hay reprensiones inoportunas
y hay quien calla por prudencia;
2 es mejor reprender que irritarse;
3 quien confiesa la culpa se libra de la desgracia.
4 Eunuco que quiere violar a una joven
es el que quiere hacer justicia con la violencia.
5 Hay quien calla y pasa por sabio,
hay quien se hace antipático por su mucho charlar;
6 hay quien calla porque no tiene respuesta
y hay quien calla porque espera su momento;
7 el sabio calla hasta el momento oportuno,
el necio no espera la oportunidad.
8 El que habla mucho se hace odioso,
al que abusa de su autoridad se le detesta.
9 Hay desgracias que acaban bien
y hay ganancias que arruinan;
10 hay regalos que no te aprovechan
y hay regalos que rinden el doble;
11 hay honores que traen humillaciones
y hay quien por la desgracia levantó cabeza;
12 hay quien compra mucho a poco precio
y después lo paga siete veces más.
13 El sabio, con pocas palabras, se hace simpático,
el necio malgasta su cortesía.
14 El regalo del necio no te aprovecha
porque lo ve mucho más grande de lo que es;
15 regala poco, critica mucho,
abriendo la boca como el que anuncia grandes cosas;
hoy presta, mañana reclama: ¡qué hombre tan odioso!
16 Dice el necio: No tengo amigos,
no hay quien agradezca mis favores;
17 los que comen mi pan son malas lenguas,
¡cuántos y cuántas veces se burlan de mí!
18 Más vale resbalar en el suelo que con la lengua;
la caída de los malvados siempre llega.
19 Hombre antipático es como cuento inoportuno
que a todas horas repiten los necios.
20 Proverbio dicho por un necio se rechaza,
porque no sabe decirlo a tiempo.
21 Hay quien por pobreza no puede pecar
y descansa sin remordimientos.

22 Hay quien se destruye a sí mismo por timidez
y hay quien se destruye por ser vergonzoso.

23 Hay quien promete a un amigo por timidez
y lo convierte en enemigo sin necesidad.


Mentira

La mentira es una deshonra para el hombre,
siempre está en la boca de los necios;

25 mejor es el ladrón que el embustero:
los dos heredarán la perdición;

26 el mentiroso vive deshonrado
y siempre lo acompaña su vergüenza.


El sabio

El que habla bien se abre camino,
el prudente agrada a los grandes;

28 el que cultiva la tierra recoge su cosecha,
y al que agrada a los grandes le perdonan las culpas.

29 Regalos y favores ciegan al sabio,
son un bozal que impide los reproches.

30 Sabiduría escondida y tesoro oculto,
¿para qué valen?

31 Mejor es el que oculta su necedad
que el que oculta su sabiduría.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 20,1-23Colección de dichos. La primera parte de este capítulo está conformada por una colección de dichos varios sin ninguna unidad temática pero que de un modo u otro no dejan de ser sentencias útiles para el aspirante a sabio; no se trata tanto de instrucción propiamente tal cuanto de un «inventario» (lo que hay) de actitudes y comportamientos que el maestro ha observado y que también el discípulo va a poder observar y ante lo cual se sugiere un juicio o se deja para que el futuro sabio lo juzgue.


Eclesiástico 20,24-26Mentira. Puestos en la balanza, el embustero y el ladrón, Ben Sirá prefiere al ladrón puesto que la lengua del mentiroso puede llegar a causar males más difíciles de reparar que los que puede causar un ladrón; sin embargo, ni lo uno ni lo otro son actitudes recomendables para el sabio porque ambos «heredarán la perdición».
Eclesiástico 20,27-31El sabio. Apología del sabio y de la sabiduría. Es necesario revelar la sabiduría pero hay que saber cuándo, cómo y delante de quién.