Eclesiástico 22 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 21 versitos |
1 El perezoso se parece a una piedra ensuciada:
la gente silba al ver su indignidad;
2 el perezoso se parece al estiércol:
el que lo toca, sacude la mano.
3

Educación de los hijos

¡Qué desgracia ser padre de un hijo malcriado!,
y si es hija, no es menor desgracia.
4 Hija prudente enriquece al marido,
hija que no tiene vergüenza es desgracia de sus padres;
5 hija de las malas costumbres afrenta a padre y marido,
y es despreciada de los dos.
6 Advertencia inoportuna es música en duelo,
pero corrección y látigo siempre enseñan.
7

El necio

Enseñar a un necio es pegar una olla de barro rota,
o despertar a uno de un profundo sueño;
8 --
9 --
10 quien da explicaciones a un necio se las da a uno medio dormido,
al final le responde: ¿de qué estás hablando?
11 Llora al muerto porque perdió la luz,
llora al necio porque perdió la inteligencia;
aunque mejor es llorar al muerto, que ya descansa,
pues la vida del necio es peor que la muerte;
12 el luto por un muerto dura siete días;
el de un necio o impío, toda la vida.
13 No hables mucho con el tonto ni vayas con el ignorante,
guárdate de él, no sea que tropieces o te salpique cuando se sacude;
apártate de él y estarás tranquilo y no te molestará su locura.
14 ¿Qué hay más pesado que el plomo?
¿Cómo se llama? Necio.
15 Arena, sal, una bola de hierro
se soportan mejor que un tonto.
16

Ponderación

Casa trabada con vigas de madera no se derrumba en el terremoto;
decisión apoyada en una madura reflexión no temerá en el peligro.
17 Decisión asentada en reflexión prudente
es como estuco en pared bien lisa;
18 valla expuesta en una altura no resistirá al viento,
decisión cobarde de un plan insensato
no resistirá ninguna amenaza.
19

Amistad
6,13-17; 37,1-6

Quien hiere el ojo saca lágrimas,
quien hiere un corazón revela sus sentimientos;
20 quien tira piedras a los pájaros los espanta,
quien critica a un amigo destruye la amistad.
21 Aunque hayas empuñado la espada contra el amigo,
no pierdas la esperanza, que aún hay remedio;

22 aunque hayas abierto la boca contra el amigo,
no temas, puedes reconciliarte;
en cambio, insultos, desprecios, descubrir secretos
y golpes a traición ahuyentan al amigo.

23 Gánate la confianza del prójimo mientras es pobre,
y gozarás con él de su prosperidad;
durante las dificultades hazle compañía,
y compartirás la herencia con él.

24 Antes de prender, el horno echa vapor y humo;
antes de la sangre hubo insultos.

25 No me avergüenzo de saludar a un amigo
ni me escondo de su vista;

26 si algún mal me sucede por su culpa,
el que se entere se cuidará de él.


Oración por el dominio propio

¡Quién pusiera un centinela en mi boca
y una cerradura de prudencia en mis labios
para no caer por su causa, para que no me pierda la lengua!

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 22,3-6Educación de los hijos. Muchos males se pueden evitar corrigiendo desde temprano a los hijos. Nótese cómo en el caso de los hijos malcriados, se habla de desgracia, pero en el caso de las hijas, la desgracia es mucho peor. Se trata de una sociedad patriarcal que impone a la mujer unos criterios de conducta y de moral no por lo que ella es en sí misma, sino con miras a no desacreditar a su padre tratándose de una mujer soltera, o a su marido si es ya casada.


Eclesiástico 22,9-15El necio. Según el modo de pensar de Ben Sirá, el que es necio e insensato ya no tiene remedio, no hay posibilidad alguna de que pueda cambiar su vida. Ésta era la manera de ver de los griegos, el mundo para ellos estaba dividido entre libres y esclavos, ricos y pobres, necios y sabios y, en fin, esta forma de ver la realidad no dejaba oportunidad para el cambio, pues se trataba de una realidad inamovible.
Eclesiástico 22,16-18Ponderación. Las cosas bien hechas, la palabra bien dicha y sobre todo en el momento oportuno, son las que tienen un verdadero sentido y valor. Éste es otro ideal que el sabio debe alcanzar.
Eclesiástico 22,19-26Amistad. Uno de los valores más importantes del ser humano es la capacidad de hacer amigos, aunque no todo el mundo tiene la capacidad de mantener ese valor en el grado tan alto que de por sí posee la amistad. Hay muchas maneras de romper una amistad y hay también la posibilidad de reconstruirla; sin embargo, hay amistades rotas que son irrecuperables; según el modo de pensar de Ben Sirá son aquellas que han terminado por traición, por descubrir secretos y por arrogancia (22). Lo más saludable es saber ganarse a los buenos amigos y mantenerles la lealtad. Ben Sirá recomienda hacerse amigo del pobre, porque en el caso de que prospere, nos será de gran apoyo, lo mismo solidarizarse con el triste y atribulado, eso es estar con el amigo en su desgracia, de un amigo así es muy difícil dudar.