Eclesiástico 24 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 27 versitos |
1

SEGUNDA PARTE
Himno a la Sabiduría
1; Prov 8,22-31; Sab 7

La sabiduría se alaba a sí misma,
se gloría en medio de su pueblo,
2 abre la boca en la asamblea del Altísimo
y se gloría delante de su poder:
3 Yo salí de la boca del Altísimo
y como niebla cubrí la tierra,
4 habité en el cielo,
mi trono estaba sobre columna de nubes;
5 yo sola recorrí el arco del cielo
y atravesé la hondura del Abismo,
6 reiné sobre las olas del mar y los continentes
y todos los pueblos y naciones.
7 Entre todos ellos busqué dónde descansar
y un sitio donde habitar.
8 Entonces el Creador del universo me ordenó,
el que me creó estableció mi residencia:
Reside en Jacob, sea Israel tu pueblo.
9 Desde el principio, antes de los siglos me creó,
y nunca dejaré de existir.
10 En la santa morada, en su presencia ofrecí culto
y en Sión me establecí;
11 en la ciudad amada me hizo descansar,
en Jerusalén reside mi poder.
12 Eché raíces entre un pueblo glorioso,
en la parcela del Señor, en su herencia.
13 Crecí como cedro del Líbano
y como ciprés del monte Hermón,
14 crecí como palmera de Engadí y como rosal de Jericó,
como olivo crecí en la pradera y como plátano junto al agua.
15 Como canela y lavanda he perfumado
y di aroma como mirra exquisita,
como incienso y ámbar y bálsamo,
como perfume de incienso en el santuario.
16 Como terebinto extendí mis ramas,
un ramaje bello y frondoso;
17 como vid hermosa retoñé:
mis flores y frutos son bellos y abundantes.
18 --
19 Vengan a mí los que me aman,
y coman todo lo que quieran de mis frutos;
20 mi recuerdo es más dulce que la miel,
poseerme es mejor que los panales.
21 El que me come tendrá más hambre,
el que me bebe tendrá más sed;
22 el que me escucha no fracasará,
el que me pone en práctica no pecará.
23 Todo esto es el libro de la alianza del Altísimo,
la ley que nos dio Moisés
como herencia para la comunidad de Jacob.
24 --
25 Ella desborda sabiduría como el Pisón
y como el Tigris en primavera,
26 va llena de inteligencia como el Éufrates
y como el Jordán durante la cosecha,
27 ofrece enseñanza como el Nilo
y como el Guijón durante la vendimia.

28 El primero no acabará de comprenderla
y el último no podrá agotarla,

29 porque su pensamiento es más ancho que el mar
y su consejo más que el océano.

30 Yo salí como canal de un río
y como acequia que riega un jardín;

31 dije: Regaré mi huerto y empaparé mis jardines,
pero el canal se me hizo un río y el río se me hizo un lago.

32 Haré brillar mi enseñanza como la aurora
para que ilumine las distancias;

33 derramaré doctrina como profecía
y la entregaré a las futuras generaciones.

34 Miren que no he trabajado para mí solo,
sino para todos los que la buscan.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 24,1-34Himno a la Sabiduría. Los versículos 1s introducen el himno de alabanza que sobre sí misma va a proclamar doña Sabiduría, el cual se puede dividir en tres partes: 1. La Sabiduría se autodefine como criatura (3.8.9), salida de la boca del Altísimo, conforme al concepto bíblico teológico de que Dios lo creó todo por medio de su palabra. Por más que la Sabiduría se atribuye algunas características propias de una divinidad, queda establecido que es un criatura y que está al servicio del ser humano y tiene sentido por él. 2. La primera acción de la Sabiduría es buscar una morada, fijar una residencia, cuyo significado simbólico es encontrar el sentido de sí misma (4-7). 3. El Creador le fija como morada la «casa» de Jacob, el pueblo de Israel, y ella elige como lugar concreto de su residencia el monte Sión, es decir, la ciudad de Jerusalén. Se trata de un simbolismo utilizado por Ben Sirá para decir que al mismo pueblo que Dios se eligió para sí, le otorga además el más grande don: la Sabiduría, cuya concreción efectiva es la Torá o Ley (23). Se trata de un don maravilloso que ha beneficiado al pueblo haciéndolo el más particular entre todos los pueblos. Para Ben Sirá, la sabiduría griega con toda su propaganda y todo su aparato, está muy por debajo de la Sabiduría que Dios le ha otorgado a Israel, por eso no escatima adjetivos ni elogios para ponerla por encima de toda la obra creada (25-33), y al mismo tiempo él se define como servidor incansable de ella y llama a que todos la busquen (34).