Eclesiástico 25 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 19 versitos |
1

Lo que causa deleite y lo que causa disgusto

Hay tres cosas que me gustan,
que agradan a Dios y a los hombres:
concordia entre hermanos, amistad entre vecinos,
mujer y marido que se llevan bien.
2 Tres cosas detesta mi alma y su conducta me resulta insoportable:
pobre soberbio, rico tacaño y viejo mujeriego e irreflexivo.
3

Vejez

Si en la juventud no has guardado,
¿cómo quieres encontrar en la vejez?
4 ¡Qué bien sienta a las canas el juicio
y a los ancianos saber aconsejar!
5 ¡Qué bien sienta a los ancianos la sabiduría,
el consejo justo a hombres venerables!
6 La experiencia es corona de los ancianos,
y su orgullo es el temor del Señor.
7

Diez bienaventuranzas

Mi corazón guarda nueve bienaventuranzas
y mi boca proclamará la décima:
Dichoso el que se alegra con sus hijos,
el que no tiene que servir a un inferior;
8 dichoso el marido de mujer sensata,
el que no tiene que arar con buey y asno;
dichoso el que vive para ver la derrota de sus rivales,
y el que no resbala con la lengua;
9 dichoso el que encuentra un amigo,
y el que no habla a oídos sordos;
10 qué grande es quien alcanza sabiduría,
pero nadie como quien respeta al Señor;
11 el respeto del Señor lo supera todo,
el que lo posee es incomparable.
12

La mujer mala

Ninguna herida como la del corazón,
ninguna maldad como la de la mujer,
13 --
14 ninguna pelea como la de las adversarias,
ninguna venganza como la de las rivales;
15 no hay veneno como el de la serpiente
ni hay enojo como el de la mujer;
16 más vale vivir con un león y un dragón
que vivir con mujer pleitera.
17 La mujer que se enoja deforma su aspecto
y pone cara terrible como de osa;
18 cuando su marido se sienta con los compañeros,
suspira amargamente sin poderse sostener.
19 Cualquier maldad es pequeña junto a la de la mujer;
¡caiga sobre ella la suerte del pecador!;

20 cuesta arenosa para pies ancianos
es mujer charlatana para marido paciente.

21 No tropieces por la belleza de una mujer
ni te dejes cazar por sus riquezas:

22 es una infamia y una vergüenza
que la mujer mantenga al marido.

23 Corazón abatido, rostro sombrío,
pena del alma es la mujer malvada;
brazos débiles, rodillas vacilantes,
cuando la mujer no hace feliz al marido.

24 Por una mujer comenzó la culpa,
y por ella morimos todos.

25 No abras las compuertas al agua
ni des confianza a mujer malvada;

26 y si no quiere someterse a ti,
córtala de tu propia carne.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 25,1-2Lo que causa deleite y lo que causa disgusto. Un nuevo proverbio numérico en el cual se contraponen aquellas cosas que deleitan la vida del sabio y aquellas que le causan fastidio. El sabio se debe deleitar en lo que agrada a Dios: la fraternidad, la lealtad y la armonía de los esposos; y debe rechazar o evitar caer en extremos que contradicen la verdadera calidad humana, los cuales ilustra con las detestables figuras del pobre orgulloso, el rico tacaño y el viejo mujeriego y tonto (en muchos lugares llamado «viejo verde»).


Eclesiástico 25,3-6Vejez. El ideal de todo hombre debe ser llegar a una vejez cargado de experiencia de vida para que aun en su situación física limitada, sus pensamientos y sus palabras sirvan de luz y de guía para los que están apenas comenzando a vivir; pero este ideal no llega en el momento de la vejez, hay que comenzar a amasarlo desde la juventud.
Eclesiástico 25,7-11Diez bienaventuranzas. Hay muchas formas de ser feliz, y uno de los secretos del sabio está en saber encontrar dicha y felicidad en cada circunstancia de la vida. El autor dice que guarda nueve bienaventuranzas en su corazón y quiere proclamar una décima; con lo cual indica que cada aspirante a sabio puede seguir agregando una y otra bienaventuranza o, lo que es lo mismo, uno y otro motivo para sentirse feliz en esta vida. Contrasta esta perspectiva con situaciones a veces tan extremas que frecuentemente se encuentran en nuestro mundo moderno, niños, jóvenes y adultos a quienes nada les falta y, sin embargo, no son felices quizás porque interiormente están vacíos a pesar de la abundancia externa. Lo actual de estas bienaventuranzas de Ben Sirá está en que una vez más encontramos que la felicidad de la vida no está en el tener, en el poseer, sino en el ser y en el esfuerzo cotidiano de darle el mejor sentido posible a esta vida que es única.
Eclesiástico 25,13-26La mujer mala - La mujer buena - Exhortación. Salen aquí a flote los conceptos socio-culturales y religiosos de toda la época del Antiguo Testamento concentrados en esta instrucción. Por supuesto que una lectura femenina de este pasaje, antes de enjuiciar al autor, debe primero tener en cuenta esos parámetros socio-culturales en que él se mueve, no propiamente para justificarlo, sino más bien para caer en la cuenta de que cada uno es hijo de su tiempo y que a Ben Sirá no se le puede exigir ningún giro especial en el comportamiento social patriarcal de su época, toda vez que no era su interés al poner por escrito su pensamiento. Esta aproximación descriptiva de lo que es la buena y la mala mujer no es más que la constatación del comportamiento social de una época y el reflejo de unos valores culturales que desde luego tienen que ser modificados e iluminados a la luz de las enseñanzas de Jesús, pero más especialmente a la luz de sus actitudes reales y concretas respecto a la mujer. Pasajes como este no hay que ignorarlos ni nos deben exasperar; por el contrario deberíamos mantenerlos a la mano para poder ir estableciendo con hechos reales y concretos las diferencias -si es que de verdad las hay- entre el modo de ser y de pensar de aquella «lejana» época patriarcal respecto a la mujer, y nuestras relaciones actuales con ellas y la visión que de sí misma tiene la mujer contemporánea.