Eclesiástico 26 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 31 versitos |
1

La mujer buena

Dichoso el marido de una mujer buena:
se duplicarán los años de su vida.
2 Mujer hacendosa es la alegría de su marido,
y lo hará feliz toda su vida.
3 Mujer buena es un hermoso regalo
que recibe el que respeta al Señor:
4 sea rico o pobre, estará contento
y siempre tendrá cara alegre.
5

La mujer mala

Tres cosas teme mi corazón
y una cuarta me asusta:
chismes en la ciudad, motín popular,
acusación falsa, las tres son peores que la muerte.
6 Pero mujer celosa es pena y dolor de corazón.
Lengua hiriente es común a los cuatro.
7 Mujer malvada es yugo que se mueve,
el que se la lleva agarra un alacrán.
8 Mujer borracha es irritante,
y no puede ocultar su vergüenza.
9 Mujer adúltera tiene ojos engreídos,
y se la conoce en los párpados.
10 Vigila bien a la joven atrevida,
para que no aproveche la ocasión de fornicar;
11 cuídate de los ojos desvergonzados,
y no te extrañe que te ofendan.
12 Porque abre la boca como viajero sediento
y bebe de cualquier agua que encuentra;
se sienta frente a cualquier estaca de tienda
y abre la aljaba a cualquier flecha.
13

La mujer buena

Mujer hermosa alegra a su marido,
mujer prudente lo robustece;
14 mujer discreta es don del Señor:
no se paga un ánimo instruido;
15 mujer honesta duplica su encanto:
no tiene precio la que es dueña de sí misma.
16 El sol brilla en el cielo del Señor,
la mujer bella en su hogar bien arreglado;
17 lámpara que luce en candelabro sagrado
es un rostro hermoso en un cuerpo esbelto;
18 columnas de oro sobre bases de plata
son piernas esbeltas sobre pies firmes.
19

Exhortación

Hijo mío, conserva sana la flor de tu juventud
y no des tu vigor a extranjeras;
20 busca un lote fértil en toda la llanura
y siembra tu semilla, fiel a la nobleza de tu raza;
21 así durarán sus frutos
y madurarán con la firmeza de tu estirpe.
22 Mujer que se vende vale un salivazo,
la casada es torre de la muerte para los que la gozan;
23 mujer irreligiosa tocará en suerte al malvado,
mujer religiosa, al que teme al Señor;
24 mujer desvergonzada vive en la deshonra,
joven pudorosa es modesta incluso ante el marido;
25 la mujer impúdica es una perra,
mujer pudorosa teme al Señor;
26 mujer que respeta al marido es tenida por sabia,
la que lo desprecia con arrogancia es tenida por irreligiosa.
27 Mujer chillona y charlatana
es corneta que toca para el combate.
Si el marido es del mismo carácter
vivirá siempre en pie de guerra.
28 Dos cosas me entristecen y una tercera me da rabia:
rico caído en la miseria, inteligente tratado con desprecio,
hombre honrado convertido en pecador:
el Señor lo entrega a la espada.
29

Mercader

Difícilmente se libra el mercader de cometer injusticia,
el comerciante no quedará libre de pecado.
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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 26,1-28La mujer mala - La mujer buena - Exhortación. Salen aquí a flote los conceptos socio-culturales y religiosos de toda la época del Antiguo Testamento concentrados en esta instrucción. Por supuesto que una lectura femenina de este pasaje, antes de enjuiciar al autor, debe primero tener en cuenta esos parámetros socio-culturales en que él se mueve, no propiamente para justificarlo, sino más bien para caer en la cuenta de que cada uno es hijo de su tiempo y que a Ben Sirá no se le puede exigir ningún giro especial en el comportamiento social patriarcal de su época, toda vez que no era su interés al poner por escrito su pensamiento. Esta aproximación descriptiva de lo que es la buena y la mala mujer no es más que la constatación del comportamiento social de una época y el reflejo de unos valores culturales que desde luego tienen que ser modificados e iluminados a la luz de las enseñanzas de Jesús, pero más especialmente a la luz de sus actitudes reales y concretas respecto a la mujer. Pasajes como este no hay que ignorarlos ni nos deben exasperar; por el contrario deberíamos mantenerlos a la mano para poder ir estableciendo con hechos reales y concretos las diferencias -si es que de verdad las hay- entre el modo de ser y de pensar de aquella «lejana» época patriarcal respecto a la mujer, y nuestras relaciones actuales con ellas y la visión que de sí misma tiene la mujer contemporánea.