Eclesiástico 38 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 36 versitos |
1

Médico

Respeta al médico, pues lo necesitas,
también a él lo ha creado Dios.
2 El médico recibe su ciencia de Dios
y del rey su sustento.
3 Por su ciencia lleva alta la cabeza
y se presenta ante los nobles.
4 Dios hace que la tierra produzca remedios:
el hombre prudente no los desdeñará.
5 ¿No endulzó el agua con una rama,
mostrando así a todos su poder?
6 El médico alivia con plantas los dolores
y el boticario prepara sus ungüentos.
7 Dios concedió al hombre inteligencia
para que lo alaben por sus obras poderosas,
8 así las obras de Dios no tienen fin
ni la destreza de los hijos de Adán.
9 Hijo mío, cuando caigas enfermo, no te descuides,
reza a Dios, y él hará que te sanes;
10 huye del delito, lava tus manos
y limpia tu corazón de todo pecado;
11 ofrece, sí, un sacrificio agradable,
según tus posibilidades;
12 pero deja actuar también al médico,
y no lo rechaces, porque también a él lo necesitas;
13 hay momentos en que de él depende el éxito,
14 y también él reza a Dios
para que le dé acierto al diagnosticar
y al aplicar la medicina saludable.
15 Peca contra su Creador
el que se hace fuerte frente al médico.
16

Duelo
Sal 6; 38

Hijo mío, por el muerto derrama lágrimas,
gime y entona el canto fúnebre;
dale sepultura, según lo merece,
y no faltes a su funeral;
17 llora de dolor, guárdale luto y hazle el duelo que merece,
uno o dos días para las lágrimas, después consuélate de la pena;
18 porque la pena acarrea la muerte
y la tristeza desgasta las fuerzas;
19 en la desgracia se prolonga la pena,
la vida del pobre le aflige el corazón.
20 No vuelvas a estar pensando en él,
desecha su recuerdo y acuérdate del fin;
21 recuerda su ley, que es también la tuya:
él ayer, hoy tú.
22 No sigas recordándolo, pues no tiene esperanza;
a él no le aprovecha, a ti te perjudicas.
23 Cuando muere, cesa su memoria;
consuélate una vez que ha muerto.
24

Artes y oficios

El ocio del escritor aumenta su sabiduría,
el que está poco ocupado se hará sabio.
25 ¿Cómo se hará sabio el que agarra el arado
y su orgullo es manejar la picana?
El que guía los bueyes, dirige los toros
y sólo se ocupa de los novillos,
26 se desvela por arreglar el establo
y se preocupa de trazar los surcos.
27 Lo mismo el artesano y el tejedor,
que emplean la noche como el día.
Los que esculpen relieves de sellos procurando variar los diseños
se esfuerzan por imitar el modelo y se desvelan por terminar la tarea.
28 Lo mismo el herrero, sentado junto al yunque,
concentrado en trabajar el hierro;
el humo y el fuego le secan la carne,
mientras lucha con el calor del horno;
el ruido del martillo lo ensordece,
mientras se fija en el modelo de la herramienta;
se esfuerza por dar término a su tarea
y se desvela por perfilar la obra.
29 Lo mismo el alfarero, sentado al trabajo,
hace girar el torno con los pies,
siempre preocupado por su tarea
y trabajando para completar la cantidad fijada;
30 con el brazo modela la arcilla
y ablanda su resistencia con los pies;
se esfuerza por terminar el barnizado
y se desvela por tener limpio el horno.
31 Todos éstos se fían de su destreza
y son expertos en su oficio;
32 sin su trabajo la ciudad no tiene casa
ni habitantes ni transeúntes;
33 con todo, no les eligen senadores ni descuellan en la asamblea,
no toman asiento en el tribunal ni discuten la justa sentencia,
34 no exponen su doctrina o su decisión ni entienden de proverbios;
aunque mantienen la vieja creación,
ocupados en su trabajo de artesanos.
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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 38,1-15Médico. Médicos, medicinas, boticarios y enfermos, todos han sido creados por Dios, según la mentalidad de Ben Sirá. En la enfermedad hay que suplicar a Dios y arrepentirse, pero también hay que contar con el médico, quien también debería rezar para que su medicina tenga éxito. La invitación al arrepentimiento cuando se está enfermo, obedece al concepto de la época según el cual, una enfermedad era el resultado del pecado, era como un signo visible de un castigo de Dios. Aunque esta concepción está ya superada, aún quedan rezagos en nuestras comunidades de esa creencia; y es necesario erradicar completamente ese concepto; del Dios de la vida sólo puede venir vida, jamás Él nos mandará una enfermedad ni nada que sea doloroso para nosotros.


Eclesiástico 38,16-23Duelo. También en el momento crucial y definitivo de la vida humana, la muerte, se tiene que notar la calidad de vida del sabio. En primer lugar, a la muerte hay que mirarla como una realidad absolutamente inevitable, y en segundo lugar, cuando le llega a cualesquiera de quienes nos rodean, lo más sano y justo es llorarlo, sepultarlo y hacer duelo, pero con mesura y poco a poco ir borrando su recuerdo (20.21) mientras nos llega el fin también a nosotros.
Eclesiástico 38,24-34Artes y oficios. Según Ben Sirá a la sabiduría sólo pueden acceder aquellas personas que no tienen que jugarse la vida en la lucha diaria por conseguir el sustento; el agricultor, el herrero, el alfarero, en fin, el obrero de nuestro tiempo, el reciclador, el que se rebusca la vida en lo que puede, no podría llegar a sabio según este criterio. No olvidemos que esa era la forma de pensar de la época del autor, pensamiento influenciado por los griegos para quienes las personas dedicadas a estos oficios eran prácticamente esclavos y, por tanto, excluidos del mundo de los amos y señores.