Eclesiástico 39 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 19 versitos |
1

El sabio
24,30-34; Prov 1,2-7; Sab 7s

En cambio, el que se entrega de lleno
a meditar la ley del Altísimo
investiga la sabiduría de los antiguos
y estudia las profecías,
2 examina las explicaciones de autores famosos
y penetra los dichos más complicados,
3 investiga el sentido oculto de proverbios
y estudia sin cesar las sentencias enigmáticas.
4 Presta servicio ante los poderosos
y se presenta ante los jefes,
viaja por países extranjeros
probando el bien y el mal de los hombres;
5 se propone madrugar por el Señor, su Creador,
y reza delante del Altísimo,
abre la boca para suplicar pidiendo perdón de sus pecados.
6 Si el Señor lo quiere,
él se llenará de espíritu de inteligencia;
Dios le hará derramar sabias palabras,
y él confesará al Señor en su oración;
7 Dios guiará sus consejos prudentes,
y él meditará sus misterios;
8 Dios le comunicará su doctrina y enseñanza,
y él se gloriará de la ley del Altísimo.
9 Muchos alabarán su inteligencia, que no caerá en el olvido;
nunca faltará su recuerdo, y su fama vivirá por generaciones;
10 la gente comentará su sabiduría
y la asamblea pronunciará su elogio;
11 en vida, tendrá renombre entre millares,
que le bastará cuando muera.
12

Exhortación: todo es bueno
Gn 1

He pensado más cosas y las expondré,
pues estoy lleno como luna llena;
13 escúchenme, hijos piadosos, y crecerán
como rosal plantado junto a la corriente;
14 perfumen como incienso,
florezcan como azucenas, difundan fragancia,
levanten la voz cantando alabanzas,
bendigan al Señor por sus obras,
15 proclamen la grandeza de su Nombre
y alábenlo con himnos,
con cantos acompañados de instrumentos,
pronunciando aclamaciones:
16 Las obras de Dios son todas buenas,
y cumplen su función a su tiempo.
17 Con su palabra reunió las aguas,
a su orden se congregaron.
18 En cada momento se cumple su voluntad,
y nada rechaza su obra salvadora;
19 tiene delante las acciones de todo viviente,
y nada se esconde a su mirada;

20 desde siempre y por siempre está mirando,
y no tiene límite su salvación.
Nada es pequeño o diminuto para él,
nada le es difícil o imposible.

21 No vale decir: ¿para qué sirve esto?,
pues cada cosa tiene asignada su función;
no vale decir: Esto es peor que aquello,
porque cada cosa vale en su momento.

22 Su bendición desborda como el Nilo,
como el Éufrates riega la tierra;

23 su cólera despoja a las naciones
y convierte en salobre la tierra fértil.

24 Sus caminos son llanos para los honrados
y son escabrosos para los arrogantes.

25 Al principio creó bienes para los buenos,
y para los malos, bienes y males.

26 Son esenciales para la vida humana: agua, fuego, hierro, sal,
harina, leche, miel, vino, aceite, vestido.

27 Todo esto aprovecha a los buenos
y se convierte en daño para los malos.

28 Hay vientos creados para el castigo
que con su furia arrancan de raíz las montañas,
para ejecutar la sentencia desatan su poder
y aplacan la cólera de su Creador.

29 Rayos y granizo, hambre y peste:
también fueron creados para el castigo;

30 bestias feroces, alacrán y víbora,
y espada vengadora que aniquila a los malvados.
Todo ello fue creado para su función
y está almacenado hasta el momento oportuno.

31 Al recibir sus órdenes se alegran
y no protestan de sus mandatos.

32 Por eso hace tiempo que estoy convencido,
he reflexionado y lo he puesto por escrito:

33 Las obras de Dios son todas buenas
y cumplen su función a su tiempo.

34 No digas: ésta es mala, ¿para qué sirve?,
porque cada una es útil a su tiempo.

35 Y ahora canten con toda el alma
y bendigan el Nombre del Dios Santo.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 39,1-11El sabio. En contraposición a los hombres que no pueden hacer otra cosa que trabajar con sus manos desde que sale el sol hasta su ocaso, Ben Sirá describe la vida de quien sólo se ocupa del estudio y de la investigación. Claro que no hay referencia al estudioso de ninguna otra ciencia, no se refiere al intelectual en general, sino al que se dedica al aprendizaje y al estudio de la Ley del Señor y, en fin, al contenido de las Escrituras y sus mejores intérpretes (1-3). Este sabio o escriba, tiene un horizonte mucho más amplio: puede servir a los grandes y viajar por países extranjeros, lo cual es fuente de más y más conocimiento y sabiduría (5). Pero en medio de todo, y como componente esencial de esta «carrera», deben estar presentes la oración y la sabiduría de la Torá, pues Dios es fuente última de toda sabiduría (5-8). Una especie de recompensa final de esta vida así encauzada es el reconocimiento público y la fama, lo cual garantiza la perpetua memoria del sabio después de su muerte (9-11).


Eclesiástico 39,12-35Exhortación: todo es bueno. Ya los autores de Gén_1:1s.4a, habían enfatizado la bondad de toda la creación como consecuencia de la misma bondad de Dios, lo mismo que la armonía y la función que desempeña cada criatura dentro del conjunto de la obra creada. Ben Sirá vuelve a reflexionar sobre ello, pero agregando ahora lo que él puede constatar desde sus observaciones. Todo es bueno, y los buenos se aprovechan de cada cosa buena; pero hay elementos malos, nocivos, que son como la porción para los malos. En esto hay que tener mucho cuidado porque no podemos pensar que un terremoto, un huracán, una inundación, sean cosas enviadas por Dios para castigar a alguien. Que sí hay elementos naturales que usados con mala intención pueden tener efectos mortales, es verdad; pero esa es ya responsabilidad humana, no de Dios.