Eclesiástico 4 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 42 versitos |
1 Hijo mío, no te burles de la vida del que sufre,
no desprecies al que sufre amargamente;
2 no hagas sufrir al necesitado
ni te escondas del que está en la miseria;
3 no apenes al que se siente abatido
ni aflijas al pobre que acude a ti,
ni niegues limosna al necesitado;
4 no rechaces la súplica del pobre,
5 ni le des ocasión de maldecirte:
6 si en la amargura de su dolor clama contra ti,
su Creador escuchará su clamor.
7 Hazte querer por la asamblea,
inclina la cabeza ante el que manda;
8 escucha con atención al pobre
y responde a su saludo con sencillez;
9 libra al oprimido del opresor
y no te repugne hacer justicia.
10 Sé padre para los huérfanos y como un marido para las viudas,
y Dios te llamará hijo, tendrá piedad y te librará de la fosa.
11

Habla la Sabiduría
Prov 1,20-33; 8,1-11

La sabiduría instruye a sus hijos,
y cuida a los que la buscan.
12 Los que la aman, aman la vida;
los que la buscan, alcanzan el favor del Señor;
13 los que la guardan consiguen gloria del Señor,
la bendición de Dios los acompañará donde vayan;
14 los que la sirven, sirven al Santo;
Dios ama a los que la aman.
15 Quien me escucha juzgará rectamente,
quien me hace caso habitará en mi casa;
16 disimulada caminaré con él,
comenzaré probándolo con tentaciones;
cuando su corazón se entregue a mí,
17 volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos;
18 pero si se desvía, lo rechazaré y lo castigaré con la cárcel;
si se aparta de mí, lo arrojaré y lo entregaré a los asaltantes.
19

Timidez

Hijo mío, aprovecha la ocasión pero cuídate del mal,
para que no tengas que avergonzarte de ti mismo;
20 porque hay una vergüenza que acarrea culpa,
y una vergüenza que trae gracia y honor.
21 No tengas consentimientos que te perjudiquen
ni dudes perjudicándote a ti mismo;
22 no retengas la palabra oportuna
ni escondas tu sabiduría;
23 porque hablando se muestra la sabiduría,
y la inteligencia, en la respuesta de la lengua.
24 No contradigas a Dios, humíllate ante Dios;
25 no te avergüences de confesar tu culpa,
no te opongas a la corriente.
26 No te sometas a un necio pero no te resistas a los que mandan.
No te sientes con juez injusto,
porque tendrás que juzgar según su capricho.
27 Lucha por la justicia hasta la muerte,
y el Señor peleará a tu favor.
28 No seas atrevido con tu boca,
y miedoso y cobarde en los hechos;
29 no seas un león para tu familia,
miedoso y sin autoridad con tus servidores;
30 no tengas la mano abierta para recibir
y cerrada a la hora de dar.
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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 4,1-10Limosna. La práctica de dar limosna era un elemento importante de la piedad judía; ya desde mucho antes de la época de Ben Sirá había surgido la convicción de que la limosna era una forma de expiar los pecados, la cual se completa posteriormente con la observación de que además ampliaba el círculo de amigos. Para la época del Nuevo Testamento, muchos fariseos practicaban la limosna de una forma pública llamando la atención de la gente con el fin de ganar simpatía y hacerse admirar. Jesús corrige esta actitud y sugiere a sus discípulos que lo hagan de tal forma que «la mano izquierda no se entere de lo que hace la derecha» (Mat_6:3). Ni con el fin de expiar los pecados, ni para aparentar ante los otros se debe compartir lo que se tiene; es pura cuestión de justicia, y ello se debe hacer con la convicción de que en el plan de Dios no existe esta diferenciación entre los ricos y desposeídos. El cristiano consciente y comprometido con la causa del Evangelio, debe buscar la manera de instaurar una práctica social que lleve a la abolición de la indigencia y, por tanto, de las raíces estructurales de la injusticia.


Eclesiástico 4,11-19Habla la Sabiduría. El convincente discurso de la Sabiduría que se autorrevela como auténtico camino de realización humana, subraya los beneficios prácticos para quien le sigue: sensatez, instrucción, vida, alegría y bendición del Señor. No quedará defraudado quien la busca sinceramente y pone en práctica sus exigencias; de todo aquel que la busca se deja encontrar y «disimulada», caminará con él. No está exento de pruebas y dificultades quien la va alcanzando, pero ahí está justamente la posibilidad de crecimiento del sabio, en la perseverancia. Despreciarla es autocastigarse, pues queda privado de los beneficios que ella trae consigo.
Eclesiástico 4,20-31Timidez. Este segmento contiene varias enseñanzas prácticas para la vida, el que busca sabiduría la debe ir adquiriendo y aplicando en su vida corriente: autenticidad de vida, seguridad en sí mismo, sin arrogancia ni soberbia; considerarse el más pequeño delante de Dios y mantener viva la conciencia de la propia pequeñez; reconocer con humildad y valentía los propios defectos; mantener esta autenticidad de vida personal en las relaciones con los demás y, sobre todo, tener conciencia de que lo que más nos acerca a Dios es la lucha por la justicia; finalmente, tener la actitud de recibir, pero también de dar.