Eclesiástico 41 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 30 versitos |
1

Muerte
38,16-23

¡Oh muerte, qué amargo es tu recuerdo
para el que vive tranquilo en medio de sus bienes,
para el hombre contento que prospera en todo
y tiene salud para gozar de los placeres!
2 ¡Oh muerte, qué dulce es tu sentencia
para el hombre derrotado y sin fuerzas,
para el hombre que tropieza y fracasa,
que se queja y ha perdido la esperanza!
3 No temas la muerte, que es tu destino,
recuerda que lo compartes con antepasados y sucesores;
4 es el destino que Dios asigna a todo viviente,
¿y vas a rechazar la ley del Altísimo?
En la tumba nadie discutirá
por mil años o cien o diez.
5 Gente despreciable son los hijos de los malos
descendencia insensata habita la casa del perverso;
6 de hijo injusto vino un reino malvado,
su posteridad siempre será despreciable.
7 Al padre malvado lo maldice el hijo,
porque por su culpa la gente lo deshonra.
8 ¡Ay de ustedes, poderosos,
que abandonan la ley del Altísimo!
9 Si dan fruto es para que se malogre;
si engendran, es para el luto;
cuando caigan, habrá gozo eterno,
cuando mueran, serán malditos.
10 Lo que viene de la nada vuelve a la nada,
y así el impío del vacío vuelve al vacío.
11 El hombre es un soplo en un cuerpo,
pero el nombre del compasivo no perece.
12 Respeta tu nombre, porque él te acompañará
más que mil tesoros preciosos.
13 Los bienes de la vida duran pocos años,
la buena fama años sin cuento.
14

Vergüenza
4,20-26

Sabiduría oculta y tesoro escondido,
¿para qué sirven los dos?
15 Mejor es quien oculta su necedad
que el que oculta su sabiduría.
16 Hijos míos, escuchen mi instrucción sobre la vergüenza,
yo les enseñaré qué es lo que deshonra:
no está bien avergonzarse de cualquier cosa
ni todo sonrojo se debe aceptar.
17 Siente vergüenza ante tu padre y tu madre de cometer actos inmorales;
ante el jefe y el magistrado, de mentir;
18 ante el señor y la señora, de falsedad;
ante la asamblea y el pueblo, del crimen;
ante el amigo y compañero, de traicionarlos;
19 ante los vecinos, de arrogancia;
de no cumplir los pactos jurados; de meter los codos cuando comes;
de negar un favor que te piden;
20 de rechazar la visita de un amigo;
de retener la porción asignada a otro;
21 de no responder a un saludo;
de mirar a la mujer de tu prójimo,
22 y de fijarte en la extraña.
De tener intimidades con tu criada y de acechar su lecho.
De insultar a un amigo;
de acompañar un regalo con un desprecio.
23 --
24 --
25 --
26 --
27 --
28 --
29 --
30 --

Patrocinio

 
 

Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas

Eclesiástico 41,1-13Muerte. Dos efectos distintos de la muerte, efecto negativo para el hombre que vive bien (1) y positivo para el que vive mal, para el derrotado y sin esperanzas (2). El consejo de Ben Sirá es no tener ningún temor a la muerte puesto que ella es inevitable para todos, tanto para el bueno como para el malo. Sólo que para el que vive de acuerdo con el querer de Dios, la muerte no borra su fama ni su reputación; su nombre tendrá perpetuidad en su descendencia. No así para el impío cuyas obras son malas lo mismo que su generación. Como puede verse, no se piensa en categorías de perpetuidad en un más allá, sino en una especie de prolongación del nombre en medio de los vivos.


Eclesiástico 41,14-22Vergüenza. La sabiduría no puede ser algo oculto, debe ser reconocida, y ese carácter público ha de servir para el discernimiento de lo que debe constituir una vergüenza para el sabio (41,14-42,1) y aquello por lo cual no vale la pena avergonzarse. Nótese que los motivos de vergüenza están en relación con el comportamiento ético y moral del individuo. Los motivos que no deben producir vergüenza (42,2-8) están en relación con el cumplimiento de la Ley del Señor y con la práctica de la justicia.