Eclesiástico 6 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 29 versitos |
1 Porque el desprecio trae deshonor y mala fama
de hombre perverso y chismoso.
2

La pasión

No caigas víctima de tu pasión,
porque encenderá tus fuerzas contra ti,
3 comerá tus hojas, arrancará tus frutos
y te dejará como árbol seco;
4 la pasión violenta destruye a quien la tiene
y lo hace motivo de risa de su enemigo.
5

Amigos
9,10; 12,8-18; 22,19-26; 37,1-6

Una palabra suave aumenta los amigos,
unos labios amables, los saludos.
6 Sean muchos los que te saludan,
pero amigo íntimo, uno entre mil;
7 si quieres un amigo, comienza por probarlo,
no confíes enseguida en él;
8 porque hay amigos de un momento
que no duran en tiempo de peligro;
9 hay amigos que se vuelven enemigos
y descubrirán tus peleas para avergonzarte;
10 hay amigos que acompañan en la mesa
y no aparecen a la hora de la desgracia;
11 cuando te va bien, están contigo;
cuando te va mal, huyen de ti;
12 si te alcanza la desgracia, te dan la espalda
y se esconden de tu vista.
13 Apártate de tu enemigo
y sé prudente con tus amigos.
14 El amigo fiel es refugio seguro;
quien lo encuentra, encuentra un tesoro;
15 un amigo fiel no tiene precio
ni se puede pagar su valor;
16 un amigo fiel es algo maravilloso:
quien respeta a Dios lo consigue;
17 el que teme al Señor encamina su amistad
porque su amigo será como es él.
18

La sabiduría
4,1-11; 14,20-27

Hijo mío, desde la juventud busca la instrucción,
y hasta en la vejez te encontrarás con sabiduría.
19 Acércate a ella como quien ara y siembra,
esperando abundante cosecha;
cultivándola trabajarás un poco,
y mañana comerás sus frutos.
20 Al necio le resulta difícil,
y el insensato no puede con ella;
21 lo oprime como piedra pesada,
y no tarda en sacársela de encima.
22 Porque la instrucción como su nombre lo indica
no se manifiesta a todos.
23 Escucha, hijo mío, mi opinión
y no rechaces mi consejo:
24 mete los pies en sus cadenas
y ofrece el cuello a su yugo,
25 arrima el hombro para cargar con ella
y no te irrites con sus ataduras;
26 con toda el alma acude a ella,
con todas tus fuerzas sigue sus caminos;
27 rastréala, búscala y la alcanzarás;
cuando la poseas, ya no la sueltes;
28 al fin alcanzarás su descanso,
y se te convertirá en alegría;
29 sus cadenas serán tu protección;
sus ataduras, traje de gala;

30 su yugo, joya de oro;
sus correas, cintas de púrpura;

31 como traje de gala la llevarás,
te la colocarás como corona festiva.

32 Si quieres, hijo mío, llegarás a sabio;
si te lo propones, llegarás a entender;

33 si te gusta escuchar, aprenderás;
si prestas oído, te instruirás.

34 Asiste a la reunión de los ancianos,
y si hay uno sabio, pégate a él;

35 procura escuchar toda clase de explicaciones,
no se te escape un proverbio sensato;

36 observa quién es inteligente, y madruga para visitarlo,
que tus pies desgasten el umbral de su puerta.

37 Reflexiona sobre el respeto del Altísimo
y medita sin cesar sus mandamientos:
él te dará la inteligencia y según tus deseos te hará sabio.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 6,2-4La pasión. Invitación al control de sí mismo. Uno de los atributos propios del ser humano son sus pasiones, sus apetitos, sus impulsos; dejarse dominar por ellos es ir perdiendo calidad de vida e ir perdiendo también el sentido mismo de la vida y por aquí se camina con gran facilidad a la degeneración de las justas relaciones con Dios y con los demás. El llamado aquí es pues, al equilibrio y la sobriedad en nuestros actos.


Eclesiástico 6,5-17Amigos. Al autor no le interesa el discurso teórico sobre la amistad, ni siquiera se detiene para definirla ni para especificar si es necesaria o no. Basado siempre en la observación directa y en la propia experiencia, el autor da unos consejos para saber elegir muy bien al amigo; no todos los que nos sonríen o se sientan a nuestra mesa son amigos de verdad; podemos tener muy buenas relaciones con muchas personas, pero, aconseja Ben Sirá, no confiar sino en uno: «sea uno tu confidente». Los momentos críticos y difíciles de la vida, cuando sobrevienen la desgracia y las contrariedades, son la mejor ocasión para establecer quién es de verdad el amigo bueno, el amigo fiel: aquel que no nos da la espalda y que incluso asume como suya propia nuestra situación; ése es el verdadero amigo, y es comparado con un refugio seguro, con un tesoro que no tiene precio ni se puede pagar por su valor.
Eclesiástico 6,18-37La sabiduría. Esta sección se puede dividir en tres unidades, todas tienen como factor común la invitación a alcanzar sabiduría. La primera unidad (18-23) indica que la sabiduría, si se cultiva desde la juventud, asegura una vejez sensata, el que va alcanzando sabiduría se alimenta de ella como el campesino se alimenta de lo que plantan sus manos; esto implica disciplina. La segunda unidad (24-31) presenta la sabiduría como algo a lo que uno se somete libremente para ser cada día más libre; ella es yugo suave y carga ligera; así es como presenta también Jesús de Nazaret su propuesta de vida (cfr. Mat_11:30). Y la tercera unidad (32-37) invita a buscar esa sabiduría entre los mayores; era una convicción, como sigue siendo en la mayoría de nuestras comunidades, que los ancianos del grupo son los primeros maestros de sabiduría por cuanto ellos tienen detrás de sí un camino de vida ya recorrido, lleno de experiencias y de situaciones ya superadas. Pero de los ancianos no se aprende todo; según Ben Sirá, la sabiduría que se adquiere de un anciano sensato hay que completarla con el estudio y con la reflexión constante de la Ley de Dios. Hay que decir que para Ben Sirá, la verdadera sabiduría está en la Torá o Ley de Dios. Para él la Torá no conduce a la sabiduría, es la sabiduría.