Baruc 1 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 28 versitos |
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BARUC
Introducción

Texto del documento que escribió Baruc, hijo de Nerías, hijo de Maasías, hijo de Sedecías, hijo de Asadías, hijo de Jelcías, en Babilonia,
2 el siete del mes del año quinto, fecha en que los caldeos conquistaron Jerusalén y la incendiaron.
3 Baruc leyó este documento en presencia del rey Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá, y de todo el pueblo que acudió a escuchar;
4 en presencia de las autoridades, príncipes reales y de todo el pueblo, pequeños y grandes, que vivían en Babilonia junto al río Sud.
5 Todos lloraron, ayunaron y suplicaron al Señor;
6 después hicieron una colecta, cada uno ofreció según sus posibilidades,
7 y enviaron el dinero a Jerusalén, al sumo sacerdote Joaquín, hijo de Jelcías, hijo de Salún, a los demás sacerdotes y a todo el pueblo que habitaba en Jerusalén.
8 Fue entonces, el diez de junio, cuando Baruc recobró para devolverlos a Judá los utensilios robados del templo; se trataba de objetos de plata encargados por Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá,
9 después de que Nabucodonosor, rey de Babilonia, deportó a Jeconías, a los jefes y autoridades, a príncipes y gente del pueblo de Jerusalén a Babilonia.
10 La carta decía así:
Les enviamos este dinero para que compren con él víctimas para los holocaustos y los sacrificios por el pecado, incienso, ofrendas, y las ofrezcan sobre el altar del Señor, nuestro Dios,
11 rezando por la salud de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y por su hijo Baltasar, para que vivan en la tierra cuanto dura el cielo sobre la tierra.
12 El Señor nos conceda fuerzas y nos ilumine para que podamos vivir a la sombra de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de su hijo Baltasar, sirviéndoles muchos años y gozando de su favor.
13 Recen también por nosotros al Señor, nuestro Dios, porque hemos pecado contra el Señor, nuestro Dios, y la cólera y el furor del Señor siguen pesando sobre nosotros.
14 Lean este documento que les enviamos y hagan su confesión en el templo el día de fiesta y en las fechas oportunas, diciendo así:
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Liturgia penitencial
Primera parte
Esd 9; Neh 9; Dn 9; Sal 50s

Confesamos que el Señor, nuestro Dios, es justo; nosotros, en cambio, estamos hoy muy avergonzados junto a los judíos y vecinos de Jerusalén,
16 a nuestros reyes y gobernantes, a nuestros sacerdotes y profetas y a nuestros padres;
17 porque pecamos contra el Señor no haciéndole caso,
18 desobedecimos al Señor, nuestro Dios, no siguiendo los mandatos que el Señor nos había dado.
19 Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy no hemos hecho caso al Señor, nuestro Dios, nos hemos negado a obedecerle.
20 Por eso nos persiguen ahora las desgracias y la maldición con que el Señor amenazó a Moisés, su siervo, cuando sacó a nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que mana leche y miel.
21 No obedecimos al Señor, nuestro Dios, que nos hablaba por medio de sus enviados, los profetas;
22 todos seguimos nuestros malos deseos sirviendo a dioses ajenos y haciendo lo que es malo a los ojos del Señor, nuestro Dios.
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Introducción a Baruc

BARUC

Autor y época. Baruc, hijo de Nerías, desempeña un papel importante en la vida y obra de Jeremías, como su secretario (Jr 32), portavoz (Jr 36), compañero (Jr 43) y destinatario de un oráculo personal (Jr 45). Esto ha movido a escritores tardíos a acogerse bajo su nombre, ilustre y poco gastado, y atribuirle escritos seudónimos. Entre esas obras seudónimos se cuenta la presente y la única que entró en nuestro canon como escritura inspirada por Dios. El original hebreo es desconocido; a nosotros nos ha llegado la versión griega.
El libro se compone de una introducción y tres secciones autónomas. No sabemos si las tres piezas son obra del mismo autor o de la misma época. Se pueden leer por separado. Como cambia el tema cambia también el estilo. Su calidad literaria es notable y creciente: la primera parte cede a la amplificación, la segunda y tercera combinan el sentimiento lírico y la retórica eficaz. Ciertamente el libro merece más atención de la que recibe.
Es imposible datar la fecha de composición de las tres partes del libro pero, por el análisis interno de las mismas, podrían situarse en un período que abarca desde el año 300 a.C. hasta el 70 d.C. Se conjetura razonablemente que es uno de los últimos libros del Antiguo Testamento.

Mensaje religioso. En el breve libro confluyen tres corrientes venerables: la litúrgica, la predicación del Deuteronomio traducida en términos sapienciales, y la profética. La comunidad judía, aunque repartida entre los que permanecen en el destierro y los que viven en Jerusalén, forman una unidad étnica y religiosa. Solidarios en la confesión de un pecado común y en el reconocimiento de una historia común, el pueblo disperso se siente uno, vivo y continuador hacia el futuro de unas promesas.
Jerusalén, con su templo y sus sacrificios es el centro de gravedad del pueblo judío. De momento, fuertes obstáculos cohíben esa fuerza; cuando Dios remueva los impedimentos, Jerusalén, con su poder de atracción, provocará la vuelta y la restauración definitiva. El reconocimiento del pecado común y la conversión a Dios pondrán al pueblo en el camino de las promesas mesiánicas.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Baruc 1,1-14Introducción. Con estos versículos se introduce el texto del mensaje que supuestamente redactó y leyó el mismo Baruc ante los desterrados a Babilonia. Hay que destacar, en primer lugar, el anticipo del impacto que produce el mensaje entre los desterrados (5-7), para que se invirtiera en holocaustos, víctimas expiatorias, incienso y ofrendas (10). El otro aspecto que se destaca es el fervor y la admiración que se siente por Nabucodonosor, cabeza del imperio opresor, lo cual contrasta fuertemente con Sal_137:8s, donde se desea con toda el alma un final desastroso para Babilonia y se declara feliz al que agarre sus chiquillos y los estrelle contra las rocas.
Es evidente, entonces, que o se trata de una pieza literaria tan tardía que la memoria del dolor y el sufrimiento propiciados por el imperio caldeo se ha perdido en el tiempo, lo cual es casi imposible, o bien se trata de un representante de alguna corriente abiertamente pro-caldea, pero que no ha perdido su identidad judía. De cualquier modo, lo importante es rescatar la intencionalidad del autor y de su mensaje que es readaptar la experiencia de la caída de Judá y la humillación del destierro a una situación probablemente semejante bajo la dominación seléucida o lágida. Esta readaptación busca reforzar la necesidad de reconocer las culpas y desvíos del pueblo como elementos que atraen castigos y desgracias.


Baruc 1,15-221:15-3:8 Liturgia penitencial.Puede dividirse en cuatro partes, 1,15-2,10 donde se resalta la confesión de los pecados de Israel; 2,11-18 que se centra más en la petición por la liberación; 2,19-35 y 3,1-8 que reclaman de Dios el cumplimiento de sus promesas.

1:15-22 Primera parte. Esta primera parte de la liturgia penitencial comienza con una confesión de los pecados. El reconocimiento de las culpas está determinado por otro reconocimiento primero y fundamental: Dios es justo (15); y esa justicia y bondad de Dios deja al descubierto el comportamiento desobediente e infiel que ha protagonizado el pueblo israelita desde que salió de Egipto. Así, esta confesión nace de lo profundo de un alma arrepentida, que ante la grandeza y justicia divinas se siente totalmente desnuda, despojada de aquello que el Señor esperaba del creyente, y que nos recuerda al primer hombre en el paraíso (Gén_3:10). Ahora, lo importante no es esconderse para ocultar la desnudez, sino reconociéndose desnudo asumir que, aun así, Dios está dispuesto a apostar por un proyecto de amor y de justicia en el que los protagonistas somos nosotros.