Baruc 5 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 32 versitos |
1 Jerusalén, despójate del vestido
de luto y aflicción
y vístete para siempre
las galas de la gloria que Dios te da,
2 envuélvete en el manto
de la justicia de Dios
y ponte en la cabeza la diadema
de la gloria del Eterno;
3 porque Dios mostrará tu esplendor
a cuantos viven bajo el cielo.
4 Dios te dará un nombre
para siempre:
Paz en la Justicia,
Gloria en la Piedad.
5 Ponte en pie, Jerusalén,
sube a la altura,
mira hacia oriente
y contempla a tus hijos,
reunidos de oriente y occidente
a la voz del Santo,
gozosos invocando a Dios.
6 A pie se marcharon,
conducidos por el enemigo,
pero Dios te los traerá con gloria
como llevados en carroza real.
7 Dios ha mandado aplanarse
a los montes elevados
y a las colinas perpetuas,
ha mandado llenarse a los barrancos
hasta nivelar el suelo,
para que Israel camine con seguridad
guiado por la gloria de Dios;
8 ha mandado a los bosques
y a los árboles aromáticos
hacer sombra a Israel.
9 Porque Dios guiará a Israel
con alegría a la luz de su gloria,
con su justicia y su misericordia.
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Introducción a Baruc

BARUC

Autor y época. Baruc, hijo de Nerías, desempeña un papel importante en la vida y obra de Jeremías, como su secretario (Jr 32), portavoz (Jr 36), compañero (Jr 43) y destinatario de un oráculo personal (Jr 45). Esto ha movido a escritores tardíos a acogerse bajo su nombre, ilustre y poco gastado, y atribuirle escritos seudónimos. Entre esas obras seudónimos se cuenta la presente y la única que entró en nuestro canon como escritura inspirada por Dios. El original hebreo es desconocido; a nosotros nos ha llegado la versión griega.
El libro se compone de una introducción y tres secciones autónomas. No sabemos si las tres piezas son obra del mismo autor o de la misma época. Se pueden leer por separado. Como cambia el tema cambia también el estilo. Su calidad literaria es notable y creciente: la primera parte cede a la amplificación, la segunda y tercera combinan el sentimiento lírico y la retórica eficaz. Ciertamente el libro merece más atención de la que recibe.
Es imposible datar la fecha de composición de las tres partes del libro pero, por el análisis interno de las mismas, podrían situarse en un período que abarca desde el año 300 a.C. hasta el 70 d.C. Se conjetura razonablemente que es uno de los últimos libros del Antiguo Testamento.

Mensaje religioso. En el breve libro confluyen tres corrientes venerables: la litúrgica, la predicación del Deuteronomio traducida en términos sapienciales, y la profética. La comunidad judía, aunque repartida entre los que permanecen en el destierro y los que viven en Jerusalén, forman una unidad étnica y religiosa. Solidarios en la confesión de un pecado común y en el reconocimiento de una historia común, el pueblo disperso se siente uno, vivo y continuador hacia el futuro de unas promesas.
Jerusalén, con su templo y sus sacrificios es el centro de gravedad del pueblo judío. De momento, fuertes obstáculos cohíben esa fuerza; cuando Dios remueva los impedimentos, Jerusalén, con su poder de atracción, provocará la vuelta y la restauración definitiva. El reconocimiento del pecado común y la conversión a Dios pondrán al pueblo en el camino de las promesas mesiánicas.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas